Necesidades Oscuras

—¿Escuchaste las noticias de esta semana? —preguntó una chica que se le acercaba por la espalda. Caminaban por un pasillo en el instituto. Había estudiantes recibiendo clases en algunos salones, había otros en las bancas junto a la cancha a un lado del pasillo y en las distintas cafeterías.

—¿Cuáles? ¿Las del gobernador y de que lo encontraron con una tipa haciéndole…?

—¿Entonces eso sí era cierto? —preguntó la chica parándose a su lado, sorprendida por la noticia.

—Pues, según las fuentes, es cierto, dicen que todo parecía de película pornográfica.

—¡Rayos! Eso es estar a otro nivel —agregó un chico mulato que se sumó a la charla. La chica que había venido siguiéndola, usaba anteojos.

—Bueno, supongo que sí, no lo sé, la cuestión es que el tipo está casado y eso y ahora tendrá que dar una explicación pública por lo que hizo —contestó la chica al medio de los dos.

—Pues, será interesante ver eso, pero no era de esas noticias que te estaba preguntando, Francis.

—Ah, bueno, disculpa, Melisa, es que tengo tanto en mente, pero no sé, ¿De qué noticias hablas? —preguntó Francis mientras salían del pasillo para caminar a una de las cafeterías. Sonaba algo de música suave mientras algunos estudiantes comían.

—Esa de que harán algunas grabaciones de Otherside en la ciudad y, al parecer, algunas serán aquí en el instituto —dijo Melisa sentándose en una de las bancas.

Francis la tomó de los hombros.

—¿Estás de broma?

—Eso quisiera —contestó Melisa sorprendida al verla que le preguntaba como una posesa.

—Pues… según esto, es verdad —dijo su amigo sentado junto a Melisa, mostrándole un periódico local con la noticia en la portada.

—¿De dónde sacaste esto, Marcos?

—Lo compré esta mañana, en resumen, si me lo preguntas —le dijo el chico acomodándose—. Parece que parte de las grabaciones del final de temporada, se harán en la ciudad y han pensado que el instituto tiene buenas instalaciones que irían bien con ese episodio, el cual, al parecer, durará dos horas —agregó el muchacho.

Francis abrió los ojos sorprendida ante eso, sin dejar de ver la portada donde podía ver al actor que interpretaba a Dante Parker en la serie.

—¿Eso quiere decir que Henry Benet estará en la ciudad? —le preguntó Francis a su amiga.

—Pues —Melisa miró a Marcos y ambos alzaron los hombros—. Sí, estará en la ciudad porque debe filmar las escenas del episodio de final de temporada, dicen que también habrá una firma de autógrafos y eso, no lo sé, parece que será el viernes 10 de mayo…

—¿Qué fecha tenemos hoy? —les preguntó Francis a los chicos.

—Hoy es martes, 7 —contestó Marcos.

—Así que tengo alrededor de tres días para conocer a Dante Parker.

—Henry Benet, quien interpreta a Dante Parker —contestó Melisa.

—¡Me importa un chorizo, para mí son lo mismo!

—Pues no lo son, y qué agresiva estás hoy —contestó Melisa.

—Lo siento, a veces me pasa.

—Sí, claro —respondió Melisa— ¿Van a comer algo? Tengo hambre.

—Creo que todavía hay pizza, ¿Vas a querer algo más? —preguntó Marcos levantándose para ir a pedir algo de comer.

—Sí, trae pizza y algo de pastel.

—Bien.

—¿Crees que Raúl haya salido ya? —preguntó Melisa a Francis.

—No lo sé, dijo que estaría practicando todo el día, porque les toca partido el sábado y el entrenador dijo que tienen que estar en óptimas condiciones, que habrá ojeadores y qué la beca no sé qué —contestó Francis leyendo la nota en el periódico.

—Bien, entiendo, ¿No vas a comer?

—Con algo de pastel y un refresco está bien —contestó la chica sentándose a leer la noticia.

