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Escucho atenta todo lo que me dicen los doctores, y conforme van avanzando en sus teorías, resultados de análisis, más me doy cuenta de que mi madre me ha estado ocultado todo este tiempo su enfermedad. Al parecer descubrió que tenía cáncer hace dos años, y desde ese entonces, ha estado en tratamientos, pero ahora el cáncer vuelve con fuerza y por ello tuvo una recaída.Tenso el cuerpo, la vida me está golpeando duro. Me hacen firmar un par de documentos para que la puedan dar de alta, me recomiendan algunas clínicas con el mejor equipo para esta clase de situaciones, equipo que solo se pueden dar el lujo de pagar los ricos, porque tan solo la estancia es demasiado costosa.Los doctores terminan por darme varias opciones, unas son mejores que las otras, no obstante, al final es el mismo resultado, la falta de dinero no hace posible siquiera que tome una en cuenta.—¿Puedo pasar a verla? —rompo el silencio en el que había permanecido desde que llegué.—Por supuesto, su madre está consciente.—Gracias.El doctor que atendió a mi madre, le ordena a una de las enfermeras que me lleve hasta la habitación, eso hace, en cuanto entro, el olor a productos de limpieza hace que mi pique la nariz, la enfermera nos deja a solas y me acerco a mi madre, quien intenta sonreír, ella es muy parecida a mí, excepto por los ojos, ella los tiene color avellana y yo grises.—Siento que me tengas que ver en este estado, cariño —habla.—¿Por qué no me lo dijiste antes? —la pregunta brota de mi garganta como cascada.Detallo su rostro, baja la mirada y la coloca en el único lugar seguro que encuentra, sus manos.—Sabes la respuesta, no quería que te preocuparas —dice con voz débil.—Pues ahora lo estoy —replico—. Eres mi madre, no pienso dejarte sola, y este cáncer no va a acabar contigo.Ella ancla sus ojos sobre mí, nos quedamos en silencio un par de segundos y luego suelta un largo suspiro.—No pienso ser una carga, sé que el tratamiento es muy costoso, ni siquiera yo podría costear esa cantidad en menos de un año, no tenemos familia o amigos que nos apoyen —arguye—. Estamos solas, yo estaba sola en esto, y ahora, por un descuido, te acabo de meter en mis asuntos.—Tus asuntos son mis asuntos de ahora en adelante —refuto.No tiene nada más que decir, el resto del día esperamos a ver si hay algún cambio, los doctores la revisan una última vez hasta que por fin nos dejan ir, tomamos un taxi luego de convencerla de que es lo mejor. Mientras vamos en camino, por un par de segundos, me veo tentada de contarle que me violaron, sin embargo, al voltear a verla con ese aspecto tan agotador, llego a la conclusión de que no puedo preocuparla más de lo debido, por su estado.Al llegar a su casa, decido darle parte del dinero que me dio Dorian como liquidación, me cuesta trabajo hacer que lo acepte hasta que se ve obligada después de tanta insistencia por mi parte.—No es necesario que hagas esto, cariño —arguye tocando mi rostro con la palma de su mano—. Yo voy a estar bien.—No lo dudo, pero quiero que lo tengas, esto te servirá para que compres algunas medicinas.El brillo vuelve a resplandecer en sus ojos, siento que hay algo que me quiere decir, solo que niega con la cabeza y no me da más que las gracias.—¿Vas a estar bien? Puedes mudarte a mi departamento si te sientes sola —le sugiero.—Para nada, voy a estar bien, te lo prometo.—Voy a encontrar una solución para este problema, solo tenme un poco más de paciencia.Mi madre me envuelve en un fuerte abrazo de oso, uno que me corta el aliento y me hace querer decirle todo lo que está pasando, estoy a nada de hacerlo, hasta que su móvil comienza a sonar, es como responde.—Tengo que atender, es una amiga —apunta.Me despido una última vez de ella, sabiendo que está un poco más tranquila, decido marcharme, aprovecho el viaje y me dirijo hacia la estación de policía, donde me dirijo hacia el agente que supuestamente lleva mi caso, el hombre, al verme de nuevo en su oficina, frunce los labios y me lanza lo que parece ser una amenaza silenciosa.—Señorita Cox —saluda.—Agente —tomo asiento delante de él—. Vine a ver como va el avance en las averiguaciones de mi atacante.—Creí haber dejado claro que nosotros le llamaríamos cuando tengamos algo —habla en tono molesto.Me muerdo el labio inferior, últimamente las cosas no me salen bien, y ahora no solo tengo que lidiar con el asunto de encontrar al culpable de mi violación, sino, con el cáncer de mi madre. Trago duro el nudo que se vuelve a formar en mi garganta, y me inclino hacia él.—Escuche, solo quiero saber por qué no han hecho nada al respecto —musito, recordando lo que me dijo Harley—. ¿Es porque se trata de alguien poderoso?De pronto, mis palabras son suficientes para alterar el estado de ánimo del agente, porque enseguida se crispa y se pone de pie, yo me sobresalto y retrocedo, el miedo me paraliza, y el nerviosismo el palpable en él.—¡Escuche, señorita Cox, no tengo tiempo en estos momentos para atenderla, en cuanto tengamos más avances con la investigación, nosotros se lo haremos saber! —exclama con respiración acelerada.Y es así como me dan la patada y me cierra la puerta en las narices, sin poder hacer algo más, decido que lo mejor es irme a casa, tengo mucho que pensar. Cuando por fin llego, las lágrimas salen con fluidez por mis ojos, si pudiera desear algo en estos momentos, es no tener que lidiar con tanta carga, me doy una ducha de agua caliente, respondo algunos mensajes que me envía Harley, en donde me dice que llegará tarde, pero que mañana pasa a verme.Aunque somos vecinas, cada una tiene su vida, hacemos todo lo posible por pasar tiempo de calidad juntas, sin embargo, eso ha sido difícil en estos días, ella ha estado estudiando mucho para sus exámenes, y yo… bueno, ahora tendré que buscar con mayor ansiedad un trabajo.
