Sentía celos de que Violet siempre había disfrutado de las cosas que ella quería, que siempre todo le salía bien y aquello fue una prueba más.«La próxima vez, no te escaparás de mí, Violet, te lo juro», pensó mientras señalaba la fotografía de la mujer.Ignacio quiso besar a Violet, pero esta lo esquivó.—¿Qué sucede? ¿Qué significa eso?—Iré a ver a Salomé, tú vete a tu compromiso, es mejor que no la lleves, Ignacio, tendré que reforzar la seguridad para cuando salgamos.—Me quedaré con ustedes, supongo que no vas a salir más, Violet todo va a estar bien, no permitiré que esto te afecte, que nos afecte, nuestra hija va a estar bien.—Sí, lo sé, y no te preocupes, vete, lo has dicho, vamos a estar bien.—Sé honesta, ¿estás dudando de lo que tenemos?Violet se quedó en silencio unos minutos.—No, Ignacio, no lo estoy haciendo, solo estaba pensando.—¿Pensando en qué, Violet?—En el problema que sea que tenga Franyely conmigo, esperaré a verla de nuevo y voy a volarle un diente de la b
—Tengo que ser astuta, no se me ocurre mucho, aunque podría salir de mi bolita de cristal, sí, si eso es, tendré que cambiar un poco mi personalidad, dejar los miedos. ¿Te importaría quedarte con Salomé?—Por supuesto, ¿qué vas a hacer, Violet?—A ponerla en su lugar, pero por ahora a enfrentar la situación, no voy a esconderme de los medios, no le debo nada a nadie, es momento de aceptar que siempre hablarán, no me limitaré por el que dirán.—Me gusta tu actitud, pero ten mucho cuidado.Violet llamó a Franyely, pero esta no respondió, ya había escuchado que la habían grabado, decidió esperar.Se encontraba furiosa pensando en lo que Violet haría con aquella información, no quería hacer la mala del cuento aunque lo fuera, no estaba dispuesta a perder una vez más posición ante Violet.Misma que decidió salir, llamó a Liana y pidió la dirección, compró algunas cosas, no faltaron quienes le hicieran preguntas incómodas, a lo que ella respondía con seguridad, dejando callados a quiénes pr
—Hola Zaid, que placer escucharte —dijo y se alejó el móvil—. Te alcanzo en cuanto termine amor.Ignacio se acercó a los empleados, pero su atención estaba puesta en Violet.—¿Celoso jefe? —se atrevió Richard a preguntar.—¿Qué tonterías estás diciendo? ¿Me ves cara de ser un hombre inseguro, para estar sintiendo celos de mi mujer en una simple llamada?Richard tragó seco.—Lo siento jefe, solo pensé que sería gracioso, mejor me voy.—Espera, Richard, no exageres, mira, no estoy celoso, y mucho menos molesto, es mi forma de expresarme —le ofreció un vaso con jugo.—Gracias jefe.—¿Por qué se reirá tanto? ¿Crees que sea un acto de coquetería o que sea una conversación graciosa?—En mi experiencia, seguro que…—Olvídalo —se adelantó a interrumpir—, volveré pronto.Con un vaso con jugo se dirigía hacia Violet, a descubrirlo por sí mismo, cuando su móvil sonó.Respondió y se detuvo confuso al escuchar y reconocer la voz.—¿Cómo carajos has conseguido mi número y qué haces llamándome?—Es
—Hola, Liana, ¿cómo la están pasando? —preguntó Violet.—Hola, Violet, bien, bastante bien, fue una gran idea, ¿qué le pasó al jefe? —preguntó cuando lo vio, no de muy buen humor acercarse a Michael.—Humm, no lo sé, le hice una broma, debe ser que se lo tomó muy a pecho, ya sabes cómo es.—Vas a volverlo loco, por cierto escuché lo que dicen, no le prestes atención, hacen una buena pareja.—Sí, por eso estoy aquí, aunque con la cara que tiene tu jefe ahora, no sé si haya sido buena idea. Le he dicho que no tengo panti, mira cómo la sonrisa se le esfumó.—Lo vas a volver loco, Violet.Ella sonrió por lo bajo, estuvo unos minutos con Liana, se retiró para llamar a Lana, al saber que estaban bien, continuó con la mujer, hasta que vio a Ignacio ignorándola.Con una sonrisa maliciosa, Violet se acercó a Ignacio con el fin de mortificarlo un poco más.—¿Qué haces? ¿Pretendes ignorarme el resto del evento? —preguntó ella evitando reírse.—Ahora estoy un poco ocupado, estoy tratando de conoc
