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Capítulo 3. Esto es un error

Luego de aquel inoportuno escándalo en la sala de juntas de Belmont S.A., las cosas fueron a peor, Caleb no se paró a preguntarle cómo estaba su herida, si le había dolido el puñetazo de Sebastián. Ahora actuaba extraño y hacía cosas que, no lo había visto hacer nunca. Cómo dejarse fotografiar con Sebastián Cooper y un chico joven, saliendo de una discoteca. Sin duda, ese no era el Caleb que él conocía, no era el hombre que a él le había demostrado ser.

Su relación había sido un secreto, una relación ilícita que, si bien había aceptado, era porque tenía la esperanza que, en un futuro, Caleb lo gritara a los cuatro vientos, cosa que no sucedió y no sucedería.

—¿Bebiendo solo? —Brooke levantó la mirada para encontrarse con los ojos fríos de Gary, no había tenido la “dicha” de volver a verlo desde que salió de su oficina aquel día.

—¿Qué es lo que quieres, Gary? —preguntó, no deseaba conocer la respuesta, pero no tenía nada mejor que hacer.

—¿Puedo sentarme?

—¿Necesitas permiso? —le cuestionó—. Hasta donde yo sé, tomas lo que se te antoja sin importar las consecuencias que dejas a tu paso —espetó el joven, bebiendo el contenido de su copa.

—¿Sigues molesto?

—¿Esperas que esté dando brincos sobre un pie luego de lo que me hiciste?

—Lo siento, no era parte del plan.

—¿No era parte de tu plan? ¿De qué m****a hablas, Gary? ¡Todo lo tenías tan malditamente planificado! Me drogaste no solo para robarme los planos de Caleb, ¡también abusaste de mí! —gritó, golpeando el vaso sobre la mesa.

Gary miró a todos lados, nadie parecía haber escuchado las palabras del muchacho gracias a la música y al bullicio de la gente, el hombre tomó la mano de Brooke y lo arrastró lejos del sitio, no quería que nadie más escuchara su conversación.

—¡Suéltame! ¿Qué es lo que haces? ¿Qué quieres de mí? —preguntó, mientras Gary lo arrastraba hasta su oficina.

Brooke cayó en cuenta de que, estaba en el lugar equivocado, con el hombre equivocado.

—¿Qué es lo que vas a hacerme? —preguntó, dando un paso para alejarse de Gary, buscando con la mirada la puerta. Estaba borracho, pero con la cabeza suficientemente clara para darse cuenta de lo que podía suceder.

—Nada qué tú no quieras, Brooke.

El muchacho dejó escapar una sonora carcajada al escuchar a Gary.

—Eres un hijo de puta —susurró, borrando su sonrisa.

—Lo sé, no he dicho, ni pienso lo contrario, Brooke, no soy un hombre bueno; sin embargo, no pedí que te dieran ningún tipo de afrodisíaco, esperaba dejarte dormido en tu cama, pero…

—Decidiste que no era suficiente con llevarte los planos, te metiste a mi cama y encima nos fotografiaste —le gruñó, acercándose con enfado. Olvidando quién era Gary.

—Tenía que asegurarme de que Caleb no me denunciara.

—Nos amenazaste, cubriste cada detalle que podía delatarte, ¿aún esperas que crea que no estaba en tus planes hacer lo que hiciste? —le preguntó. Brooke sintió la boca seca, el enojo que sentía era demasiado grande.

Gary se encogió de hombros.

—No puedo deshacer lo que ya está hecho.

—Me arruinaste la vida, terminaste con mi relación. Eres un hombre cruel y egoísta —lo acusó Brooke, sintiendo un nudo instalarse en la garganta. Caleb ya no era suyo y él estaba perdido sin él.

—Lo siento —la mano de Gary acarició la suave mejilla del rostro de Brooke, provocando que el muchacho diera un respingo—. Lo lamento, no tuve más opciones.

—Eres un idiota.

—Lo sé, Brooke; sin embargo, no he dejado de pensar en ti —dijo, cambiando su caricia por un fuerte agarre que acercó al muchacho a su rostro.

—¿Qué-qué ha-haces? —tartamudeó. Brooke tembló cuando el cálido aliento de Gary acarició su rostro, el tipo se inclinó sobre él hasta casi rozar sus labios.

—No debí probarte, Brooke, no debí —susurró, cerrando los ojos y la distancia entre ellos. Apoderándose de los labios de muchacho.

Brooke intentó resistirse, empujó los hombros de Gary, pero no tuvo la fuerza para conseguirlo, el hombre estaba aferrado a sus labios como lapa y sus manos presionaron sus hombros para acercarlo a él.

La cabeza de Brooke se perdió por un momento, su borrachera, la decepción y el dolor mezclándose en su interior eran sin duda la peor combinación.

—Abre la boca, Brooke —le escuchó decir a Gary.

—Déjame ir —pidió, lo que el hombre aprovechó para meter la lengua dentro de la boca del muchacho.

Brooke gimió al sentirse asaltado, las manos de Gary se deslizaron por su espalda y presionó sobre su cintura para acercarlo a su cuerpo; el muchacho jadeó al sentir el pene de Gary rozar su pelvis. ¡Estaba erecto como un mástil!

El joven jamás podría decir que fue lo que le llevó a perderse en los brazos del hombre, talvez, porque ya no había ninguna esperanza de volver con Caleb, quizá porque Gary estaba tocando sus puntos sensibles y aprovechándose de nuevo de su borrachera. Por lo que fuera, él simplemente se dejó llevar.

El cuerpo de Brooke cayó sobre el cómodo sillón, Gary no dejó de besarlo, sus manos abrieron los botones de la camisa del muchacho, metió sus dedos y rozó los duros pezones, los atormentó con la yema de sus dedos antes de torturarlos con sus labios.

