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Esposa Forzada Del Rey Villano
Esposa Forzada Del Rey Villano
Por: Yosebeth Kaori 💚
Capítulo 01: ¡Majestad, su esposa escapó!

El fuego devoraba partes del territorio Real Bushlako.

En esa oscura madrugada a finales del verano, los gritos resonaban entre el caos desatado.

Una inevitable guerra interna por el poder, se había extendido durante meses.

En el salón del Rey Bushlako, un charco de sangre se acumulaba bajo el trono del gobernante, el rojo carmesí deslizándose lentamente, manchando las escaleras y dejando un rastro que se confundía con la alfombra roja.

POF~

El fuerte sonido del cuerpo del Rey Henrik Burgot cayendo agonizante resonó en la sala, tras ser atravesado por la espada de uno de sus hijos, el segundo príncipe.

—Tú me obligaste a esto, anciano decrépito —dijo el príncipe pelirrojo con indiferencia—. Hay que saber cuándo hacerse a un lado. Contigo al mando, Bushlak jamás será un imperio que compita con Gorian, y terminaremos siendo absorbidos por ellos.

El Rey, incapaz de hablar, solo podía mirar con pánico a su hijo de 27 años, que sacudió su espada, limpiándola de la sangre del gobernante.

Bertrand caminó hacia el trono, en el salón, algunos nobles y líderes militares lo veían aterrados y horrorizados por la escena que acababan de presenciar.

¡EL REY BUSHLAKO HABÍA CAÍDO!

¡Su segundo hijo tomó brutalmente su lugar!

Una de las "cabezas" de las principales tres casas nobles del Reino. Comenzó a aplaudir.

—¡GLORIA AL NUEVO REY! ¡LARGA VIDA A BERTRAND BURGOT! —alzó la voz con júbilo, el Conde Hansel Ruwar.

—¡Gloria eterna al nuevo Rey de Bushlak! —gritaron en un júbilo forzado, los demás presentes, mientras Bertrand se sentaba en el trono y se colocaba la corona de Bushlak manchada de la sangre de su padre.

—¡Su majestad, hemos capturado al príncipe heredero! —exclamó uno de los comandantes que irrumpió en el salón.

El hermano menor de Bertrand, Anthony Burgot, había sido finalmente capturado después de un vergonzoso e inútil intento de huir.

Antes de que el nuevo Rey pudiera hablar, una doncella de la princesa Serenia irrumpió en la sala con gran pánico, y se postró de rodillas frente al trono, sus vestidos se mancharon con la sangre del antiguo Rey.

—¡MAJESTAD! ¡OH MAJESTAD! ¡SU ESPOSA, LA PRINCESA SERENIA HA DESAPARECIDO! —gritó la mujer.

Bertrand lleno de ira e indignación le dijo a esa incompetente doncella:

—¡TRAIGAN A ESA M@LDITA TRAIDORA ANTE MÍ!

—¡No solo eso, su alteza! ¡Ella se ha llevado a su único hijo! —explicó la mujer, temblando y llorando, aterrorizada por la furia de su Rey.

……….

✧✧✧ Una hora atrás. ✧✧✧

—¡WAAAAAH! —el llanto de un bebé resonaba en los pasillos secretos del palacio.

—Cálmate, amor mío, por favor… No llores más o nos atraparán… —imploraba la princesa Serenia a su bebé, entre lágrimas.

En sus brazos, cargaba a su pequeño hijo varón de tres meses, Brendel Burgot, un nombre que su propio padre, el segundo príncipe Bushlako, Bertrand Burgot, le había dado.

Aunque claro… Eso fue en el pasado.

A partir de esa noche, el segundo príncipe Bushlako se convirtió en el nuevo REY, tomando la corona a la fuerza en una guerra interna que culminó con la muerte del anterior Rey.

