Liam Flesher
La llamada de Christina me sacó de mi estado de concentración mientras analizaba mis próximos movimientos en una de mis empresas.
Con el ceño fruncido tomé el teléfono y lo coloqué en altavoz para seguir repasando ciertas cosas mientras lo escuchaba hablar de cualquier cosa que necesitaba.
—Resulta que le aprobaron uno de los préstamos a tu pequeña avecilla —casi por inercia mis movimientos se detuvieron y me concentración se enfocó en la voz de Christian y lo que estaba diciendo —eso nos deja en desventaja, ya que no te necesita para saldar sus deudas y por lo renuente que parece a contestarte supongo que esto es lo que esperaba, que otra puerta se abriera para no tener que elegirte.
—Entonces no la voy a forzar a elegirme, Christian —contesté simplemente. Aunque aquella respuesta me dio un mal sabor de boca. Ya me había imaginado como sería vivir con la avecilla bajo un mismo techo.
Me pregunté si su temperamento saldría a relucir o seguiría apagando el fuego que veía en sus ojos cada vez que le daba una orden brusca.
—Tú no, pero yo sí. He estado detrás de esto durante demasiado tiempo como para echarlo a perder ahora. Llamé al banco y le dije que, si le daba el préstamo, tu corporación retiraría los activos en el banco.
—Te voy a despedir —pero claramente no estaba molesto. Por alguna extraña razón me alegraba.
Pero me entendía a mí mismo. Tener una modelo tomándose fotos conmigo las veinticuatro horas del día no me beneficiaría a la hora de terminar nuestra relación. Porque claramente solo estaría con ella durante el tiempo estipulado.
Sin embargo, con Liana sería mucho más fácil finalizar las cosas. Era una mujer que gozaba no solo de mi absoluta confianza, sino que tenía bastante inteligencia y parecía del tipo de mujer que prefería ser invisible, aunque, después de lo que tenía planeado hoy sería muy difícil pasar inadvertida.
—Solo cuido lo que es tuyo, imbécil. También me aseguré de que los demás bancos le dieran la negativa sin más prórroga. Y sí, utilicé tu nombre para ellos, pero quería que todo fuera más efectivo. Ahora tienes a la avecilla en tus manos, solo no la dejes escapar siendo un imbécil arrogante, porque si decide hipotecar la casa ahí no podré hacer una m****a.
Y luego solo colgó el teléfono sin darme una oportunidad de replicar.
Habían pasado dos días ya desde que le conté a Liana lo que necesitaba que hiciera por mí. Y aunque ahora se tardaba más tiempo del necesario repasándome, entendía que se estaba pensando seriamente el aceptar.
Y eso me dejó ver lo inteligente que era, aunque ya lo tenía claro.
Liana estaba considerando todas las variables posibles para no encontrarse con sorpresas y de todas las personas a mi alrededor ella era la que probablemente más me conocía. Estaba suficientemente pegada a mí como para saber cuántas veces a la semana follaba con alguna modelo en el gimnasio de élite al que iba. También sabía cuántas veces me follaba a la de recursos humanos, creo que tenía un registro de las veces que venía a mi oficina y su hora y fecha.
Recuerdo que cuando la sorprendí anotándolo me dijo que sería más fácil localizar las grabaciones si ella llegaba a demandarme por acoso laboral.
En las grabaciones era evidente que la señorita iba de buena gana y sin que la llamaran. Y estaba seguro de que Liana testificaría a mi favor si se llegaba a dar el caso.
Aunque algunas otras veces la llegué a escuchar tacharme de abusador por empujarla hacia sus límites laborales. Pero las horas extras eran muy bien pagadas y sumándole a eso el que Christian le haya aumentado el sueldo, la señorita debería estar forrándose con un trabajo de secretaria.
Ahora tal vez comprendía por qué se había quedado tanto tiempo.
Una vez estuve listo para irme, recogí mis cosas y salí de la oficina para dirigirme hacia el ascensor.
Liana caminó detrás de mí con sus cosas encima y mi bolso con mis cosas del gimnasio.
Hoy teníamos una cena después de que entrenara y aunque siempre parecía agotada al final del día, hoy parecía ciertamente miserable. Sus ojos estaban rojos, su cabello luía despeinado y algo enmarañado y su ceño fruncido no estaba, siendo reemplazado por una actitud decadente que por alguna razón me estaba molestando.
Y ni siquiera podía creer lo que estaba a punto de hacer, pero lo hice.
—¿Se puede saber que te sucede? —cuestioné mientras el ascensor descendía hacia el estacionamiento.
—Nada importante —contestó, con su voz sonando una décima más ronca de lo que realmente era.
—Si tú lo dices.
