POV VALENTINAMe había levantado tarde ese día, decidida a aprovechar al máximo las vacaciones antes de volver a la universidad y enfrentar el ajetreo que provocaba. La luz del sol se filtraba suavemente por las cortinas, llenando mi habitación de una cálida luminosidad.Después de una ducha rápida y un desayuno ligero, bajé las escaleras con una sensación de calma que no había sentido en mucho tiempo. Era un raro momento de paz, uno que estaba decidida a disfrutar plenamente.—Buenos días, princesa —saludó mi padre desde su despacho.—Buenos días —respondí, asomándome por la puerta—. ¿Ya has desayunado?—Sí, hace un rato. ¿Tienes planes para hoy?—Nada en particular. Pensaba relajarme un poco, tal vez salir a caminar.—Eso suena bien. Pero recuerda que Marco está aquí para acompañarte si decides salir.Asentí, recordando que mi guardaespaldas estaba siempre cerca, aunque su presencia a veces era fácil de olvidar cuando no estaba a la vista. Subí a mi habitación a recoger un libro y d
POV VALENTINADías despuésEstábamos cenando con papá cuando de repente me dio una noticia inesperada.—Tu prometido llegará en un mes. Está realizando algunos trabajos pendientes en Estados Unidos y, cuando vuelva, haremos la fiesta de compromiso. Un mes o dos después, la boda —se encogió de hombros—. Ustedes ya lo decidirán.Quedé fría en mi asiento; hasta el apetito se me fue.—¿Qué trabajos pendientes? —me atreví a preguntar, pero solo me miró, dejándome claro que no quería saber qué trabajos eran esos. Seguramente, se trataba de asesinar a alguien—. ¿No crees que todo es muy rápido?Negó levemente.—Ya estás en edad para casarte, amore mio. Aparte, entre más rápido se casen, más rápido podrás conocerlo y amarlo.—No creo que lo llegue a amar —susurré.—Ni siquiera lo has visto. Seguramente su físico te deslumbrará y lo otro vendrá con el tiempo.Lo observé fijamente, sin creer que estaba diciendo eso.—¿Tú te enamoraste de mamá? —pregunté.—Con el tiempo la llegué a apreciar, y t
POV MARCO RICCILa iba a besar.Jodidamente iba a besarla, a ella, a la hija de mi enemigo.Sentí un nudo en la garganta crecer a medida que mis pies caminaban rápidamente hacia fuera. Necesitaba poner una distancia lo bastante considerable entre Valentina y yo o terminaría perdiendo la razón por esa princesa italiana.Admitía que era una mujer muy hermosa, seguramente la mujer más bella que jamás había visto en mi vida. Su voz, su delicadeza, sus ojos eran una perdición, una tentación para cualquiera y yo no era la excepción. Jamás en mi vida había sentido esta atracción por alguien, jamás me había sentido así y lo odiaba con toda mi alma, porque no podría ser ella, nunca.El corazón me latía con fuerza en el pecho mientras salía de la casa. Cada paso que daba alejándome de Valentina se sentía como un esfuerzo titánico para mantenerme en control. Pero por más que intentara negarlo, su presencia, su fragancia, su mirada, todo en ella me provocaba una tormenta de emociones que no sabía
POV VALENTINABajé las escaleras y encontré a Marco esperándome al final. No sabía si debía decir algo sobre lo sucedido la otra noche o simplemente actuar como si nada hubiera ocurrido. No podía esconderme más, pero ¿qué diría? No había sucedido absolutamente nada entre nosotros; solo creía que él iba a besarme y tal vez lo había malinterpretado.—Deberíamos salir ahora —dijo, interrumpiendo mis pensamientos.Mi corazón se saltó un latido al escucharlo hablar, pero rápidamente toda emoción o duda se extinguió al escuchar el tono tan frío con el que me había hablado. Ni siquiera un pequeño saludo.—Primero quiero desayunar —informé, caminando hacia la cocina, pero me detuve en cuanto lo escuché.—Puedo detenerme en el camino y llevarla a desayunar.Volteé a verlo, un poco confundida con lo que estaba diciendo.—¿Llevarme a desayunar?—No es una cita —aclaró rápidamente—. Solo me detendré y la acompañaré a desayunar.—No pensé que sería una cita —me defendí, viéndolo fijamente—. Está b
POV VALENTINAEl vuelo fue tranquilo y, después de unas horas, comenzamos a descender hacia la isla. La vista era impresionante: una extensión de arena blanca rodeada por aguas cristalinas. A medida que nos acercábamos, sentí una sensación de alivio. Tal vez aquí, en este paraíso aislado, podría encontrar un momento de paz.Al aterrizar, Marco me guió fuera del avión y hacia una casa elegante y moderna que se alzaba entre las palmeras. La brisa marina era refrescante, y el sonido de las olas rompiendo contra la orilla tenía un efecto calmante.—Aquí estaremos seguros —dijo, observando los alrededores con una mirada evaluativa—. Tomaremos todas las precauciones necesarias.—Gracias —dije nuevamente, sintiendo que las palabras eran insuficientes para expresar mi gratitud.Nos instalamos en la casa, y mientras Marco se ocupaba de asegurarse de que todo estuviera en orden, me permití relajarme un poco. Me dirigí a la terraza y me dejé caer en una silla, mirando el horizonte. El sol comenz
POV MARCO Un día, solo había pasado un día y ya no podía más.No sabía qué podría pasar en el día tres, pero de algo estaba seguro: nada bueno. Valentina era una tentación andante con esos diminutos trajes de baño, y a pesar de que a veces se ocultaba bajo una camisa, no era suficiente. Cada vez que la veía, sentía un torbellino de emociones que me desgarraban por dentro. Necesitaba tenerla lo más lejos posible, pero eso era imposible cuando éramos las dos únicas personas en esta maldita isla.Había una parte de mí que se arrepentía de haber puesto esa bomba, una parte estúpida porque desde el principio el plan estaba listo. Nunca pensé que una piedra en el camino podría ser la mismísima hija del hombre al que juré destruir y dejar sin nada antes de matarlo. Ella estaba cambiándome sin siquiera darse cuenta. Por más capas que pusiera una y otra vez, era ágil en ser escurridiza entre ellas y pasar. Habían pasado años desde la última vez que alguien me hacía sentir en paz y a gusto; to
POV VALENTINANo entendía por qué me habían dolido sus palabras si él no significaba nada para mí. Mi estómago se apretó en cuanto esas crueles palabras salieron de su boca. Quería creer que lo que había dicho no lo pensaba realmente, no creía eso de mí, pero su mirada y la forma en que lo dijo decían mucho más de lo que quería admitir.Me fui de allí, sintiendo un nudo en el pecho, y decidí caminar hacia el otro lado de la isla. Había una pequeña cabaña donde siempre iba cuando era niña, un refugio que amaba y que siempre me daba paz. Sería bueno estar allí por hoy, alejarme de todo y de todos, especialmente de Marco.La caminata hacia la cabaña fue tranquila. La brisa del mar acariciaba mi piel, y el sonido de las olas rompiendo en la orilla me ayudaba a calmarme un poco. A medida que me acercaba a la cabaña, los recuerdos de mi infancia comenzaron a inundar mi mente. Los días felices jugando en la arena, las noches estrelladas mirando el cielo desde la terraza de la cabaña. Era mi
POV VALENTINALlevaba ya un tiempo demasiado largo en el mar cuando vi cómo Marco salía de la casa y caminaba hacia donde estaba. Empecé a nadar hacia la orilla y me encontré con él. A pesar de que trató de disimular muy bien la observación que me hizo, fracasó. Sus ojos recorrieron mi cuerpo, tomando nota de cada gota de agua que resbalaba por mi piel.—Nos iremos dentro de dos días —anunció, su voz tan seca como siempre. Fruncí el ceño, sintiendo una punzada de frustración.—¿Por qué? —pregunté, tratando de mantener la calma.—Tu padre quiere cerciorarse de que no haya ningún peligro.—No he hablado con él… quiero escucharlo.Marco suspiró, y pude ver una chispa de impaciencia en sus ojos.—Está ocupado, Valentina.Esa no era una respuesta que pudiera aceptar. No podía comunicarme con él solo a través de Marco. Era su hija, merecía escucharlo, saber que estaba bien y estar al tanto de todo lo que estaba pasando, saber qué pasaría más adelante. Sentí un nudo de angustia en mi pecho m