Mía
Todo el peso de anoche cae sobre mi, antes incluso de que abra los ojos. Miro despacio a mi lado, procurando no hacer ningún ruido. Marcus duerme con la sábana sobre su cintura.
No puedo creerme que me acostara con él. Te traiciona, te secuestra y tu te lo tiras. Que lista eres Mía. No tengo ni una pizca de amor propio.
Cierro fuerte los ojos para borrar esos pensamientos, lamentarse no sirve de nada.
Me levanto despacio, busco los bóxer y la camiseta de Marcus y me lo pongo. Voy al baño para adecentarme un poco. El pelo parece un nido para pájaros. Lo peino lo mejor que puedo, pero sigue siendo un desastre, así que me hago una coleta.
Me pellizco la mejilla mirando mi reflejo en el espejo " No la cagues más Mía" Digo para auto convencerme.
Al salir, Marcus ya se ha levantado. Abre el armario para buscar la ropa que se va a poner. De pronto me siento
MíaVeo como pasa los dedos por encima de su incipiente barba, pensando que decir para que ceda y me convierta en mujer florero. Ya lo intentó mi padre en su momento y estudié enfermería.- Tu familia quiere matarte, no puedes andar por ahí como si nada.Lo suelta y se queda tan tranquilo. No entiende que sus palabras duelen, que rasgan mi corazón.- Tu tienes el poder de protegerme... Si quiere claro - Insinúo con malicia - además, has dicho que querías que hiciéramos un trato.Me mira fijamente sin vacilar. Asiente ligeramente con la cabeza. Espero que sea dándome la razon. Cuando se pone en modo misterioso, como si fuera el mismísimo Lucifer me dan ganas de salir corriendo. Pero no lo voy a hacer, porque eso es lo que le da la fuerza a la gente como Marcus o mi padre.- Cierto, puedo protegerte... Si quiero hacerlo - Termina con una media sonrisa - Está
MíaTodo es mentira desde el principio. Me creí la segunda parte de la historia, en la que de pronto descubre que me ama y somo felices y comemos perdices...- Mentira - Susurro sin aliento.Cierro los ojos. Necesito asimilar todo lo que he oído. Coloco las manos sobre mi pecho en un vano intento de que mi corazón deje de golpear como si quisiera salirse.Camino de vuelta al baño. Necesito esconderme y recomponerme. ¿Qué hago ahora? ¿Cómo he podido ser tan ridícula? Me avergüenzo de mi misma. Me educaron para que me diera a valer, para que no me rebajara y ahora mismo siento la bota de Marcus pisándome el cuello, impidiéndome respirar, riéndose de mi y de toda mi familia.La puerta se abre y veo a Marcus.- Es el baño de mujeres.Reúno las fuerzas suficientes para colocar las manos sobre su pecho y empujarlo para hacer que salga y me vuelv
MarcusDejo que tenga la última palabra porque está muy alterada, y porque el médico nos dijo que lo mejor era reposo y tranquilidad, pero que no se crea que esto de acaba aquí.Salgo de la habitación escuchando sus sollozos. Ahora mismo me sería imposible dormir. No se porque todo se tiene que complicar tanto.Bajo las escaleras para trabajar un poco en mi despacho ¿cómo cojones voy a dormir con Mía llorando en la habitación de al lado? Ni siquiera se porque le dije eso a su padre, quería cabrearle y hacerle daño. Esto va así, nos pasamos la vida viendo a ver quién mea más lejos.No puedo culpar a Mía, me casé con ella y al día siguiente la abandoné ¿cómo va a confiar en mi?Me sirvo un whisky. Dejo que el hielo lo envuelva. Lo muevo haciendo círculos para escuchar el tintineo que hace al chocar contra el cristal. Tengo que hacer que confíe en mi, pero ¿cómo? Se que es casi im