Y decidí no presionar más, sabiendo que la causa de sus lágrimas de alguna forma u otra era yo, pero no había nada en mí que le importara que la pequeña llorara por haber truncado sus otros caminos. Después de todo le daría uno con más oportunidades y más dinero de por medio.
Al llegar al estacionamiento sonreí para mí mismo mientras me subía al auto en dónde mi chofer ya esperaba sabiendo la hora en la que salíamos.
—Será mejor que te peines e intentes no verte tan miserable, tenemos una cena luego de mi entrenamiento.
El ceño de la pequeña cosa se frunció y parpadeó lentamente mientras las llamas del infierno en sus ojos se avivaban. Definitivamente tenía fuego y yo parecía ser un buen incentivo para que se encendieran un poco más cada vez que hablaba.
Ella creía que era grosero sin intención, pero la verdad era esta, siempre me había gustado ver como luchaba consigo misma para no mandarme al infierno. Por eso las poas veces que se atrevió a hacerlo no me importaron en lo absoluto, pues yo mismo la había empujado.
Ella respiró profundamente y se recostó del asiento mientras miraba por la ventana evitando mirarme.
Y aunque nunca lo admitiría, me agradaba que fuera ella la que se casara conmigo, si le daré beneficios a alguien con mi imagen, mejor que sea a alguien que se lo ha ganado teniendo que soportar más que mi mal humor y mis folladas a media mañana en la oficina.
Liana ClintonMe habían rechazado todos los prestamos alegando que no tenía crédito suficiente para solicitar algo de esa magnitud. Y que, aunque pagara mis impuestos y mis servicios a tiempo, no era suficiente para aceptar darme un prestamos de aquella cifra.¿Lo peor? Los bancos llamaron simultáneamente pidiéndome que considerara la cantidad y que aceptara un prestamos de más bajo nivel. Pero uno de más bajo nivel solo me endeudaría sin sentido y no me serviría para completar el dinero que yo requería.Y aunque la solución estaba en mi mano, estaba demasiado renuente a aceptarlo.Siempre creí que cuando me casara lo haría por amor, siempre creí que lloraría por el hombre con el que me encontraría en el altar teniendo que utilizar maquillaje a prueba de lágrimas desbordantes.Pero ahora la primera vez que me casa sería por dinero y con un contrato de por medio para mantener la fachada de esposa perfecta y tener mis quejas en silencio.¿Tendría que soportar ver al señor Flesher liarse
Liana ClintonCuando estuvo listo el señor Flesher, se detuvo junto a mí y sonrió pausadamente al ver que me había arreglado el cabello amarrándolo en un moño suelto en la base de mi nuca, ya que peinarlo no era una opción en estos momentos.—Estás más presentable —atinó a decir y la verdad es que prefería cuando a penas se fijaba en mí.Ahora se siente incómodo estar en su punto de mira a cada nada.—Tiene una reunión en media hora, será mejor que se apure.Sin esperar su respuesta comencé a caminar hacia la puerta con su traje sucio en una bolsa, su mochila de deporte en la otra y mi bolsa colgando de mi hombro mientras malabareaba para no caerme. Él sin embargo iba con su teléfono móvil en mano, probablemente revisando los puntos a tratar en la cena de esta noche.Y no me quejaba, ciertamente este era mi trabajo. Hacerle la vida más fácil para que él pudiera enfocarse en las cosas importantes.Pero eso no quería decir que estaba contenta de recibir su lado grosero a cada nada.Una
Cuando el autobús se detuvo en la parada más ceca de casa tuve que caminar solo un par de cuadras hasta que la fachada de la bonita casa rosa estuvo a la vista. Mamá siempre soñó con tener una de esas casas de vecindario con valla blanca, jardín de flores delantero, un solo piso y colores pasteles decorando las paredes. Y papá se lo regaló, mucho antes de morir y aunque murió demasiado rápido, al menos disfrutaron este lugar durante muchos años. Recordar aquellas cosas hacían que mi pecho se apretujara, pero estaba agradecida con el tiempo que lo había tenido, no pude hacer más para salvarlo. Pero con mamá ahora era diferente. Ahora podía hacer mucho más para resolverlo. Esta vez podría hacer algo más que afrontar lo inevitable. Al entrar en casa Adri salió de su habitación en el pasillo y me sonrió levemente. Sus ojos estaban algo enrojecidos y sabía que debió haber estado llorando. Le di una suave sonrisa antes de caminar hacia la cocina en dónde escuchaba a mamá probablemente l
