Capítulo 37 Como cuesta definir

Narrador

Charlotte abrió la puerta de su mansión y se encontró con su madre, Dora, quien la esperaba en la sala con una mirada enojada.

—¡Charlotte! Hija, sé que ya eres adulta, pero debiste avisarme que no dormirías en casa. Me preocupé mucho por ti. Además, llamé a tu teléfono y estaba apagado. ¡Me asustaste!

—Mamá, tienes razón. Perdóname, salí a tomar unas copas con Dorian y perdí la noción del tiempo. Mi teléfono se quedó sin batería. Iba a regresar directo a casa, pero él insistió en que me quedara con él —respondió Charlotte con un tono apagado.

—¿Estás bien, hija? —Dora se levantó y se acercó lentamente a su hija. A pesar de la independencia de Charlotte, su madre podía notar cuando algo no andaba bien.

—Sí —dijo Charlotte, con la voz entrecortada.

—¿Qué te pasó, Charlotte? ¡Dímelo!

Charlotte frunció el ceño y, de repente, estalló en llanto. Dora no tuvo más opción que abrazarla con fuerza, mientras su hija lloraba desconsoladamente, como si fuera una niña pequeña. Se se
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