MADDISONSi antes el vacío que había en mi pecho me engullía, ahora me ahoga, me encuentro sentada frente a Levi, mi violador, detrás de él como si fuera una sombra, está Tobias Jefferson, su abogado, un hombre tan apuesto como endemoniado que no deja de mirarme, analizando cada uno de mis movimientos, es poco más de la media noche y no he dejado de leer los documentos del contrato que me han dado a firmar. Leo detalladamente cada una de las cláusulas y me siento más perdida que nada, el miedo aflora en cada poro de mi piel, aunque no lo demuestre. El contrato estipula que acepto todo lo que Levi me dé en nuestro matrimonio, es decir, no tengo derecho a poner alguna objeción referente a nada, todo será tal y como él lo pida. Paso la hoja, donde se habla de que una vez casados, seremos esposos solo ante la sociedad, a puerta cerrada cada quien tomará su rumbo sin perjudicar al otro, con eso no tengo problema y de hecho me da alivio. Pero la tercera hoja es más extensa de lo que pens
MADDISONObservo al hombre que creí que era el amor de mi vida, su presencia me sienta como una patada en el estómago. ¿Cómo se atreve a siquiera verme a los ojos después de lo que me hizo? Levi sigue a mi lado, no entiendo el por qué, el besarlo solo fue un impulso, algo que hice sin pensar. Dorian pasa su mirada de él a mí, frunciendo el ceño.—¿Qué haces aquí? —inquiero con cautela—. No deberías estar en este sitio, vete. Dorian guarda silencio un par de segundos, se ve demacrado, aturdido y desorientado. —Vine a hablar —arguye rechinando los dientes, observa a Levi y luego regresa su atención a mí—. A solas. —No tenemos nada de qué hablar —espeto con firmeza. —Maddison, hablemos, por favor… —Me parece que ella ya dijo que no —la voz ronca de Levi amenaza con terminar con todas mis fibras nerviosas. Dorian y él se quedan mirando por largo rato, en silencio, ¿acaso me he vuelto loca? Joder, estoy en medio del hombre que me violó y el que me rompió el corazón, los dos al mismo
MADDISONTodo sucede de manera tan rápida, que no sé en qué momento Nolan escupe sangre, me congelo en mi sitio, donde creo estoy segura de la ira de Levi, sus ojos azules son como dos esferas brillantes, la rabia destila de su aura pesada y las piernas me tiemblan. —¡Pero qué mierda, Levi! —grita enfurecido Nolan. Se le va encima con la intención de golpearle el rostro, pero Levi es más rápido, lo esquiva y esta vez le da una patada en el estómago, lo que hace que se arquee y se retuerza del dolor. —Deberías tener vergüenza, tienes esposa e intentas coquetear con otra mujer —dice Levi en un tono tan gélido como su mirada. Lo sabe, mi pecho sube y baja, intento desaparecer, quisiera que en estos momentos se abriera un enorme hoyo en la tierra y que me absorbiera, no llevo ni un día entero aquí, y los problemas ya comienzan. —Ella fue la que se me ofreció —sigue mintiendo. Trago grueso, no tiene caso alguno tratar de arreglar o alegar las cosas con Nolan, se nota que es un hombre
LEVITRES HORAS ANTESSigo molesto, Nolan debe aprender cuál es su maldito lugar, está ardido porque Félix piensa dejarme la presidencia de la empresa, cosa que él lleva años persiguiendo, es un carroñero, cuando lo vi acosando a Maddison, no debió importarme, pero lo hizo, sentí esa maldita necesidad de protegerla como si fuera alguien en mi vida. No lo es, ella solo es un medio para un fin, y sin embargo, debo admitir que me siento culpable por el hecho de haber tenido sexo con ella. —Estás pensando en Maddison. La voz seductora de Romina me saca de mi ensimismamiento, ella coloca ambas manos sobre mis hombros, mientras que por detrás comienza a besar mi cuello. —No sé de que hablas —espeto con firmeza. Sus labios rozan la piel de mi cuello, relajo mi cuerpo al instante, solo que esta vez mi cabeza no deja de dar vueltas sobre el mismo asunto; Maddison Cox. —Me puedes decir qué es lo que te sucede —Romina bufa. —No tengo ánimos. —¿Entonces para qué me mandaste llamar? —se cr
