Jaqueline bajó la puerta de la cajuela de su auto, se inclinó para cargar la última caja de mudanza, un mechón cayó entre sus ojos y sopló para retirarlo, cuando se levantó y se giró bruscamente hacia el edificio con la caja en sus brazos, se topó con un cuerpo alto, de pecho duro, el olor a menta fresca inundó el pequeño momento, inmediatamente un gruñido soltó él entre dientes.
—Lo siento, lo siento—se disculpó Jaqueline, cuando levantó su mirada, se encontró con unos ojos grises cargados de molestia e irritación, sus labios se entreabrieron para tomar aire.
—Tenga más cuidado—él hombre alto exclamó en un tono gélido, era de presencia intimidante, enfundado en un traje elegante, se quedó por un momento prendado de la mirada de la mujer frente a él, por unos segundos nadie de los dos, dijo algo, él aún tenía el móvil pegado a su oreja. — ¿Qué no se fija? —dijo más molesto.
—Si viene hablando por el móvil distraído, hay que fijarse también por dónde va, ¿No? Por cierto, ya me he disculpado... —Jaqueline sintió una irritación en su interior, esperó a que dijera algo, pero estaba mostrando indiferencia, ella negó, lo esquivó y sin mirar atrás entró al edificio. —Tan buen porte pero sin modales...—gruñó Jaqueline entre dientes mientras se encaminó al elevador, esperó a que este bajara al lobby, pensó en dejar la caja algo pesada en el suelo, en lo que llegaba, pero se negó, a los momentos, se dio cuenta que ya venía bajando el elevador, se acomodó la caja bien contra su pecho, las puertas se abrieron, entró, presionó otro número de piso que no era, luego presionó el correcto, luego se recargó contra la fría pared de acero, cuando levantó la mirada de la caja hacia las puertas que empezaron a cerrarse, se dio cuenta que el hombre de traje elegante, estaba a dos pasos para entrar al elevador, Jaqueline, pensó:
"¿No pueden cerrarse más rápido esas puertas?"
Alcanzó a entrar el hombre de traje elegante, alto, dando aires de superioridad, Jaqueline siguió en su lugar, sin dejar de mirar aquellos números que cambiaban de luz según seguían subiendo...
"Avanza más rápido..." pensó Jaqueline.
— ¿Vive en el edificio? —la voz del hombre le provocó un escalofrío.
—Sí. —Es lo único que pudo decir Jaqueline, no quería mostrar ningún gesto.
— ¿En qué piso? —Jaqueline lentamente con la mirada de indiferencia lo observó.
—Con todo respeto, pero no le conozco. —Jaqueline estaba irritada por algo que no entendió. El hombre, sonrió. Se cruzó de brazos y se recargó en el acero, había tres botones iluminados, descartó uno, —el suyo— entonces quedaban dos opciones.
—Bien, lo descubriré por mi cuenta...—Jaqueline arqueó una ceja, estaba sin palabras, miró de nuevo los números y plantó su mirada en ese lugar, estaba a menos de un minuto para llegar a su piso, si es que...
El elevador se detuvo.
Jaqueline maldijo entre dientes, las puertas se abrieron, había un pequeño grupo de mujeres jóvenes que estaban envueltas en una charla, pero al darse cuenta del hombre que se encontraba en el interior, se quedaron en silencio, observando disimuladamente aquella presencia muy masculina.
El hombre se puso a lado de Jaqueline, quien a la vez se hizo a un lado inmediatamente para marcar distancia, pero a él eso no le importó.
—Buenos días, jóvenes—él saludó, las mujeres saludaron entre mejillas sonrojadas, risitas discretas y miradas fugaces, Jaqueline automáticamente rodó sus ojos en blanco, eso lo vio él y sonrió discretamente.
El elevador siguió subiendo hasta llegar a dos pisos debajo de Jaqueline, ella se apretó a la caja que tenía contra su pecho. Las mujeres jóvenes bajaron del elevador agitando sus manos en despedidas al hombre de traje elegante, las puertas se cerraron y Jaqueline casi respiró por completo, dos pisos más y llegaba.
