Inicio / Romántica / Esposada al Magnate / 03. Un Contrato Cambia Todo
03. Un Contrato Cambia Todo

El día después de aquella conversación con Chasse, apenas pude dormir. Mi mente no dejaba de dar vueltas a lo que estaba ocurriendo: yo, Harmony Phillips, asistente ejecutiva y defensora de una vida ordenada y predecible, estaba considerando participar en un plan absurdo que no tenía ni pies ni cabeza. Todo por un contrato que él prometía sería "temporal".

Entré en la oficina temprano esa mañana, decidida a poner límites. Si iba a aceptar algo más, debía quedarme tranquila sabiendo que mi reputación y mi vida personal no se verían comprometidas.

Cuando llegué, Chasse ya estaba en su oficina. La luz de su pantalla iluminaba su rostro mientras revisaba algunos documentos con una intensidad que me resultaba casi intimidante. Me armé de valor, toqué la puerta y, sin esperar respuesta, entré.

—Tenemos que hablar —anuncié, cruzándome de brazos frente a su escritorio. —Él levantó la mirada, y una leve sonrisa apareció en sus labios, como si ya supiera lo que iba a decir.

—Buenos días para ti también, Armonía. —Ignoré su tono sarcástico y aquel apodo y fui al grano.

—Si voy a seguir adelante con esto, necesito claridad. No más sorpresas, no más improvisaciones. Quiero un contrato que especifique exactamente qué estoy aceptando. —Chasse dejó el bolígrafo que sostenía y me miró fijamente, como si estuviera evaluando mis palabras.

—Sabía que dirías eso —respondió finalmente—. Y estoy de acuerdo.

—¿De acuerdo?

—Si. Tienes razón. Esto debe hacerse de manera profesional si vamos a seguir adelante. —Me quedé un momento en silencio, sorprendida por su disposición.

—Bien. Entonces quiero que quede claro que esto es un acuerdo estrictamente profesional. Nada de expectativas fuera de lo estipulado en el contrato. —Chasse asintió con seriedad.

—Perfecto. Te haré llegar el borrador esta tarde para que lo revises.

—Quiero revisar cada cláusula con un abogado antes de firmar.

—Por supuesto. —Me relajé un poco al escuchar su tono cooperativo, aunque seguía sintiendo que me estaba metiendo en aguas profundas.

—Eso es todo lo que tengo que decir —añadí, girándome hacia la puerta.

—Harmony —me detuvo su voz, profunda y casi... ¿suave?

—¿Qué?

—Gracias por considerarlo. Sé que te estoy pidiendo algo poco convencional.

—Eso se quedó corto. —Lo miré de reojo y salí de la oficina antes de que pudiera añadir algo más.

Esa misma tarde, como había prometido, Chasse me envió el borrador del contrato. Era un documento largo y detallado, pero también meticulosamente redactado. Cada cláusula parecía diseñada para proteger tanto su reputación como la mía. Sin embargo, había una sección que llamó mi atención.

Cláusula 6.4: El acuerdo debe mantenerse en estricta confidencialidad. Cualquier incumplimiento resultará en penalizaciones económicas y terminación inmediata del contrato.

Solté un suspiro pesado. Sabía que eso era más serio de lo que había querido admitir.

Decidí llamar a mi amiga y abogada de confianza, Lucy Carter, para que revisara el documento conmigo. Lucy era una persona práctica y directa, exactamente lo que necesitaba en ese momento.

Nos reunimos esa noche en mi apartamento. Lucy llegó con su computadora portátil y una expresión curiosa en el rostro.

—¿Así que ahora firmas contratos con tu jefe? Esto suena jugoso.

—No es lo que piensas. —Lucy levantó una ceja mientras abría el documento en su pantalla.

—Explícame qué está pasando, porque esto no parece un simple acuerdo laboral.

Le conté todo. Desde la reunión improvisada hasta la propuesta de Chasse. Mientras hablaba, ella permaneció en silencio, asintiendo de vez en cuando. Cuando terminó, se reclinó en el sofá y soltó un largo suspiro.

—¿Estás segura de que quieres hacer esto?

—No, pero siento que no tengo opción.

—Siempre tienes opción, Harmony. Solo quiero asegurarme de que entiendes las implicaciones.

—Por eso estás aquí —dije con una sonrisa débil.

Lucy pasó la siguiente hora revisando cada línea del contrato, haciendo anotaciones y sugerencias. Finalmente, cerró su laptop y me miró con seriedad.

—Está bien redactado. No veo ninguna laguna que pueda perjudicarte, pero eso no significa que sea una buena idea.