—Bien —luego miró a Marcos—. Trae dos pedazos de pastel y un pedazo de pizza, dos refrescos —dijo Melisa al chico.

—Dale, enseguida.

Y mientras Marcos buscaba las cosas, Melisa y Francis se quedaban esperándolo.

—Francis, vas a conocerlo, tranquila —dijo Melisa.

—¿Qué?

—Qué vas a poder conocerlo, que te tranquilices.

—¿Qué me tranquilice? Se echa de ver que no sabes de lo que se trata, ¿No? —contestó Francis.

—Pues no.

—Se trata de la serie más vista en el país, posiblemente gane todos los premios, ha sido alabada por la crítica y por el público y, ¡Este papacito es un dios griego! —Soltó Francis enseñándole una fotografía de Henry Benet en una sección del periódico—. ¡Y voy a poder conocerlo! —gritó como fanática alocada.

—¡Rayos! —reaccionó Melisa un poco extraña.

—No entiendes nada porque no sabes de cultura —dijo Francis—. ¡Es que mira! —mostró otra fotografía de Henry Benet en el periódico.

—No entiendo cómo puedes ser tan talentosa y buena en muchas cosas, pero volverte una más cuando se trata de un actor famoso —contestó Melisa.

—No, no, no, no, no, una cosa es un actor famoso, otra cosa es Henry Papacito Benet, ¿De acuerdo? ¡Ya quiero que sea viernes para conocerlo! —dijo Francis dando golpecitos con sus pies en el suelo.

—De acuerdo —respondió Melisa sonriendo ante eso, y de pronto se le ocurrió preguntarle algo—. Francis, y si Henry se fijara en ti y te pidiera que salieran o que le dieras un beso, ¿Qué harías?

—¡Por el amor a Cristo! ¿Qué no le haría? Espera, no me preguntaste eso, quiero decir —carraspeó—. Pues, lo aceptaría, fijo, le diría que sí, ¡Qué sí! —contestó Francis llena de emoción.

—Increíble —contestó Melisa sonriendo mientras se rascaba una ceja—, ¿Cuál fue ese libro que leíste el mes pasado? El de Oscar Wilde.

—El retrato de Dorian Gray —contestó Francis frunciendo levemente el ceño.

—¿Trataba de un joven que quiere mantenerse guapo tal como el cuadro que pintaron de él?

—Sí, y al final su deseo termina haciéndose realidad, porque lo desea tanto con el corazón, que el cuadro termina envejeciendo por él, mientras él se mantiene joven, pero el cuadro resulta ser un recordatorio de que, sea lo que sea que haga, siempre habrá una consecuencia en su alma —contestó Francis con un tono más tranquilo, dejando atrás, de pronto, a la fanática loca de hace un rato.

—De acuerdo, de acuerdo, entiendo, ahora tengo otra pregunta.

—De pronto te ha dado por preguntar muchas cosas hoy, no sueles ser así.

—No todo el tiempo, pero sí.

—Cierto, recuerdo cuando me preguntaste muchas cosas sobre la evolución y te dije que las ballenas antes tenían patas y eran terrestres —contestó Francis.

—Pues sí, así soy.

—Vale.

—En fin, lo que te iba a preguntar era, ¿Te gusta Henry Benet por su papel como Dante Parker, o solo por ser Henry Benet? —preguntó Melisa con cierto tono que demandaba seriedad a la situación. Francis notó eso y se puso seria también.

—Pues, es una buena pregunta.

—Y merece una buena respuesta.

—¿Respuesta a mi estilo o solo una respuesta cómo tal?

—Dame la respuesta al estilo de Francis Seraz.

Francis sonrió ante eso y luego meneó la cabeza.

