__ No es lo que quise decir. - se retractó Zoé. - Sé cuánto le molesta el tema, solo se me ocurrió decirlo, pero no fue para incomodar. Lo lamento. Rafael cayó en cuenta que era cierto. Recordó la razón del porqué esa palabra estaba prohibida en su vocabulario y se aclaró la voz. __ Si lo molesté con...__ No importa, déjelo así. - vocalizó yendo a la salida. - Descanse, señorita Johnson. Su espalda fue lo último que vio, antes de que la puerta se cerrara, Zoé tuvo el impulso de disculparse de nuevo, pero ¿porque lo haría? Solo fue un comentario que salió de la nada. Tampoco lo hizo con malicia, ni que con eso le hubiera dicho que quería tres hijos, un perro y dos gatos como su familia. Tampoco que iba a gustarle despertar con él pegado a su...¡Por Dios! ¿como se imaginaba eso? Jamás estaría en un matrimonio real con ese hombre. A ella le gustaba alguien divertido, que sonriera todo el tiempo y que guerra detallista. No un hombre de casi dos metros, con cara de haber recibido mal
El pecho de Zoé retumbó de una forma tan anormal que la terminó por asustar. Se aferró a ese cuerpo tan fuerte y cálido que no deseó separarse de él jamás. Escuchó pasos alejándose y se hundió entre los brazos que la sostuvieron, mientras el armonioso sonido que tenía en la oreja, siguió dándole esa paz que tanto buscó. Sintió unos labios presionandose sobre su cabeza y aunque la sorpresa para ella fue mucha, lo fue aún más para Rafael, el cual no supo que hacer al darse cuenta de lo que ocurrió. Lo hizo por metro instinto, al menos se trató de convencer de eso, era necesario que lo hiciera. __ Te voy a cargar ¿está bien? - le dijo en un susurro que ella correspondió con un asentimiento de cabeza, dándole a Rafael el permiso de tocarla.Este no esperó más, poniéndose de pie para llevarla a un lugar donde no viera el desastre que tenían en la sala.Escuchó la puerta de su dormitorio se abierta y no entendió porqué confió en su jefe si apenas lo conocía desde unas semanas antes.Pero
¡La estaba besando! Claro que lo hacía y Zoé no colaboró en nada para separarlo, estaba perdido en el movimiento posesivo de los labios que se adueñaron de su voluntad tanto como de su boca. No había una sola señal de querer quitarlo, y se culpó gritando que lo hiciera, pero sus manos solo acariciaron el cabello de su jefe, quien la elevó con una sola mano, mientras con la otra sostuvo su cabeza para seguir besándola. Era la primera vez que besaba a alguien luego de...La soltó de forma inmediata al recordado su coherencia. Su pecho se movió con rapidez y sus ojos se crisparon con una culpa que Zoé creyó era para él, pero este con sumo cuidado la dejó de nuevo en el suelo. __ Te juro que no sé...Lo siento, Zoé. No quise incomodarte con...- frotó la mano en su barbilla. - Debo irme. __ La puerta está ahí. - dijo la chica sin ninguna preocupación o prisa. Rafael quiso preguntar porqué no estaba alarmada o gritándole como solía hacerle. Pero aún no entendía que para Zoé las cosas er
Zoé sonrió emocionada al ver los caballos, pues con su boleto en la mano, que pagó Carl al menos podía disfrutar de ese momento en el hipódromo. Gritó llena de emoción y no le importó verse como camionero, solo quiso ser feliz. Se lo merecía, nadie más que ella merecía ser feliz. Vio la fila de caballos y el suyo tomó la delantera, sacando toda la alegría que para uno de los espectadores representó la confusión de no desear dejar de verla. Se inclinó, pidiendo que llegara, pero al final otro le ganó por una minúscula parte. La decepción la hizo hacer una mueca que hizo reír a Rafael, mientras bajó la mirada. Carl se decía experto en caballos, pero en realidad, nunca le atinó a ninguno. Solo quienes asistieron con él a lugares así lo sabían, pero con las mujeres era el método que más le funcionó. __ Por aquí, papi. - le dijo Sammy tirando de su brazo para hacerlo caminar. - Soy la única que no tenía a su papá con ella, y tengo dos. Rafael se rió. Su hija siempre le discutía por t
