Liam Flesher
—No —determiné claramente ya irritado con Christian, mi abogado y un amigo que estaba siendo demasiado cercano para mi gusto.
—No es una respuesta viable —respondió simplemente mientras se sentaba en una de las sillas frente a mí mientras miraba todo por encima de su hombro como si todo estuviera por debajo de él.
Ciertamente era una actitud que me molestaba.
—Si la es y ya te la dije.
Christian suspiró pesadamente y cruzó una de sus piernas por encima de la otra mientras me leía, otra jodida cosa que odiaba que hiciera, por eso me mantuve rígido en mi asiento y lo miré directo a los ojos dejando de lado cualquier lenguaje corporal que él pudiera observar para torcerlo en mi contra, siempre lo hacía.
—A ver, no vamos a dejar ir medio billón de dólares solo porque tú estes empeñado en no cumplir la cláusula, solo te quedan siete meses o todo ese dinero pasará a manos de tu primo el desmantelador y estoy seguro de que te restregará en tu cara que consiguió lo que tú no.
—¿Por qué él no necesita cumplir la cláusula y yo sí? —cuestioné con el ceño fruncido.
—Porque tu abuelo sabía que eras un mujeriego y alcohólico empedernido y necesitaba mantener tus riendas agarradas aun después de muerto, muy controlador de su parte si me lo preguntas —se encogió de hombros como si no tuviera importancia —pero el punto aquí es que necesitamos que tú te hagas con ese dinero, no es por presionarte ni nada, pero ¿sabes todo lo que podrías hacer con ese dinero? Demasiadas cosas, yo por mi parte me compraré una casa en la playa con mis honorarios.
—Ya tienes una —declaré notando el brillo de diversión en sus ojos.
—Sí, pero quiero una en el caribe, mirando hacia ese hermoso mar brillante de aguas cristalinas.
—No voy a casarme —declaré ya molesto —no me importa el dinero, puedo vivir lo suficientemente bien durante todos mis años de vida si me jubilo justo ahora.
—Sí lo harás, sé que piensas que una modelo de esas va a regar por todos lados su matrimonio y te va a incomodar con su zalamería, pero debo decirte que no pensé en una de ellas como tu futura esposa. Debes estar casado durante seis meses para reclamar el dinero y el testamento se anula en siete, lo que nos deja con un margen de error muy grande si no nos movemos rápido.
—No nos moveremos a ningún lado.
—A ver, Liam, perdiste doscientos millones de dólares por invertir en una jodida compañía que terminó siendo un fraude, tu dinero está ahora en algún lado valiendo menos que el lodo, sé que no soy tu puto contable, pero aun así hasta a ti te costará un buen tiempo recuperarte de esto. Así que será mejor que tomes una esposa y te dignes a cobrar todo ese dinero con el que podrás recomponerte, además no quiero tener que escuchar a tu primo hablar de cómo está invirtiendo el dinero que podía ser tuyo.
Suspiré profundamente y me dejé caer contra el espaldar de mi asiento. En ese momento la puerta se abrió sin que alguien solicitara permiso previo, pero ya estaba acostumbrado a las interrupciones de Liana mientras estaba reunido con cualquier persona.
Ella era mi mano derecha por decirlo así, escuchaba cosas que nadie debía escuchar, me veía en facetas que nadie más hacía y leía documentos confidenciales que nadie más veía además de Christian. Ciertamente que le pidiera tocar cada vez que entraba sería un chiste.
Cuando dejó una taza de café frente a mi escritorio levanté la vista para ver como Christian se la tragaba con los ojos. No dudaba de que la haya cortejado un par de veces, pero la mujer parecía tan renuente y seca que dudaba de que consiguiera algo de ella.
Pero estaba seguro de que lo seguiría intentando, aunque si me lo preguntaban no lo culpaba, la mujer era bonita a su forma. Tenía un aire de inocencia y dulzura que cualquier depredador querría mancillar. Sus cabello era castaño, con ondulaciones muy sutiles que sabía eran naturales y sus ojos eran de un bonito color whiskey que me habían observado con irritación muchas veces, sin embargo, siempre se mantenía callada.
Pero era evidente el fuego en ella, aun cuando no decía nada nunca.
—¿Algo más? —cuestionó con voz amortiguada y negué mientras la despachaba con mi mano.
Fue obvio que ambos miramos su andar enfocándonos en las curvas de su cuerpo moviéndose mientras salía de la oficina.
—Ella es la que se va a casar contigo —dijo en cuanto ella cerró la puerta tras de sí.
—Ajá —dije sin tomar en cuenta sus palabras.
—Sólo escúchame, Liam —pidió esta vez con un poco más de seriedad —sabemos que necesitas el dinero, y también sabemos que necesitas una esposa que no sea una super modelo. Podemos firmar un contrato de confidencialidad con ella y le explicamos la situación y le pagamos por ello, luego simplemente viven juntos por seis meses y luego se separan alegando problemas de concordancia marital, después de todo ella tiene nueve meses pululando a tu alrededor, lo que se verá como una historia de amor que creció durante esos meses y todos los testigos puestos en la cláusula del testamento testificaran que el amor entre ustedes se forjó, no que se forzó y listo, medio billón de dólares.
