Mía
Antes de ir a la estación de autobuses, cambio de dirección. Quiero ver a mi familia por última vez. Se que es arriesgado y que podrían pillarme, pero mi padre ha sido mi única familia junto con mi hermano desde que mi madre murió.
Tal vez lo que quiero es comprobar si está arrepentido de la decisión que tomó, o puede que solo lo corrobore y me sirva para desaparecer para siempre.
Tardo unas pocas horas en llegar. Intento ocultarme caminando por pequeñas calles para evitar las cámaras de seguridad de los bancos o de algunas tiendas. No se hasta donde llega el poder de mi padre y Marcus, pero voy a tener todo el cuidado que pueda.
Cuando comienza a anochecer llego a la urbanización donde me he criado. Me he escondido entre los arbustos mirando fijamente la entrada de mi casa, Grande y señorial. Siento los tentáculos de las tristeza aprentándome el corazón. Era tan ignorante...
MíaNo estoy segura de cuánto tiempo ha pasado, creo que unas cuantas horas. La puerta se abre golpeando la pared, me sobresalta la violencia con la que aparece Marcus. La luz entra tras él dándole el aspecto de un Dios.Inconscientemente me arrastro para retroceder y alejarme todo lo posible de él. Si Beni seguía sus órdenes y solo era un aviso, seguro que lo que tiene preparado el propio Marcus es terrible.Da dos grandes zancadas y se agacha a mi lado. No quiere tocarme aunque sus manos flotan unos centímetros por encima de mi cuerpo.- Por favor, no me hagas daño - Suplico encogiéndome sobre mi misma.Marcus suelta el aire de los pulmones haciendo demasiado ruido. No se si está intentando controlarse o sigue igual de enfadado que cuando lo vi en casa de mi padre.- No voy a hacerte nada - Pasa su brazo por debajo de mi espalda y el otro bajo mis pierna.<
MarcusEl cuerpo de Mía cae inconsciente. La sostengo antes de que se golpee contra el suelo. No se lo que le ha hecho Beni, pero no quiero arriesgarme a que le haya producido algún tipo de daño interno. Por fuera soy una máscara impasible y muy cabreada, pero por dentro estoy de los putos nervios.- Vamos al hospital, Dante.La llevo en mis brazos una vez más. El inútil de mi hombre se creía que tenía licencia para tocarla, ese error le ha costado la vida y me la suda lo que piensen los demás, el que se atreva a tocarla está muerto, sea uno de mis hombres o su hermano.El único motivo por el que ese hijo de puta está vivo es porque el trato que me ha ofrecido Mía es demasiado jugoso. Tenerla a mi lado obediente y sumisa es lo que quiero desde que la dejé en casa de su padre antes de que desapareciera.Dante conduce más rápido de lo normal. Entiendo que le afecte, su her
MíaEn el fondo sé que tiene razón. Paul no se merece nada, no le debo absolutamente nada, pero no podía dejarlo morir.Camino despacio, paso a paso. Aunque no quiera admitirlo, cada movimiento me duele.La cara sin vida de Beni aparece de pronto en mi mente. Tampoco quería que el muriese. No entiendo este mundo, es demasiado cruel. Vivir en la fina línea de la vida y la muerte no es vivir. ¿Quién en su sano juicio elegiría este camino?Subo las escalera agarrandome fuertemente a la barandilla. Pequeñas gotas de sudor adornan mi frente. Decido descansar a mitad de camino. La doctora ha dicho que no tengo nada roto, pero madre mía como duele.Marcus sale de la habitación con un pantalón de pijama negro, el pecho descubierto lleno de tatuajes capta mi atención al momento. Se que es ridículo pero lo primero en lo que pienso es en el "six Pack" que marca sus abdominale
