Los meses no tuvieron perdón de Logan, para quien sus mañanas fueron de lo peor. Lo despertaron las náuseas casa día, se mareó algunas pocas veces, sin embargo cada una de ellas fue en reuniones de trabajo, en las cuales tuvo que esperar por algunos segundos antes de regresar a su oficina. Era una molestia total quedarse mirando a la nada, simulando leer o que estaba ocupado en el teléfono cuando en realidad solo esperó a que todo a su alrededor dejara de moverse.Todo para él fue un tormento, sin embargo para Grecia no había un solo día en el que tuvo molestias. Comía cuánto se le antojó, sus mañanas eran ligeras y cada nueva etapa de su embarazo la hizo amar más a su bebé. Le dio ternura cuando en un parque una señora le dijo a Logan la razón del porqué tenía los síntomas del embarazo de su esposa. Pero llevar esa "carga" como le llamaron otros a la situación, tenia un remedio para Logan. Follar cada noche, mañana o tarde con su mujer, quien presentó esa necesidad por su esposo d
La vida dio muchas vueltas para Grecia y Logan, sus destinos estuvieron unidos incluso antes de saberlo, sus miradas se encontrarían de alguna manera, en algún tiempo, en un segundo. Y terminarían del mismo modo, con una bebé que volvía loco a su padre. Como esa mañana que Logan tuvo que salir corriendo atrás de la pequeña de cabello azabache, en pañales y con su camisa arrastras. Ni siquiera le importó la camisa blanca que llevó en una sola mano, sino la dirección que llevaba. Las escaleras. __ Tori, que te detengas, caray. - le gritó en cuanto la vio. Pero Victoria era la niña mas inquieta que se haya visto, cuando estaba con su padre, porque con Grecia era muy diferente. Con dos años bajaba las escaleras sola, siempre y cuando fuese despacio, sin embargo con sus pies cortos y regordetes a toda velocidad, miró hacia atrás al ver a su padre, vestido solamente con su pantalón, corriendo para alcanzarla. La carcajada alertó a Grecia en la parte inferior, mientras Logan tuvo que ha
Michael no era un sujeto a quien se le dificultara reconocer sus errores o dilemas para arreglarlos, pero con el tiempo se dio cuenta que para Angélica siempre existirían esos temores que no escondía. El problema no era él, sino que ella no creyera su interés. Cuando se marchó de esa ciudad meses antes, después de pedirle un tiempo, quizá pensó en ir atrás de ella, ni siquiera él mismo lo comprendió. Pero no lo hizo, Angélica le sugirió solo alejarse, porque ella jamás podría creer de nuevo en alguien como lo hizo con el padre de su hijo. Desde que las puertas del ascensor se abrieron, escuchó su voz en la oficina de su hermano. Actuó como si nada ocurriera, pero él sabía lo que pasaba por su cabeza. Caminó directo a la oficina de su cuñada, luego de saludar al reemplazo que su hermano consiguió para asistente. Golpeó la puerta y entró en cuanto le dieron luz verde, Grecia se encontraba en ese sitio con su pequeña coloreando, muy tranquilamente en el espacio que destinó para ella.