—Solo quedan tres pisos, en dos descubriré cual es el suyo—el hombre sonrió al ver a Jaqueline sorprendida a su comentario.
El elevador finalmente se comenzó a mover de nuevo y Jaqueline decidió bajar en el siguiente piso, que se encontraba debajo del suyo. Las puertas se abrieron y ella se bajó sin mirar atrás, miró por el pasillo y solo había una puerta.
—Así que este es su piso. —escuchó Jaqueline a su espalda, se giró y miró al hombre.
—Sí, mi novio y yo vivimos aquí, así que deje de acosarme. —el hombre levantó ambas cejas, con mucha sorpresa.
— ¿Acosarla? —preguntó atónito, las puertas se iban a cerrar, pero él puso una mano para detenerlas. —Disculpe si le he dado esa impresión, solo quería conocer a mis nuevos vecinos, suelo ser directo, pero jamás un acosador... —Jaqueline se sintió una tonta, pudo sentir las mejillas sonrojarse por el malentendido.
—Disculpe...
— ¿Puedo saber su nombre, vecina? —Jaqueline le sostuvo la mirada.
—Soy Jaqueline.
Él sonrió al escuchar finalmente el nombre de la mujer de curvas pronunciadas y ojos atrayentes.
Ella miró al hombre de traje elegante y su mirada se oscureció, se veía atractivo recargado deteniendo la puerta del elevador.
—Mucho gusto señorita Jaqueline, mi nombre es... Burak. —y sonrió.
—Mucho gusto señor. —él arrugó su ceño en la forma que lo llamó.— ¿Señor? Bueno tengo mis años pero...—Burak se dio cuenta que estaba dando explicación a una mujer completamente extraña, pero que de alguna manera, le nació de la nada hacerlo.—Que tenga buen día—Jaqueline se mordió el labio antes de girarse para cortar la charla demasiado extraña con el hombre, Burak retrocedió y dejó que las puertas se cerraran, arqueó una ceja, intrigado. Muchas mujeres siempre querían hablar con él, y parece ser que en esta primera vez, ella no quería hablar."No es Estambul, Burak"—Estás perdiendo el encanto, Burak. —murmuró para sí mismo mientras miró como los números le anunciaron casi la llegada al ático.Jaqueline c
Burak se ajustó su corbata de marca cara e italiana. Estaba preparándose para acompañar a Kerem a conocer a su prometida, hace un par de días atrás, había entregado el anillo de compromiso, era el anillo de la abuela y tenía demasiado curiosidad, ya que aún no sabía el nombre de su futura cuñada, Kerem quería mantener todo bajo perfil hasta el día de hoy, hoy finalmente sabría quién es la misteriosa mujer.Burak bajó los escalones de la segunda planta de su nuevo ático.—Señor Arap-Badem—Burak vio a su ama de llaves. —Acaban de informar que el chófer está esperando en el lobby para llevarlo.—Gracias—Burak alcanzó su móvil, presionó el botón del elevador privado y bajó al lobby. Caminó mientras miró su móvil, estaba leyendo los posib
Burak estaba en total shock, arrugó su ceño confundido, pensó por un momento que se habían equivocado, que no era su Kerem el que le estaban anunciando de su muerte, sintió una opresión en su pecho.— ¿Qué? —fue lo primero que dijo Burak. Negó a toda prisa. —Es imposible. Yo...—sus palabras se evaporaron.—Hemos encontrado su cuerpo dentro de su auto, estaba estacionado delante de un local, uno de los que hacen guardia en el área notaron sospechoso, entonces...—Es imposible...—Burak sintió su corazón latir a toda prisa, se llevó su mano a su rostro, miró al policía. —Él... ¿Fue atacado? ¿Fue asaltado? —preguntó con dificultad.—Han informado que ha sido una sobredosis. —Burak sintió que el piso se abría debajo de él, "Kerem,
