Capítulo 41 Nuevas oportunidades

Federick

Cuando llegué a mi departamento, vi que Helen ya había dejado todo listo para mi viaje. Solo faltaba que recogiera las pocas cosas que quedaban. Al cruzar el umbral, ahí estaba Magdalena, tomando una copa de vino frente a la ventana. Apenas sintió mi presencia, se giró y me miró con desdén.

—¡Hijo mío! Cariño, ¿qué haces en casa tan temprano?

—Mamá, vengo a recoger mis cosas porque he cambiado de trabajo. Justamente quería hablar con ustedes.

—Entonces, ¿esa mujer pudo contigo? No lograste recuperarla, y ella hizo lo que quiso contigo, ¡como siempre! —dijo mientras le daba un sorbo a su copa.

—Mamá, Charlotte ya no me ama. No siente nada por mí, y no la voy a obligar. No tiene sentido quedarme en esa compañía, solo para destruirme la cabeza y soportar sus humillaciones.

De repente, con furia, mi madre arrojó la copa al suelo. Se rompió al instante, y los pedazos de cristal volaron por todas partes mientras el vino manchaba todo a su paso.

—¡Eres igual de idiota que tu padre!
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