Narra Adriana: Miro hacia atrás en el bosque, mientras corro desesperadamente en un intento de escapar. El sudor baña mi frente y mi respiración es agitada. Trato de escapar, pero los árboles, ramas y piedras me la ponen difícil y detrás de mí, se escucha la risa de mi captor. Tengo miedo, mucho miedo de que me atrape, así que no dejo de mirar atrás, para verle casi junto a mí. En una de esas, tropiezo con una piedra y me golpeo la cabeza, haciendo que sangre comienza a fluir como un río. Ahora herida, y sola, intento ponerme de pie, pero antes de darme cuenta, mi perseguidor me echa mano por el tobillo desde las sombras y me arrastra a lo profundo del bosque.Me despierto con la mano en el pecho y una respiración profunda. El corazón me late a mil por hora y en efecto, sí estoy sudando, tanto así que el pijama que traigo puesto, al igual que la manta, está húmeda. ¿Dónde estoy? La habitación está a oscuras, por lo que, por un momento, la terrible idea de haber sido secuestrada otra
Narra Adriana: Me pongo de rodillas frente a él y le miro a los ojos, con fiereza. Echo mi pelo hacia atrás y en su mirada se ve el deseo, más ardiente que nunca. Entonces, lo tomo entre mis manos y comienzo a acariciarle con suavidad. Él cierra los ojos, casi derritiéndose por mis caricias, y antes de que pueda prevenirlo, lo acerco a mi boca, para degustarlo con mis labios.Un gemido fuerte y largo se escapa de su garganta y eso me motiva más a intensificar mis caricias. Con mi lengua recorro todo su miembro y él toma mi cabeza entre las manos, para controlar los movimientos. Lo dejo hacer, en parte porque me encanta verlo así, y en parte porque me gusta darle placer. Aumento la velocidad, succionando, saboreando. Me aferro a sus muslos tonificados y siento que todo su cuerpo se tensa, preparándose para descargarse, sin embargo, él me aparta con suavidad, y niega con la cabeza.—No, cariño, así no.Lo miro confundida desde el suelo. Creí que le estaba gustando, es más, estoy segura
Narra Adriana: El sol de la mañana entra brillante y con fuerza por las ventanas y me despierta de un sueño profundo. A mi lado, Jeremiah está rendido y ronca suavemente desde su almohada. Sonrío y le acaricio la barba con cariño, peino sus cejas y su cabello, contemplándolo. Es tan guapo, tan dulce, que a veces me sorprendo de que se haya fijado en mí, que soy un tanto más sencillo. No es que tenga problemas de autoestima ni mucho menos, pero sé que mi belleza no es llamativa como la suya. Parece que lo sacaron de una revista de modelaje. Todos estos días sin él, me he dado cuenta de que lo amo y que lo he extrañado con locura. Me inclino y le doy un beso suave en los labios. Abre los ojos al instante, al principio un tanto desorientado, pero sonríe suavemente al verme. —¿Qué estás haciendo, mujer? ¿Me quieres seducir? —pregunta con voz ronca, mientras me atrae por la cintura hacia él.—Sí, me descubriste —confieso, riendo.Se me acerca y comienza a besarme el cuello y a hacerme co
Narra Adriana: Al salir de casa hemos tenido que recurrir a la salida alterna del estacionamiento porque el frente estaba plagado por periodistas. Por lo visto, la noticia de mi aparición se ha propagado rápidamente y todos los canales locales aspiran a una primicia conmigo y con Jeremiah. De mi parte, lo último que quiero es ser vista en público. Mi vida se ha convertido en una montaña rusa de situaciones tormentosas y ser vista en público sería como la cereza del pastel, pero por suerte, mi amado esposo tiene controlada la situación.Además, ha contratado un equipo de seguridad para nosotros y mi madre, hasta que los villanos de nuestra vida desaparezcan finalmente.—La detective Kim me ha llamado, quiere que vayas a presentar tu declaración cuanto antes, pero le he dicho que tendrá que esperar porque ahora no es el momento —me avisa mientras se introduce al tráfico.Asiento, sin prestar mucha atención a nada de lo que pasa a mi alrededor. Siento la cabeza muy ligera, así que cierr
