Mía
Pulso el botón rojo para colgar la llamada. Marcus me va a matar.
Las chicas me miran divertidas, no entienden que mi marido no es alguien normal, es el tipo de persona que si me quedo en casa de una amiga, contrata un ejército para que nos proteja.
Respiro profundo armándome de valor y vuelvo a marca el número de Marcus. Al segundo tono de llamada descuelga.
- Dime - Contesta sabiendo que soy yo - ¿os lo estáis pasando bien?
- Genial - Trago saliva nerviosa - Solo te llamaba para decirte una cosilla...
Las risas suenan de fondo. Hasta Lea se tapa la boca intentando contenerla, traidora....
- ¿En qué pensabas para dejar cinco mujeres con mojitos rodeadas por hombres tan guapos como los que habéis contratado? - Lo suelto rápido, se me traba la lengua un par de veces, pero aún así, continúo.
Las chicas rompen a reír con todas su
MarcusHace un rato Mía llamó a su padre para decidir la hora y el lugar en el que íbamos a cenar. Ella está ilusionada porque cree que pueden volver a ser la familia que eran antes. En cambio, yo sé la verdad, conozco a su padre, se como es de verdad y jamás dejaría pasar lo que le hicimos. Ni en un millón de años Leandro Carussi va a olvidar el desplante que le hicimos casándonos.No quiero ser el causante del dolor de Mía, ya lo fui una vez, pero aprendí a no volver a cagarla y eso es lo que voy a hacer. Si quiere que cenemos todos juntos, tenemos que tomar todas las medidas oportunas para que esté a salvo.Dante esta frente al escritorio, esperando las órdenes.- Estoy seguro de que tienen algo preparado - Digo pasando los dedos por el pelo.Tengo que pensar con claridad porque cualquier error podría ser terrible.- Yo también lo creo.
MarcusCierro los ojos intentando controlarme. Estos hijos de puta se merecen morir por intentar jugármela. Mi nivel de stress está por las nubes. Intentar mantener viva a mi mujer está siendo toda una odisea.Abro los ojos y vuelvo a la mesa. Mía me mira preocupada.- ¿Estás bien?Necesito que nos vayamos de aquí, alejarla de su familia. Necesito que sepan que sé lo que han intentado hacer y que esto no va a quedar así.- Ha surgido una emergencia en uno de mis locales, tenemos que irnos.El padre de Mía mira su plato a medio comer y después a ella, sorprendido porque siga viva.Mira todo lo que quieras saco de mierda. Pienso elegir yo mismo las flores de tu tumba.- Pero... - Comienza a protestar mi mujer.Nos vamos a ir. Puede venir por las buenas o me la puedo llevar a rastras. Me gustaría no tener
MíaAcabo de terminar mi turno en el hospital, pero no me siento capaz de volver junto a Marcus como si nada hubiera pasado, así que esta noche cubriré el turno de una compañera. Espero poder pensar un poco. Aclararme.Intento recordar en que momento mi padre pudo llegar a odiarme tanto como lo hace, quiero decir, solo porque te cases con alguien que te cae mal un padre no decide matar a su hija. Supongo que siempre ha sido una bestia a la que no le importábamos ni Paul ni yo realmente.- Mía ¿seguro que no te importa cubrirme? - Pregunta mi compañera con la esperanza de que no me arrepienta.Levanto la mano quitándole importancia.- Claro que no, ve a casa con tu hijo, yo te cubro hoy.La noche va pasando lentamente y por desgracia para mi, más tranquila de lo que me gustaría.Estoy en la habitación donde descansamos hasta que hay un
MíaMarcus coloca sobre mis manos un montón de fichas, cada una vale mil euros. Lo miro como si le hubieran salido verrugas en la cara. Es muchísimo dinero como para tirarlo jugando a un juego que no entiendo.- Es demasiado dinero - Intento dejar las fichas sobre sus manos pero no me deja.- Ya no es dinero, son fichas y hay que usarlas.Arrugo las cejas.- Pero lo voy a perder.Sonríe con indulgencia. Le divierte que me importe el dinero. No se lo que tiene, no tengo ni idea de la cantidad exacta ni aproximada, pero sé que tiene que ser muchísimo.- Si tengo que dar todo mi dinero para verte sonreír lo daría agradecido - Se acerca hasta que sus labios tocan los míos.Creo que jamás me cansaré del sabor de sus labios, de su tacto o de su ternura. Estamos hechos el uno para el otro, no se vivir lejos de él, ya no.