—¿Tiene nueve meses trabajando conmigo? —cuestioné incrédulo.
—¿Qué? ¿No te habías dado cuenta? —cuestionó con un tono de voz burlón —ha sido el único empleado capaz de soportarte por más de tres meses y ni siquiera te habías fijado en eso.
—Si me había fijado, solo que no creí que había pasado tanto tiempo ya, además ¿qué te hace creer que aceptará esto? Es descabellado para cualquiera.
—La cuestión es que tu bonita y sexy secretaria ha solicitado un préstamo en cinco bancos diferentes por una cantidad estúpida de dinero para poder costear la cirugía de su madre sin tener que hipotecar su casa, ambos sabemos que no les gestionaran tal cantidad y tendrá que sacrificar cosas que no quiere para salvar a su madre, entonces ahí entras tú ofreciéndole medio millón de dólares para que se case contigo por seis meses.
—¿Cómo sabes todo esto? —cuestioné con el ceño fruncido.
—Poque llevo meses planeando este golpe y aunque su madre no le había dicho nada a ella, ella estaba consciente de su problema de salud y la cirugía que necesitaba mucho antes de que la avecilla trabajara aquí.
—Me estas jodiendo —dije levantándome de mi lugar.
—Estaba en el hospital cuando ella fue en busca de su madre —él levantó las manos luciendo inofensivo —escuché una conversación aquí y allá mientras ella le decía que estaba en una entrevista de trabajo y que no pudo llegar antes.
Christofer sonrió mientras sobaba una de sus manos contra la otra.
—Luego fue fácil verificar si había enviado un currículo aquí y cuando lo encontré solo la llamé y le di el trabajo y perdóname, pero también le subí el sueldo, con razón tus empleados se iban tan rápido
—¿Sabes que te voy a despedir? —él se encogió de hombros luciendo claramente desinteresado.
—Me importa un comino, mi trabajo aquí es cuidar de tus intereses y eso fue lo que hice al contratarla a ella.
Liana ClintonHabían pasado seis días de haber pedido el contrato y los bancos simplemente no llamaban para confirmar o negarme el préstamo y eso solo me estaba poniendo muy nerviosa.Cada día que pasaba era un día más en el que mi madre corría riesgo de volver a desmayarse en algún lado de la casa. Y aunque estaba tomando medicamentos para mejorar, eso solo estaba retrasando lo inevitable.No quería que mi madre llegara a los extremos de necesitar un trasplante y si ni siquiera podía pagar esta cirugía un trasplante sería impensable. No quería perderla, no podía permitir que mi pequeña hermana se quedara sin madre, así como se había quedado sin padre.Y aunque claramente estaba muy distraída con todo lo concerniente a mi madre y el dinero que necesitaba pero que no tenía, era inevitable que no me fijara en los cambios que estaban dando a lugar en mis narices.Hacía unos dos días Christian Cleiman, el abogado y mejor amigo del señor Flesher, había estado en su oficina. Al salir me dij
Liana ClintonAun no podía asimilarlo del todo.Mi cabeza continuaba dándole vueltas a sus palabras mientras él me miraba atentamente, tal vez dándome tiempo a que mi cerebro procesara su petición, sus palabras, su oferta.—Entiendo que es algo complicado de asimilar —hizo una pausa al ver que mis labios se entreabrían, pero no salió nada de ellos —pero necesito alguien en quien confíe para esto y tú eres probablemente la persona en la que más confío después de Christian. Has sido mi secretaria durante nueve meses demostrando que eres de fiar y si aceptas esto realmente te beneficiará a ti.Continué en silencio mientras mi cabeza recreaba la cantidad de dinero una y otra vez. Medio millón de dólares era una suma increíblemente grande. Podría hacer tantas cosas con ese dinero y una de ellas era sacar a mamá de su miseria, devolverle la vida de alguna forma.—¿Qué conllevaría el casarnos? —pregunté al fin.Había costado recuperar mis palabras, pero agradecí que mi mente formulara una pr
Liam FlesherLa llamada de Christina me sacó de mi estado de concentración mientras analizaba mis próximos movimientos en una de mis empresas.Con el ceño fruncido tomé el teléfono y lo coloqué en altavoz para seguir repasando ciertas cosas mientras lo escuchaba hablar de cualquier cosa que necesitaba.—Resulta que le aprobaron uno de los préstamos a tu pequeña avecilla —casi por inercia mis movimientos se detuvieron y me concentración se enfocó en la voz de Christian y lo que estaba diciendo —eso nos deja en desventaja, ya que no te necesita para saldar sus deudas y por lo renuente que parece a contestarte supongo que esto es lo que esperaba, que otra puerta se abriera para no tener que elegirte.—Entonces no la voy a forzar a elegirme, Christian —contesté simplemente. Aunque aquella respuesta me dio un mal sabor de boca. Ya me había imaginado como sería vivir con la avecilla bajo un mismo techo.Me pregunté si su temperamento saldría a relucir o seguiría apagando el fuego que veía e
