Desde que Marcus se fue todo me cuesta muchísimo.
Levantarme de la cama y asearme para seguir con mi día a día se ha convertido en todo un reto, pero no quiero causar más problemas.
Todos en el castillo son muy simpáticos conmigo, demasiado como para que me sienta cómoda, hasta Killian ha empezado a mirarme con pena, así que llevo unos días esquivándolos a todos.
Paso mucho tiempo en el bosque, justo en el claro donde Marcus me sorprendió con el picnic y donde decidí comenzar a confiar en él.
Llevo tantos días llorando a escondidas que ya he perdido la cuenta, creo que hace cuatro o cinco semanas que se fue, o tal vez hace mas, no estoy muy segura. Pero en el fondo de mi corazón entiendo que se alejara de mi, al fin y al cabo soy la mujer que decidió ponerse delante de dos balas
La que iba a ser la mejor noche de mi vida; mi noche de bodas, se convierte en un infierno.Recibo demasiada información. Ahora me doy cuenta de que era completamente ignorante y ajena a todo. No tenía ni idea de que mi familia dirigía una de las mayores mafias, solo superada por la de mi nuevo marido.Acaba de confesarme todo, con todo lujo de detalles porque no le importo lo más mínimo, lo único que le interesa es humillar a mi familia.- Se que no tienes culpa de nada, Ángel - odio ese apelativo que me puso - pero en mi mundo no hay lugar para el amor - no siente pena ni remordimiento aunque me esté rompiendo el corazón justo en este momento.Para el coche frente a la casa de mi padre, alguien le ha informado de lo que ha ocurrido. Su hija pequeña se ha casado a escondidas con su mayor enemigo.- Entra ahí y cuéntales que a partir de mañana eres mía - susurra acariciandome la mejilla.Jamás seré suya. No desp
MarcusSentado en mi despacho fantaseo con la cara de Leandro cuando se entere que su hija menor se ha casado con su enemigo. Se me escapa una media sonrisa que no puedo ocultar. Pagaría la mitad de mi fortuna sin dudarlo.Llamo unas cuantas veces al teléfono de Mía. Lo tiene apagado. Me enfurece no poder contactar con ella y decido que, en cuanto mañana venga a vivir aquí conmigo, quiera su padre o no, tendré que enseñarle como debe comportarse y como debe estar disponible por si la llamo o la necesito en cualquier momento.Tengo preparado un pequeño ejercito de hombres para mañana por si Leandro decidiera hacer las cosas difíciles. Tiene que entender que su pequeña y dulce hija ahora es mía y él ya no pinta nada.Unos toques en la puerta hacen que rompa el hilo de pensamientos.- Pasa - digo sin levantar la vista de los documentos que ni he leído.Dante, mi ho
MarcusEspero a Mía dentro del coche. Tiene un plan para que pasemos la tarde, no ha querido contarme nada así que me resigno a lo que haya preparado.- Hola cariño - saluda abriendo la puerta y sentándose a mi lado.Lleva un vestido de gasa blanco. Su pelo rojo resalta todavía más y sus enormes ojos verdes me miran divertidos.- ¿Cómo está la chica más guapa? - pregunto sin dejar que responda. Dejo un dulce beso sobre sus labios.- Pues no se, tendrás que preguntarle a ella.Se me escapa una sonrisa con su contestación. Mía es una de las pocas personas que tienen un ingenio que me hace reír y eso es difícil, porque por regla general soy serio y frío y si alguien se atreviera a hablarme como ella lo hace lo mataría sin pestañear, pero ella no sabe que soy oscuro y letal.- ¿Vas a decirme dónde me llevas? - pregunto con un tono falso de enfa
MíaLo primero que hago en cuanto llego a Siracusa es buscar un lugar para dormir. Empezar de cero no es fácil, pero mucho más difícil es volver del lugar al que quería mandarme mi padre.Encuentro un pequeño hostal, medio destartalado y con las paredes desconchadas, pero como se supone que debería mantener un perfil bajo, el lugar me parece perfecto. Tengo que buscar un trabajo, aunque antes que eso lo mejor sería encontrar a alguien que pudiera falsificar todos mis documentos, ya que estoy muerta con mi nombre oficial.Un hombre gordo y con una camiseta de tirantes blanca llena de manchas que no quiero ni pensar de que pueden ser, me mira arrugando la frente.- Nombre - No hay ni rastro de emoción en su voz.- Buenas, me gustaría alquilar una habitación. Mi nombre es Lola.Levanta las cejas dando por sentado que miento. Si le resulta tan fácil saberlo es
