Zoé desayunaba tranquilamente, mirando un canal de televisión en donde presentaban un nuevo parque de atracciones. Le encantaría ir, pero no contaba con la facilidad de dejar un día libre y poder salir a divertirse.
Algo que no se reprochaba, se había acostumbrado a que fuera de esa forma. De todas formas, desde sus dieciséis comenzó a trabajar, estudiando hasta que sus responsabilidades la dejaron.Ahora un decepción no representaba tanto como en esos años. Al menos fue lo que siempre se repitió para no sentirse tan mal por tener una vida llena de todo menos sus sueños.Se metió una cucharada de cereal a la boca y suspiró, al tiempo la puerta de su habitación fue golpeada formándose una lluvia de voces cerca, solo que no lograba distinguir que decían.Se vio extrañada. ¿Quien podría ser? Ella no esperaba a nadie. No la conocía ninguno en realidad y el hotel donde se hospedó no era precisamente uno donde estuvieran pendientes de su comodidad.Se limpió la boca y abrió la puerta, en tanto cientos de flashes fueron directo a su rostro. La confusión duró unos cuantos segundos antes de que su reacción se hiciera ver.__ No sé a quién buscan, pero se equivocaron de puerta. - dijo amablemente a quienes estaban al frente.Ninguno pareció escucharla, ni de cerca le hicieron caso, concentrándose en sacar cada ángulo posible de la chica.__ De verdad, no quiero ser grosera, pero...__ Señorita, es mejor que venga con nosotros. - le dijo alguien conteniendo el montón de periodistas que por poco se iban sobre ella. Lo reconoció, era uno de los sujetos que trabajaban para su jefe.¿Que hacían allí? Bueno, no importaba, era necesario que saliera de ese lugar antes de que la aplastaran, por lo cual aceptó ser sacada de ese sitio a toda prisa. La subieron a un auto y ella no dijo nada, aunque tenía miles de preguntas que hacer.¿Que estaba pasando? No había explicación alguna en su mente para que los periodistas estuvieran interesados en ella. ¿Que tenía de especial? No se había ganado la lotería, ni tenía nada que la volviera famosa.Pero toda duda tomó aún mayor magnitud cuando un periódico fue lanzado sobre la mesa con demasiada fuerza. Sin poder evitarlo se sobresaltó al oír la madera ser golpeada.__ Me puede explicar ¿que demonios es eso? - Rafael expuso su molestia contra ella, culpándola de lo sucedido.__ No sé de qué habla. - alcanzó a decir Zoé.__ ¿Me va a decir que no sabe nada de eso señorita Johnson? - se rió sin nada de diversión en ello. - Por favor, si desde que la conozco lo único que ha hecho es una tontería o insolencia tras otra. Pero esto es pasar los límites.__ Señor. - el abogado asomó con un poco de cautela al ver el ambiente tenso que simuló algo espeso rodearlos.__ No sé de qué está hablando, señor. Si me explica lo que pasa lo entendería.__ ¡No se haga la ignorante! - soltó Rafael con el nudo de la corbata más apretado de lo normal.__ ¡No me grite! - alzó la voz la chica también. - Más respeto porque es la verdad. No comprendo nada porque no me lo explican.Rafael tiró del nudo para quitarlo con el enfado emanando de cada poro de su piel.__ Señor, si me dice cuál es el problema, podría ayudar. - intervino el abogado con su maletín al frente.__ A ver, hable. - instó Zoé esperando que al menos dijera lo que ocurría porque aún no tenía el contexto de todo.El dueño del casino se sentó en la silla atrás del escritorio y suspiró. Debía calmarse, con eso no estaba logrando mucho. Zoé pidió un vaso con agua, que le fue entregado por el sujeto que la había rescatado de toda esa gente, la cual ni sabía cómo habían dado con ella, ni siquiera Zoé recordaba cómo regresar la primera noche que se quedó ahí__ Explícame tú ¿porque ronda una noticia de que estoy casado con esta señorita? - el agua que Zoé estaba tomando salió disparada por su nariz y boca, llenando el escritorio, el periódico y hasta al mismo Rafael con las salpicaduras.¿Escuchó mal?Su jefe pasó la mano por su cara para limpiarse, mientras la chica tomó el periódico que tenía frente a ella.«Rafael Santamarina contrajo nupcias»No escuchó mal ¡Su nombre figuraba junto al de su jefe en aquel periódico!__ ¡Yo no estoy casada con este...! Con usted. - expuso con desagrado. - Ni siquiera me gusta, es un...¡Definitivamente no me casé con él!__ Sí lo hizo. - dijo el abogado y los dos afectados lo vieron con incredulidad. - Ambos firmaron el acta que les traje y que usted me envió a avisar a quienes correspondían.Los ojos de su jefe se volvieron a él con claro enojo. No se trataba de algo simple ¡Lo había casado!