La puerta se abrió y una desconsolada Jazleen se mostró ante la mirada de Jaqueline, por primera vez desde que conoció a su prima, la vio vulnerable, asustada, preocupada, casi al borde de la histeria, debió haberse puesto mal al escuchar que su padre había tenido un infarto.—Jaz...—dijo Jaqueline cuando se levantó de su lugar, su prima levantó la mirada.— ¿Qué? —la cara de Jazleen se transformó al darse cuenta que Jaqueline era quien la llamó. Jaqueline detuvo su camino al ver que regresó la Jazleen de siempre.Jaqueline se cruzó de brazos.—Nada. —contestó, Jazleen no dijo nada más, se limpió ambas mejillas con ira sin dejar la mirada de su prima, y luego se retiró por dónde habían llegado. Jaqueline la miró irse, y sintió lástima, Jodie la habí
—Aquí tiene la llave, señor. —el gerente del edificio estaba consternado al escuchar al hombre intimidante frente a él que el joven Kerem había fallecido, recordó a la mujer que todos los días iba, el hombre ya se iba cuando este lo detuvo. —Perdone, —Burak se giró hacia el hombre—Ha venido una mujer a buscarlo todos los días, —Burak arrugó su ceño, intrigado.— ¿Ha dejado su nombre? —el señor se queda pensativo.—Solo hace una firma, pero no pone su nombre completo, se lo enseño. —Burak se acercó a recepción, el hombre le acercó una bitácora.—Aquí está, supongo que no sabe que el joven Kerem ha fallecido, por qué ha estado preguntando por él todos los días por él, ha estado esperando alrededor de diez minutos y luego se ret
Jaqueline colgó una llamada que le hizo que el dolor de cabeza empeorara.Dejó sus codos en la superficie y escondió su rostro entre las palmas de sus manos, sintió algo tenso en el centro de su estómago, miles de cosas pasaron por su cabeza, "¿Dónde estás, Kerem?" Salió de su escondite, levantó su mirada hacia el frente y se encontró con Jazleen y su intención de entrar. Abrió la puerta la mujer rubia y entró sin esperar a que le diese permiso Jaqueline.— ¿Ya te contó mi padre? —Jaqueline arrugó su ceño.— ¿De qué? —Jazleen sonrió, caminó hasta quedar frente al escritorio de Jaqueline, lució un traje elegante de alguna marca italiana muy famosa, se cruzó de brazos y soltó un breve suspiro.—Voy a trabajar en la empresa. —Jaqueline n
Jaqueline estacionó el auto en el cajón de estacionamiento que le correspondía, aun su mente estaba vagando en las posibles teorías de la ausencia de Kerem. Abrió la puerta, a lo lejos escuchó un auto estacionarse a su lado, pero no prestó atención, alcanzó su bolso, abrió la puerta y cuando bajó se encontró con una figura alta e intimidante, Jaqueline soltó un jadeo de sorpresa.Sus ojos marrones claros, se quedaron prendados por un momento en los de Burak, se sintió la electricidad entre los dos, Jaqueline se repuso inmediatamente.—Lo siento, no lo vi. —Burak sintió su corazón agitarse al escuchar su voz, ¿Qué le estaba pasando con esta mujer?—Lo siento yo, no me di cuenta cuando abrió la puerta, espero no haber hecho algún daño a su auto.—No, no, —Jaqueline se p
Burak miró a través de la pared de cristal la silueta de Jaqueline, lucía un conjunto oscuro que le hacía ver elegante y sofistica, su corazón se aceleró de nuevo como últimamente pasaba cuando la veía, pero en esta ocasión...había un motivo, un poderoso motivo: Kerem.— ¿Señor Burak Arap? —preguntó una mujer morena de piernas largas en traje ejecutivo, Burak salió de su trance, miró a la mujer quien parecía curiosa, miró hacia dónde él había regresado su mirada, vio a la sobrina de don Ward, a la dulce Jaqueline. —Lo estaba esperando. La reunión es en la sala de juntas, sígame por favor. —Burak se repuso inmediatamente intentando mostrar indiferencia y evitar que se viera...pillado. Siguió a la mujer, abrió una puerta y le cedió el paso educadamente, Burak le dio la