Ignacio dejó escapar un lento suspiro, del mismo modo en que se dejó caer a la cama, le pidió a Violet permitirle vestirse para que la llevase a la cama con ellos.—¿Satisfecha? —inquirió él con el ceño fruncido.Ella negó con la cabeza, para después esbozar una sonrisa burlona, encendió la lámpara, se acercó y cargó a Salomé, quien al ver a su padre se emocionó.Violet salió para prepararle un poco de suplemento, se negó a recibirlo cuando ella regresó, en su lugar se recostó al pecho de su padre ya vestido, Violet se acomodó al lado a mirarlos.Poco a poco ambas se fueron durmiendo, Ignacio intentaba moverse para impedirle dormirse y dejarlo de modo en que estaba, con deseos de ella.Tres horas después había logrado poner a Salomé en la cuna sin que esta se despertara, para después regresar ante Violet, la vio dormida, pero no le importó, la deseaba y empezó a toquetearla a juguetear.Violet estaba somnolienta, intentando resistirse por pura maldad, Ignacio estaba excitado, no cesó
Ignacio se alejó para ponerse los zapatos y Violet observó más de cerca el modo en que había organizado todo, por colores, no solo la ropa y zapatos de la jefecita.—Te dejé el desayuno —le dio un beso que Salomé interrumpió, quiso intentarlo, pero no pudo, en su lugar le agarró los glúteos—. Las veo al final del día, a menos que quieran visitarme.Violet sonrió.—Me encanta cuando hueles a mí, Violet.—¿Sí? Puedes ponerte un poco de mi perfume y así también tú hueles a mí, que todas sepan… —Se detuvo al verle la sonrisa.—Ya todos saben que soy tuyo Violet, y tengo los argumentos para quienes aún tengan dudas, te amo.Ignacio finalmente le dio un beso, se había puesto los zapatos y se despidió de Salomé, para después salir de la habitación y despedirse de Lana y Mariska en la sala, emocionado el hombre dejó la residencia, llegó hasta su auto y se percató de que no hubiera reporteros, ni nadie acechando, que perturbara la paz de sus mujeres.Emotivo se dirigió a su casa en donde compr
Violet suspiró algo irritada, entró y cerró lentamente, para después dejar caer su cabeza sobre la puerta.Sonrió cuando la jefecita se acercó y abrazó sus piernas, volviendo a recuperar la calma, la levantó y regresó a terminar lo que seguía haciendo.Molesta, al no obtener la satisfacción que había esperado, Fermina salió del lugar.La mujer temía a la reacción de Ignacio, pero presentía que Violet no le diría nada.Al ver los avances en sus tatuajes, Ignacio sonrió satisfecho.—¿Terminamos la sesión o la dejamos en dos? —inquirió el tatuador al ver lo rojo e hinchado que tenía el pecho.—Descuida, una sesión es suficiente —respondió al recordar la recomendación de nada de sexo y sabiendo que no se resistiría a ella para esperar, insistió.Había realizado algunas llamadas al trabajo y sabía cómo marchaba todo con su padre.Minutos después, se dispuso a tolerar el dolor que, sabía, le dejaría una gran felicidad.—Todo está listo para su cumpleaños —dijo Lana mirando a Salomé dormida
El doctor ingresó interrumpiendo una amena conversación entre los hombres.Lo revisó, precedió a dar las recomendaciones, que en su mayoría Ignacio ya conocía, y le fue aprobada una salida voluntaria por algún tiempo.El hombre no dudó en agradecer. Ignacio debió retirarse para recoger sus medicamentos, lo necesario para tenerlo con él.En aquella cafetería, Violet reía anímicamente, habiendo olvidado el problema por el que atravesaban.No se le hizo extraño que casi no estuviera siendo el centro de atención.Zaid le expuso el plan; ella estuvo de acuerdo. Cuando quiso irse, él le pidió quedarse, preguntando sobre lo que estaba pasando.Comprensivo y cariñoso, así estaba actuando Zaid.Violet no revelaba mucho, empezó a sentirse incómoda y por ello se puso de pies. Él siguió el acto, se despidieron ya habiendo acordado el día y lugar a trabajar.Seguida por su guardaespaldas, abordó su auto.Ignacio esperaba los medicamentos y su móvil recibió notificaciones una tras otra.Sonriente l