MADDISONMientras tecleo las palabras en la laptop, los recuerdos de aquella noche me avasallan, es como una pesadilla interminable, una que sigo repitiendo una y otra vez, hay un par de segundos en los que pienso en tomar el camino fácil y acabar con todo esto, aunque al tocar el relicario que me regaló mi madre hace muchos años, y que contiene una foto de nosotras dos, me doy la fuerza necesaria. Jamás conocí a mi padre, y a mi madre no le gusta hablar del tema, al parecer una mañana solo se fue y listo, no es que me importe, solo, no me gustaría que mamá tuviera esa mirada llena de tristeza cada que llegamos a tocar el tema. Las horas se me pasan volando, envío un par de curriculums, hago un par de llamadas hasta que doy con el trabajo perfecto, debido a mi experiencia en el área y a mis habilidades, logro conseguir una última entrevista en la empresa Carrier Company, una que por jugada del destino, resulta ser la competencia de la empresa de Dorian y su esposa, eso solo fue sin
LEVI llego a mi oficina. —¿Entonces? —Me pregunta Tobias, quien al parecer revisa su reloj con insistencia—. Siento que algo me ocultas, huele a problemas. Este tipo es un imbécil, pero un buen abogado, una de las razones por las que es mi mejor amigo, es porque es la única persona que conozco del planeta, que no tiene alma como yo. Esa es la razón por la que nos llevamos tan bien. Guardo silencio un par de segundos. llaman a la puerta y casi puedo asegurar que se trata de la secretaria de mi abuelo, es una Sra. malcriada. —Joven Evenson —dice con un tono de voz casi tan molesta—. Su abuelo y hermano lo están esperando en su oficina. Lo sabía. —Diles que no tengo tiempo. —Lo siento, me temo que su abuelo no está de buen humor. —Algo que compartimos los dos el día de hoy. —Es importante —dice para luego salir sin decir nada más. Cierra la puerta a sus espaldas, dando un portazo, sabe que odio que hagan eso, aunque lo hace solo para molestar. Mi abuelo, sin duda, le da mucha
LEVI—¿Levi, casado? —ríe Nolan—. Por Dios, abuelo, pones muchas esperanzas en él.—Silencio,— dije. —¡No! —replica Nolan y se pone de pie para estar a la altura del viejo—. ¡Levi es un irresponsable, ni siquiera se compromete con la empresa de lleno, él no merece ser un Evenson! Tenso el cuerpo, vuelve al mismo tema, decirle la verdad de que el abuelo es a él de quien desconfía y no considera una opción para la presidencia por la influencia de su esposa, sería un golpe duro, sin duda alguna.—¿Y tú sí?Se me viene encima, estoy preparado, pero el abuelo decide interponerse en el camino con su dura voz, Nolan se detiene y rechina los molares.—¡Alto! —se dirige a mi hermano—. Con esa actitud no vas a llegar a ningún lado, mucho menos das una buena imagen a la empresa.Mi hermano se queda callado, su pecho sube y baja debido a la adrenalina que recorre su cuerpo.—Lo siento, abuelo —se inclina—. No volverá a ocurrir, si no hay nada más que quieras decir, me retiro, tengo cosas que ha
MADDISONEntro y me encuentro con un dos pares de ojos verdes, los de mi jefe y el hombre que está de pie, con las manos metidas en los bolsillos de sus costosos pantalones. Es alto, fornido, cabello castaño y una barba algo espesa, en general podría decir que tiene una apariencia amable, si tan solo no viera el odio que destilan sus ojos.—Siento interrumpir, solo es para avisarle que todo está preparado, en cinco minutos tienen que llegar sus invitados —digo en tono neutro.El señor Félix me observa con detenimiento, luego le lanza una mirada indescriptible y fugaz al hombre que parece más joven.—Maddison, te presento a mi nieto mayor —carraspea mi jefe—. Nolan Evenson, Nolan, ella es mi asistente personal, la señorita Maddison Cox.Nolan, como ahora sé que se llama, me mira de pies a cabeza, estoy a nada de abrir la boca para saludar como es debido, cuando él solo se da la vuelta justo al estirar mi mano para estrecharla con la de él, y se dirige a su abuelo.—Terminaremos de habl
