Zoé se sintió tan avergonzada de la imagen que dió que no pudo evitar tartamudear al saludar a sus padres, quiénes aún no podían asimilar que vieron a su hija siendo...__ Papá, mamá. ¿Porqué no me avisaron que venían? - preguntó cuando ya podía decir palabras correctamente. - Yo creí que tú...__ Me sentí un poco mejor y quise venir a visitarte. - le dijo el hombre que acribilló a Rafael con una mirada reprobatoria. - Sería una sorpresa en tu trabajo, pero la sorpresa nos la llevamos nosotros.__ Papá, no sabes cuánto me...__ Buenas tardes, señor. Sé que no es la forma de presentarse, pero no puedo retroceder el tiempo, así que afronto esto como mi culpa, ya que claramente lo es. - dijo disculparse con el hombre que no sabía cómo responder a eso. - Puede llamarme Rafael.__ ¿Y usted es...__ ¡Mi jefe! - dijo Zoé en su defensa. Pero al ver la cara de desconcierto de su madre supo que eso había sido peor. - Digo, sí es mi jefe. Pero uno con...¿No quieren comer algo? Rafael estuvo a p
__ No tuviste la boda que soñabas. - le dijo su padre a Zoé. - De ser así, hubiera sabido que...__ Papá, sé que esto fue muy inesperado, te confieso que para mí también, pero...__ ¿Inesperado? Te casaste con el prometido de la hija de...__ Supongo que tener fracturas en el cráneo puede ser perjudicial. - intervino Rafael. - O tal vez el perder negociaciones con las que ya se había hecho planes. La burla puso peor a Gerard, pues no les gustó nada que lo vieran como si fuera él, el perdedor de la familia. Cuando claramente se notó su realce entre los cuatro, desde su punto de vista.__ ¿Te casaste con tu jefe? - preguntó Silvana a su hija. __ No es como se lo imaginan. - quiso explicar. - Sí es mi jefe...__ ¿Hace cuánto te casaste? - preguntó su padre para ver qué tanto no sabía de ella. - ¿Hace cuánto se conocen? No tenía ni idea de como decir que apenas sabía que su apellido era Santamarina y solo porque lo vió en el periódico, sino ni en cuenta. Gerard se veía muy divertido,
Zoé no pudo articular ninguna palabra, pero su rostro ardió de la vergüenza. Se levantó con rapidez de ese lugar, pues recordó haberse quedado dormida sobre el mueble, no sobre su jefe, como era el caso. __ Lamento eos. Creo que me caí. - se rió apenada. El cuerpo de su jefe era un distractor muy grande para ella. - No crea que lo estaba manoseando. No soy así de...No cara que soy una degenerada que se la pasa...__ Si no quieres que te silencie a mi manera, es mejor que selles los labios, Zoé. - le dijo Rafael colocándose sobre sus codos para alcanzar la camisa.La chica recordó como era que él decía que le gustaban callarla, la forma que le gustaba también a ella y ya no supo si quedarse callada para no subirle tensión a sus momentos a solas a darle motivos a su jefe para hacerlo. En verdad se sintió confundida y que Rafael estuviera tan tranquilo, como si no le importara que Zoé lo viera desnudo, no ayudó en nada. Para él desayuno tuvieron que sentarse a la par del otro para co
Rafael tenía el pulso acelerado, tenía motivos para estar así, pero el orgullo que poseía no le permitió dejar salir lo que en realidad pensó. Le dió la opción que tanto Zoé deseó, pidió y se enojó con él por tener. Miró el documento y esa punzada llegó una vez más, lo odiaba y tan solo era una papel. __ ¿Va a firmar, señorita Johnson? - instó con la voz raposa y el lápiz entres sus dedos en dirección de la chica que apenas supo que podía moverse. Llenar sus pulmones de oxígeno le resultó como si fuera gas lo que aspiró, pues cuando tomó el plumón ese roce de dedos fue suficiente para verse afectada con las misma emociones que su jefe emanó.La habitación se llenó de esa sensación abrumadora que para ambos fue tal cual una red que los atrapó. __ Firme el acuerdo. Tengo mucho que hacer. - dijo Rafael una vez más, no queriendo ver que lo hiciera, pero cuando la punta del bolígrafo se deslizó sobre la hoja, este sin quererlo apretó los dedos alrededor del resaltador con mayor fuerza