—Vale, no hay una explicación científica, pero, se ha visto a lo largo del tiempo que, muchos actores se hicieron famosos simplemente por algunos papeles que interpretaron, les quedaron tan bien que, bueno, ya no los podemos ver de otra forma, ahí tenemos a Mark Hamill como Luke Skywalker, Ryan Reynolds como Deadpool, Keanu Reeves como Neo en Matrix, en fin, que algunos se vuelven tan icónicos, que incluso termina haciéndose que el personaje ya no lo pueda interpretar nadie más, por ejemplo Han Solo, por Harrison Ford, y aunque Harrison Ford siguió interpretando otros papeles, Han Solo gustó específicamente porque Ford hizo un buen trabajo, lo cual, si lo aplicamos a mi situación, y a la de muchas, es posible que nos guste Dante Parker por como lo haya interpretado Henry Benet, y aunque Henry siga avanzando, probablemente, Dante Parker nos seguirá gustando con su imagen tal cual —terminó de decir la chica con un gesto de sus manos.

—Entonces, si entendí bien, ¿Te gusta Henry Benet por Dante Parker o al revés? Solo para corroborar —preguntó Melisa.

—Sí, creo que sí, o sea, me parece un joven bastante guapo, solo míralo —dijo Francis señalando la fotografía del periódico—. Pero, creo que solo me parece atractivo porque recuerdo a Dante Parker, porque al verlo a él, veo a Dante Parker.

—Bien, entonces la pregunta aquí sería, ¿Qué pasaría si, al volver a casa, te encuentras con que el Dante Parker de tu habitación sale del póster que tienes? —preguntó Melisa con cierta seriedad que ahora parecía ir por otro lado—. O de la serie que estás viendo, no importa, pero que se hiciera presente en este mundo.

Francis frunció el ceño ante eso.

—¿A qué vienen estas preguntas? ¿Acaso puedes hacer eso realidad? —preguntó Francis acercándose un poco más a Melisa con cierta mirada extraña en sus ojos, a lo que Melisa reaccionó alejándose y sonriendo nerviosa, Francis sonrió también.

—No, no, es que, de pronto estaba pensando en esas cosas, ya sabes como soy, me dejé llevar y solo te pregunté, no sé, tómalo como algo estúpido de mi parte —respondió Melisa sonriendo nerviosa.

Francis hizo lo mismo, pero le prestó un poco más de importancia.

—Pues no es tan estúpido que se diga, en realidad, es una duda razonable, sobre todo teniendo en cuenta el mundo y las cosas que vemos en él, además de que ha habido muchas historias así y eso y, respondiendo a tu pregunta, no lo sé, primero me desmayaría, seguro, o si no, pasado ese momento de sorpresa, creo que pasaría a preguntar mucho sobre la situación, no lo sé, sería algo súper loco como para darle una respuesta a eso, una respuesta lógica —contestó Francis alzando los hombros.

—Bien, entiendo, entonces no sabrías qué hacer.

—Así es.

—¿Te gustaría que pasara?

Todo esto es hipotético, ¿No es así, Tom? ¿Académico? —le respondió Francis con una sonrisa nerviosa.

—Ja, ja, ja, entendí esa referencia.

—Muy buena.

Es que leí el término y no lo entendí.

Francis asintió ante eso.

—Bien, considerando que, muchas de las veces, cuando ocurre, se vuelve algo muy turbio, oscuro, la verdad es que esas cosas pasan así porque, bueno, el ser humano a veces alberga necesidades oscuras en su interior —contestó Francis con cierto recelo—. Pero sí me lo preguntas, creo que sí me gustaría que pasara —contestó la chica sintiendo algo extraño al decir eso.

En ese momento, Melisa la miró a los ojos y luego asintió, sin darse cuenta de nada.

—Vale, creo que lo entendí.

—¿Ninguna otra duda? —preguntó Francis tranquila.

—No, eso es todo por hoy —contestó Melisa.

En ese momento, Marcos volvía con la comida, y Raúl, un chico trigueño, atractivo y atlético y vistiendo el uniforme de fútbol del instituto, apareció también junto a Marcos.

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