(Nuestro Secreto)*"¡Susi! Esto fue una locura.Las manos me tiemblan mientras escribo. Todo pasó demasiado rápido. ¡Apenas somos universitarios!Siempre imaginé este día de otra manera… Frente a una playa, en mi luna de miel, después de haberme casado con el hombre indicado. Pero no fue así. Y ahora es un secreto entre nosotras, Susi.Me acosté con Cole en su cumpleaños. Solo pasó.Esa noche fue increíble. Nos divertimos como nunca. Cole estaba más cariñoso de lo normal, me hacía reír y no dejaba de presumirme ante sus amigos como si de verdad fuera su novia. Me encantaba que lo hiciera. Nos escapábamos en medio de la multitud para estar solos, escondiéndonos de las miradas curiosas, disfrutando de nuestro pequeño mundo. ¿No es mágico? Un amor secreto, solo nuestro… aunque después dejaría de serlo.La fiesta se celebró en su casa. Todo era perfecto. Entre música, risas y copas brindando, sentía que Cole y yo flotábamos en nuestra propia burbuja. Y en algún momento, sin planearlo, ter
°°°Termino de leer el diario y me quedo mirando a la nada, dudando hasta de mi propia existencia, con un nudo pesadísimo oprimiéndome el pecho.Me pongo de pie y voy al tocador, revolviendo entre los cajones hasta encontrar un bolígrafo. Me siento frente al diario, dispuesta a armar todas las piezas, porque mi mente no deja de girar en círculos.Primero: Cole y Zara se conocían desde la universidad. Pero el detalle importante aquí es que no fue Zara quien estuvo detrás de él —como todos creen—, sino que fue el mismo Cole quien la conquistó, comportándose como todo un Romeo con ella. Hasta ahí, todo de maravilla.Segundo: la chica nueva. La mustia de Felicity. Desde el principio esa rubia simplona actuaba raro. En el diario, Zara cuenta que Felicity la miraba de una forma extraña todo el tiempo, con esos ojitos de mosquita muerta que le daban escalofríos. Hasta Iris desconfiaba de ella. ¿Y quién se les acercó primero con la excusa de ser amigas? La mustia, por supuesto. Esa misma que
POV: Cole Harrington —Si lo deseas, puedes quedarte aquí —digo con impaciencia, ajustando el último botón del saco—. No asistas si no quieres, pero yo debo estar. Es mi abuelo quien nos visita.Felicity ya está vestida y arreglada para la ocasión, pero ha pasado los últimos minutos quejándose, repitiendo una y otra vez que no quiere estar presente. Y lo entiendo. Mi abuelo nunca ha disimulado su desagrado hacia ella.—¿Y si me trata mal? —susurra con temor—. Sabes que no le agrado.—Es cierto, pero no es impulsivo. Ya basta con esto. Puedes quedarte en la habitación hasta que la cena termine.Mi paciencia se agota. Estoy más estresado de lo habitual, y su llanto constante empieza a irritarme. Me duele la cabeza y, por si fuera poco, no he dejado de pensar en Zara en estos últimos dos días.Se merecía lo que le pasó por lo que le hizo a Felicity, pero... ¿realmente quería llevarlo tan lejos? No tenía intención de hacerle daño físico. Fue un impulso, una reacción a la rabia del momento
POV: Zara Caldwell Nunca había sentido tanta vergüenza por alguien como por esta familia. No me atrevo a decir nada; no estoy en sintonía con ellos. Solo pienso en las palabras que la abuela de Iris dijo por teléfono.Las miradas de odio de estas personas pican en mi rostro. Nadia y sus padres me perforan con los ojos, pero no me importa. Estoy satisfecha de que el abuelo esté aquí por mí, dándome el lugar que me corresponde en esta familia.Levanto la mirada hacia Felicity y sonrío de lado al notar su expresión asesina y escalofriante. Sabe que, con el abuelo presente, el líder de la familia, no puede hacer nada.—Abuelo, lo de Zara fue un accidente. Y con respecto a Felicity, ella…—No, Cole, ya no —lo interrumpe su abuelo con hastío—. Sé perfectamente qué palabras saldrán de tu boca. Siempre defendiendo a una mujer vil y mañosa como esta.—Padre, no me permito…—En esta casa no me permites nada, Dorian —el anciano lo interrumpe con severidad—. Recuerda la razón por la que no tiene
