Olivia Steward corrió lo más rápido que pudo, evitando que ellos la alcanzaran, cayó un par de veces, pero los gritos eran en vano porque la oscura noche no permitía que ella fuera vista.
Tan pronto vio un bote de basura corrió, era meterse ahí y dejar que aquellos hombres se alejaran, o que la siguieran golpeando aún más.
Abrió la tapa y metió su maltratado cuerpo, no dejaba de maldecir todo por lo que estaba pasando, si tan solo pudiera regresar el tiempo atrás de seguro y ella no estaría ahora en ese lugar.
Su pecho subía y bajaba desmesuradamente. A tan solo unos pasos estaban aquellos hombres, que juraban que la acabarían si la encontraban.
«Diosito por favor hazme invisible, sé que no te debería estar pidiendo esto, solo una vez más y te juro que no vuelvo a pedirte nada». Olivia respiró profundo una vez más y llevó las manos a su boca, sabía que tenía que aguantar demasiado, los hombres de Jackson cada vez estaban más cerca.
—¡Ahhhh! —El fuerte dolor en su vientre hizo que ella dejara salir un aullido.
Maldijo internamente, al sentir que la caneca en la cual estaba, fue tirada al piso. El cuerpo de Olivia cayó al piso en medio de la basura maloliente.
—¡Vaya!, ¡vaya!, ¡así que aquí se escondía la princesita!, al jefe le va a encantar saber que ya encontramos a la rata.
Los ojos de oliva una vez más se encharcaron al ver que todos su esfuerzo había sido en vano, ya no podía hacer nada, a pocos metros un auto negro con las luces encendidas se estacionaba y ahí estaba el hombre que le haría ver si propia suerte a Olivia Steward.
—¡Ahhh! —Los gritos desgarraban la garganta de Olivia al ser arrastrada por los hombres de Jackson para presentarla ante su jefe.
—¡Por favor!, no más, por favor —dijo en medio del llanto, justo cuando ante sus ojos estaba el mismísimo lucifer, Jackson la miró una vez más con bastante desprecio.
Jackson la empezó a rodear como cazador a su presa, llevaba tiempo esperando poder cobrarle a aquella mujer todo lo que le había hecho, claramente no iba a desaprovechar esta oportunidad.
Jackson hizo que sus hombres tomarán a Olivia hasta verla de rodillas ante él.
—¡Así que la princesita pensó que podía escapar, de mi! —habló Jackson, tomando fuertemente del mentón de Olivia.
—¡No!, por supuesto que no, ¡te pedí tiempo!, y tu solo quisiste esperar —exclamó Olivia, mientras a su mente llegaba la imagen de aquel día, aquel día en que le vendió su alma al diablo.
—Como te parece princesita que el tiempo que me pediste hace tiempo expiró, ahora me voy a cobrar lo que me pertenece.
Por más que Jackson escuchara los gritos de Olivia, no se inmutó para nada, al contrario pidió a su hombres que la llevarán a esa bodega, la misma donde solía acabar con sus peores enemigos.
Olivia se había dado por vencida, después de todo la muerte sería la única manera de escapar de ese mundo de tristeza y dolor, ese mismo mundo que nunca la amó, y que permitió que ella estuviera ahora en manos de Jackson.
La noche llegó rápido, y Olivia seguía atada a una de las silla en la mitad de una bodega, por su mente pasaron tantas cosas que aún seguía maldiciendo por dentro, su boca estaba seca y llena de sangre, lo único que quería era que Jackson acabara con ella de una vez por todas.
Su cuerpo tembló de frío al sentir que estaba mojada por agua completamente helada, quiso gritar, pero su boca al igual que sus ojos todavía seguían vendados.
—¡Déjenme a solas con la princesita!. —La voz ronca de Jackson hizo que una vez más su cuerpo se estremeciera de miedo.
Segundos después la luz cegó casi por completo sus ojos, pero aún así los abrió y fue ahí donde vio a Jackson, sentado observándola de la manera más serena posible, cosa que llamó su curiosidad.
—¿Que esperas para matarme?, no tengo tu dinero, y mucho menos voy a terminar de entregarme a ti —gritó Oliva.
Aparentemente ya estaba más que resignada a que era cuestión de horas para morir.
—¡Estás equivocada princesita!, es más puedes respirar tranquila, no te pienso matar, al menos no por ahora. Claro está, eso lo pensaré con el tiempo.
Olivia alzó su mirada y miró totalmente confundida aquel hombre que se mostraba como el mejor de los hombres.
—¿No entiendo qué quiere decir?, si piensa que me voy a entregar a usted, ya le dije, prefiero que me mate en este momento —vociferó Olivia. Ella nunca lo haría en su sano juicio.
Los ojos de Jackson se iluminaron por escasos segundos, pero era hora de echar andar su plan y Olivia era la mujer perfecta para ello.