__ Pero ¿que hiciste? - gritó incorporándose de inmediato. - ¿Que demonios estabas pensando? ¿Como se te ocurre hacer semejante estupidez? ¿Acaso no oíste que te dije que me rehusaba a casarme? ¡Menos con ella!__ A mí tampoco me hace gracia esto. - se puso de pie dejando caer el periódico en la mesa. - Pero usted envió a su abogado a casarnos, así que usted nos saca de este embrollo.__ Más respeto que soy su jefe. - elevó su tono de voz.__ No, aún no lo es. Tengo dos minutos para gritarle lo que es para mí, un despota, gritón, malhumorado y un hijo de...me pondré un alto yo sola. O me voy a desahogar completamente. - curvó la sonrisa más cínica que pudo dar.Rafael no podía creer la forma en la cual le estaban hablando.__ Con permiso. Debo trabajar y ya que estoy en pijama, supongo que tendré que hacerlo así. - por más vergüenza que tuviera de estar en shorts con pandas y una camiseta over size no iba a viajar hasta su cuarto, donde seguramente estaban los periodistas aún.__ Esto nos concierne a los dos. - le recordó Rafael.__ Pero yo tengo un trabajo. Usted es el jefe y quien nos casó por...no sé porqué, pero yo estaba soltera y ahora usted me vuelve a ese estado.Se guardó el insulto hacia a él, por más que las respuestas estuvieran en la punta de la lengua de su jefe, este no quiso hacer más grande el problema, además que era culpa de su abogado y con él iba a desquitarse también.¿Cómo iba a decirle a su padre que estaba casada? se cuestionó Zoé, pero sobre todo ¿porqué se preguntaba cosas tan ridículas? Estaba claro que su jefe iba a resolverlo. A él tampoco le gustaba la idea de casarse con alguien que para nada era de su nivel, por lo tanto, solo era cuestión de esperar. Algo totalmente equivocado porque para Rafael las cosas iban muy distintas.__ ¿Como que no se puede anular el matrimonio? - rugió.__ No, o sea sí. Se puede, pero requiere un proceso que...__ ¿Se puede o no?__ Sí, señor. Solo tiene que firmar un...__ Entonces, hazlo. Ya de por sí esto es un problema, no lo quiero extender. - masculló viéndose enfadado por el suceso. No deseaba que por ningún motivo eso llegara a oídos de su hija o se hiciera más grande de lo que ya era. Soltó un bufido de solo pensar en quien era la chica a quien lo ligaban en esos momentos. Insoportable con su habladera a cada segundo, preguntona, una irrespetuosa y...¿Que le importaba a él como era Zoé? Ni siqui
¿Como se pudo haber equivocado? No contenta con las decisiones poco coherentes que había tomado esos días ¡le había dañado el auto a su jefe! ¿Que más podía pasarle? se hizo la pregunta una y otra vez, pero le tuvo miedo a la respuesta porque lo hizo una vez y terminó con la cerradura de la puerta de su apartamento cambiada. __ ¿Y bien? __ Verá, es algo realmente...__ No me diga. Se equivocó de nuevo. Creyó que era alguien más y...__ Sí sucedió así. - se excusó. - Aunque no me lo crea.__ Claro que no le creo. Usted hace cada cosa que no me sorprende nada, pero...va a pagar por esto. __ Tómelo de mi indemnización por casarme con usted. - declaró por nervios. No dijo eso, trató de convencerse que no lo había dicho, pero la O formada en los labios de la niña reflejó que en efecto, su lengua la metió en problemas de nuevo..__ ¿Que dij...__ ¡Es ella! ¡Papá, ella es mi...__ No, cariño. Esta lo...ella no es nada más que mi empleada. - le explicó Rafael. - ¿Cierto, señorita?Zoé mo
__ Ya está. - dijo Rafael con la boca seca, su garganta le pidió beber algo, pero no un líquido para refrescarlo, sino de los labios humedecidos y...Se alejó de ella de inmediato. ¿Que le pasaba? Esa mujer era insoportable ¿como podía querer...__ El cierre no sirve ya, y no creo que hayan más chalecos que le queden más o menos a su talla. - aclaró su voz. - Enviaré a confeccionar unos cuantos junto a otras cosas que necesito, pero puede tardar al menos una semana en que mi pedido este listo. __ Está bien, señor. Esperaré los chalecos. - afirmó ella sin más alternativa.__ Pero no la traje aquí para eso, sino para que firme esto. - recobró el sentido, tomando el documento que tenía sobre el escritorio. - Es un acuerdo donde usted acepta que no pedirá ninguna indemnización por habernos casado accidentalmente.__ Nunca se me pasó siquiera por la mente. - alegó Zoé sintiéndose ofendida por insultarla de esa forma. - Deme un bolígrafo.__ ¿No va a leer las condiciones? - la cuestionó a
Rafael estaba absorto en los papeles que revisaba, debía tener las cuentas al día. Algo que últimamente se le estaba dificultando y no sabía por qué, no había un motivo en específico simplemente perdía la cabeza de un momento a otro, yéndose en dirección de un tema que quería olvidar.Porque el abogado prometió sacarlo de ese embrollo y hasta el momento no le había dado resultados buenos. Se frotó la cara con las manos y soltó los documentos, en verdad necesitaba relajarse. Se puso de pie asomándose a la ventana y ahí pudo vislumbrar el causante de todos sus males, en este caso, la causante de sus males.Pellizcó el puente de su nariz ¿Como podía recordar a que olía? ¿Que lo llevaba a sentir su toque de nuevo? ¿Como carajos estaba recordando lo que había sentido en el momento en que la tocó? Porque esa sensación regresaba cada vez que la veía. Definitivamente tenía que alejarse de ella lo más que pudiera. Enviarla a la conchinchina si era necesario, pero había un problema. Algo lo