MADDISONNo puedo creer lo que está pasando, es decir, Levi Evenson ha detenido el golpe que me quería dar Clara, su ahora ex novia. El ambiente se pone tenso y yo solo quiero salir corriendo, sus asuntos no son míos, no deben importarme. —¿Qué haces aquí? No puedes entrar como si nada a esta casa —espeta Levi, soltando su mano. Clara le lanza una mirada despectiva, luego coloca sus ojos asesinos sobre mí, y retrocedo un paso, no me gustan los problemas y ciertamente tengo cosas más importantes que hacer. Estoy alejándome con la charola de comida, cuando Levi tira de mi brazo de nueva cuenta. —Todavía tengo acceso —puntualiza Clara. —Bien, entonces nos vamos —tira de mí y me quedo sin palabras. —¡¿A dónde vas?! —exclama detrás de nosotros. —Estoy pasando un momento de calidad con mi prometida —gruñe Levi. De pronto me veo subiendo las escaleras con él, mi cerebro se queda en blanco, Clara sigue gritando a nuestras espaldas, no puedo creer que Levi sea la clase de hombres que s
MADDISONMe congelo cuando proceso las palabras que brotan de la garganta de Levi, observo los rostros desfigurados de los empleados que nos rodean, algunos destellan sorpresa, ilusión, otros me miran como un blanco fácil de catalogar como una zorra cazafortunas. No los culpo, Harley ya me había advertido sobre esto. Trago grueso, la mano de Levi se entrelaza con la mía, eso es lo que menos me preocupa cuando noto el rostro lleno de rabia del señor Félix. Quién, luego de lanzarnos una mirada inquisidora a los dos, se da la vuelta y se dirige a su oficina. Intento soltarme de su agarre, no obstante, Levi no me lo permite. Los susurros son más intensos, una de las secretarias menciona a su compañera que se trata de una broma. —No es una broma —habla Levi. Me toma del rostro y me besa, sus labios se aplastan contra los míos, son suaves, mi corazón late frenético, su lengua se introduce y sus manos se aferran a mis caderas, estamos tan adentrados en el beso, que siento un escalofrío
MADDISONNo dejo de mirar a Levi Evenson desde el otro extremo de la sala, la cual está conectada a la cocina, de donde lo veo admirar cada detalle de la decoración del sitio, no es su estilo, y creo ya saber qué es lo que pasa por su cabeza, los ricos son así, nos ven como inferiores. Termino de servir las tazas de café y me acerco a ellos, donde mi madre le muestra gustosa un álbum familiar, al que él no le presta atención verdadera aunque lo finja, de hecho, es ilógico lo que estoy viendo. El hombre que me violó hablando con mi madre, es una locura. Las manos me tiemblan al colocar la taza de café al frente de él, sus ojos son como halcones a punto de devorar a su presa; yo. —¿Y cómo conoces a mi hija? —le pregunta mi madre. Sacándome de mi estupor. —Madre, la verdad es que él… —Soy su jefe —aclara Levi con tanta seguridad que me aterra.Me descoloco, no hace falta que trate de ayudarme a mentir, no tengo la necesidad, y aunque sigo aterrada de miedo, le enfrento, solo que él
LEVIFélix piensa que puede ganar esta guerra, solo porque lleva una batalla con trofeo, pero se equivoca, yo también sé jugar sucio, cree que no me di cuenta de sus verdaderas intenciones cuando vi a Clara aquí, no la soporta como yo, sin embargo, al ser hija de una familia tan poderosa y prestigiosa como la de ella, le conviene, siempre las apariencias, nunca la familia. Esa palabra existe en nuestro vocabulario como una máscara mofa para engañar al resto. Él solo quería asegurarse de que Maddison no hablara y no expusiera mi maldito error, consecuencia del error que cometió Clara y mi hermana. Su intención es que me case con ella y así incrementar su fortuna con la unión de los Daanger. No lo haré, él quiso jugar sucio, pues bien, eso es lo que haremos, muevo el cuello con estrés, me encuentro en el departamento de Tobias, quien ha sido mi abogado y cómplice en todo este circo, se sirve un trago y desliza uno en mi dirección, sobre la barra de su mini bar. —¿Estás seguro de lo q