Se puso de pie y una vez más la rodeó, aguantándose las ganas de no tomarla en ese mismo momento y dejar salir ese amor que lleva guardado en su pecho.
—Lo que te voy a pedir es muy fácil, vas a enamorar a mi primo, y así tu deuda conmigo quedará saldada.
Los ojos de Olivia se abrieron de par en par, no podía creer lo que acababa de escuchar.
—¿Acaso te volviste loco?, yo no soy una prostituta, si lo dices por el dinero, te juro que lo devolveré —dijo aguantandose las ganas de caerle encima y acabarlo con sus propias manos.
—Entonces tendrás que elegir, los niños a los que proteges tanto, o enamorar a mi primo. —Una sonrisa enorme se dibujó en la cara de Jackson, él sabía muy bien que la belleza de Olivia destruiría por completo a Liam.
Vaya ahora sí Olivia estaba entre la espada y la pared, si precisamente ella estaba ahora ahí, era por esos niños, los mismos que no tenían a nadie a quien los defendiera.
—¡Está bien!, pero a cambio quiero que me prometas no tocar a los niños —exclamó Olivia.
—Está bien, claro está, depende de tus habilidades para enamorar a mi primo.
Tres días, fueron tres días en que Olivia se había memorizado absolutamente todo sobre Liam Cooper. Una vez más mordió su labio inferior al ver de nuevo aquella foto de revista, en verdad era guapo, pero no tan guapo para caer rendida a sus pies, seguramente era otro hijo de pu ta como lo era Jackson, pensó OliviaPegó un brinco al sentir que la puerta de la habitación por poco y la tiran abajo.—¡Vaya ahora la princesita le coloca seguro a la puerta! —exclamó Jackson entrando con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.El pecho de Olivia volvió a subir y bajar desmesuradamente, todavía no se acostumbraba estar bajo el poder del mismo demonio, esa fue una condición que puso Jackson para mantenerla completamente vigilada.”vivir en la misma casa”.—Solo quería tener un poco de privacidad —respondió Olivia.—Bueno, no quiero tus malditas explicaciones, mejor ponte tu mejor traje, hoy mismo irás con mi primo, y espero que ese puesto de secretaria sea tuyo, o sabrás muy bien a qué atener
Contestada Olivia mordió su labio inferior, estaba echando a la basura absolutamente todo, ni siquiera había tenido ni una sola oportunidad. Liam la miró fijamente deteniéndose justo en sus labios, era extraño, esa mujer se le hacía conocida, movió su cabeza repetidas veces, definitivamente estaba loco, se parecía a ella, más no era ella. Liam volvió su vista a Olivia quien estaba apunto de estallar, ella se había contenido demasiado, y por supuesto que no dejaría que nadie la humillaran.—¡Está bien señor Paterson! Me voy de su empresa, nunca creí que el dueño de todo esto fuera un arrogante, prepotente y egocéntrico, además de un troglodita. En fin, hasta nunca —dijo ella, sin ni siquiera pestañear.Ella sabía que Jackson la iba a matar, y de paso sus niños estarían desamparados. Solo le quedaba hacer una cosa, y era trabajar se dijo así misma, así le tocará vender su alma al mismísimo lucifer.Liam sintió que su ira subió, si ya más antes lo había insultado, no lo iba a permitir
Una sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de Jackson, él sabía cómo hacer irritar, y estaba seguro que estar ahí, era un motivo más para que Liam se saliera de sus casillas.—¿Qué haces aquí? Te deje muy en claro que no puedes colocar un solo pie en mi casa, ¡Así que lárgate! —dijo Liam caminando hacia Jackson, quien tenía una sonrisa grande, como si acabará de sacar el premio mayor, o en su defecto amargarle la noche a su primo.—Lamento decirte primito que no, como te puedes dar cuenta aquí está mi abuelo, y por lo tanto tengo todo el derecho de estar aquí, además deja de ser tan amargado. —Jackson camino hacia el minibar tomó una copa y sirvió una copa de whisky.Liam estaba apunto de estallar, y lo haría si Jackson no se cargaba en ese mismo momento de su casa.—¡Lárgate Jackson! —dijo una vez más Liam, apretó sus puños, está vez no lo permitiría de nuevo en su casa, se dijo una y otra vez en su mente, y menos después que por culpa de Jackie por poco y lleva la empresa a
