*—Antonella:Estaba siendo besada por Max.Max profundizó el beso, introduciendo su lengua en la boca de Antonella con un movimiento que la hizo jadear. La sensación era abrumadora, su lengua acariciando la de ella en un ritmo que parecía sincronizado con los latidos desbocados de su corazón.Antonella llevó sus manos a la camisa de Max, aferrándose a él como si fuera su ancla en medio de este mar de emociones desconocidas. Max la empujó contra la puerta con un movimiento decidido, su cuerpo presionándose contra el de ella. Antonella podía sentirlo: la dureza de sus músculos y la intensidad de su presencia que la envolvía por completo.El contacto era un incendio que se encendía en su interior. Besarlo era como tocar el cielo, y por primera vez, se alegró de haber esperado tanto para experimentar algo así. Que fuera con Max, que fuera así de inolvidable, hacía que todo tuviera sentido.Max devoraba su boca con una necesidad palpable, como si intentara grabar su sabor en su memoria. An
*—Max:Max había perdido la cabeza.Entró en su habitación apresuradamente, cerrando la puerta tras de sí con un golpe. Apenas llegó al borde de la cama, sus manos bajaron el cinturón y los pantalones con una urgencia primitiva. Tomó su erección con fuerza, comenzando a masturbarse con movimientos rudos mientras las imágenes de Antonella aún danzaban en su mente. Su rostro estaba encendido, y su respiración, irregular. El recuerdo de lo sucedido estaba fresco, tan vívido que casi podía sentirla nuevamente entre sus manos.No había planeado que la noche terminara así. Cuando Seth le sugirió cambiar los planes para salir con la amiga de Antonella, Max había considerado cancelar. Sabía lo peligroso que sería estar cerca de ella. Sin embargo, la idea de dejarla plantada no le parecía correcta, y al final decidió aceptar.Cuando Antonella llegó, con un atuendo sencillo, pero perfecto para ella, Max quedó hechizado. Sabía que era hermosa, pero verla fuera del ambiente de la oficina era otra
*—Antonella:Había sido un fin de semana de ensueño, un recuerdo que Antonella sabía que atesoraría por siempre, pero el lunes llegó, y con este, la realidad.El ascensor emitió un suave ding cuando alcanzó el piso de la oficina. Con la cabeza en alto y el corazón latiendo con fuerza, Antonella salió y caminó hacia su escritorio. Era temprano; Max aún no había llegado, pero ese momento a solas le dio tiempo para reunir sus pensamientos y prepararse mentalmente para enfrentarlo.Desde aquella noche, no había vuelto a ver a Max. Sabía que estaba en la boda que se celebraba en un área privada del hotel, pero no se acercó ni una sola vez. Pasó el resto del fin de semana con Camila, disfrutando de masajes, el sol y las piscinas, pero manteniéndose lejos de todo lo que pudiera recordarle a Max. Cuando Camila le preguntó cómo había sido la noche, Antonella mintió diciendo que había sido tranquila. En el fondo, no quería hablar de algo tan hermoso, pero también tan embarazoso.Sabía que no po
*—Antonella:El fin de semana llegó, y Antonella no hizo nada fuera de lo común. Asistió a sus clases, adelantó tareas y, cuando fue necesario, se quedó en casa. Su padre había estado fuera de la ciudad durante algunos días, pero el domingo volvió para compartir el almuerzo en familia.A Antonella nunca le había gustado particularmente ese momento. Las comidas familiares se habían convertido en un evento incómodo en los últimos meses. Fuera cual fuera el tema de conversación, su padre terminaba por dirigirlo hacia ella, enfatizando lo orgulloso que estaba de que trabajara para los Bryant. Este aparente reconocimiento no hacía más que alimentar las reacciones hostiles de sus hermanas menores, quienes no ocultaban sus celos. Y ese día no fue la excepción.—Ha pasado tiempo desde que estoy en casa —comentó Jefferson, su padre, mientras el nuevo personal doméstico servía los platos en la mesa.Desde hacía poco, su padre había logrado algún tipo de acuerdo que les permitió contratar nuevo
