°°°Una tobillera cómoda, lentes de sol, una gorra negra, jeans ajustados, camiseta y una chaqueta de cuero negro. Lista. Me miro en el espejo, satisfecha con el trabajo de Iris, que sigue absorta en su teléfono con el ceño fruncido.—Estos bastardos no pierden el tiempo. Ya subieron una foto nuestra entrando al hospital... y del abuelo Renzo también —gruñe, fastidiada—. Las redes están llenas de preguntas y especulaciones. ¿Es que no tienen vida?—Sabía que pasaría —agarro mi bolso y me vuelvo hacia ella—. Deja eso y vámonos. Evander debe estar esperándote.—Sí, a mí, no a ti, tonta. Como me regañe más fuerte por haberte dejado salir así, ya verás —me señala con el dedo antes de salir juntas de la habitación.Al bajar las escaleras, decido pasar de largo. Ignorar a todos en esta casa ya es costumbre. Como siempre, están reunidos en el comedor, desayunando con Felicity, como si fuera la única señora aquí. Me da igual.—Tú, detente ahí —la voz de mi suegra me retiene. Freno y Iris hace
°°°Evander me sigue observando con impasibilidad, pero por un instante detecto un destello de incredulidad en su mirada, aunque se esfuerza en reprimirlo.—¿De qué hablas? —se aleja un paso, frunciendo el ceño—. ¿Ahora te has vuelto loca?—Te estoy diciendo la verdad —insisto con seriedad—. La razón detrás de todos estos cambios es solo esa. El día de mi boda me desmayé, me golpeé la cabeza y, cuando desperté, no sabía quién era, dónde estaba ni por qué me estaba casando. No recuerdo nada hasta ahora. Todo lo que sé, me lo ha contado Iris.Su ceño se frunce aún más. Abre la boca para responder, pero la cierra de inmediato, atrapado entre la confusión y el desconcierto. Me observa de pies a cabeza como si fuera una extraña. ¿Cómo reaccionaría si le dijera la verdad… que no soy Zara?—¿No recuerdas nada? —pregunta, incrédulo—. ¿Estás segura? ¿Cómo sé que no me estás tomando el pelo?—No lo hago. Te lo juro. ¿Por qué crees que he practicado en lugar de modelar como antes? Porque no teng
°°°Durante todo el camino, ignoro las preguntas de Iris. Mi mente sigue perdida en el recuerdo de ese beso: la textura de sus labios, la firmeza de sus brazos, su aroma... Dios, todo en él me tiene atrapada. Mi cabeza solo gira en torno a Evander.Pero regreso a la realidad cuando recuerdo sus palabras entre ese hechizo en el que me sumió. ¿Lo de ir a su residencia… no era una broma?Me enderezo en el asiento, alejándome de la ensoñación. No solo fue el beso, sino también todo lo que hablamos antes. Evander me creyó. Y más allá de la sorpresa o la confusión, lo sentí... ¿satisfecho? ¿Aliviado?Además, no solo aceptó mi historia, sino que también se ofreció a ayudarme personalmente con el modelaje. En su casa. Nosotros dos. Solos.¡Virgen santísima! ¿Y yo acepté? ¿Cómo es que apenas ahora lo asimilo?Siento culpa por lo que pasó, pero al mismo tiempo mi corazón se acelera el triple de lo normal con solo recordarlo. Él está comprometido. Por todos los santos, ¿cómo puedo siquiera consi
(Nuestro Secreto)*"¡Susi! Esto fue una locura.Las manos me tiemblan mientras escribo. Todo pasó demasiado rápido. ¡Apenas somos universitarios!Siempre imaginé este día de otra manera… Frente a una playa, en mi luna de miel, después de haberme casado con el hombre indicado. Pero no fue así. Y ahora es un secreto entre nosotras, Susi.Me acosté con Cole en su cumpleaños. Solo pasó.Esa noche fue increíble. Nos divertimos como nunca. Cole estaba más cariñoso de lo normal, me hacía reír y no dejaba de presumirme ante sus amigos como si de verdad fuera su novia. Me encantaba que lo hiciera. Nos escapábamos en medio de la multitud para estar solos, escondiéndonos de las miradas curiosas, disfrutando de nuestro pequeño mundo. ¿No es mágico? Un amor secreto, solo nuestro… aunque después dejaría de serlo.La fiesta se celebró en su casa. Todo era perfecto. Entre música, risas y copas brindando, sentía que Cole y yo flotábamos en nuestra propia burbuja. Y en algún momento, sin planearlo, ter
