Marcus
Dejo que tenga la última palabra porque está muy alterada, y porque el médico nos dijo que lo mejor era reposo y tranquilidad, pero que no se crea que esto de acaba aquí.
Salgo de la habitación escuchando sus sollozos. Ahora mismo me sería imposible dormir. No se porque todo se tiene que complicar tanto.
Bajo las escaleras para trabajar un poco en mi despacho ¿cómo cojones voy a dormir con Mía llorando en la habitación de al lado? Ni siquiera se porque le dije eso a su padre, quería cabrearle y hacerle daño. Esto va así, nos pasamos la vida viendo a ver quién mea más lejos.
No puedo culpar a Mía, me casé con ella y al día siguiente la abandoné ¿cómo va a confiar en mi?
Me sirvo un whisky. Dejo que el hielo lo envuelva. Lo muevo haciendo círculos para escuchar el tintineo que hace al chocar contra el cristal. Tengo que hacer que confíe en mi, pero ¿cómo? Se que es casi im
MíaMarcus se levanta observando todo mi cuerpo con sumo cuidado, buscando alguna herida.- Espera aquí - Dice sacando una pistola y girándose para salir tras los que nos han disparado.Lo agarro de la solapa de la americana. ¿Cómo voy a dejar que vaya tras ellos? ¿ y si lo hieren?- No me dejes sola, por favor. No te vayas.Encierra mis dedos entre los suyos y los acaricia. Está tan tranquilo que no lo entiendo. Acaban de intentar matarnos, ¿por qué no pierde los nervios como estoy a punto de perderlos yo?- No te va a pasar nada ¿vale? Estoy aquí y jamás permitiría que nadie te hiciera daño - Suelta una de mis mano y acaricia mi mejilla. Su toque tranquilo y cálido consigue tranquilizarme un poco.Se pone en pie y camina decidido hacia la cristalera que acaba de ser tiroteada hace un momento. No duda, ni tiembla. Camina decidido con la espalda
MiaNo pienso achantarme ante otro mafioso acostumbrado a asustar a todo el mundo ¿Quién se ha creído que es? Solo es el hermano segundón que no conoce nadie.- Me da igual lo que tenga preparado tu hermano.Aparta un mechón rizado de pelo del resto de mi melena y se queda mirándolo fijamente. Me quedo quieta como una estatua. Desvía sus ojos del pelo a mi ojos y al momento cierra el puño tirándome fuerte del pelo que hace un instante acariciaba.- Debería importarte, porque vas a sufrir y yo lo disfrutaré.Coloco mi mano sobre la suya intentando que me suelte. Casi puedo tocar el odio que desprende este hombre ¿qué he hecho yo para que todos me odien?- ¡HERMANO! - grita Marcus acercándose a nosotros - ¿qué estás haciendo?Killian me suelta y retrocede alejándose a mi.- Marcus - Saluda - Estaba conociendo a tu mujer.
MarcusMe despierto de golpe con el corazón a mil. ¿Quién cojones se atreve a pegarme un susto de muerte? No tardo ni un segundo en coger la pistola escondida en el lateral de la Mesilla de noche y apuntar al hombre que me mira desde los pies de la cama.- Mía se ha ido, hermano - dice Killian alterado.Me levanto de la cama. Escojo cualquier pantalón y camisa para vestirme todo lo rápido que pueda y salir a buscarla.- ¿Qué quieres decir? ¿Qué significa que se ha ido?- Dijo que no podía dormir y que necesitaba dar un paseo, le prometió a los guardias no alejarse demasiado... Está claro que mintió.¿Mía me ha vuelto a engañar? Me prometió quedarse a mi lado si perdonaba la vida de su hermano. ¿Tenía pensado escapar desde un principio?Salgo de la habitación, bajo las escaleras corriendo, el sonido de las pisadas en la entrada me indica que mis h
MíaKillian grita a los hombres que me lleven a algún sitio. Me ha engañado, ha conseguido engañarme. Sabía desde que lo vi que no era de fiar y aún así he hecho justo lo que quería que hiciera.Cuando Marcus le planta cara, me pego a él como una lapa a una roca. Ahora mismo, rodeada de hombres armados, este es el sitio más seguro.Entramos en el castillo. Yo mirando en todas direcciones por sí alguno de sus hombres decide que es mejor hacer caso a Killian, pero cuando veo a Dante colocarse a mi lado, me siento mucho más tranquila.Antes de que pueda entrar en mi habitación Marcus me detiene sujetandome por el brazo.- Quiero que hablemos un momento - Abre la puerta de su cuarto y espera que entre.No puedo hacer otra cosa. Solo quiero dormir. Meterme en esa cama gigantesca y mullida y dormir diez horas, pero supongo que toca charla.