*—Max:Estaba siendo un imbécil.Después de lo que pasó con Antonella, Max no podía evitar pensar que había cometido un error monumental. Dejó que el alcohol y el momento lo dominaran, cruzando una línea que no debía cruzarse. A pesar de desearla más de lo que podía admitir, sabía que lo mejor era alejarse. Chris siempre le recordaba que necesitaba mantener el enfoque, y tenía razón. No podía permitirse involucrarse con Antonella, especialmente cuando ella era parte de la familia enemiga. Por eso, decidió actuar como si nada hubiera ocurrido.El lunes, cuando llegó a la oficina, vio a Antonella esperándolo con una sonrisa profesional. Era hermosa, y recordar lo que había sucedido entre ellos lo llenaba de un deseo frustrante. Aquella noche juntos había sido inolvidable, pero ahora se sorprendía al notar la frialdad en su trato. Una parte de él esperaba que ella tratara de hablar de lo ocurrido, que tal vez mostrara algo más de calidez, pero no fue así. Al contrario, la forma en que le
*—Antonella:Los días habían transcurrido incómodamente, como si el tiempo se moviera arrastrando los pies, sin imprevistos ni sobresaltos. Max había pasado la semana anterior fuera del trabajo, y cuando volvieron a encontrarse el lunes, actuó como si aquel mágico fin de semana en el hotel nunca hubiera sucedido. Antonella comprendió que, para él, así debía ser. Lo que ocurrió entre ellos fue un error, y no había espacio para errores en sus vidas.Antonella se esforzó por mantener la compostura, trabajando a su lado como siempre, con profesionalismo y una distancia que antes no existía. Sabía que a Max le incomodaba que lo llamaran "señor", pero a ella no le importaba. Necesitaba hacerlo para recordar constantemente la línea que había trazado entre ellos. Esa formalidad era un escudo, una barrera para no caer nuevamente en la familiaridad de antes, esa que los había conducido a un momento que nunca debió haber ocurrido.A mitad de semana, Antonella se enteró de que habría una celebrac
*—Antonella:Los días pasaban tan rápido que, antes de darse cuenta, el verano había llegado, trayendo consigo una nueva Antonella. O al menos, eso era lo que ella intentaba ser. Había tenido una pequeña esperanza, casi diminuta, de que Max la buscara, que se tomaran el tiempo para hablar sobre lo sucedido aquella noche, pero semanas y semanas de silencio le habían dejado claro que eso no ocurriría. Ahora, con la posibilidad cada vez más real de un compromiso entre Max y Shanna, se prometió enterrar sus sentimientos. Era su hermana menor, y aunque no estaba feliz con la idea, sabía que no podía hacer nada más que aceptarlo. Max nunca sería para ella, y debía aprender a convivir con ese vacío.Era mejor olvidarlo por completo.Antonella respiró hondo y alzó la mano para llamar la atención de Camila, quien acababa de llegar al pequeño café donde habían quedado. Después de semanas sin verse, al fin lograron coincidir. Camila había estado completamente ocupada con su nuevo trabajo en el b
*—Antonella:Al salir del coche, Antonella se estiró un poco, respirando el aire fresco de la mañana. Max la miró por un momento antes de caminar hacia la entrada, abriéndole la puerta de vidrio con un gesto amable.—Bienvenida al refugio —dijo, y Antonella lo siguió, ya con la sensación de que ese día, su visión sobre Max y sobre el refugio en sí misma cambiaría para siempre.La puerta del refugio se cerró tras ellos, y Max comenzó a guiar a Antonella por el interior del lugar. Mientras caminaban, Antonella no podía evitar mirar todo a su alrededor. El refugio estaba lleno de vida, pero lo que más la sorprendió era la atmósfera de cariño y cuidado que se respiraba. No era el tipo de lugar frío y distante que había imaginado. Las paredes estaban adornadas con fotos de animales felices y sonrientes, algunos ya adoptados, otros esperando a encontrar un hogar. Max caminaba a su lado, señalando con entusiasmo a cada rincón.—Aquí tenemos a los cachorros que llegaron hace poco —dijo Max, s