MíaMarcus se levanta observando todo mi cuerpo con sumo cuidado, buscando alguna herida.- Espera aquí - Dice sacando una pistola y girándose para salir tras los que nos han disparado.Lo agarro de la solapa de la americana. ¿Cómo voy a dejar que vaya tras ellos? ¿ y si lo hieren?- No me dejes sola, por favor. No te vayas.Encierra mis dedos entre los suyos y los acaricia. Está tan tranquilo que no lo entiendo. Acaban de intentar matarnos, ¿por qué no pierde los nervios como estoy a punto de perderlos yo?- No te va a pasar nada ¿vale? Estoy aquí y jamás permitiría que nadie te hiciera daño - Suelta una de mis mano y acaricia mi mejilla. Su toque tranquilo y cálido consigue tranquilizarme un poco.Se pone en pie y camina decidido hacia la cristalera que acaba de ser tiroteada hace un momento. No duda, ni tiembla. Camina decidido con la espalda
MiaNo pienso achantarme ante otro mafioso acostumbrado a asustar a todo el mundo ¿Quién se ha creído que es? Solo es el hermano segundón que no conoce nadie.- Me da igual lo que tenga preparado tu hermano.Aparta un mechón rizado de pelo del resto de mi melena y se queda mirándolo fijamente. Me quedo quieta como una estatua. Desvía sus ojos del pelo a mi ojos y al momento cierra el puño tirándome fuerte del pelo que hace un instante acariciaba.- Debería importarte, porque vas a sufrir y yo lo disfrutaré.Coloco mi mano sobre la suya intentando que me suelte. Casi puedo tocar el odio que desprende este hombre ¿qué he hecho yo para que todos me odien?- ¡HERMANO! - grita Marcus acercándose a nosotros - ¿qué estás haciendo?Killian me suelta y retrocede alejándose a mi.- Marcus - Saluda - Estaba conociendo a tu mujer.
MarcusMe despierto de golpe con el corazón a mil. ¿Quién cojones se atreve a pegarme un susto de muerte? No tardo ni un segundo en coger la pistola escondida en el lateral de la Mesilla de noche y apuntar al hombre que me mira desde los pies de la cama.- Mía se ha ido, hermano - dice Killian alterado.Me levanto de la cama. Escojo cualquier pantalón y camisa para vestirme todo lo rápido que pueda y salir a buscarla.- ¿Qué quieres decir? ¿Qué significa que se ha ido?- Dijo que no podía dormir y que necesitaba dar un paseo, le prometió a los guardias no alejarse demasiado... Está claro que mintió.¿Mía me ha vuelto a engañar? Me prometió quedarse a mi lado si perdonaba la vida de su hermano. ¿Tenía pensado escapar desde un principio?Salgo de la habitación, bajo las escaleras corriendo, el sonido de las pisadas en la entrada me indica que mis h
MíaKillian grita a los hombres que me lleven a algún sitio. Me ha engañado, ha conseguido engañarme. Sabía desde que lo vi que no era de fiar y aún así he hecho justo lo que quería que hiciera.Cuando Marcus le planta cara, me pego a él como una lapa a una roca. Ahora mismo, rodeada de hombres armados, este es el sitio más seguro.Entramos en el castillo. Yo mirando en todas direcciones por sí alguno de sus hombres decide que es mejor hacer caso a Killian, pero cuando veo a Dante colocarse a mi lado, me siento mucho más tranquila.Antes de que pueda entrar en mi habitación Marcus me detiene sujetandome por el brazo.- Quiero que hablemos un momento - Abre la puerta de su cuarto y espera que entre.No puedo hacer otra cosa. Solo quiero dormir. Meterme en esa cama gigantesca y mullida y dormir diez horas, pero supongo que toca charla.
MarcusMis ojos miran fijamente el vaso con whisky del mueble bar. Sé sin lugar a dudas quien es su dueño y no pienso dejar las cosas así. Tiene que aceptarlo, porque no existe un camino alternativo en el que mi hermano haga algo contra Mía y yo no la defienda.En cuanto escucho su tranquila respiración, lenta y acompasada, salgo de la habitación.Voy directo al despacho de mi hermano. Me engañó, me miró a la cara y me mintió. Sé que no le cae bien Mía, ni ningún Carussi, pero va a tener que respetarla si no quiere que tengamos una guerra interna. Estoy seguro de que nuestros enemigos se aprovecharían de nuestra debilidad.Abro la puerta sin llamar. Levanta la vista del libro que está leyendo, lo cierra lentamente sin apartar la mirada de mi. Me reta mi propio hermano y yo tengo que contener la ira. Solo hay una persona capaz de sofocar el fuego que se abre camino dentro de mi; Mía, como