__ Ya está. - dijo Rafael con la boca seca, su garganta le pidió beber algo, pero no un líquido para refrescarlo, sino de los labios humedecidos y...Se alejó de ella de inmediato. ¿Que le pasaba? Esa mujer era insoportable ¿como podía querer...__ El cierre no sirve ya, y no creo que hayan más chalecos que le queden más o menos a su talla. - aclaró su voz. - Enviaré a confeccionar unos cuantos junto a otras cosas que necesito, pero puede tardar al menos una semana en que mi pedido este listo. __ Está bien, señor. Esperaré los chalecos. - afirmó ella sin más alternativa.__ Pero no la traje aquí para eso, sino para que firme esto. - recobró el sentido, tomando el documento que tenía sobre el escritorio. - Es un acuerdo donde usted acepta que no pedirá ninguna indemnización por habernos casado accidentalmente.__ Nunca se me pasó siquiera por la mente. - alegó Zoé sintiéndose ofendida por insultarla de esa forma. - Deme un bolígrafo.__ ¿No va a leer las condiciones? - la cuestionó a
Rafael estaba absorto en los papeles que revisaba, debía tener las cuentas al día. Algo que últimamente se le estaba dificultando y no sabía por qué, no había un motivo en específico simplemente perdía la cabeza de un momento a otro, yéndose en dirección de un tema que quería olvidar.Porque el abogado prometió sacarlo de ese embrollo y hasta el momento no le había dado resultados buenos. Se frotó la cara con las manos y soltó los documentos, en verdad necesitaba relajarse. Se puso de pie asomándose a la ventana y ahí pudo vislumbrar el causante de todos sus males, en este caso, la causante de sus males.Pellizcó el puente de su nariz ¿Como podía recordar a que olía? ¿Que lo llevaba a sentir su toque de nuevo? ¿Como carajos estaba recordando lo que había sentido en el momento en que la tocó? Porque esa sensación regresaba cada vez que la veía. Definitivamente tenía que alejarse de ella lo más que pudiera. Enviarla a la conchinchina si era necesario, pero había un problema. Algo lo
__ ¿Lo hiciste? - preguntó Gerard cuando Zoé se dió la vuelta para salir rumbo a su trabajo. - ¿Lo convenciste? __ Otra vez tú. - blanqueó los ojos. - Lo intenté, no se dió y no pienso insistir en eso. Continuó su camino, pero su hermano la siguió __ Te doy mil dólares más. - ofreció y Zoé frenó sus pasos. - Once mil dólares si llevas a tu jefe a la cena de hoy en mi casa. __ Ni siquiera conozco tu casa, no seas idiota. - reprochó. - Además vengo muy cansada del trabajo, tengo que enviarle el dinero a mamá de las medicinas de papá, no tengo tiempo.__ ¡Zoé, por Dios! ¿cuánto le enviarás? ¿quinientos? hagamos algo. - sacó la billetera de su bolsillo. - Te doy mil ahorita, lo envías a mamá. - tomó su mano para poner los billetes en la palma de la chica. - ¿Como crees que se sentirá? Va a estar feliz, no le hagas esto. Zoé no era tonta, notó la manipulación en su hermano. Como sabía que al plasmar una imagen así sería un buen punto para presionarla. __ Está bien. - dijo, dandose la
Zoé no tenía explicación que dar, más bien también pedía una, porque ella no tenía la intención de golpear a nadie cuando se despertó esa mañana, pero tampoco era de las que aplicaban lo de poner la otra mejilla. Fue la desconocida quien dio el primer golpe, sin razón alguna, así que ella le hizo probar el dolor triplicado. __ ¿Alguna va a hablar? - volvió a preguntar Rafael al ver que ninguna se dignó a responder su pregunta.__ Yo necesito una explicación aquí. - se alteró Greta. - Esperé por días el compromiso que ya habías aceptado, planeé la boda como una estúpida presumiendo que eras mi...__ Envié un correo a tu padre, no lo acepté, dije que lo pensaría. - esclareció Rafael mirando a Zoé, la cual aún tenía la mano en la mejilla. - Además eso no te da derecho para venir a golpear a mis...__ ¿La estás defendiendo? - cuestionó más enojada que cuando llegó. - Ella es tu empleada ¡Y la hiciste tú esposa! __ ¡Un momento! - exclamó Zoé.__ Esto no es contigo. __ Pues parece que s
