Miranda, llegó bien entrada la madrugada, estaba agotada y se sentía desmoralizada, no había sido una buena noche, y su padre no estaría nada feliz, suspiró con pesar, al menos podría descansar un poco antes de tener que enfrentar a su madre.
¡Que vida más miserable!
Tanto trabajar. . . de aquella manera e igualmente no tenía nada, ni un solo centavo. A sus veinticuatro años, se sentía con mucha más edad, agotada, cansada, con tantos sueños frustrados, tantos anhelos buenos deseos, que jamás cumpliría, porque estaba convencida de que llevaría es miseria por siempre. Si no fuese por Lara, si no tuviese a cargo su pequeña hermana. . . acabaría con todo, pero no podía despedirse del mundo dejando a su hermana a merced de sus padres.
Se sacó los altos tacones, y caminó descalza por la casa hasta la habitación de fondo, era la suya, igual que la de Lara, era una habitación diminuta, sin gran espacio, y ninguna ventana, evitaba pensar en ello, no quería un ataque de ansiedad por sentirse asfixiada. Entró y se arrojó a la cama, dejándose caer con un pesado suspiró. Pocos minutos pasaron cuándo la puerta de la habitación se abrió. Miranda, se sentó de golpe y con mirada fija y llena de terror contempló a su padre.
-Estabas demorando- dijo enojado.
-Lo siento, padre -retorció sus manos nerviosas- no fue una buena noche.
-¿Estás tratando de decirme que no tienes mi dinero?- dijo con tono amenazante y luego se acercó a la cama mirándola con desprecio.
-Si, he traído dinero, padre - extendió la mano, tomando la bolsa, sacó todo el dinero y se lo tendió- aquí tiene.
-¿Es todo?- preguntó enojado.
-Si. . . si, padre. Es todo, le he dicho que no ha sido una buena noche.
-¿QUÉ ES ESTO?- con violencia le arrebato la bolsa de la mano para hurgar en ella, frustrado al no encontrar más la arrojó al suelo- ¿ME CREES IDIOTA?, ¿ME DIRÁS QUE ESTO ES LO ÚNICO QUE CONSEGUISTE? ¡NO SOY ESTÚPIDO!- gritó furioso- ¡DAME MI DINERO MIRANDA, M*****A SEA, DAME MI DINERO!
-NO TENGO MÁS, LO JURO- gritaba ella angustiada, su padre elevó la mano descargando la con fuerza contra su mejilla, Miranda gimió- adolorida cuándo la cama la recibió, inmediatamente sintió el sabor metálico inundando su boca, elevó sus ojos llenos de lágrimas, los golpes no eran nada nuevo, pero igualmente le dolían.
Lara, despertó asustada por los gritos, abrió sus hermosos ojos en medio de la oscuridad. ¿Qué estaba ocurriendo? Fue lo primero que pensó, los gritos venían de la habitación de su hermana, seguramente su padre la golpeaba nuevamente, sin poder contener el impulso, saltó de la cama y descalza como estaba corrió a la habitación de Miranda.
Al llegar, la puerta estaba abierta, y su hermana estaba sobre la cama, cubriendo su rostro, apartó y la mano y un hilo de sangre bajo de su labio inferior. Lara, abrió los ojos enormes, allí estaba su padre, de pie junto a la cama de su hermana mayor, con rostro enfurecido.
-¿Qué. . . qué sucede?- preguntó débilmente.
-Nada, no ocurre nada, Lara- le dijo su hermana- todo está bien, cariño, vuelve a tu habitación, por favor- le dijo Miranda con voz temblorosa.
-LO QUE SUCEDE NO ES ASUNTO TUYO, O SI QUE LO ES, DEBERÁS SALIR A TRABAJAR TAMBIÉN, ÉSTA CASA NO SE MANTIENE SOLA- Lara, lo miró estupefacta por todo el desprecio en su voz.
-Lara no puede trabajar, ella debe estudiar.- interfirio Miranda.
-¡TÚ CÁLLATE!- la miró furioso.
-No hay problema, padre, yo puedo salir a trabajar pero. . .no es necesario que golpees más a Miranda, por favor.
-YO PUEDO HACER CON MI HIJA, LO QUE SE ME DÉ LA GANA, Y NI TÚ, NI NADIE PUEDE JUZGARME. ¡ES MI HIJA!- Gritó enojado.