Liana ClintonDespertarme fue un martirio cuando fue difícil conciliar el sueño durante toda la noche.Fue poco lo que logré dormir y así como llegó la hora de dormir, así de rápido pasó.Fue difícil levantarme de cama y tomar una larga ducha para poder despertarme. Lo siguiente fue buscar la ropa adecuada para el día y termine eligiendo un traje de color crema oscuro y zapatos cerrados negros sin tacón.Peiné mi cabello suelto con sus ondas naturales bien pronunciadas y solo tuve que ponerme labial y moverme hacia la cocina con mi bolso ya en mano.Al entrar noté que mamá estaba despierta y Adri estaba junto a ella, ambas con pijamas mirando por la ventana.—¿Qué hacen despiertas tan temprano? —cuestioné sobresaltándolas a ambas.—Hay un auto afuera —explicó Adri —el chofer está afuera como si esperara a alguien de aquí.Con curiosidad me moví entre ambas encontrándome con el chofer de señor Flesher fuera de mi casa.—Es el chofer de mi jefe —expliqué llanamente mientras dejaba besos
Liam FlesherA penas habían pasado dos días desde que Liana firmó el contrato. Todo seguía casi igual entre nosotros, si ignorábamos que habíamos salido a cenar juntos sin ningún socio posible en la ecuación, lo que era claro que lo hacíamos por ocio y no por compromiso.No nos habíamos vuelto a besar, pero en internet vagaban las imágenes que se habían capturado en el video que se tomó en el gimnasio.Por supuesto sabía que estaban grabando, pero me importó muy poco hacerlo sabiendo que recorrerían toda la ciudad y el país en cuestión de días.Y aunque ningún reportero había llamado a mi puerta considerando que eso había sido un beso de amigos, sabía que después de esta noche todo el mundo estaría enterado de que Liana estaba conmigo.No me desagradaba la idea en lo absoluto, pero según lo que había visto la mujer solo tenía cuatro conjuntos laborales y nunca la había visto en ropa que fuera de trabajo. Por eso me estaba tomando la molestia de elegir varios vestuarios en una tienda e
Liana ClintonEran las tres de la tarde cuando llamaron a mi puerta. Adri estaba en su habitación mientras que mamá y yo estábamos en la sala tejiendo para que ella se entretuviera. Así que fui yo quien se levantó y fue a la puerta para ver quien era.Al abrirla me encontré con Michael, el chofer y tenía en sus manos muchas bolsas de alguna tienda de marca que no reconocía y una nota entre sus dedos. Me hice a un lado sin saber que más hacer y lo vi pasar para dejar las bolsas en la sala antes de volver a acercarse de nuevo a mí.—Buenas tardes, señorita. Lamento venir sin avisar, pero el señor solo me pidió recoger estas cosas hace un momento y traérselas, también le envió esta nota.Pasaré por ti en la noche, iremos a un club. Sé puntual. Sabía que no la había escrito él, pero las palabras sabía que provenían de él, pues era exactamente lo que él diría si tuviera que escribirla por sí mismo.Michael entró un par de veces más terminando de descargar las bolsas y Adri ya se encontrab
Eran las ocho con treinta cuando Liam pasó por mí. El auto que se detuvo frente a mi asa no era el que lo había visto usar para ir a la compañía. Este parecía ser un modelo más lujoso y sofisticado en color gris.Cuando se detuvo frente a mi puerta y tocó, ya mamá y Adri estaban frente a ella mientras yo retocaba el labial tras haberme cepillado los dientes.Adri había cumplido cada una de sus palabras y ahora mi piel brillaba no solo por la hidratación, sino también por el brillo que había colocado en mi piel junto con la crema corporal. Mi cabello estaba perfectamente lacio y mis ojos maquillados suavemente, mientras mis pies estaban sobre unos tacones no muy altos con tiras delgadas que se enredaban en toda mi pantorrilla y para rematar el asesino vestido que no me permitió colocarme ropa interior ya que se vería.No me sentía incómoda, lejos de eso me sentía demasiado bonita y sofisticada. Algo que realmente nunca había sentido.Al detenerme detrás de mamá y mi hermana las escuché
Liam FlesherLiana se veía increíblemente atractiva esta noche. Ella siempre fue bonita a mis ojos, pero era simplemente ese tipo de belleza que admirabas y preferías no mancillar.Ahora, ahora parecía la diosa de la sensualidad encarnada bailando en medio de la pista de baile moviendo sus caderas de un lado a otro de forma lenta acoplándose a la música que sonaba a través de los altavoces.Christian estaba junto a mí desde hacía veinte minutos, el mismo tiempo que Liana llevaba en la pista de baile tras haberse bebido tanto mi Whiskey como el de ella.Desde el cristal en el suelo la mantenía vigilada, no solo por como bailaba, sino también para evitar que cualquier imbécil se molestara en asediarla cuando ella claramente estaba feliz bailando sola.—¿Aun quieres casarte con ella? —cuestionó el idiota junto a mí viendo embelesado a Liana que parecía reír para sí misma mientras cantaba la canción de turno.—Ya le pagué medio millón de dólares.—¿Te los devuelvo? Podría casarme con ella