Olivia abrió sus ojos de par en par, ni loca se iba a desvestir delante de Jackson, así le costará la vida nunca lo haría.—¿Acaso estás sorda?, ¡Quítate la maldita ropa! —bufó nuevamente Jackson, mientras golpeaba fuertemente el escritorio.Olivia lazo la mirada, y negó repetidas veces, era cierto estaba en manos de Jackson, solo que eso no incluía estar con él.—¡No! estás loco si crees que lo voy hacer —gritó ella mirándolo fijamente.Jackson sonrió, se colocó de pie y caminó hacia ella. Ella estaba colmando su paciencia, y era cuestión de tiempo para que el estallará.—¡Te dije que te quites la maldita ropa!, y lo vas hacer quieras o no! —dijo Jackson, mientras la zarandeaba de lado a lado.—No, yo no me voy a quitar la ropa, porque no me pienso acostar con un ser tan despreciable como tú —exclamó Oliva tratando de zafarse de su agarre.Jackson sonrió, levantó su mano y le dió una bofetada a Olivia tirándo la al piso.—Vaya que si eres ilusa, ¿Quién demonios te dijo a ti que me
Los pasos de Olivia fueron torpes, incluso rápidos debido a que Jackson prácticamente la jalo hacia el baño.—¡Te dije que te lo ibas a colocar! Y lo harás, o juro por tu niñitos que seré yo mismo quien te lo ponga —dijo Jackson zarandeando con mucha más fuerza.—¡Suéltame!, me lastimas —dijo casi al borde del llanto, por supuesto que no le daría el gusto de verla llorar, Olivia se lo había prometido a ella misma.Jackson la soltó y llevó sus manos a la cabeza, por Dios esa mujer lo iba a volver loco, no resiste tenerla cerca y no poder hacerla suya, debía cuidar cada paso que daba, solo que ella no colaboraba.—Te doy quince minutos y espero que estés lista, o de lo contrario vengo y seré yo quien te quite esa pijama de satín y te pongas lo que yo pido —dijo el saliendo de la habitación de Olivia dando un portazo, por supuesto que quería quitarle toda la ropa, y de seguro no iba aguantar mucho y menos si se metia a la mitad de la noche a observar como dormía.Olivia se dejó caer en l
Liam no pudo evitar recorrer el cuerpo de Olivia con enorme descaro, ella apenas podía acomodar su diminuto vestido.Las mejillas de Olivia se ruborizaron, al ver que ni siquiera sus manos eran suficientes para bajar su vestido.—Señorita Stewart, sus funciones no son hacerle aseo a mi oficina, como puede darse cuenta usted es mi secretaria personal, y le queda rotundamente prohibido volver hacer lo que hace unos minutos hacía, ¿Le queda claro? —advirtió Liam mientras caminaba hacia su escritorio.Olivia rodó sus ojos por completo, por lo visto Liam era igual o peor que Jackson, aún así, asintió, tomó su libreta fuerte y anotó cada apunte que Liam le indicó.Liam abrió su ordenador, hoy iba ser un día bastante pesado, abrió cada documento, hasta que su alma sintió enfurecer, estaba que lo llevaba el mismísimo lucifer, por lo visto Jackson no solo había desfalcado gran parte de la empresa, ahora resulta que Jackson también estaba tratando de sabotearlo.Las camaras no mentían, y Jackso
Olivia acomodo su vestido y maquillaje, caminó suavemente contorneado sus caderas de lado a lado, respiro profundo antes de poder tocar aquella puerta, aquella donde hace solo minutos había salido huyendo.—¿Puedo? —dijo ella mirando que él estuviera detrás de su escritorio, no quería volver a pasar por lo que acaba de pasar.—¡Pasa! —dijo Liam, tan pronto ella entró, él la escrutaba con la mirada, sin decir que la estaba desvistiendo por completo con la mirada.Olivia no pudo evitar sonrojarse, se sentía expuesta, y todo al maravilloso vestido que Jackson la había obligado a ponerse.—Quiero pedirte disculpas, el de hace unos minutos no fui yo —dijo él. No acostumbraba a pedir disculpas, ni mucho menos, solo que esta vez estaba agachando la cabeza, ella había despertado en él algo más que solo interés, y el no la dejaría escapar así como así.—No se preocupe señor Paterson, para mí todo está olvidado —respondió ella bajando su pequeño vestido.—¡Ah! Una cosa más, si no quiere que nad
—¡Qué diablos! —bufo Liam oprimiendo el botón de emergencias.—¿Qué sucede, por qué se detuvo el elevador? —habló Olivia con calma, aunque no le molestaba la oscuridad, si le molestaba saber que ahora estaba encerrada con su jefe.—Se supone que esto lo iban a hacer el maldito fin de semana, joder —exclamo Liam, sin dirigirse a Olivia, quien trataba de mantenerse tranquila.Liam odiaba la oscuridad, todo le recordaba a aquella noche en donde solo era un niño de nueve años y perdió absolutamente todo… sus padres, aquella noche en donde su mundo se volvió una completa oscuridad, fueron horas gritando por ayuda en medio de esa oscuridad, su padre había perdió el control del auto, y fueron a dar directo a un abismo, pasaron horas antes que fueran encontrados, desafortunadamente el único que sobrevivió fue Liam, su padre al igual que su madre fallecieron.Liam aflojó su corbata, su respiración había empezado a fallar, o al menos eso sentía, su pecho subía y bajaba con gran desesperación.O