Zoé no sintió donde estaba o que pasaba, solo se perdió en los brazos del hombre que al ver su estado la sacó del casino en sus brazos. No sabía si llevarla a su apartamento o al médico, pero no creyó conveniente que sus padres la vieran así, estando al tanto que el padre de ella estaban ahí. Así que llamó al médico y le pidió ir a su casa, en donde la colocó sobre su cama. Los murmullos fueron paseándose por todos lados al saber que el señor de la casa llevó a una mujer, algo que nunca ante se había visto. __ De seguro será alguien de turno. - comentó una de las mucamas. __ Nunca se le ha visto con una amante de turno. - contrarió la cocinera, quien tenía una orden que hacer para la chica. __ Pero no es tarde para comenzar. - insinuó la mucama de nuevo.__ Les recomiendo que en lugar de hablar tonterías se enfoquen en tener su trabajo listo. - dijo Héctor, el mayordomo. - Si no están enterados de las noticias, les informo que esa mujer que tachan de degradantes descripciones, es
Zoé pensó en todo lo que su hermano le dijo, durante todo el camino no hubo nada más que rondara su cabeza al punto de permanecer en silencio, Rafael se dió cuenta que algo la perturbaba.No supo que podría hacerle bien, pues cuando estuvo nerviosa habló a mil palabras por minuto, pero en ese momento no era nervios sino la intensa actividad de su mente por darle una respuesta. No quería hacerlo en absoluto. Ni considerarlo, pero su padre quería a su hermano y tan solo...__ Detente. - le pidió a Rafael, quien en un segundo hizo lo que ella le pidió. Zoé por su parte se quitó el cinturón de seguridad y salió del vehículo como si el aire se hubiera escaseado. __ ¿Me dirás qué pasa? - Rafael se acercó a ella para revisar que no le hubieran hecho algo, siendo eso lo que más le preocupó. __ Mi hermano quiere...- se detuvo, no quería delatarlo por lo que eso representaría, pero tampoco quería meter en problemas a su jefe. - Creo que esto es lo más impulsivo que puedo hacer. Su jefe no en
Las manos de Rafael mantuvieron a Zoé con la barbilla en alto, mientras Rafael se inclinó desde su altura para alcanzar la boca delicada, pero exigente que lo hizo perder los estribos.No quería parar, mucho menos consideró hacerlo porque el solo roce de sus cuerpos, ya de por sí, suponían su perdición. Ahora tenerla dispuesta para él fue aún más difícil de detener. Su lengua ingresó en la cavidad de Zoé, mientras ella conoció un nivel más de las sensaciones abrasadoras que le hicieron sentir por cada rincón de su cuerpo. No les importo el lugar, Rafael era el menos interesado en eso, pues tenía la mente muy ocupada en las perversiones que se crearon. Le bajó los tirantes del vestido y besó su cuello descendiendo a sus senos en donde sin ningún tipo de pudor, quitando los pensamientos llenos de complejos que Zoé tenía respecto a su cuerpo, al sentir el deseo que Rafael no escondió.Atrás quedó el miedo a que se fijara en sus imperfecciones porque para Rafael era más que perfecta. S
Para alguien como Rafael sus palabras no eran de tomar a la ligera, pero el que Zoé se encontrará toda su vida con gente que no cumplió nunca con sus promesas lo hizo dudar, pero cada duda era despejada con el pasar de los días. La llevó y fue a traer a su apartamento, pasando tiempo con Sammy, quien tenía una amiga a la cual le gustaba visitar, siendo ella quien la llamaba en ocasiones para hablar sobre alguna idea que tuviera para sacar a Rafael se su zona de confort, aunque a este le daba igual el lugar a donde irían, con tal de que el tiempo fuera con ellas dos. Fueron a un cine, en donde la única que estaba prestando atención a la película animada era Sammy, mientras ellos dos no dudaron en comenzar esos roces de labios que los hicieron reír al final cuando Sammy los descubrió y terminaron siendo regañados por una niña indignada porque no le respondieron quien si se habían comido o no a Merlín o Dory, ya que ella no lo vio por cubrirse los ojos. Prometieron que la próxima vez