-Usted la está golpeando, padre, va a matarla- le dijo con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Y ESO QUÉ?-caminó hasta ella y la miró desde su imponente altura, Lara, se sintió pequeña, diminuta, insignificante e intimidada.
-Padre. . . yo. . . - Miranda, corrió y se interpuso entre ellos, tirando de Lara y ubicandola detrás de ella, para protegerla con su cuerpo, sirviendo como escudo.
-Lara, no tiene nada que ver en esto, padre- dijo ella de forma protectora.
-Por supuesto que sí, es otra que está en mi casa viviendo y comiendo de a gratis, que salga a trabajar. ¡Tu madre es una idiota, está criando una inútil!- Lara, abrió sus ojos enormes, tanto por las palabras como la ofensa.
-Padre, no le permito. . . -quiso decir, saliendo detrás de la protección de su hermana mayor.
-TU A MI, ME PERMITES LO QUE SE ME VENGA EN GANA.- Las miró con odio- PONTE A TRABAJAR, O VOY A MOLERLA A PALOS A LAS DOS. ¡ESTÁ MISERIA NO ALCANZA PARA NADA, MIRANDA!.
-Lo siento, padre - se disculpó queriendo llorar- mañana traeré más, lo prometo - su padre no dijo nada, miró a la una, luego a la otra y girándose se marchó.
-Desde mañana saldré a buscar empleo- secó sus lágrimas- entre las dos será más fácil.
-Conseguir trabajo aquí no es fácil Lara, si no tienes experiencia, no te tomarán en serio, además, quisiera que pudieras estudiar, quisiera que tuvieras un futuro mucho mejor que el mio.
-Hemos luchado Miranda, pero ambas sabemos que es imposible- dijo con dolor- no lograré estudiar, así como tú tampoco lo hiciste.
-Trabajar no es fácil, Lara, entiéndelo- dijo limpiando la sangre de la comisura de su boca.
-Eso no es problema, yo aprendo muy rápido, seguramente lograré conseguir un empleo que ayude a qué padre esté contento y dejé de golpearnos- Miranda, suspiró y negó.
-Sin experiencia, lo que te pagarán no alcanzará para nada- la abrazó - me esforzaré más en el trabajo, lo prometo.
-Pero no es justo que lo hagas tú sola, Miranda, ya soy mayor de edad, puedo ayudarte, es justo que lo haga, quizás hasta pueda comenzar a guardar algo a escondidas.
-¡No!- dijo asustada- recuerda lo que sucedió cuando lo intenté, padre casi me mata a golpes, no podemos esconder dinero, Lara, si se da cuenta estaremos perdidas.
-Pero no es justo, Miranda- lloró - no es justo que se quede con todo, que no compre buena comida, que se gasten todo tu dinero entre él y madre, no hacen más que alimentar sus vicios con tu dinero.
-Lo sé, pero te prometo que algún día podremos escapar de esto, cariño- sus ojos se cristalizaron- solo debo encontrar la manera de lograrlo. Un trabajo, no creo que nos ayude mucho para cubrir el deseo de ellos.
-No importa, quizás pueda encontrar dos trabajos de medio tiempo- tocó la mejilla de su hermana- no quiero que él vuelva a golpearte, ni a mí tampoco.
-Lara, querida, no tienes ni idea- la miró con miedo- traigo grandes sumas de dinero, cifras enormes y aún así no es suficiente.- dijo con dolor.
-Quizás, puedas llevarme a trabajar contigo- le dedicó una media sonrisa- ambas podríamos traer las mismas cifras y así tranquilizarlo.
-No, Lara, lo último que quiero es que tú te involucres en mi mundo. Tú eres mejor que eso, quiero mantenerte lejos, lejos de mi trabajo.
-¿Por qué?, ¿A qué te refieres?- le preguntó frunciendo el ceño.
-Mi trabajo no es decente Lara, yo. . . trabajo vendiendo mi cuerpo- dijo avergonzada y ella abrió los ojos enormes ante esa confesión.
-¿Qué?- preguntó con voz ahogada y ojos llenos de dolor, no sabía cuánto ganaba su hermana, pero sabía que era mucho, ahora descubrir que ella. . . era demasiado doloroso.
