El choque de los tacones sobre el piso de cerámica era lo único que se escuchaba en el local de Auron Denali, mientras que todas las miradas se enfocaban en la figura femenina que recorría el lugar como si de la mismísima dueña se tratase; nadie se atrevía a interponerse en su camino por miedo a qué su jefe les volara los sesos. Todos, absolutamente TODOS, sabían que esa mujer era intocable; en un abrir y correr de ojos se había convertido en la protegida de su jefe, por lo que arremeter contra ella sería firmar una sentencia de muerte más que segura.— Bienvenida — saludos Auron al ver a la muchacha ingresar en su oficina, una sonrisa filosa se plasmó en sus labios; ella permaneció con semblante inmutable.— Primero que todo, gracias por prestar a tus hombres y tú conocimiento para rescatarme — hablo Mónic, quitándose los lentes oscuros que llevaba puestos; Auron hizo una mueca al observar a detalle el moretón que se le había formado en el rostro — segundo, aquí están todas las prue
Tan solo dos días habían pasado desde su regreso, dos días cargados de pesadillas y responsabilidades, dónde había tenido que enfrentarse a sus propios tormentos; a la consecuencia de sus decisiones e incluso a ciclos que aun no lograba cerrar.Se observo al espejo, detallando su figura maltratada, observando como fingía entereza cuando estaba terriblemente deshecha por dentro... se sentía cansada, cansada de vivir en ese mundo de máscaras y apariencias del que ahora formaba parte, sin siquiera poder evitarlo.— ¿Estás bien? — indagó Thiago mientras colocaba las manos sobre los hombros femeninos, sus miradas se encontraron a través del reflejo en el espejo. Sin previo aviso Mónic se giro para abrazarlo con fuerza por el torso, escondiendo su rostro lloroso contra el amplio pecho masculino, dejándose embriagar por la fragancia que emanaba de él; brindándole calma y seguridad.— Gracias... gracias por ser mi sostén durante todo este tiempo — sabía que si no hubiera sido por la compañía
Soltar y dejar ir a veces puede ser tan doloroso, tan difícil de aceptar y sobre todo de enfrentar... dejar atrás todo aquello que te hizo tanto daño y despedirte de una parte de ti, debe ser uno de los más grandes actos de valentía que pueden existir.Levantarte y sostener tus pedazos cuando te sientes morir, pensar que aún puede existir una esperanza en medio del caos y la oscuridad... sentirse perdida en su propio ser hasta el punto de no reconocerse en el espejo... Luchar por renacer de entre las cenizas cuando se cree todo perdido... luchar porque mientras se esté respirando todavía queda una esperanza... si, ese era uno de los actos más valientes y difíciles de enfrentar, continuar cuando sientes que de ti no queda nada más.— ¿Estás segura de esto?, podemos viajar a dónde quieras, podemos estar unidos como una familia; no necesariamente tienes que marcharte — Mónic esbozo una tenue sonrisa, apenas perceptible; ante las palabras de su padre.— Papá. Necesito esto — fue su única
La vida puede ser comparable con una montaña rusa, llena de altos y bajos, cambiando con gran rapidez; negando la posibilidad de acostumbrarse a una cosa u otra, llena de curvas mortales que dejan una horrible sensación de vacío en el pecho.También podemos pensar que es como la rueda de la fortuna, en un momento podemos estar en la cima y al siguiente podemos estar abajo, en el fondo; no deja de dar giros, cambiando de forma constante.Los cambios pueden ser buenos o malos, traerte alegría o lágrimas; ella lo sabia muy bien.
Mientras un corazón herido buscaba sanar otro latía desesperado, intentando estabilizar con vida y no hundirse en su propia miseria, porque nada hiere más que saber que se a lastimado al ser amado, no importa cuándo tiempo pase, el sufrimiento propio nunca será suficiente cuando se a causado una herida que deja huella en tu alma gemela y aún más cuando se cometió un error consciente de su propio.3 meses habían pasado ya, los más largos de toda su vida... su corazón dolía con cada latido que daba, nunca imagino que la ausencia de alguien pudiera doler tanto, la sensación de vacío se había instalado en su pecho y parecía no querer abandonarlo.Dolía... cómo nunca imaginé que podría doler un amor, ni siquiera en sus años de juventud, cuando había sido plantado en el altar por Clarisa; su corazón había doli
Podría decir con seguridad que si vida era un completo desastre, no tenía mente para nada que no fuera pensar en cómo encontrar a Mónic y darle una disculpa sincera. Entre el trabajo y la preocupación terminarían consumiendo lo casi en totalidad.¿Que estaba haciendo con su vida?, convirtiendola en un completo desastre... debia comenzar a concentrarse en el trabajo o su empresa se iría a pique.Desde muy temprano ya se encontraba en su oficina, todos los días eran iguales; llegaba con el sol y se iba con la luna, nadie imaginaba por el tormento que pasaba en s
Le costaba creer que ya estaba de regreso, después de 3 meses huyendo de su realidad y de los problemas que debía enfrentar, porque era consciente que eso era lo que había estado haciendo: huir para no enfrentar a Dominick, quizás era porque no se sintió lista para hacerlo o quizás porque sabía que cuando él la mirada con esos ojos grises cargados de arrepentimiento ella caería ante sus encantos.¿Por qué negarlo?, no importaba cuánto se hubiera alejado, aún seguía total e irremediablemente enamorada de Dominick Carbajal, su amor no se había construido de la noche a la mañana, había llevado tiempo, sacrificios y enfrentado momentos tantos como buenos malos; En algún lugar de la ciudad la luna llena brillaba en su máximo esplendor, apoderandose del cielo colmado de estrellas; una imagen espectacular, digna de observar. Dominick Carbajal se encontraba observando ese hermoso panorama, quería escapar por un momento de sus responsabilidades, no soportó el encierro de ese gran salón de fiesta donde se suponía que debía estar, atendiendo a sus responsabilidades.Esa noche se había visto obligado a asistir a un baile de máscara, un evento llevado acabo para recaudar fondos, un acto de beneficencia; una noble causa con la que estaba encantando de colaborar pero se sinti&oacCapítulo IV: Entre máscaras.