MarcusMis ojos miran fijamente el vaso con whisky del mueble bar. Sé sin lugar a dudas quien es su dueño y no pienso dejar las cosas así. Tiene que aceptarlo, porque no existe un camino alternativo en el que mi hermano haga algo contra Mía y yo no la defienda.En cuanto escucho su tranquila respiración, lenta y acompasada, salgo de la habitación.Voy directo al despacho de mi hermano. Me engañó, me miró a la cara y me mintió. Sé que no le cae bien Mía, ni ningún Carussi, pero va a tener que respetarla si no quiere que tengamos una guerra interna. Estoy seguro de que nuestros enemigos se aprovecharían de nuestra debilidad.Abro la puerta sin llamar. Levanta la vista del libro que está leyendo, lo cierra lentamente sin apartar la mirada de mi. Me reta mi propio hermano y yo tengo que contener la ira. Solo hay una persona capaz de sofocar el fuego que se abre camino dentro de mi; Mía, como
MíaYa me había olvidado de lo que me gusta el olor a hospital. Este trabajo me encanta. Hoy he sido un poco la chica para todo, pero no me importa. Soy la nueva, la novata, es normal.Termino de cambiarme y salgo para ir en busca de Dante, antes de que pueda salir me topo con él. Ni en mil vidas habria dicho que un hombre tan grande podría ser silencioso como un ninja, pero este lo es.- Podemos irnos, he terminado ya.Dante me quita la bolsa de deporte donde guardo una muda limpia y algunas cosas de aseo personal y yo aprovecho para quitarme la gomilla del pelo y dejarlo suelto.Estoy bastante cansada, pero ha sido tan emocionante poder ayudar a las personas que no cambiaría mi trabajo por nada del mundo. Nadie puede quitarme la sonrisa de la cara ahora mismo.Dante aparca el coche en la explanada. Marcus sale a recibirnos. Se parece al antiguo Marcus, e
MíaSi los síntomas que tengo son por algo que me ha puesto Killian en la Copa, estoy segura de que tiene alguna intención oculta, pero ¿cuál?Encuentro las escaleras que llevan a los reservados. Coloco una mano sobre la pared para ayudarme a mantener el equilibrio. Todas las personas se difuminan al moverse, pero eso no es lo peor, lo peor es el calor que siento dentro de mi, pequeños escalofríos recorren mi cuerpo por la excitación que siento. Jamás he tenido esta necesidad tan urgente de sexo.¿Cuál es la intención? Piensa, Mía. ¡Céntrate! Pero es imposible, solo veo el pecho desnudo de Marcus y mis dedos tocando sus músculos. Me viene a la cabeza la cinturilla de su vaquero, y unas ganas locas de bajárselo me invanden. Me limpio el sudor de la frente mientras intento controlar la respiración.Voy a matar a Killian. Se ha pasado. Me froto los ojos para enfocar la vista, "Reserva
MarcusDuerme apaciblemente con su cabeza apoyada en mi pecho. Tiene las mejillas coloradas y la frente sudorosa y aún así, es lo más bello que he visto en mi vida. Abro uno de sus ojos con cuidado, su pupila sigue dilatada, aunque parece que ha disminuido un poco.Dante aparca el coche. Abro la puerta con cuidado y me bajo con Mía en mis brazos. Duerme profundamente, ni una bomba podría despertarla ahora mismo.- Ven conmigo - Le digo a Dante en un tono bajo.Entramos al castillo en completo silencio. Este es uno de los motivos por el que es mi mano derecha, sabe lo que quiero en cada momento y por regla general coincidimos.Entro en mi habitación y camino hasta la cama. Suelto a Mía despacio. Observo su cuerpo, perfecto y suave, tallado por los ángeles especialmente para mi. Me da pánico pensar que puedan hacerle daño para llegar a mi, el temible Marcus capaz de perder la cab