Roncos gemidos inundaron la oficina, mientras Gary abrió el pantalón de Brooke y los apartaba de su camino.

—Eres tan sensible, Brooke, tan receptivo —le susurro al oído, mientras uno de los dedos se le colaba entre los labios—. Chúpalo —le ordenó.

Brooke se resistió poco, en pocos segundos había acatado la orden, Gary retiró su dedo cuando estuvo mojado, y lo llevó a la entrada del chico, adentrándose poco a poco, estirando su anillo, preparándolo para recibirlo.

El cuerpo de Brooke tembló ante la suave invasión y se cerró sobre aquel dedo que entraba y salía de su interior.

Gary no dejó de besarlo, su dedo abandonó el cuerpo del muchacho y lo obligó a levantarse, se abrió la bragueta y lo llevó hasta su regazo.

—Hazlo, Brooke, sé que lo deseas —le susurró al oído, su lengua se deslizó por el cuello del joven, sus labios presionaron sobre la vena yugular de Brooke y él no pudo resistirlo. Su pene se sacudió sobre el vientre de Gary con violencia.

—Esto es un error —murmuró cerrando los ojos al sentir las manos de Gary presionar sus nalgas, abriendo sus mejillas y rozando su dura erección contra su apretado anillo.

—Un error del que los dos podremos disfrutar, Brooke, no tienes nada que perder, pero mucho que ganar —lo tentó.

Brooke no creía que hubiera algo bueno que sacar de todo esto, pero ¿Qué importaba? Todo lo que le quedaba eran amargos recuerdos, tampoco iba a enamorarse del enemigo, ¿verdad?

Los pensamientos de Brooke desaparecieron, Gaby se había adentrado en él y enterrado hasta el fondo, estirando su apretado anillo, arrancando un gemido ronco en él.

Brooke apretó los dientes con fuerza, las manos de Gary se aferraron a sus caderas y lo presionaron hacia abajo. El muchacho podía sentir los testículos de Gary rozarle las nalgas cuando empezó a moverse en su interior.

Gary se mordió el labio, esto no era más que un deseo insano que no debía tener, no podía tener interés en el examante de Caleb, sin embargo, no podía negar que el calor que se envolvía alrededor de su pene era adictivo, embriagador. Incluso había alejado a su hermano de Brooke cuando mostró su descarado interés.

—¡Aah…! ¡Aah…!

Los gemidos de Brooke fueron como el canto de una sirena para Gary, quien no dudó en empujar su dura erección en el interior del muchacho, golpeando su próstata un par de veces, sintiendo la presión en sus testículos, iba a correrse en cualquier momento. Gary aceleró las embestidas y Brooke se ayudó con la punta de sus pies y siguió el ritmo del hombre. El placer que le embargó le hizo olvidar lo malo que era todo, de que el hombre enterrado en su interior era su enemigo.

—¡Aah…! ¡Aah…!

Las oleadas de placer se extendieron por sus cuerpos sudorosos, Brooke tembló con violencia cuando su semen salió expulsado de su pene, manchando la fina camisa de Gary, mientras él derramaba su leche y lo llenaba por completo, sacudiéndose debajo de Brooke, apretando los dientes cuando fue preso de su orgasmo.

Brooke tenía la respiración agitada, sus ojos estaban cerrados, no quería ver al hombre que le había hecho terminar, no quería darse cuenta de que se había entregado a su enemigo por voluntad propia.

Un nudo se apretó en su garganta, se movió y se apartó del cuerpo de Gary, tomó sus cosas y se vistió con rapidez, todo sin verlo.

Gary no tuvo el valor para hablarle, dejó que se alejara de él, ¿qué iba a decirle? ¿Cómo iba a justificar su deseo por él? Era mejor así, era mejor que se marchara y esperaba que el destino fuera benévolo con ellos para no volver a encontrarse nunca más…

Brooke no volvió a la discoteca, tampoco quiso pensar en lo que había hecho con Gary, borró todo lo que tuviera que ver con él y se concentró en el trabajo y en seguir a Caleb como su perro fiel, hasta que todo se fue a la m****a.

¡Caleb no estaba interesado en Oliver como había pensado! ¡No! ¡Caleb está interesado en Victoria, la mejor amiga del rubio!

—Renuncio —pronunció Brooke, luego de un nuevo desacuerdo con Caleb.

—¿Qué has dicho, Gibson? —preguntó el hombre, girándose violentamente para ver al muchacho.

—No voy a continuar siendo tu juguete, me traes de un lado al otro, si no persigues a Oliver lo haces con Victoria. He tenido suficiente de ti, Caleb, me he aguantado todo por lo que pasó. Incluso soporté ser tu sucio secreto —lo atacó.

—No tengo por qué hacer pública mi vida sexual, Brooke. Nunca te prometí amor eterno y menos exclusividad y no te atrevas a decirme que me has sido fiel, porque tú y yo sabemos que no es así —le recalcó el CEO con malicia.

—Te expliqué cómo fueron las cosas.

—Eso no cambia lo que pasó y lo que perdí como consecuencia de tu “descuido” —sentenció Caleb con enojo—. Nada justifica que te acostaras con mi principal competidor, error o no —agregó Caleb, con brusquedad.

—Entonces, acepta mi carta de renuncia —le pidió Brooke, tratando de que su voz no sonara a súplica.

—Bien, si es lo que quieres. —Caleb aceptó y firmó la carta que le había sido presentada y salió de la oficina sin mirar atrás, dejando a Brooke con el corazón destrozado…

Ahora estaba solo, completamente solo y sin empleo.

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