MíaTal vez podría haber hecho más por él para que no terminara siendo un títere de mi padre, tal vez si no hubiera estado tan pendiente de lo que quería, si hubiera prestado más atención a todo, este final sería distinto.Mi hermano camina hacia mi con furia, respira rápido y su pecho sube y baja sin control. Me agarra de la rebeca y me acerca a él de forma violenta.- Paul... - Susurro sufriendo al verlo tan mal - ¿qué te ha hecho? - las lágrimas caer por mis mejillas.Su dolor es mi dolor, no podría ser de otra forma, es mi hermano.- Deja de intentar que cambie de idea - gruñe por lo bajo pegando los labios a mi oído - hoy vas a morir.Me quito las lágrimas con rabia. Voy a morir ¡BIEN! vale, lo acepto. Ha llegado mi hora. Si tengo que ser sincera hace tiempo que llegó, cuando mi padre decidió que no valía la pena que mi corazón siguiera la
MarcusSujeto mi camisa fuertemente contra el estómago de Mía. Hace un rato que ha perdido el conocimiento, pero aún respira. Eso es buena señal.Paul aparca en la zona de las ambulancias y salta del coche para pedir ayuda mientras yo salgo con mi mujer en brazos. Los celadores traen una camilla y justo a su lado un médico y varias enfermeras.Corren por lo pasillos para poder comenzar a atenderla. Yo los sigo sin soltar su mano. Esta no va a ser la última vez que la voy a ver. Estoy seguro. Nuestra historia no puede terminar aquí.Empujan dos grandes puertas.- No puede pasar, señor - Una de las enfermeras me corta el paso.Levante el dedo señalando el jodido cartel que hay pegado a la puerta "Acceso restringido"La miro con ganas de matarla. ¿Quien cojones se ha creído que es para prohibirme nada?- Gracias - Dice Paul -
MíaEscucho una voz a lo lejos, demasiado lejano como para comprender lo que dice. Quiero abrir los ojos y despertarme, pero los párpados me pesan demasiado. Despego los labios para hablar, pero mis cuerdas vocales tampoco quieren trabajar.No se que ocurre, pero a medida que pasan los minutos consigo aclarar la mente. Marcus toca mi mano y me habla. Despacio consigo abrir los ojos. No logro enfocar del todo, pero sus manos acarician mi cara.- Por fin has despertado. Estaba muerto de miedo - Admite.Para que diga que él tenía miedo he debido estar grave. Siento una punzada de culpabilidad por haberme puesto en peligro. En realidad no me dió tiempo a pensar demasiado, simplemente actué.- ¿Mi hermano está bien? - Pregunto entrelazando mis dedos con los suyos.Asiente conteniendo la rabia. No ha debido ser fácil para él, y eso le da mucho más valor.
Desde que Marcus se fue todo me cuesta muchísimo.Levantarme de la cama y asearme para seguir con mi día a día se ha convertido en todo un reto, pero no quiero causar más problemas.Todos en el castillo son muy simpáticos conmigo, demasiado como para que me sienta cómoda, hasta Killian ha empezado a mirarme con pena, así que llevo unos días esquivándolos a todos.Paso mucho tiempo en el bosque, justo en el claro donde Marcus me sorprendió con el picnic y donde decidí comenzar a confiar en él.Llevo tantos días llorando a escondidas que ya he perdido la cuenta, creo que hace cuatro o cinco semanas que se fue, o tal vez hace mas, no estoy muy segura. Pero en el fondo de mi corazón entiendo que se alejara de mi, al fin y al cabo soy la mujer que decidió ponerse delante de dos balas