Regreso a mi habitación antes de que toda esa gente desquiciada, llena de rabia y resentimiento, termine de desahogar su veneno sobre mí. Iris y Bob me ayudan a subir, y, para mi sorpresa, Natalia también nos sigue.Al llegar a la puerta, le digo a Bob que puede retirarse a descansar, pero noto cómo Natalia lo observa más de lo necesario. Sus mejillas se tiñen de un rojo intenso, como si hubiera bebido un licor demasiado fuerte. ¿Qué demonios? Según sé, apenas tiene diecisiete años.Bob, en cambio, ni la mira. Solo se marcha como siempre, manteniendo su profesionalismo inquebrantable.—¡Eso fue increíble! —chilla Iris mientras me acomoda en la cama—. ¿Vieron eso? ¡Por los clavos de Cristo! El abuelo definitivamente es mi ídolo. ¡Me declaro su fan número uno a partir de hoy!—Sí, no esperaba que hablara con tanta franqueza —comenta Natalia, saliendo de su trance. Se deja caer sobre la cama y suspira—. Se lo merecían. Son gente horrible… especialmente esa mujer.—Pero Cole… —murmuro, co
POV: Cole Harrington Cuando despierto, lo primero que veo es el techo de mi habitación y los rostros preocupados de mis padres. Frunzo el ceño y me incorporo en la cama, aturdido, mientras miro a mi alrededor.—¿Estás bien, hijo? —pregunta papá, apoyando una mano en mi hombro—. Te has desmayado.—¿Te has excedido con el trabajo? Te ves pálido y agotado —comenta mamá, acariciando mi mejilla—. ¿Has estado muy estresado? Nos preocupamos mucho.—¿Dónde me desmayé? —pregunto, desorientado. Mi cabeza da vueltas y aún me duele—. No recuerdo mucho.—Después de la cena, cuando tu abuelo se fue —explica papá—. Zara, Natalia y su amiga ya habían subido, y de repente quisiste ir tras ellas, pero… te desplomaste.Me froto la cara y revuelvo mi cabello, intentando aclarar mi mente. Sí, recuerdo la cena… Mi abuelo me estaba regañando sobre Zara. Habló de…—¡Hermano! —la voz chillona de Nadia irrumpe en la habitación—. ¿Estás bien? ¿Qué te pasó de repente?—No fue nada, creo que solo estaba muy cans
POV: Zara Caldwell La somnolencia se disipa de golpe cuando la notificación de un mensaje ilumina la pantalla de mi teléfono. Abro los ojos de par en par y me incorporo de un salto, solo para soltar un quejido al apoyar el pie en el suelo. El dolor en mi tobillo me recuerda que aún no está del todo bien.«Evander (jefe)» aparece en el contacto.Me llevo una mano a la boca para ahogar un chillido nervioso. Había logrado apartar de mi mente el beso en su oficina, y ahora él se encarga de traerlo de vuelta. No es justo para mi pobre corazón.Respiro hondo antes de atreverme a leer el mensaje.«Hola, ¿cómo va tu tobillo?»Un escalofrío me recorre hasta la médula. Pataleo en el aire y me dejo caer de espaldas en la cama, presionando el teléfono contra mi pecho. Esto no es normal. Que mi corazón se desboque de esta manera solo puede ser síntoma de algún problema cardíaco.Tomo aire, cierro y abro los ojos varias veces antes de escribir una respuesta.«Buenos días, jefe. Mucho mejor.»Lo en
Todos en la mesa tienen cara de trueno. Nadie me dice nada ni me insulta, pero en sus rostros se refleja el odio absoluto que ahora sienten hacia mí por lo que hizo el abuelo.Lo que más me desconcierta es Cole. Está desayunando frente a mí con total normalidad, usando su habitual máscara de frialdad. Distante, imperturbable. Cuando me mira, es lo mismo. Su expresión es la de alguien que me odia por todo lo que está ocurriendo. ¿No se había desmayado dos veces ayer? ¿Qué le hizo Felicity para volver a tenerlo en su mano?Ella, en cambio, pese a que hoy debería largarse de aquí, está tranquila. ¿Por qué? No siento la satisfacción que imaginé si se iba.Natalia y yo, las únicas cuerdas en la mesa, intercambiamos miradas discretas. Aún no sabe lo que le pasó a su primo anoche, ya que estaba con nosotras cuando ocurrió, pero debe sospechar que esta gente, que actúa como si estuviera en trance, vuelve a estar manipulada.—Oh, chicas —Felicity nos habla de pronto, con una sonrisa angelical—