Liana ClintonMe habían rechazado todos los prestamos alegando que no tenía crédito suficiente para solicitar algo de esa magnitud. Y que, aunque pagara mis impuestos y mis servicios a tiempo, no era suficiente para aceptar darme un prestamos de aquella cifra.¿Lo peor? Los bancos llamaron simultáneamente pidiéndome que considerara la cantidad y que aceptara un prestamos de más bajo nivel. Pero uno de más bajo nivel solo me endeudaría sin sentido y no me serviría para completar el dinero que yo requería.Y aunque la solución estaba en mi mano, estaba demasiado renuente a aceptarlo.Siempre creí que cuando me casara lo haría por amor, siempre creí que lloraría por el hombre con el que me encontraría en el altar teniendo que utilizar maquillaje a prueba de lágrimas desbordantes.Pero ahora la primera vez que me casa sería por dinero y con un contrato de por medio para mantener la fachada de esposa perfecta y tener mis quejas en silencio.¿Tendría que soportar ver al señor Flesher liarse
Liana ClintonCuando estuvo listo el señor Flesher, se detuvo junto a mí y sonrió pausadamente al ver que me había arreglado el cabello amarrándolo en un moño suelto en la base de mi nuca, ya que peinarlo no era una opción en estos momentos.—Estás más presentable —atinó a decir y la verdad es que prefería cuando a penas se fijaba en mí.Ahora se siente incómodo estar en su punto de mira a cada nada.—Tiene una reunión en media hora, será mejor que se apure.Sin esperar su respuesta comencé a caminar hacia la puerta con su traje sucio en una bolsa, su mochila de deporte en la otra y mi bolsa colgando de mi hombro mientras malabareaba para no caerme. Él sin embargo iba con su teléfono móvil en mano, probablemente revisando los puntos a tratar en la cena de esta noche.Y no me quejaba, ciertamente este era mi trabajo. Hacerle la vida más fácil para que él pudiera enfocarse en las cosas importantes.Pero eso no quería decir que estaba contenta de recibir su lado grosero a cada nada.Una
Cuando el autobús se detuvo en la parada más ceca de casa tuve que caminar solo un par de cuadras hasta que la fachada de la bonita casa rosa estuvo a la vista. Mamá siempre soñó con tener una de esas casas de vecindario con valla blanca, jardín de flores delantero, un solo piso y colores pasteles decorando las paredes. Y papá se lo regaló, mucho antes de morir y aunque murió demasiado rápido, al menos disfrutaron este lugar durante muchos años. Recordar aquellas cosas hacían que mi pecho se apretujara, pero estaba agradecida con el tiempo que lo había tenido, no pude hacer más para salvarlo. Pero con mamá ahora era diferente. Ahora podía hacer mucho más para resolverlo. Esta vez podría hacer algo más que afrontar lo inevitable. Al entrar en casa Adri salió de su habitación en el pasillo y me sonrió levemente. Sus ojos estaban algo enrojecidos y sabía que debió haber estado llorando. Le di una suave sonrisa antes de caminar hacia la cocina en dónde escuchaba a mamá probablemente l
Liana ClintonDespertarme fue un martirio cuando fue difícil conciliar el sueño durante toda la noche.Fue poco lo que logré dormir y así como llegó la hora de dormir, así de rápido pasó.Fue difícil levantarme de cama y tomar una larga ducha para poder despertarme. Lo siguiente fue buscar la ropa adecuada para el día y termine eligiendo un traje de color crema oscuro y zapatos cerrados negros sin tacón.Peiné mi cabello suelto con sus ondas naturales bien pronunciadas y solo tuve que ponerme labial y moverme hacia la cocina con mi bolso ya en mano.Al entrar noté que mamá estaba despierta y Adri estaba junto a ella, ambas con pijamas mirando por la ventana.—¿Qué hacen despiertas tan temprano? —cuestioné sobresaltándolas a ambas.—Hay un auto afuera —explicó Adri —el chofer está afuera como si esperara a alguien de aquí.Con curiosidad me moví entre ambas encontrándome con el chofer de señor Flesher fuera de mi casa.—Es el chofer de mi jefe —expliqué llanamente mientras dejaba besos
Liam FlesherA penas habían pasado dos días desde que Liana firmó el contrato. Todo seguía casi igual entre nosotros, si ignorábamos que habíamos salido a cenar juntos sin ningún socio posible en la ecuación, lo que era claro que lo hacíamos por ocio y no por compromiso.No nos habíamos vuelto a besar, pero en internet vagaban las imágenes que se habían capturado en el video que se tomó en el gimnasio.Por supuesto sabía que estaban grabando, pero me importó muy poco hacerlo sabiendo que recorrerían toda la ciudad y el país en cuestión de días.Y aunque ningún reportero había llamado a mi puerta considerando que eso había sido un beso de amigos, sabía que después de esta noche todo el mundo estaría enterado de que Liana estaba conmigo.No me desagradaba la idea en lo absoluto, pero según lo que había visto la mujer solo tenía cuatro conjuntos laborales y nunca la había visto en ropa que fuera de trabajo. Por eso me estaba tomando la molestia de elegir varios vestuarios en una tienda e