Ella estaba ahí, a dos centímetros de sus labios, olía extremadamente dulce, sabía que ese era el sabor de sus labios, pues desde que los probó no había podido dejar de pensar en hacerlo de nuevo. Deseó con todas sus fuerzas poder contenerse, pero no pudo hacer nada cuando ella se acercó y posó sus labios sobre los suyos, con esa suavidad que le hizo perder la cabeza. Su corazón tuvo un palpito salvaje que oyó retumbando contra su caja torácica. Rafael podía engañar a otros , pero no a él mismo cuando eso sucedía. Movió sus labios sobre los de Zoé, siendo ella quien solo disfrutó de ese tacto único que un hombre que siendo un completo amargado con todo el mundo, en ese momento le hizo conocer la delicadeza que podía tener. En tanto este sintió que el mismo aire se volvió como una gelatina en la cual no pudo nadar. Los ojos de la chica se abrieron cuando al fin se separaron y ese destello lo sumió una vez más. ¿Como podía existir algo tan hermoso? La pregunta la quiso hacer a la cau
Zoé no pudo dormir toda la noche, pasando en una lucha con el sueño que la dejó fuera de batalla apenas dos horas después de la medianoche. Por ello en la mañana, camino a su trabajo solo pudo pensar en la forma en que todo había pasado, otras veces más. No planeó besar a su jefe. Menos que este lo hiciera de la forma en que lo hizo. ¿Tenía cara verlo a los ojos? En realidad no lo sabía, pero cuando entró al casino, solo pudo ver que había un vacante para el que dos sujetos se postulaban. ¿Quien había renunciado? se preguntó, pero lo supo sin preguntar.__ Santos, tuvo un accidente. Quedó incapacitado por al menos dos semanas. - dijo Vivian cuando la encontró cerca de los casilleros donde encontró sus cosas. - Al jefe no se le hizo difícil poner un anuncio para su reemplazo. Tienes suerte, que tu jefe sea tu esposo te convierte en la excepción a todo. __ Ya te dije como sucedió todo. - se excusó ella. - De seguro en estos días ya todo se resuelve, no es como que vamos a estar casa
Zoé se sintió tan avergonzada de la imagen que dió que no pudo evitar tartamudear al saludar a sus padres, quiénes aún no podían asimilar que vieron a su hija siendo...__ Papá, mamá. ¿Porqué no me avisaron que venían? - preguntó cuando ya podía decir palabras correctamente. - Yo creí que tú...__ Me sentí un poco mejor y quise venir a visitarte. - le dijo el hombre que acribilló a Rafael con una mirada reprobatoria. - Sería una sorpresa en tu trabajo, pero la sorpresa nos la llevamos nosotros.__ Papá, no sabes cuánto me...__ Buenas tardes, señor. Sé que no es la forma de presentarse, pero no puedo retroceder el tiempo, así que afronto esto como mi culpa, ya que claramente lo es. - dijo disculparse con el hombre que no sabía cómo responder a eso. - Puede llamarme Rafael.__ ¿Y usted es...__ ¡Mi jefe! - dijo Zoé en su defensa. Pero al ver la cara de desconcierto de su madre supo que eso había sido peor. - Digo, sí es mi jefe. Pero uno con...¿No quieren comer algo? Rafael estuvo a p
__ No tuviste la boda que soñabas. - le dijo su padre a Zoé. - De ser así, hubiera sabido que...__ Papá, sé que esto fue muy inesperado, te confieso que para mí también, pero...__ ¿Inesperado? Te casaste con el prometido de la hija de...__ Supongo que tener fracturas en el cráneo puede ser perjudicial. - intervino Rafael. - O tal vez el perder negociaciones con las que ya se había hecho planes. La burla puso peor a Gerard, pues no les gustó nada que lo vieran como si fuera él, el perdedor de la familia. Cuando claramente se notó su realce entre los cuatro, desde su punto de vista.__ ¿Te casaste con tu jefe? - preguntó Silvana a su hija. __ No es como se lo imaginan. - quiso explicar. - Sí es mi jefe...__ ¿Hace cuánto te casaste? - preguntó su padre para ver qué tanto no sabía de ella. - ¿Hace cuánto se conocen? No tenía ni idea de como decir que apenas sabía que su apellido era Santamarina y solo porque lo vió en el periódico, sino ni en cuenta. Gerard se veía muy divertido,