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Entre el perdón y la venganza
Entre el perdón y la venganza
Por: ivimoreno2009
Prólogo: ¿Cuánto duele una herida?

La vida puede ser comparable con una montaña rusa, llena de altos y bajos, cambiando con gran rapidez; negando la posibilidad de acostumbrarse a una cosa u otra, llena de curvas mortales que dejan una horrible sensación de vacío en el pecho.

También podemos pensar que es como la rueda de la fortuna, en un momento podemos estar en la cima y al siguiente podemos estar abajo, en el fondo; no deja de dar giros, cambiando de forma constante.

Los cambios pueden ser buenos o malos, traerte alegría o lágrimas; ella lo sabia muy bien.

¿Su nombre?: Mónic Malvorich, una joven de tan solo 18 años, que había tenido que vivir millas de cosas a tan corta edad, su vida había estado llena de tormentos; cargaba una infancia difícil a cuestas, cuidado del amor y comprensión de una madre, sin la ausencia de los brazos protectores de un padre; durante mucho tiempo se le habia negado la felicidad.

Hasta que por azares del destino él llegó a su vida: Aquel hombre de profunda mirada gris, con la tormenta dibujada en su mirada, llena de fuego y emociones encontradas.

Nunca pensó que un hombre como ese pudiera visitar un lugar como aquel donde se conoció, unos meses atrás... CopaCabana un bar oculto entre el mundo más bajo que se pudiera conocer, un lugar lleno de tentaciones, donde el dinero es virtud y el placer el principal entretenimiento.

Ellada a ser mirada con deseo, mientras se movía al ritmo de la música, seducción a todo aquel que la mirara. Nunca pensé que su vida pudiera cambiar de una manera tan abrupta, como lo había hecho...

Todo comenzó con una mirada, de esas que hablan y dicen todas las cosas que los labios callan. Dominick Carbajal; hombre poderoso, profesional, empresario, dueño de una de las compañías más importantes al nivel mundial, había llegado a CopaCabana guiado por su sed de venganza.

Sin pensar que su vida terminaría entrelazada con la de aquella bailarina de media noche: Mónic, niña de mirada inocente, enigmática...

Sus vidas se habían cruzado de forma inevitable, Dominick la había tomado como una simple transacción, un trato que lo beneficiario ayudándolo con su venganza; sin imaginar que terminaría perdidamente enamorado de esa niña. Una mujer que deberia haber estado prohibida desde el principio de los tiempos.

Hija de la mujer que había más lastimado a Dominick, Clarisa Medina, aquella que lo había dejado plantado en el altar, la venganza lo había llevado hasta ella... ¿y para que?... para terminar rompiendole el corazón en mil pedazos .

Mónic cerro los ojos, dejando que el aire frío y salado chocará contra su rostro, su cabello ondeaba al ritmo de las olas que azotaban la orilla, el sol poco a poco se ocultaba en el horizonte, abriéndole paso a la imponente luna; que no tardaría en apoderarse de los cielos.

Estaba de pie en la orilla, sus pies descalzos sobre la fina arepa, su vestido blanco y perfecto ondeando a causa del viento que no dejaba de azotar. ¿En qué momento su vida de habia tornado tan fría y vacía?.

Por un momento se había sentido en la cima, en el cielo, su pecho colmado de alegría; de recuerdos y vivencias intensas que quedarían marcadas en su memoria para siempre, y todo por él... Ese hombre al que se había entregado en cuerpo y alma, aquel que la amaba con locura o eso era lo que había creído durante mucho tiempo.

Dominick Carbajal había llegado como un caballero de brillante armadura, salvandola de la bruja malvada que era su madre, aquella que nunca le había mostrado amor y para la que trabajaba bailando cada noche, cómo un hada de la seducción, cuyo trabajo era llevar a los mortales a la perdición, envolviendolos en el deseo carnal, intenso.

Él le había mostrado un mundo diferente, la había hecho sentir amada, había cambiado su vida, llenandolo de color; de alegría, de amor. Había despertado en ella los más hermosos y puros sentimientos, esos que nunca imaginé que podría sentir.

Toda su vida se tornaba perfecta, todo aquello que le había sido negado de pronto llegaba a su vida, cómo si de una recompensa se tratase... A su vida había llegado un padre amoroso, que aunque estuvo ausente durante muchos años, ahora se esforzaba por darle todo ese amor que no le pudo dar durante su niñez.

Su madre había pasado de ser la bruja malvada de su cuento de hadas, a una cómplice incondicional, una que la apoyaba y hacia hasta lo imposible por ganarse su amor y sobre todo su perdón, ahora tenía una abuela que la consentía y se esforzaba por darle todo aquello que por derecho le pertenecía.

De ser aquella niña asustada, recorriendo las calles sin saber que le esperaría el día de mañana, había pasado a ser la heredera de una fortuna, miembro de una de las familias más importantes de la sociedad actual, hija de un empresario que había labrado un camino de fortuna para ella.