FÉLIX CARRIEREscucho atento los comentarios finales de los socios, hace poco menos de una hora que cerramos el trato, como siempre, yo gano. Salgo de la junta después de que mi nieto Levi es el primero en salir, como si es lo que más quisiera en el maldito mundo, el ingrato solo se esfuma.Y yo hago lo mismo antes de que Nolan me aborde como suele hacer cuando termina una junta de socios.—Abuelo —el ávaro me llama a las espaldas.No me detengo, no tengo el ánimo de hablar con él de un tema que ya me sé de memoria. No cumplo mi cometido, ya que enseguida entra sin autorización a mi oficina. Molesto, tomo asiento y comienzo a leer los papeles que Maddison me dejó para firmar sobre estado financiero de las últimas semanas.—Abuelo, sé que no quieres volver a hablar de lo mismo, pero sabes que tengo razón —insiste con lo mismo.—Si ya sabes lo que quiero, no gastes saliva, muchachito —siseo sin apartar la mirada de los papeles.No obstante, Nolan, como siempre suele pasar, me saca de mi
MADDISON—Fue un accidente, ese día lo drogaron, le metieron al sistema una droga que logra despertar tus estímulos sexuales, y no paras hasta que los satisfagas, tienes razón, no es una excusa, bien puedo pedir ayuda o incluso ir al hospital, pero no lo pensó, no lo sabía, apareciste tú —ríe sin gracia—. O mejor dicho, te encontró y el resto ya lo sabes bien.No puedo creer lo que me está diciendo. De soslayo miro al tipo que parece no tener corazón, sigue tan tranquilo como si nada.—Te propongo algo —arguye mi jefe.El problema es que no estoy dispuesta a seguir escuchando excusas pobres, si creen que me van a poder borrar del mapa, están muy equivocados, él tiene que pagar por lo que me hizo, las lágrimas siguen llenando mis ojos, no importa que sean gente poderosa y que hayan comprado a la policía, a mí jamás me harán eso.—Lo siento, pero me temo que sea lo que sea, no lo pienso aceptar, pienso llegar hasta las últimas consecuencias, su nieto debe tener un castigo por lo que hiz
LEVIUn golpe tras otro, nada funciona, gotas de sudor se resbalan por mi espalda y torso desnudo, los gritos de ánimo de las mujeres que están alrededor, pasan a segundo término cuando solo me concentro en una cosa; en el costal de arena que yace colgado frente a mí, cierro los puños, puedo saborear la adrenalina que recorre por todo mi torrente sanguíneo.Iba a enmendar mi error, pero las palabras de esa desgraciada fueron como una bofetada, trata de retarme, y lo más increíble es que el viejo la apoya, ahora me quiere casar, maldita sea, la odio. De cualquier modo, lo primero que debo hacer, es descubrir cuál es el plan que tiene entre manos, mi abuelo.—¡Vamos, Evenson! —grita mi estúpido entrenador—. ¡Golpeas como niñita!Tenso los músculos de mi cuerpo, muevo el cuello con estrés y sigo golpeando el saco de arena, recreando el rostro de Maddison sobre él. No paro, aguardo el aliento hasta que doy el golpe final. El sonido de la cadena al moverse hace que mi humor se vaya en pica
LEVIQué gana ese viejo en mandarla, la miro fijamente, trae puesta una falda de tubo que solo reafirma su figura de sirena, su blusa blanca está desabotonada hasta el tercer botón por descuido, lo que hace que pueda divisar la piel pálida de su pecho.—¿Acaso intenta seducirme, Señorita Cox? —me cruzo de brazos.—No sé de lo que habla —se pone a la defensiva.Mis ojos van directo a su escote, ella parece entenderlo y rápidamente se abotona la blusa.—Me retiro —dice y sale antes de que la pueda detener.Jodida mujer del demonio. Tomo mis cosas y camino en dirección a la oficina del anciano, notando que de soslayo, Maddison entra al elevador para marcharse, entro sin llamar.—Por fin llegas —Félix se coloca el saco.—¿Qué es lo que quieres? —enarco una ceja con incredulidad.—Vayamos por un trago —se limita a responder.Rechazarlo me libraría y sin duda es la mejor opción, aunque… hacerlo me quitaría la oportunidad de convencerlo de deshacer ese puto trato con esa mujer.—Por supuesto