¡La estaba besando! Claro que lo hacía y Zoé no colaboró en nada para separarlo, estaba perdido en el movimiento posesivo de los labios que se adueñaron de su voluntad tanto como de su boca. No había una sola señal de querer quitarlo, y se culpó gritando que lo hiciera, pero sus manos solo acariciaron el cabello de su jefe, quien la elevó con una sola mano, mientras con la otra sostuvo su cabeza para seguir besándola. Era la primera vez que besaba a alguien luego de...La soltó de forma inmediata al recordado su coherencia. Su pecho se movió con rapidez y sus ojos se crisparon con una culpa que Zoé creyó era para él, pero este con sumo cuidado la dejó de nuevo en el suelo. __ Te juro que no sé...Lo siento, Zoé. No quise incomodarte con...- frotó la mano en su barbilla. - Debo irme. __ La puerta está ahí. - dijo la chica sin ninguna preocupación o prisa. Rafael quiso preguntar porqué no estaba alarmada o gritándole como solía hacerle. Pero aún no entendía que para Zoé las cosas er
Zoé sonrió emocionada al ver los caballos, pues con su boleto en la mano, que pagó Carl al menos podía disfrutar de ese momento en el hipódromo. Gritó llena de emoción y no le importó verse como camionero, solo quiso ser feliz. Se lo merecía, nadie más que ella merecía ser feliz. Vio la fila de caballos y el suyo tomó la delantera, sacando toda la alegría que para uno de los espectadores representó la confusión de no desear dejar de verla. Se inclinó, pidiendo que llegara, pero al final otro le ganó por una minúscula parte. La decepción la hizo hacer una mueca que hizo reír a Rafael, mientras bajó la mirada. Carl se decía experto en caballos, pero en realidad, nunca le atinó a ninguno. Solo quienes asistieron con él a lugares así lo sabían, pero con las mujeres era el método que más le funcionó. __ Por aquí, papi. - le dijo Sammy tirando de su brazo para hacerlo caminar. - Soy la única que no tenía a su papá con ella, y tengo dos. Rafael se rió. Su hija siempre le discutía por t
Ella estaba ahí, a dos centímetros de sus labios, olía extremadamente dulce, sabía que ese era el sabor de sus labios, pues desde que los probó no había podido dejar de pensar en hacerlo de nuevo. Deseó con todas sus fuerzas poder contenerse, pero no pudo hacer nada cuando ella se acercó y posó sus labios sobre los suyos, con esa suavidad que le hizo perder la cabeza. Su corazón tuvo un palpito salvaje que oyó retumbando contra su caja torácica. Rafael podía engañar a otros , pero no a él mismo cuando eso sucedía. Movió sus labios sobre los de Zoé, siendo ella quien solo disfrutó de ese tacto único que un hombre que siendo un completo amargado con todo el mundo, en ese momento le hizo conocer la delicadeza que podía tener. En tanto este sintió que el mismo aire se volvió como una gelatina en la cual no pudo nadar. Los ojos de la chica se abrieron cuando al fin se separaron y ese destello lo sumió una vez más. ¿Como podía existir algo tan hermoso? La pregunta la quiso hacer a la cau
Zoé no pudo dormir toda la noche, pasando en una lucha con el sueño que la dejó fuera de batalla apenas dos horas después de la medianoche. Por ello en la mañana, camino a su trabajo solo pudo pensar en la forma en que todo había pasado, otras veces más. No planeó besar a su jefe. Menos que este lo hiciera de la forma en que lo hizo. ¿Tenía cara verlo a los ojos? En realidad no lo sabía, pero cuando entró al casino, solo pudo ver que había un vacante para el que dos sujetos se postulaban. ¿Quien había renunciado? se preguntó, pero lo supo sin preguntar.__ Santos, tuvo un accidente. Quedó incapacitado por al menos dos semanas. - dijo Vivian cuando la encontró cerca de los casilleros donde encontró sus cosas. - Al jefe no se le hizo difícil poner un anuncio para su reemplazo. Tienes suerte, que tu jefe sea tu esposo te convierte en la excepción a todo. __ Ya te dije como sucedió todo. - se excusó ella. - De seguro en estos días ya todo se resuelve, no es como que vamos a estar casa