Grecia rió al ver regresando a Logan con su hija en brazos y un oso de peluche totalmente lleno de pintura, el cual pegado a su ropa causó un desastre en su saco.__ Era el día padre e hija del que hablaba. - exclamó riéndose aún. - Aparte de la pintura que más hicieron? __ Diversión. - elevó la voz su pequeña hija. - Mucha, mucha.__ Esta vez no fue su culpa, sino de los otros niños. - contestó Logan colocándola en el suelo. - Comenzaron a jugar con globos llenos de agua. Pero a alguien se le ocurrió llenarlos con pintura, le lanzaron el primero y ella respondió... me usó como escudo. La risa de su esposa se hizo aun mayor. No podía creer que ese era su marido. El serio y no tan sociable Logan Santini, siendo usado como muro de contención a su padre. __ Espero que cuando sea grande no lo vea como opción. - se quitó la camisa, viendo como su hija la ocupó para sentarse en el suelo. - Me ocupará de algo peor. __ Pudiste haberte quitado. - le recordó su mujer, sentándose en su regaz
Nota: Creo que este es un extra que estaban pidiendo y pues aquí lo tienen. Espero que lo disfruten ;)..Emma se vio en el espejo una vez más, admirando lo que tenía en el hombro, desde que lo vio lo amó y no comprendió como fue que antes no lo tuvo si se veía genial en su piel. Se planteó si de verdad tenía que ir al casino , porque conocía a su esposo más que nadie y por más calmado que estuviera o fuera ahora podía simplemente olvidarse de que su vestido sobreviviría. Se cubrió con el abrigo cuando escuchó los pasos pesados de Max, el cual fue interceptado por la mano de Emma al solo entrar al dormitorio. __ ¿Que haces aquí? Nos agarraron las prisas, deberías estar esperando en el auto, no en la casa. - lo empujó de regreso. __ Fue lo que estaba haciendo. Pero llevo casi media hora allá, tiempo que debería haber ocupado para follar y no estar con el cul0 plantado en la silla de un vehículo. - llegó hasta las escaleras, deteniéndose frente a ella. - ¿Cuál era la prisa para hace
Zoé, desde que comenzó a trabajar con su esposo en el casino se hizo cargo de todo el personal. Una organización mejor a la que había, pues ahora todo era revisado por ella para asegurarse que no se perdiera el funcionamiento de todos. Los empleados agradecieron rendirle cuentas a alguien tan amable como ella, que al malhumorado Rafael, a quien todos prefirieron evadir algunas veces. Pues la única que sabía como controlarlo era su mujer. Desde que salió de su oficina, Zoé se robó algunas miradas. Una mujer de una figura como la suya, mirada auténtica y sonrisa sublime siempre se llevaría la atención en ese lugar, además que la rubia ahora se veía más atractiva, sensual y con un porte sinigual. Pero esos suspiros eran detenidos en cuanto se daban cuenta de lo que ahora decoraba su hombro. Todos bajaron la mirada, apartaron los ojos o se vieron con el corazón acelerado al probar ese sabor a prohibido que ahora se había realzado. Rafael levantó la mirada desde la mesa en la que se en
__ Ya estoy harto de su incapacidad para acoplarse al ambiente de trabajo. - manifestó el hombre que reprendió a la chica por defenderse de su agresor. - Aquí no hacemos advertencias, señorita. Comete un error y se va.El jefe de Zoé no iba a dar su brazo a torcer. Para él si no generaba ganancias, no volvían a trabajar. No le importó saber que la chica necesitaba dinero, estaba despedida y ya. Dicen que todo lo cura el tiempo, pero para Zoé no fue así jamás. A ella parecía que le llovía sobre mojado, puesto que el mismo día que perdió su trabajo encontró sus cosas afuera de su apartamento. Cuando quiso entrar descubrió que la llave había sido cambiada. «¿Que mas puede pasarme?» Pensó en ese momento.«Todo», quiso responderse, pues su madre le llamó para decirle que necesitaba del dinero que le enviaba todos los meses para subsistir la medicación de su padre. Quería darse por vencida. Poder decirle que no lo tenía, que había perdido su trabajo por no dejar que le faltaran el respe
Rafael pensaba en las, una y mil maneras de sacar a esa entrometida de su casino. No quería verla más, aunque a la vez una curiosidad nació en él. No sabía porqué, pero en su mirada notó algo ya conocido, algo que veía a diario en el espejo, pero en ella, adquirió un poco más de profundidad.__ Lamento mi forma de tratarlo. - se disculpó Zoé, en verdad, lo hacía. La vergüenza por haber soltado su lengua la llenó, cubriendo las mejillas de un color rojo que quiso desaparecer. - Pero no he tenido un buen día...de seguro no puede entender si...solo ofrezco disculpas, señor...__ Solo retírese. - graznó el hombre de mirada fría, los cuales acuchillaron sus esperanzas con esa crueldad que la hizo flaquear. __ Sí...solo...Lo lamento. No había nada que pudiera hacer para cambiarlo. Ella lo sabía por eso salió de ese lugar, cabizbaja y con menos voluntad de la que tenía cuando llegó. ¿Como podía ser posible que lo echara a perder así? ¿Porqué no podía quedarse en silencio una vez? Con cad