Podía decir que ahora lo tenía todo, pero le faltaba algo primordial: la felicidad, porque a pesar de tenerlo todo no era feliz; pues a cuesta cargaba una herida, que pensaba que jamás podría sanar.

Su cuento de hadas se había convertido en una completa pesadilla, todo por él; aquel que la había hecho tocar el cielo, la había bajado al mismísimo infierno.

Nunca imagino que la persona que más amaba sería quien le causaría una herida mortal; se odiaba a si misma, por haber sido tan estúpida de caer en ese juego, sabiendo su pasado, conociendo como era él antes de ella.

¿Por qué había sido tan ilusa?, ¿cómo pudo confiar en que cambiaría?, ¿por ella?, parecía que su amor no era lo suficientemente fuerte como para cambiar a aquel hombre que se creía dueño del mundo, capaz de tener a cualquier mujer a sus pies, incluyendola.

Lo creyó realmente enamorado, pero se había dado cuenta de que todo era una farsa, una mentira, un engaño; si realmente la amará jamás le hubiera causado tal herida.

El recuerdo de aquella noche aun estaba marcado en su memoria. ¿Cómo había sido capaz?, la había traicionado... ¡Y con su propia prima!, ¡por Dios!.

Ver a Dominick en esa coma ya Litzy desnuda frente a él había sido la peor experiencia, había vivido miles de cosas que dejaron marca en su alma, pero ese recuerdo era el que la lastimaba más que nada.

La traición del ser amado, el tiempo transcurría si, pero aún la sensación de dolor no se iba de su pecho; Ese vacío, la forma en la que su corazón se contraía cada vez que pensaba en él.

¿Cuánto tiempo es necesario para curar una pena?, ¿días?, ¿meses?, ¿años?... no lo sabía, pero estaba seguro que cuando se ama de verdad, las heridas del corazón no sanan con facilidad.

Ya habían pasado 3 meses de aquella noche donde su corazón se rompió en mil pedazos, 3 meses ahogando sus lágrimas, enterrando sus sentimientos; 3 meses en los que se había dedicado a convertirse en aquel Mónic que debía ser, digna heredera del linaje Malvorich.

Desde que se había descubierto ante la que Edgar Malvorich era su padre, todos los ojos estaban puestos sobre ella, esperando que diera solo un paso en falso para destruirla, para hundir la sociedad aún más de lo que ya estaba hundida.

Admitía que había sido cobarde, había huido en vez de enfrentar la situación, en vez de enfrentar a Dominick ya Litzy; ¿pero que más podía hacer?, ¿que más se puede hacer cuando sientes que tú mundo colapsa?, cuando sientes como tú corazón cruje al romperse en millas de pedacitos que parecen imposibles de volver a unir.

Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarlos, sabía que en algún momento debería encontrarse frente a frente con Dominick; revivir esa herida que aun no sanaba.

Durante 3 meses se había dedicado a reunir la fuerza necesaria para enfrentar su mundo repleto de tormentas. Respiro profundo, se había alejado de Dominick lo más que había podido, ¿pero hasta cuándo?... al menos tenía el consuelo que no estaba sola, contaba con el apoyo de su familia, de Miguel.

Miguel, aquel amigo incondicional que había estado juntos a ella en todo momento, quién había sido su pañuelo de lágrimas todas esas noches en las que había llorado por ese hombre que no merecía su amor, sino hubiera sido por Miguel no hubiera logrado todo lo que habia logrado hasta el momento.

Él la ayudaba día a día a convertirse en la Mónic que debía ser, aquella decidida, con carácter e inteligencia; capaz de enfrentar la vida con la frente en alto, porque si algo tenía Mónic era eso...

Jamás se dejaba vencer por los problemas, no importaba con cuántos obstáculos se tropezara, siempre los superaba con carácter y elegancia está no tenía porque ser la excepción; era inteligente, fuerte, decidida y audaz, debía demostrarlo, no importaba que estuviera deshecha por dentro.

–Mónic– escucho una voz masculina que la llamaba a sus espaldas, abrió los ojos girando se para observar a Miguel; de pie con las manos en los bolsillos de su pantalón , mirándola con una leve sonrisa marcada en sus labios— es hora...

Mónic sonrió en respuesta, para comenzar a acercarse a él a paso calmado –es hora– repitió las últimas palabras de Miguel, mientras tomaba la mano del muchacho; su primo y mejor amigo, quien siempre habia estado para apoyarla; para darle seguridad cuando se sintiera desprotegida. Aquel que la habia consolado cada momento desde que su corazon habia sido herido.

El dolor aún no se marchaba del todo pero no sé dejaría vencer por ese mal de amor, aunque frecuentemente se preguntaba: ¿cuando duele una herida?, ¿durante cuánto tiempo se sentiría de esa manera?, no lo sabía, quizás dejaría de doler cuando lo dejara de amar y no importaba cuanto le costara, ella mataria ese amor que sintio por Dominick Carbajal; aunque la vida se le fuera en ello, ella era Mónic Malvorich y no se dejaría vencer.

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