__ ¿Lo hiciste? - preguntó Gerard cuando Zoé se dió la vuelta para salir rumbo a su trabajo. - ¿Lo convenciste? __ Otra vez tú. - blanqueó los ojos. - Lo intenté, no se dió y no pienso insistir en eso. Continuó su camino, pero su hermano la siguió __ Te doy mil dólares más. - ofreció y Zoé frenó sus pasos. - Once mil dólares si llevas a tu jefe a la cena de hoy en mi casa. __ Ni siquiera conozco tu casa, no seas idiota. - reprochó. - Además vengo muy cansada del trabajo, tengo que enviarle el dinero a mamá de las medicinas de papá, no tengo tiempo.__ ¡Zoé, por Dios! ¿cuánto le enviarás? ¿quinientos? hagamos algo. - sacó la billetera de su bolsillo. - Te doy mil ahorita, lo envías a mamá. - tomó su mano para poner los billetes en la palma de la chica. - ¿Como crees que se sentirá? Va a estar feliz, no le hagas esto. Zoé no era tonta, notó la manipulación en su hermano. Como sabía que al plasmar una imagen así sería un buen punto para presionarla. __ Está bien. - dijo, dandose la
Zoé no tenía explicación que dar, más bien también pedía una, porque ella no tenía la intención de golpear a nadie cuando se despertó esa mañana, pero tampoco era de las que aplicaban lo de poner la otra mejilla. Fue la desconocida quien dio el primer golpe, sin razón alguna, así que ella le hizo probar el dolor triplicado. __ ¿Alguna va a hablar? - volvió a preguntar Rafael al ver que ninguna se dignó a responder su pregunta.__ Yo necesito una explicación aquí. - se alteró Greta. - Esperé por días el compromiso que ya habías aceptado, planeé la boda como una estúpida presumiendo que eras mi...__ Envié un correo a tu padre, no lo acepté, dije que lo pensaría. - esclareció Rafael mirando a Zoé, la cual aún tenía la mano en la mejilla. - Además eso no te da derecho para venir a golpear a mis...__ ¿La estás defendiendo? - cuestionó más enojada que cuando llegó. - Ella es tu empleada ¡Y la hiciste tú esposa! __ ¡Un momento! - exclamó Zoé.__ Esto no es contigo. __ Pues parece que s
Rafael saludó a los clientes más habituales con un movimiento de cabeza, y a los nuevos con un apretón de manos. Aquellos que conocía sabían que era su manera de ser. Muy expresivo no era, por lo que en cuanto se aburrió de otra noche igual subió al segundo nivel donde vio que en unos minutos darían las nueve. La tormenta no se veía con intención de detenerse. Hacia algo de frío, hasta para él que le gustaba el clima así, prefirió ponerse un gabán que lo mantuviera abrigado. Vio a las chicas moverse por el lugar, a los meseros atender a sus clientes y cada uno saber sus tareas a las que no faltar. Evitaba a toda costa el licor, aún cuando se lo invitaban los clientes nuevos para quedar bien con él. Lo rechazaba porque una vez dependió de él y por más que pasaron los años, creyó que si lo probaba una vez caería de nuevo de esos momentos que tanto se esforzó en salir. __ No soy de apostar, pierde o gane, se me fue el interés. - dijo Theo O'kelly llegando a su sitio con unas fichas
Zoé no tenía ni idea de por qué estaba recibiendo tantas visitas últimamente, pero no se negó a recibir los arreglos florales, además que no tenía opción. Simplemente los colocaban en alguna mesita y se disculpaban con ella sin saber la razón del por qué lo hacían. Miró una vez más a la puerta y ahí estaba uno más de sus compañeros de trabajo . Quizá no era una buena forma de reaccionar, pero nunca había recibido tanta atención.Terminó por asustarse. __ Puede salir hoy. - le respondió el médico cuando ella lo preguntó. - Solo encárguese de tomar los medicamentos y todo lo que receté. De otra manera, sus defensas seguirán bajas y no será muy grato para usted volver a este lugar. A menos que ame los hospitales.Ella arrugó la cara y el médico se rió divertido al verla hacerlo. La chica solo movió la cabeza en señal de afirmación, pero dentro suyo aún había la duda de cómo haría para comprar lo que él médico dijo. No bastando el tener que costear el tratamiento de su padre que sufría