Narra Adriana: Despierto cuando siento que tiran de mi cuerpo con fuerza y siento que me voy a caer. Al abrir los ojos, veo que me están arrastrando hacia el interior de lo que parece ser un furgón enorme de un camión de carga, sin embargo, al estar boca abajo sobre el hombro de Fernando, no me da tiempo a contemplar mucho el escenario. Intento gritar para pedir ayuda o por lo menos para pedir que me suelten, que me dejen caminar, pero estoy amordazada y la sensación es horrible. Tengo las manos atadas, los pies atados, la boca vendada y unas terribles ganas de llorar se apoderan de mí.Escucho la voz de Daniela, pero no logro distinguir lo que dice, porque está algo distancia y habla entre susurros. Solo logro identificar que afuera es de noche y que sea donde sea que estamos, tiene que ver con maquinaria y botes, porque escucho el sonido de los camiones moverse y dando reversa a lo lejos. La impotencia mi abruma cuando mi adorado padre me suelta en el miso de una habitación oscura.
Narra Jeremiah: Tan pronto me subo a mi auto, llamo a Heinz para pedir refuerzos, listo para ir detrás de mi esposa, seguro de la corazonada que me dicta mi corazón. La policía ha sido deficiente en el apresamiento de Fernando y de Daniela, lo que hace que, mientras ellos estén libres por ahí, sé que ni Adriana ni yo estaremos a salvo, por eso, creo que lo mejor es tomar el toro por los cuernos y resolver yo mismo la situación.Estoy cansado, harto de tener que soportar golpe tras golpe, incesantemente las estocadas que me han dado y ya no voy a tolerar una más. Estoy casi cien por ciento seguro de que la responsable del desfalco de hoy en la compañía, fue Daniela. Ella conoce todo el sistema y fue una de las que estuvo ahí desde el primer día cuando se instaló. Sabe cómo funciona y ha demostrado ser una enemiga declarada, capaz de eso y mucho más. Aunque me duele mucho su traición y sé que el robo genera una inestabilidad para el negocio, nada me agobia más que saber que pudo haberl
Narra Adriana: Termino la grabación con unas ganas horribles de echarme a llorar, no por tener que haber aparecido en pantalla, eso no me importa en lo más mínimo. Lo que me duele es tener que estar a merced de una persona tan mala con Daniela. No la ha sido suficiente todo el daño que ha hecho. Primero asesinó al señor Johnson al revelarle la noticia de que el matrimonio entre Jeremiah y yo era arreglado. No le bastó con incendio de la sucursal, y ahora con el golpe millonario con el que logró hacer que cientos de empleados perdieran su empleo y que podría llevar a Jeremiah a la quiebra. Ahora me tiene secuestrada y por lo visto no hay nadie que pueda ponerle fin a su crueldad. La policía no ha podido detenerla, Jeremiah no ha podido detenerla y en lo que el hacha va y viene, aquí estoy yo, soportando su locura y crueldad.Se pone frente a mí, ahora que la grabación ha terminado y me aplaude hipócritamente, con una sonrisa cruel.—¡Eres merecedora de un óscar! Si eres toda una actri
Narra Jeremiah: Como de costumbre, la detective Kim afirma que esta vez si podrá encargarse de la situación, a pesar de que no tengo nada de fe en ella. Sin embargo, no puedo tomar la ley en mis manos, al menos, no sin avisarle. De mi parte, ya le he dado a ella y al sistema demasiadas oportunidades para que resarzan sus daños y demuestren que son ellos la autoridad, sin embargo, en cada caso han fallado estrepitosamente, peor que en la anterior, así que esta vez estoy cumpliendo con avisarles para que no aleguen ignorancia luego, pero mi plan es hacer la justicia que merezco y ponerle fin a los enemigos que me roban mi paz y la de mi esposa. Tras ponerme en contacto con Kim, me ha pedido que me presente en el destacamento, cosa lo que me ha parecido una verdadera pérdida de tiempo, pero igual he aceptado para parecer más colaborador.Heinz está sentado a mi lado, acompañándome, en lo que la detective se digna en aparecer. Aprovecho el momento para escribirle a Andrés de la situación