MarcusHoy tengo que viajar más de mil kilómetros. No recordaba que tenía una reunión con dos hermanos que se dedican a abrir prostíbulos. No tengo problema con ello, todo lo que sea implementar seguridad para que las chicas no trabajen en la calle y corran peligro me parece bien.Antes de aceptar este trato tengo que estar totalmente seguro de que estos hermanos no son los típicos hijos de puta que se dedican a secuestrar o a obligar a las mujeres a que trabajen para ellos. No sería la primer vez que intentan engañarme haciéndome creer que todo es consentido, pero una vez que descubro el engaño, es la última vez para ellos.Por la noche llegamos a un bar cutre que quiere hacerse pasar por glamuroso, pero la realidad es que es una mierda. Luces a media intensidad, paredes pintadas en tonos negros y dorados, las camareras son mujeres medio denudas que se pasean delante de nosotros moviendo el culo exageradamen
MíaAntes de abrir los ojos, me estiro en la cama. Cuando voy a levantar uno de mis brazos un sonido metálico suena por encima de mi cabeza.Todos los recuerdos de la noche anterior vienen de pronto a mi mente. Oh Dios mío, no puede ser. Marcus me encontró y me trajo de vuelta a Verona. Si mi padre se entera estoy muerta.Miro las esposas que agarran mi muñeca. Muevo la otra mano frenéticamente entre mi pelo. En cuanto toco la horquilla vuelvo a respirar. Se como abrirlas y en cuanto lo haga, volveré a huir.La habitación es grande. Está adornada en tonos grises de distinta intensidad. Elegante y frío igual que Marcus. Una puerta a mi derecha llama mi atención, algo me dice que es el baño y una urgente necesidad de usarlo nace en mi. ¿Dónde está Marcus?- ¿Hola? Necesito ir al baño - Digo levantando un poco la voz.Unos segundos después la puerta se abre. Uno de
MíaAntes de ir a la estación de autobuses, cambio de dirección. Quiero ver a mi familia por última vez. Se que es arriesgado y que podrían pillarme, pero mi padre ha sido mi única familia junto con mi hermano desde que mi madre murió.Tal vez lo que quiero es comprobar si está arrepentido de la decisión que tomó, o puede que solo lo corrobore y me sirva para desaparecer para siempre.Tardo unas pocas horas en llegar. Intento ocultarme caminando por pequeñas calles para evitar las cámaras de seguridad de los bancos o de algunas tiendas. No se hasta donde llega el poder de mi padre y Marcus, pero voy a tener todo el cuidado que pueda.Cuando comienza a anochecer llego a la urbanización donde me he criado. Me he escondido entre los arbustos mirando fijamente la entrada de mi casa, Grande y señorial. Siento los tentáculos de las tristeza aprentándome el corazón. Era tan ignorante...
MíaNo estoy segura de cuánto tiempo ha pasado, creo que unas cuantas horas. La puerta se abre golpeando la pared, me sobresalta la violencia con la que aparece Marcus. La luz entra tras él dándole el aspecto de un Dios.Inconscientemente me arrastro para retroceder y alejarme todo lo posible de él. Si Beni seguía sus órdenes y solo era un aviso, seguro que lo que tiene preparado el propio Marcus es terrible.Da dos grandes zancadas y se agacha a mi lado. No quiere tocarme aunque sus manos flotan unos centímetros por encima de mi cuerpo.- Por favor, no me hagas daño - Suplico encogiéndome sobre mi misma.Marcus suelta el aire de los pulmones haciendo demasiado ruido. No se si está intentando controlarse o sigue igual de enfadado que cuando lo vi en casa de mi padre.- No voy a hacerte nada - Pasa su brazo por debajo de mi espalda y el otro bajo mis pierna.<