Rafael saludó a los clientes más habituales con un movimiento de cabeza, y a los nuevos con un apretón de manos. Aquellos que conocía sabían que era su manera de ser. Muy expresivo no era, por lo que en cuanto se aburrió de otra noche igual subió al segundo nivel donde vio que en unos minutos darían las nueve. La tormenta no se veía con intención de detenerse. Hacia algo de frío, hasta para él que le gustaba el clima así, prefirió ponerse un gabán que lo mantuviera abrigado. Vio a las chicas moverse por el lugar, a los meseros atender a sus clientes y cada uno saber sus tareas a las que no faltar. Evitaba a toda costa el licor, aún cuando se lo invitaban los clientes nuevos para quedar bien con él. Lo rechazaba porque una vez dependió de él y por más que pasaron los años, creyó que si lo probaba una vez caería de nuevo de esos momentos que tanto se esforzó en salir. __ No soy de apostar, pierde o gane, se me fue el interés. - dijo Theo O'kelly llegando a su sitio con unas fichas
Zoé no tenía ni idea de por qué estaba recibiendo tantas visitas últimamente, pero no se negó a recibir los arreglos florales, además que no tenía opción. Simplemente los colocaban en alguna mesita y se disculpaban con ella sin saber la razón del por qué lo hacían. Miró una vez más a la puerta y ahí estaba uno más de sus compañeros de trabajo . Quizá no era una buena forma de reaccionar, pero nunca había recibido tanta atención.Terminó por asustarse. __ Puede salir hoy. - le respondió el médico cuando ella lo preguntó. - Solo encárguese de tomar los medicamentos y todo lo que receté. De otra manera, sus defensas seguirán bajas y no será muy grato para usted volver a este lugar. A menos que ame los hospitales.Ella arrugó la cara y el médico se rió divertido al verla hacerlo. La chica solo movió la cabeza en señal de afirmación, pero dentro suyo aún había la duda de cómo haría para comprar lo que él médico dijo. No bastando el tener que costear el tratamiento de su padre que sufría
__ No es lo que quise decir. - se retractó Zoé. - Sé cuánto le molesta el tema, solo se me ocurrió decirlo, pero no fue para incomodar. Lo lamento. Rafael cayó en cuenta que era cierto. Recordó la razón del porqué esa palabra estaba prohibida en su vocabulario y se aclaró la voz. __ Si lo molesté con...__ No importa, déjelo así. - vocalizó yendo a la salida. - Descanse, señorita Johnson. Su espalda fue lo último que vio, antes de que la puerta se cerrara, Zoé tuvo el impulso de disculparse de nuevo, pero ¿porque lo haría? Solo fue un comentario que salió de la nada. Tampoco lo hizo con malicia, ni que con eso le hubiera dicho que quería tres hijos, un perro y dos gatos como su familia. Tampoco que iba a gustarle despertar con él pegado a su...¡Por Dios! ¿como se imaginaba eso? Jamás estaría en un matrimonio real con ese hombre. A ella le gustaba alguien divertido, que sonriera todo el tiempo y que guerra detallista. No un hombre de casi dos metros, con cara de haber recibido mal
El pecho de Zoé retumbó de una forma tan anormal que la terminó por asustar. Se aferró a ese cuerpo tan fuerte y cálido que no deseó separarse de él jamás. Escuchó pasos alejándose y se hundió entre los brazos que la sostuvieron, mientras el armonioso sonido que tenía en la oreja, siguió dándole esa paz que tanto buscó. Sintió unos labios presionandose sobre su cabeza y aunque la sorpresa para ella fue mucha, lo fue aún más para Rafael, el cual no supo que hacer al darse cuenta de lo que ocurrió. Lo hizo por metro instinto, al menos se trató de convencer de eso, era necesario que lo hiciera. __ Te voy a cargar ¿está bien? - le dijo en un susurro que ella correspondió con un asentimiento de cabeza, dándole a Rafael el permiso de tocarla.Este no esperó más, poniéndose de pie para llevarla a un lugar donde no viera el desastre que tenían en la sala.Escuchó la puerta de su dormitorio se abierta y no entendió porqué confió en su jefe si apenas lo conocía desde unas semanas antes.Pero