MADDISON—Fue un accidente, ese día lo drogaron, le metieron al sistema una droga que logra despertar tus estímulos sexuales, y no paras hasta que los satisfagas, tienes razón, no es una excusa, bien puedo pedir ayuda o incluso ir al hospital, pero no lo pensó, no lo sabía, apareciste tú —ríe sin gracia—. O mejor dicho, te encontró y el resto ya lo sabes bien.No puedo creer lo que me está diciendo. De soslayo miro al tipo que parece no tener corazón, sigue tan tranquilo como si nada.—Te propongo algo —arguye mi jefe.El problema es que no estoy dispuesta a seguir escuchando excusas pobres, si creen que me van a poder borrar del mapa, están muy equivocados, él tiene que pagar por lo que me hizo, las lágrimas siguen llenando mis ojos, no importa que sean gente poderosa y que hayan comprado a la policía, a mí jamás me harán eso.—Lo siento, pero me temo que sea lo que sea, no lo pienso aceptar, pienso llegar hasta las últimas consecuencias, su nieto debe tener un castigo por lo que hiz
LEVIUn golpe tras otro, nada funciona, gotas de sudor se resbalan por mi espalda y torso desnudo, los gritos de ánimo de las mujeres que están alrededor, pasan a segundo término cuando solo me concentro en una cosa; en el costal de arena que yace colgado frente a mí, cierro los puños, puedo saborear la adrenalina que recorre por todo mi torrente sanguíneo.Iba a enmendar mi error, pero las palabras de esa desgraciada fueron como una bofetada, trata de retarme, y lo más increíble es que el viejo la apoya, ahora me quiere casar, maldita sea, la odio. De cualquier modo, lo primero que debo hacer, es descubrir cuál es el plan que tiene entre manos, mi abuelo.—¡Vamos, Evenson! —grita mi estúpido entrenador—. ¡Golpeas como niñita!Tenso los músculos de mi cuerpo, muevo el cuello con estrés y sigo golpeando el saco de arena, recreando el rostro de Maddison sobre él. No paro, aguardo el aliento hasta que doy el golpe final. El sonido de la cadena al moverse hace que mi humor se vaya en pica
LEVIQué gana ese viejo en mandarla, la miro fijamente, trae puesta una falda de tubo que solo reafirma su figura de sirena, su blusa blanca está desabotonada hasta el tercer botón por descuido, lo que hace que pueda divisar la piel pálida de su pecho.—¿Acaso intenta seducirme, Señorita Cox? —me cruzo de brazos.—No sé de lo que habla —se pone a la defensiva.Mis ojos van directo a su escote, ella parece entenderlo y rápidamente se abotona la blusa.—Me retiro —dice y sale antes de que la pueda detener.Jodida mujer del demonio. Tomo mis cosas y camino en dirección a la oficina del anciano, notando que de soslayo, Maddison entra al elevador para marcharse, entro sin llamar.—Por fin llegas —Félix se coloca el saco.—¿Qué es lo que quieres? —enarco una ceja con incredulidad.—Vayamos por un trago —se limita a responder.Rechazarlo me libraría y sin duda es la mejor opción, aunque… hacerlo me quitaría la oportunidad de convencerlo de deshacer ese puto trato con esa mujer.—Por supuesto
MADDISONMINUTOS ANTES…Dejo que Harley se vaya con el chico que apenas conoció, ella merece un poco de diversión después de haber estado estudiando toda la semana, su sonrisa juguetona, me indica que va a haber sexo para ella, eso está bien, y agradezco el hecho de que no dejara de insistir para que viniera a este sitio, lo hizo por distraerme, el problema es que eso no borra el hecho de que me siga sintiendo enjaulada.No le he comentado nada acerca del asunto de mi futuro matrimonio por contrato, o como a mí me gusta llamarle; por conveniencia, con Levi Evenson, el hombre que resulta ser el nieto menor de mi jefe, y quién es mi violador, si se entera me mata.No tuve más opciones, más salidas, cuando fui a ver a mi madre al hospital, ella se encontraba delicada, sus ojos me dicen algo, pero sella sus labios y me lanza una mirada llena de lástima, piensa que es una carga, no lo es. Me despido amablemente del chico que es amigo del otro hombre que se fue con Harley, y me dirijo a la