—Lo sé, Lucy. Solo... necesito salir de esto lo más rápido posible. —Ella me miró con compasión antes de asentir.

—De acuerdo. Si decides firmarlo, estoy aquí para lo que necesitas.

Dos días después, me encontré nuevamente en la oficina de Chasse, con el contrato revisado en mis manos. Él estaba sentado detrás de su escritorio, con su habitual expresión imperturbable.

—¿Lo revisaste? —preguntó mientras me ofrecía una taza de café.

—Si. Aquí algunas modificaciones con ayuda de mi abogada.

—Perfecto. Déjame verlo. —Le entregué el documento, y él lo leyó en silencio durante unos minutos. Su rostro no mostró ninguna reacción mientras pasaba de una página a otra. Finalmente, cerró el contrato y me miró.

—Acepto tus cambios.

—¿Así de fácil?

—No estoy aquí para complicarte la vida, Harmony. Quiero que esto funcione para ambos. —Me quedé un momento en silencio antes de asentir.

—Entonces, ¿qué sigue?

—Firmar. Y luego, actuar como si realmente estuvieras comprometida conmigo y nos amaramos con locura. —Su tono era tan casual que casi me hizo reír.

—No es tan simple como lo haces parecer, Chasse.

—Nada lo es, pero podemos hacerlo funcionar. —Tomé el bolígrafo que me ofrecía y, con una mezcla de nervios y determinación, firmé el contrato. En ese momento, sentí que cruzaba una línea de la que ya no había vuelta atrás.

•❃°•°✰°•°❃•

El sábado por la noche, la gala de beneficencia fue nuestro primer gran desafío como "prometidos". El evento fue deslumbrante, lleno de personas influyentes y reporteros curiosos. Mi vestido rojo, que Chasse había insistido en comprar, me hacía sentir como si estuviera en un cuento de hadas torcido.

Chasse, por supuesto, estaba impecable. Su presencia imponente parecía iluminar la habitación, y no pude evitar notar cómo las miradas de todos se dirigieron hacia él... o hacia nosotros.

—Relájate —me susurró mientras caminábamos hacia el centro del salón—. Todo va a salir bien.

—Eso es fácil para ti decirlo. Tú haces esto todo el tiempo.

—Y ahora tú también. —Me guiñó un ojo, lo que me hizo reprimir una sonrisa.

Durante las siguientes horas, Chasse demostró por qué era el CEO de una multinacional. Manejaba cada conversación con una mezcla de carisma y confianza que dejaba a todos encantados. Yo, por otro lado, me limité a seguir su ejemplo, sonriendo y asintiendo en los momentos adecuados.

Todo iba bien hasta que me encontré cara a cara con una mujer que parecía conocer demasiado bien a Chasse.

—Chasse, querido —dijo ella con una sonrisa radiante—. ¿Quién es esta encantadora mujer a tu lado?

—Ella es Harmony, mi prometida —respondió él sin vacilar. La mujer me estudió con una mirada afilada antes de extender su mano.

—Soy Samantha Lowell. Una vieja amiga de Chasse. —El énfasis en "vieja amiga" no pasó desapercibido.

—Un placer conocerte —dije, esforzándome por sonar educada.

—El placer es mío. —Samantha volvió a mirar a Chasse, ignorándome por completo—. No sabía que estabas comprometido. Es una sorpresa.

—La vida está llena de sorpresas, Samantha —respondió Chasse con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

La tensión entre ellos era palpable, y no podía evitar preguntarme qué historia compartían. Sin embargo, antes de que pudiera indagar más, Chasse me tomó de la mano y me alejó.

—¿Quién era ella? —pregunté en cuanto estuvimos fuera del alcance de los oídos indiscretos.

—Nadie importante.

—¿Seguro? Porque parecía bastante interesada en ti. —Él se detuvo y me miró directamente.

—Harmony, si quieres que esto funcione, necesitas confiar en mí.

— ¿Confiar en ti? —repetí, incrédula—. Esto es un contrato, Chasse. No se trata de confianza. —Él no respondió de inmediato, pero algo en su expresión cambió. Por un breve momento, vi algo más allá de su fachada perfecta.

—Tienes razón —dijo finalmente—. No es confianza. Es necesidad. —Su honestidad me tomó por sorpresa, pero antes de que pudiera responder, alguien más se acercó para felicitarlo.

Esa noche, mientras regresábamos al auto, no pude evitar sentir que acababa de adentrarme en un mundo mucho más complicado de lo que había imaginado.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo