Olivia caminaba de lado a lado, aún no entendía que le había pasado a Liam, un hombre de apariencia fuerte, ahora se veía débil como un conejito.Algo le había pasado y la curiosidad por saber que era lo que él ocultaba, estaba creciendo en ella. Lo que no podía entender, era como un beso, como la cercanía podía afectarle tanto... ¿por qué la besaba? ¿por qué lo hacía? ¿Se estaba burlando de ella de una manera descarada o lo veía completamente normal? Esa era una oportunidad que ella no iba a desaprovechar, porque de esa manera, iba a cumplir con lo que le prometió a Jackson y podría salir de eso pronto. —Hola, buena tarde —dijo la voz ronca detrás de Olivia, quien se giró para ver quién le tocaba el hombro.—Buena tarde —ella respondió decentemente. —Me dijo uno de los médicos que tú venías junto con mi nieto —dijo Darwin dejando salir una pequeña sonrisa a la joven que tenía al frente.En verdad era hermosa, se podría decir que era un ángel caído del cielo. Tenía un aura que ema
Los ojos de Jackson viajaron otra vez a la botella de whisky que sostenía en sus manos, justo antes de estrellarla contra la pared y volverla añicos.Ya eran las siete de la mañana y Olivia no había vuelto, se había imaginado todos los escenarios posibles, claro está, Olivia en brazos de Liam.Maldijo quién sabe cuántas veces, de solo pensar que ella estuviera en brazos de Liam. Él la quería solo para él, y le hervía la sangre de ser que Olivia había desobedecido sus órdenes.—¡Armando!, ¡Armando maldita sea! —grito Jackson.Armando, quien tampoco había dormido nada, y más después de la enorme golpiza que Jackson le había dado, caminó suavemente hacia la biblioteca.—¡Dígame señor! —dijo Armando entrando a la biblioteca.—Quiero que te vayas a la empresa del imbécil de Liam y me la traigas así sea arrastras, la quiero frente a mí —dijo Jackson colocando torpemente de pie, había venido toda la noche, absolutamente todo apestaba a alcohol, incluido el.—¡Señor! Pero si hago eso su primo
Olivia rodó sus ojos, ni siquiera tenía su bolso, y mucho menos el celular, ahora le tocaba caminar, afortunadamente solo estaba a quince cuadras de llegar.Arturo miró por última vez por qué el retrovisor, era la quinta vez que pasaba por ese lugar. Su mirada se posó en una bella mujer, de cabellos dorados y cuerpo realmente esbelto, maldijo internamente al recordar que fue Jackson quien la había obligado a vestir descaradamente.Las llantas del auto rechinaron llamando la atención de Oliva, quien abrió sus ojos de par en par al darse cuenta que por poco y es arrollada por una camioneta.Armando bajó rápidamente de la camioneta para constatar que ella estuviera bien, se había dejado llevar por la ira y sin darse cuenta por poco y arrolló a la mujer que ahora tenía el corazón a punto de salirse de su pecho.—¡Dios!, ¿Acaso quieres matarme? —dijo Olivia en reprimenda.La ira de armando subió de nuevo en cuestión de segundos al pensar de donde vendría ella, el idiota de Liam había Sido
Olivia mordió fuerte el labio inferior de Jackson tan pronto sintió que la lengua de él se resbalaba dentro de su boca, sentía asco, repulsión, náuseas, incluso quería arrancarle los ojos en ese mismo momento.Jackson se quejó, por supuesto que le había dolido, aunque le excitaba más el atrevimiento de ella al morderlo que hizo que su polla se pusiera grande.Las manos de Jackson pegaron a Olivia más a él, mientras los ojos de ella se inundaban de lágrimas, no podía ser tanta su mala suerte.Olivia forcejeaba ferozmente con Jackson, él se había atrevido a llevar sus manos a su muslo, cosa que ella no permitiría que la tocara, así la matará en ese mismo momento.Cómo pudo sacó fuerzas, estaba cansada de luchar, aun así levantó su pierna derecha y pateó fuertemente en medio de las piernas de Jackson.—¡Maldita zorra! —Chillo Jackson, llevando sus manos a su entrepierna, su polla estaba grande, por lo que el dolor ahora era mucho más fuerte.—Te dije que no iba a permitir que me pusiera
Jackson saltó a Armando, camino hacia la mesa donde había gran cantidad de trago y sirvió un enorme vaso de coñac, lo bebió todo de un solo sorbo sin importar que quemara su garganta, con una de sus manos le hizo señas a Armando para que fuera con Olivia.—¡Señorita Olivia!, ya va a salir? —dijo Armando detrás de ella haciendo que ella pegara un brinco.—Si, si —titubeo.—Antes que vayas con el imbécil de mi primo, debo advertirte que saldré por un par de días. Pero no quiere decir que vas hacer lo que te dé la gana. Armando quedará a cargo de ti, ¡Ah! Quiero resultados, quiero que empieces a trabajar en conquistar a mi primo, sé muy bien lo que te dije con respeto de acostarte con él, has de cuenta que nunca lo dije —vociferó con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.—Yo, yo no puedo hacer eso —dijo ella totalmente nerviosa.—¡Lo vas hacer y punto!, ah, y se te ocurre no hacer lo que digo, tus mugrosos niños serán arrojados a la calle —exclamó mientras jalaba del brazo.—Está bie
Liam era sincero en sus palabras, conocía muy bien a Jackson, sabía de sus negocios sucios, o al menos eso era lo que intentaría probar, así su abuelo no diría absolutamente nada si Jackson fuera a la cárcel.—¡Vete! Tengo mucho trabajo y tú solo me distraes —dijo Liam con su mirada perdida en los documentos.—Vaya que si me voy, o mejor dicho quiero ver a esa muñequita que tienes aguantado tu mal humor todo el maldito día. ¿Dónde la conseguiste? —habló Diego, con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.—¡No te atrevas a decirle absolutamente nada! —exclamó Liam evidentemente molesto. Sabía perfectamente era un mujeriego empedernido —Así que mi amigo por fin quiere abrirle las puertas a la vida, ¡ya era hora! Solo no te vayas a enamorar —dijo Diego antes de salir de la oficina de Liam.Era salir o morir en manos de su amigo. Diego conocía muy bien a Liam y sabía muy bien que era hora de huir.Olivia echó su cuerpo hacia atrás, por más que quisiera concentrarse no podía, su cabeza e
Liam respiró profundo dejando a Diego en el piso, llevó sus manos a la cabeza y negó repetidas veces, en serio su amigo siempre terminaba con acabar su paciencia.—¡Largo! —exclamó Liam.Diego acomodó su ropa, palmeó su hombro y sonrió una vez más.—Puedes estar tranquilo, aunque sea una Diosa sé que es para ti —dijo casi que en un susurro.Olivia seguía mirando confundida al par de hombres que tenía enfrente, hace unos minutos Liam por poco y lo golpea y ahora los dos se reían como si nada hubiese pasado. Negó con su cabeza y prefirió ir al baño, necesitaba refrescarse, un poco de agua helada no le caería para nada mal.Tan pronto llegó al baño, abrió el grifo y se aseguró de echarse bastante agua en su rostro, estaba sofocada, se dejó caer al piso, y dejó pasar el tiempo, lo último que quería era verle la cara al par de locos que estaban afuera riéndose a grandes carcajadas.El día casi había llegado a su fin, Olivia evidentemente había logrado evadir durante todo el día a Liam. Se
Olivia estaba bastante agitada, ni siquiera se había dado cuenta que había empujado bruscamente a Liam. Se sentía nerviosa, no sabía cómo debía actuar.Liam estaba despertando en ella sentimientos que nunca había sentido, por supuesto que no era una mojigata, había tenido un par de novios, aunque ninguno de ellos se había atrevido a hacer lo que estaba haciendo el hombre que tenía justo al frente de ella.—Señor creo que esto no está bien— dijo Olivia con su respiración algo agitada, sus mejillas estaban bastante rosadas, y su mirada definitivamente se había posado de nuevo en medio de la entrepierna de Liam—¿A qué le tienes miedo? —le preguntó Liam con su voz bastante carrascosa, acercándose más a ella. Por supuesto que quería hacerla suya en ese mismo lugar, llevaba meses sin tocar una mujer, definitivamente debía mantener su cordura, algo muy difícil en ese momento.Olivia retrocedió un poco más hasta que su trasero pegó contra el escritorio.—A nada señor, es que como usted puede