MíaTodo el peso de anoche cae sobre mi, antes incluso de que abra los ojos. Miro despacio a mi lado, procurando no hacer ningún ruido. Marcus duerme con la sábana sobre su cintura.No puedo creerme que me acostara con él. Te traiciona, te secuestra y tu te lo tiras. Que lista eres Mía. No tengo ni una pizca de amor propio.Cierro fuerte los ojos para borrar esos pensamientos, lamentarse no sirve de nada.Me levanto despacio, busco los bóxer y la camiseta de Marcus y me lo pongo. Voy al baño para adecentarme un poco. El pelo parece un nido para pájaros. Lo peino lo mejor que puedo, pero sigue siendo un desastre, así que me hago una coleta.Me pellizco la mejilla mirando mi reflejo en el espejo " No la cagues más Mía" Digo para auto convencerme.Al salir, Marcus ya se ha levantado. Abre el armario para buscar la ropa que se va a poner. De pronto me siento
MíaVeo como pasa los dedos por encima de su incipiente barba, pensando que decir para que ceda y me convierta en mujer florero. Ya lo intentó mi padre en su momento y estudié enfermería.- Tu familia quiere matarte, no puedes andar por ahí como si nada.Lo suelta y se queda tan tranquilo. No entiende que sus palabras duelen, que rasgan mi corazón.- Tu tienes el poder de protegerme... Si quiere claro - Insinúo con malicia - además, has dicho que querías que hiciéramos un trato.Me mira fijamente sin vacilar. Asiente ligeramente con la cabeza. Espero que sea dándome la razon. Cuando se pone en modo misterioso, como si fuera el mismísimo Lucifer me dan ganas de salir corriendo. Pero no lo voy a hacer, porque eso es lo que le da la fuerza a la gente como Marcus o mi padre.- Cierto, puedo protegerte... Si quiero hacerlo - Termina con una media sonrisa - Está
MíaTodo es mentira desde el principio. Me creí la segunda parte de la historia, en la que de pronto descubre que me ama y somo felices y comemos perdices...- Mentira - Susurro sin aliento.Cierro los ojos. Necesito asimilar todo lo que he oído. Coloco las manos sobre mi pecho en un vano intento de que mi corazón deje de golpear como si quisiera salirse.Camino de vuelta al baño. Necesito esconderme y recomponerme. ¿Qué hago ahora? ¿Cómo he podido ser tan ridícula? Me avergüenzo de mi misma. Me educaron para que me diera a valer, para que no me rebajara y ahora mismo siento la bota de Marcus pisándome el cuello, impidiéndome respirar, riéndose de mi y de toda mi familia.La puerta se abre y veo a Marcus.- Es el baño de mujeres.Reúno las fuerzas suficientes para colocar las manos sobre su pecho y empujarlo para hacer que salga y me vuelv
MarcusDejo que tenga la última palabra porque está muy alterada, y porque el médico nos dijo que lo mejor era reposo y tranquilidad, pero que no se crea que esto de acaba aquí.Salgo de la habitación escuchando sus sollozos. Ahora mismo me sería imposible dormir. No se porque todo se tiene que complicar tanto.Bajo las escaleras para trabajar un poco en mi despacho ¿cómo cojones voy a dormir con Mía llorando en la habitación de al lado? Ni siquiera se porque le dije eso a su padre, quería cabrearle y hacerle daño. Esto va así, nos pasamos la vida viendo a ver quién mea más lejos.No puedo culpar a Mía, me casé con ella y al día siguiente la abandoné ¿cómo va a confiar en mi?Me sirvo un whisky. Dejo que el hielo lo envuelva. Lo muevo haciendo círculos para escuchar el tintineo que hace al chocar contra el cristal. Tengo que hacer que confíe en mi, pero ¿cómo? Se que es casi im
MíaMarcus se levanta observando todo mi cuerpo con sumo cuidado, buscando alguna herida.- Espera aquí - Dice sacando una pistola y girándose para salir tras los que nos han disparado.Lo agarro de la solapa de la americana. ¿Cómo voy a dejar que vaya tras ellos? ¿ y si lo hieren?- No me dejes sola, por favor. No te vayas.Encierra mis dedos entre los suyos y los acaricia. Está tan tranquilo que no lo entiendo. Acaban de intentar matarnos, ¿por qué no pierde los nervios como estoy a punto de perderlos yo?- No te va a pasar nada ¿vale? Estoy aquí y jamás permitiría que nadie te hiciera daño - Suelta una de mis mano y acaricia mi mejilla. Su toque tranquilo y cálido consigue tranquilizarme un poco.Se pone en pie y camina decidido hacia la cristalera que acaba de ser tiroteada hace un momento. No duda, ni tiembla. Camina decidido con la espalda