MADDISONTengo deseos de responderle, pero estoy demasiado aturdida con lo que acaba de pasar, Dorian intenta levantarse, Levi camina a la salida del callejón y esa es mi señal para marcharme. Las manos me tiemblan, estoy a nada de dirigirme a la estación del metro, cuando un auto se para a mi lado, bajan la ventanilla y es…—Levi —susurro.—Para ti, Sr. Evenson —agrega sin mirarme—. Aprende cuál es tu maldito lugar, ahora sube.Me muerdo el labio inferior con temor, verlo, hace que recuerde aquella noche, un nuevo nudo se forma en mi garganta, su cuerpo escultural cuando levantaba mis piernas sobre sus hombros, el cómo entraba y salía de mi cuerpo, cubría mi boca y yo gemía del dolor.«Tonta, deja de pensar en eso, él te violo, recuérdalo, no es sexy, tampoco es un buen hombre»—No, gracias —balbuceo e intento volver a caminar.Aumento el paso, no conozco muy bien esta zona, contando que se encuentra oscura y al parecer mucha gente no pasa por estos rumbos.—Sube, no lo repetiré dos
MADDISONEl corazón se sigue acelerando dentro de mi pecho. Levi acelera y yo tengo miedo de que nos vayamos a estrellar, si esa es su idea de deshacerse de mí, en el fondo, está logrando asustarme un poco. Observo por la ventana hasta que noto que nos estamos alejando de mi zona segura, o mejor dicho, donde vivo. —¿A dónde me llevas? —inquiero con cautela. Molestarlo más de lo que ya se ve, es lo menos que quiero. Sin embargo, Levi Evenson no me responde, siento que mi corazón martillea con cada segundo que transcurre, uso ese silencio para pensar en todos los sucesos que acaban de ocurrir, en especial cuando, en primer lugar, volver a ver a Dorian, hace que el dolor siga estando anclado en mi pecho. Estaba ebrio, sí, pero esa no es razón suficiente para que me trate de ese modo tan despectivo. Yo estaba pasando un buen rato hasta que intentó que habláramos, como no le gustó la respuesta, me acosó. La cabeza está por estallarme, tengo todavía el asunto de la enfermedad de mi madr
MADDISONSi antes el vacío que había en mi pecho me engullía, ahora me ahoga, me encuentro sentada frente a Levi, mi violador, detrás de él como si fuera una sombra, está Tobias Jefferson, su abogado, un hombre tan apuesto como endemoniado que no deja de mirarme, analizando cada uno de mis movimientos, es poco más de la media noche y no he dejado de leer los documentos del contrato que me han dado a firmar. Leo detalladamente cada una de las cláusulas y me siento más perdida que nada, el miedo aflora en cada poro de mi piel, aunque no lo demuestre. El contrato estipula que acepto todo lo que Levi me dé en nuestro matrimonio, es decir, no tengo derecho a poner alguna objeción referente a nada, todo será tal y como él lo pida. Paso la hoja, donde se habla de que una vez casados, seremos esposos solo ante la sociedad, a puerta cerrada cada quien tomará su rumbo sin perjudicar al otro, con eso no tengo problema y de hecho me da alivio. Pero la tercera hoja es más extensa de lo que pens
MADDISONObservo al hombre que creí que era el amor de mi vida, su presencia me sienta como una patada en el estómago. ¿Cómo se atreve a siquiera verme a los ojos después de lo que me hizo? Levi sigue a mi lado, no entiendo el por qué, el besarlo solo fue un impulso, algo que hice sin pensar. Dorian pasa su mirada de él a mí, frunciendo el ceño.—¿Qué haces aquí? —inquiero con cautela—. No deberías estar en este sitio, vete. Dorian guarda silencio un par de segundos, se ve demacrado, aturdido y desorientado. —Vine a hablar —arguye rechinando los dientes, observa a Levi y luego regresa su atención a mí—. A solas. —No tenemos nada de qué hablar —espeto con firmeza. —Maddison, hablemos, por favor… —Me parece que ella ya dijo que no —la voz ronca de Levi amenaza con terminar con todas mis fibras nerviosas. Dorian y él se quedan mirando por largo rato, en silencio, ¿acaso me he vuelto loca? Joder, estoy en medio del hombre que me violó y el que me rompió el corazón, los dos al mismo