DING~ DONG~

El sonido de las enormes campanas que adornaban la torre principal del territorio Real Bushlako resonaban, escuchándose en toda la capital de ese gran y próspero Reino.

Bushlak, una de las naciones más ricas, extensas y poderosas del continente, buscaba convertirse en el segundo imperio.

Para ese ambicioso objetivo…

¡Un Rey viejo y vividor NO era suficiente!

Querían sangre joven de la línea Real.

Alguien inteligente, capaz de llevar una administración adecuada sin despilfarrar el dinero del pueblo en mujeres y fiestas constantes.

Un estratega que, al menos, no muriera fácilmente.

Un guerrero nato que no temiera dirigir su ejército.

Alguien querido por el pueblo y respetado por la nobleza. A quien temieran traicionar, solo con ver su helada mirada.

¿Quién cumplía con todas esas cualidades? No era otro que…

Bertrand Burgot.

El Rey anterior, Henrik Burgot, tenía un extenso harén repleto de mujeres e hijos pequeños…

Esa madrugada, las llamas consumían el territorio del harén, arrasando cualquier vida humana a su paso, mientras los gritos agónicos resonaban como si se tratara de un infierno.

Impactada por la escena que se desplegaba ante sus ojos, la princesa Serenia sostenía con fuerza a su bebé, que había permanecido en silencio gracias a que ella lo amamantaba.

De pie en la cima de una colina que conducía al profundo bosque del territorio Real Bushlako, Serenia observaba cómo el territorio Real ardía en llamas.

Envuelto en una manta cálida y esponjosa de algodón, el niño se sentía protegido en los brazos de su madre.

Serenia, con una capucha oscura cubriendo su ropa, llevaba un bolso de cuero con solo lo necesario para su huida, entre ellas, oro.

"¡Tengo que irme rápido!"

"¡Antes de que las vigilantes se enteren de mi fuga!"

"¡Antes de que Bertrand sepa que me fui, debo estar fuera de la capital!"

Pensaba la hermosa princesa de cabello oscuro y ondulado, cuyos mechones danzaban con la brisa fría de la noche mientras caminaba rápidamente.

Tras unos minutos por un sendero que conocía a la perfección, salió al camino principal rumbo a la capital.

Un carruaje discreto aguardaba por la princesa.

Pagando con el oro que llevaba, subió junto a su bebé y se marchó del territorio Real, aprovechando el escándalo de la batalla interna.

…….

✧✧✧ Tres días más tarde. ✧✧✧

Serenia Burgot había abandonado el territorio de la capital Bushlaka.

Nuevamente viajaba en el interior de otro carruaje, esta vez, uno de carga que transportaba barriles con alimentos para animales.

Sentada en el piso de madera, que se movía constantemente con las imperfecciones del camino de tierra, abrazaba a su bebé, que se distraía con el tarareo de su canción de cuna, mientras se alimentaba de la leche materna.

Los ojitos verde oscuros del bebé pelirrojo la miraban con total concentración.

¿Cómo se suponía que ocultaría a un niño que era la copia perfecta de su padre?

Tarde o temprano, alguien en Bushlak notaría los rasgos del linaje Real en ese niño.

¡Serenia tenía que irse del país, para siempre!

Solo así, su vida y la de su amado bebé estarían a salvo.

Sin embargo…

¡¡BOOOOM!!

¡HUBO UN ENORME DERRUMBE!

Un deslizamiento de tierra por el que cruzaba el camino, uno que NO FUE ACCIDENTAL.

—¡Detengan este carruaje! ¡Son órdenes del Rey! —se escuchó la demandante voz de un caballero Real.

La princesa Serenia se escabulló a tiempo antes de que comenzaran a revisar el transporte.

De inmediato, ella y su bebé en brazos, se perdieron entre la penumbra de la montaña.

—¡VÍ A ALGUIEN! ¡HUYÓ HACIA EL BOSQUE! —alertó otro de los caballeros Reales de Bushlak.

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