Narra Adriana: Cierro los ojos y reposo mi cabeza sobre la incómoda madera que me sostiene, incapaz de contener ya el dolor. Todo mi cuerpo está resentido a causa de los latigazos recibidos y por lo visto, la loca de Daniela tenía razón cuando dijo que pensaba divertirse conmigo porque eso ha hecho. Ella y mi padre se han turnado para azotarme como si se tratara de un animal terco en medio de la sabana. Después del latigazo número veinte he perdido la cuenta. Toda la piel de mi torso arde como si tuviera fuego en ellas y siendo el escozor de alguna que otra herida que me ha dejado a su paso. Siento la sangre y el sudor que me corren por la espalda que es donde más golpes he recibido y ya no resisto. No creí que Daniela se atreviera a tanto, no creí que sufriría tanto, pero su nivel de crueldad sobrepasada las expectativas. Me ha convertido en su muñeco de tortura y ya no aguanto más- En mi vida he tenido días duros, demasiado duros, pero ninguno como este.—Por favor —ruego con los o
Narra Jeremiah: Levanto la mirada para ver a Teresa parada en la puerta, con un vaso de café en la mano y una bolsa de donuts en la otra. Le sonrío sin mucho ánimo y se acerca hasta mí.—Hola, pequeño. ¿Cómo estás? —pregunta, haciendo entrega de su ofrenda comestible, la cual agradezco mucho.—Ahí vamos, el doctor ha dicho que despertaría en cualquier momento, pero lleva casi veinticuatro horas inconsciente —digo, preocupado.Ella me pone la mano en el hombre y me masajea suavemente para darme ánimos. Sabe que mi vida entera está en esta habitación de hospital y si Adriana no logra rebasar esto, no podré reponerme nunca de su pérdida. Le doy un sorbo al café, más por necesidad que por deleite, dado que no como desde ayer.—Se va a recuperar. Ella no es de las que se rinden —me asegura.—Eso espero, Tere. No sé vivir sin ella —confieso y los ojos se me llenan de lágrimas.Cuando la encontré en ese furgón en el muelle, sentí que mi corazón volvió a la vida, sin embargo, tras ver las h
JEREMIAH—Andy, ¡¿estás seguro de que este lugar es de fiar?! — le grito a mi mejor amigo tratando de que mi voz sobrepase el sonido elevado de la música que ahoga cualquier otro ruido.La canción que resuena por los altavoces es conocida: I Can’t Get Not Satisfaction de los Rolling Stones, sin embargo, su volumen es tan elevado que las paredes de cristal del negocio, retumben. Estoy sorprendido por el sitio que Andrés ha escogido esta noche.—Cálmate, Jeremiah. ¿A caso ahora me saldrás santurrón? — se mofa de mí.Mientras saluda con una sonrisa a
El abuelo George, Gogo, como le digo, ha sido mi padre, mi amigo y mi mentor. Por eso mi corazón ha estado en un hilo tan pronto escuché la noticia de boca de su asistente Teresa. Tras veinte minutos de camino, llego al hospital Saint Bartolomé. Es uno de los mejores centros del estado y eso me da paz, porque sé que será bien atendido. Me estaciono en un lugar cercano a la puerta y entro por el área de emergencias a la estación de enfermería.—Buenos días — saludo a la enfermera de piel morena que se encuentra llenando una plantilla detrás del mostrador.Me escanea de arriba abajo y hay aprobación en su mirada. No la puedo culpar, no puedo decir que soy un tipo desagradable a los ojos. Incluso hoy que tomé lo primero de mi armario: un suéter rojo de lana un tanto holgado y un pantalón negro jean con botas oscuras, sé que no me veo tan mal. Mido un