Zoé se sintió tan avergonzada de la imagen que dió que no pudo evitar tartamudear al saludar a sus padres, quiénes aún no podían asimilar que vieron a su hija siendo...__ Papá, mamá. ¿Porqué no me avisaron que venían? - preguntó cuando ya podía decir palabras correctamente. - Yo creí que tú...__ Me sentí un poco mejor y quise venir a visitarte. - le dijo el hombre que acribilló a Rafael con una mirada reprobatoria. - Sería una sorpresa en tu trabajo, pero la sorpresa nos la llevamos nosotros.__ Papá, no sabes cuánto me...__ Buenas tardes, señor. Sé que no es la forma de presentarse, pero no puedo retroceder el tiempo, así que afronto esto como mi culpa, ya que claramente lo es. - dijo disculparse con el hombre que no sabía cómo responder a eso. - Puede llamarme Rafael.__ ¿Y usted es...__ ¡Mi jefe! - dijo Zoé en su defensa. Pero al ver la cara de desconcierto de su madre supo que eso había sido peor. - Digo, sí es mi jefe. Pero uno con...¿No quieren comer algo? Rafael estuvo a p
__ No tuviste la boda que soñabas. - le dijo su padre a Zoé. - De ser así, hubiera sabido que...__ Papá, sé que esto fue muy inesperado, te confieso que para mí también, pero...__ ¿Inesperado? Te casaste con el prometido de la hija de...__ Supongo que tener fracturas en el cráneo puede ser perjudicial. - intervino Rafael. - O tal vez el perder negociaciones con las que ya se había hecho planes. La burla puso peor a Gerard, pues no les gustó nada que lo vieran como si fuera él, el perdedor de la familia. Cuando claramente se notó su realce entre los cuatro, desde su punto de vista.__ ¿Te casaste con tu jefe? - preguntó Silvana a su hija. __ No es como se lo imaginan. - quiso explicar. - Sí es mi jefe...__ ¿Hace cuánto te casaste? - preguntó su padre para ver qué tanto no sabía de ella. - ¿Hace cuánto se conocen? No tenía ni idea de como decir que apenas sabía que su apellido era Santamarina y solo porque lo vió en el periódico, sino ni en cuenta. Gerard se veía muy divertido,
Zoé no pudo articular ninguna palabra, pero su rostro ardió de la vergüenza. Se levantó con rapidez de ese lugar, pues recordó haberse quedado dormida sobre el mueble, no sobre su jefe, como era el caso. __ Lamento eos. Creo que me caí. - se rió apenada. El cuerpo de su jefe era un distractor muy grande para ella. - No crea que lo estaba manoseando. No soy así de...No cara que soy una degenerada que se la pasa...__ Si no quieres que te silencie a mi manera, es mejor que selles los labios, Zoé. - le dijo Rafael colocándose sobre sus codos para alcanzar la camisa.La chica recordó como era que él decía que le gustaban callarla, la forma que le gustaba también a ella y ya no supo si quedarse callada para no subirle tensión a sus momentos a solas a darle motivos a su jefe para hacerlo. En verdad se sintió confundida y que Rafael estuviera tan tranquilo, como si no le importara que Zoé lo viera desnudo, no ayudó en nada. Para él desayuno tuvieron que sentarse a la par del otro para co
Rafael tenía el pulso acelerado, tenía motivos para estar así, pero el orgullo que poseía no le permitió dejar salir lo que en realidad pensó. Le dió la opción que tanto Zoé deseó, pidió y se enojó con él por tener. Miró el documento y esa punzada llegó una vez más, lo odiaba y tan solo era una papel. __ ¿Va a firmar, señorita Johnson? - instó con la voz raposa y el lápiz entres sus dedos en dirección de la chica que apenas supo que podía moverse. Llenar sus pulmones de oxígeno le resultó como si fuera gas lo que aspiró, pues cuando tomó el plumón ese roce de dedos fue suficiente para verse afectada con las misma emociones que su jefe emanó.La habitación se llenó de esa sensación abrumadora que para ambos fue tal cual una red que los atrapó. __ Firme el acuerdo. Tengo mucho que hacer. - dijo Rafael una vez más, no queriendo ver que lo hiciera, pero cuando la punta del bolígrafo se deslizó sobre la hoja, este sin quererlo apretó los dedos alrededor del resaltador con mayor fuerza