Narra Adriana: Decir que estamos asombrados es quedarse corto para el pasmo que se ha plantado en la habitación tras la noticia del doctor Powers. A diferencia de estar alegres, pareciera que nos hubieran anunciado que alguien en la familia a muerto. Un silencio sepulcral lena la sala y lo único que se escucha es el constante bip que suena una y otra vez desde la máquina. Voy a ser madre, ese pequeño sonido es la evidencia de que dentro de mí está creciendo otro ser humano y la idea no es nada fácil de digerir.Estoy en una especie de trance, en el que solo veo la pantalla, ofuscada por la tremenda noticia. De mi parte, todavía no he superado lo del secuestro ni los cambios que ha dado mi vida desde entonces, como para ahora tener que lidiar con esto. Para ser honesta, no me esperaba esto y no sé cómo enfrentarla aquí. Quisiera que Jeremiah tomara mi mano y me mirara a los ojos, pero de su parte no hay respuesta, no hay una sonrisa, ni un parpadeo en mi dirección, ni siquiera un parp
Narra Jeremiah:Cuando tenía seis años me había organizado la fiesta de cumpleaños más asombrosa que cualquier niño podría desear. Había globos, un castillo inflable, y un payaso que animaba el ambiente. El menú estaba compuesto de exquisiteces como pizzas, helado, algodón de azúcar y todas las demás delicias que los niños aman. Era un día maravilloso. Inicio del verano, la enorme piscina del patio disponible para quienes quisieran darse un chapuzón. Todo era tan genial, que sentía la envidia de todos mis compañeros de clase, porque ninguno había tenido nada semejante. Todo era espléndido y mi abuelo, que siempre me complacía en todos mis gustos, para colmo me había comprado una bicicleta roja con neumáticos blancos. Me sentía ser el niño más genial de toda la cuadra y mis amigos me miraban asombrados, porque yo tenía lo que ellos no. Mi regalo brillaba bajo el sol, la pintura destellante que solo lo nuevo puede tener. Era mágico. Recuerdo que me dolían las mejillas de tanto sonreír.
Narra Adriana: Las náuseas me golpean otra vez, a pesar de haberme tomado todas las medicinas que me indicó el doctor Powers, así que corro al baño para dejar que mi estómago siga sacando lo que no tiene, sin que pueda hacer nada al respecto. La luz está apagada, pero conozco muy bien el camino porque esta fue mi casa durante gran parte de mi vida, y a pesar del poco tiempo que duré fuera, la siento tan mía como siempre.Cuando las arcadas me dan tregua, me dejo caer al piso, y me recuesto, incapaz de regresar hasta la cama y demasiado cansada como para permanecer erguida. No estoy segura de qué hora es, pero sé que es o muy tarde, o muy temprano dado que el sol no ha salido todavía. Asumo que es de madrugada aún, la casa está a oscuras y mi madre no está por ningún lado. Solo cuando me siento con energía suficiente para ponerme de pie, me levanto del piso y regreso a mi cama.Estoy en el apartamento de mi mamá, donde me he refugiado desde la noticia de mi embarazo. Me siento fatal,
Narra Jeremiah: La lluvia de la mañana choca contra las ventanas de mi apartamento, mientras miro hacia el exterior, intentando mitigar mi dolor. Mi estado de ánimo es tan triste como el paisaje, salvo que esta vez no es la incertidumbre de saber el paradero de mi esposa lo que me aflige, sino saber que le he he hecho un mal y que las cosas entre nosotros están muy mal. Si mi abuelo estuviera con vida, él sabría lo que debería hacer, sin embargo, él no está y ni siquiera con mi mejor amigo Andy siento la confianza suficiente como para decirle la burrada que he cometido.A penas son las nueve de la mañana, pero estoy en pie desde las cinco. No he podido dormir casi nada en toda la noche, porque me despertaba a cada hora, buscando en mi cama vacía, la presencia de mi esposa ausente. Es increíble cómo se ha metido bajo mi piel y más increíble aún es saber que, tras días desaparecida, hoy no está aquí por la barbarie que cometí ayer. Solo de recordarlo me avergüenzo por completo.Ante mi