°°°Termino de leer el diario y me quedo mirando a la nada, dudando hasta de mi propia existencia, con un nudo pesadísimo oprimiéndome el pecho.Me pongo de pie y voy al tocador, revolviendo entre los cajones hasta encontrar un bolígrafo. Me siento frente al diario, dispuesta a armar todas las piezas, porque mi mente no deja de girar en círculos.Primero: Cole y Zara se conocían desde la universidad. Pero el detalle importante aquí es que no fue Zara quien estuvo detrás de él —como todos creen—, sino que fue el mismo Cole quien la conquistó, comportándose como todo un Romeo con ella. Hasta ahí, todo de maravilla.Segundo: la chica nueva. La mustia de Felicity. Desde el principio esa rubia simplona actuaba raro. En el diario, Zara cuenta que Felicity la miraba de una forma extraña todo el tiempo, con esos ojitos de mosquita muerta que le daban escalofríos. Hasta Iris desconfiaba de ella. ¿Y quién se les acercó primero con la excusa de ser amigas? La mustia, por supuesto. Esa misma que
POV: Cole Harrington —Si lo deseas, puedes quedarte aquí —digo con impaciencia, ajustando el último botón del saco—. No asistas si no quieres, pero yo debo estar. Es mi abuelo quien nos visita.Felicity ya está vestida y arreglada para la ocasión, pero ha pasado los últimos minutos quejándose, repitiendo una y otra vez que no quiere estar presente. Y lo entiendo. Mi abuelo nunca ha disimulado su desagrado hacia ella.—¿Y si me trata mal? —susurra con temor—. Sabes que no le agrado.—Es cierto, pero no es impulsivo. Ya basta con esto. Puedes quedarte en la habitación hasta que la cena termine.Mi paciencia se agota. Estoy más estresado de lo habitual, y su llanto constante empieza a irritarme. Me duele la cabeza y, por si fuera poco, no he dejado de pensar en Zara en estos últimos dos días.Se merecía lo que le pasó por lo que le hizo a Felicity, pero... ¿realmente quería llevarlo tan lejos? No tenía intención de hacerle daño físico. Fue un impulso, una reacción a la rabia del momento
POV: Zara Caldwell Nunca había sentido tanta vergüenza por alguien como por esta familia. No me atrevo a decir nada; no estoy en sintonía con ellos. Solo pienso en las palabras que la abuela de Iris dijo por teléfono.Las miradas de odio de estas personas pican en mi rostro. Nadia y sus padres me perforan con los ojos, pero no me importa. Estoy satisfecha de que el abuelo esté aquí por mí, dándome el lugar que me corresponde en esta familia.Levanto la mirada hacia Felicity y sonrío de lado al notar su expresión asesina y escalofriante. Sabe que, con el abuelo presente, el líder de la familia, no puede hacer nada.—Abuelo, lo de Zara fue un accidente. Y con respecto a Felicity, ella…—No, Cole, ya no —lo interrumpe su abuelo con hastío—. Sé perfectamente qué palabras saldrán de tu boca. Siempre defendiendo a una mujer vil y mañosa como esta.—Padre, no me permito…—En esta casa no me permites nada, Dorian —el anciano lo interrumpe con severidad—. Recuerda la razón por la que no tiene
Regreso a mi habitación antes de que toda esa gente desquiciada, llena de rabia y resentimiento, termine de desahogar su veneno sobre mí. Iris y Bob me ayudan a subir, y, para mi sorpresa, Natalia también nos sigue.Al llegar a la puerta, le digo a Bob que puede retirarse a descansar, pero noto cómo Natalia lo observa más de lo necesario. Sus mejillas se tiñen de un rojo intenso, como si hubiera bebido un licor demasiado fuerte. ¿Qué demonios? Según sé, apenas tiene diecisiete años.Bob, en cambio, ni la mira. Solo se marcha como siempre, manteniendo su profesionalismo inquebrantable.—¡Eso fue increíble! —chilla Iris mientras me acomoda en la cama—. ¿Vieron eso? ¡Por los clavos de Cristo! El abuelo definitivamente es mi ídolo. ¡Me declaro su fan número uno a partir de hoy!—Sí, no esperaba que hablara con tanta franqueza —comenta Natalia, saliendo de su trance. Se deja caer sobre la cama y suspira—. Se lo merecían. Son gente horrible… especialmente esa mujer.—Pero Cole… —murmuro, co