-Sé que no es fácil de entender cariño- dijo con dolor- y no es algo de lo que me sienta orgullosa, pero fue la única manera que encontré.
-Pero. . .¿ por qué?- gimió.
-Porque no conseguí ningún trabajo con el cuál pudiese satisfacer las exigencias de nuestros padres- bajó la mirada- los trabajos normales no le daban ni para cubrir los gastos de la casa, y ellos seguían exigiéndome cada vez más y más, para sus vicios, más golpes, más dolor, más angustia, me fueron cercando, Lara, no tuve más opción, o al menos no encontré ninguna otra- dijo en un susurro.
-¿Y. . . ellos lo saben?- le preguntó dubitativa.-Nunca se los he dicho abiertamente, nunca me lo han preguntado, pero es obvio que lo saben y se hacen de la vista gorda, mientras les entregue suficiente dinero. En una noche les traigo más dinero del que le daría en un mes de trabajo, visto ropa fina, en ocasiones desaparezco por todo un fin de semana, sólo les alegra saber que cuándo llegó, traigo mucho dinero que van a quitarme, para beber y drogarse. Al principio les entregaba absolutamente todo mi dinero, hace poco nuevamente comencé a quedarme con una parte muy, muy pequeña, necesitamos huir de ellos, no podemos seguir soportando el trato que nos dan.-Miranda, hermana. . . ¿no te desagrada dormir con esos hombres?- le preguntó con ojos llenos de lágrimas.-Mis clientes. . . son muy exclusivos, muy limpios y no son desagradables, sólo hombres con mucho dinero, que pueden pagar por mí, prefiero llamarme; una dama de compañía, estos hombres son apasionados de exhibir mujeres jóven
Lara Adam, se sentía miserable, por la vida que estaba llevándo.Se había quedado dormida cuándo escuchó una pelea, los gritos de su padre nuevamente llegaban a su habitación, de nuevo estaba discutiendo con Miranda, quién lloraba y le pedía que entendiera que aquella noche le había ido mal, pero su padre se negaba a entender y escuchó dos fuertes golpes, estaba por salir de la habitación cuando sintió los fuertes pasos de su padre, que pasaba frente a su recámara. Se mantuvo quieta por al menos diez minutos y luego salió en dirección a la habitación de Miranda, la encontró llorando débilmente, su corazón se encogió de tristeza, sin entender por que ellas estaban pasando por todo aquello.-Hola, cariño- Miranda, se secó las lágrimas- dejé tu comida en la cocina. ¿Cenaste?-Si lo hice, muchas gracias.-Me alegra- sonrió débilmente- ¿cómo te fue hoy en la cafetería?-Yo pensé que me había ido bien hasta que llegue a casa, hoy traje más del doble y aún así, me golpeó- suspiró- dijo que
-No, Lara. . .- la miro con desconsuelo- no puedo hacerlo, tu no, Lara, tu no.-Me has dicho que son hombres. . . elegantes, limpios, exclusivos, así los llamaste, ayúdame Miranda.-No puedo, no puedo porque conozco en carne propia todo el dolor que ésta vida te deja, es muy difícil salir luego que entras, es como entrar en las drogas, una vez que inicias. . . estás perdido.-No tengo nada que perder, Miranda. Se que quieres lo mejor para mi, se que intentas protegerme, velar por mi, pero, es mi decisión, o me llevas, o averiguo un lugar y voy por mi cuenta, no tengo nada que perder, no tengo nada, más que el miedo a ser golpeada y el hambre que me atormenta.-Lara. . . Te lo ruego, hermana, por favor, no.-Tu puedes ayudarme- le dijo convencida- así será más fácil para poder reunir el dinero que necesitamos para irnos de aquí, Miranda, tu y yo saldremos adelante, pero ayudemonos.-Lara. . . Lara. . .- Miranda caminaba de un lado a otra sintiendo la desesperacion y el desconsuelo de q
Miranda y Lara, bajaron del taxi frente a aquel imponente lugar. La segunda, se quedó bastante sorprendida por la elegancia que despedía la sola fachada, si había pensado que sería un lugar bonito, pero no tanto.-Es un lugar increíble- le susurró a su hermana.-Lo es- se encaminaron juntas a la entrada, cuatro hombres en la puerta, elegantemente vestidos de negro y camisa blanca, con trajes de tres piezas.-Buenas noches- dijo Miranda con voz dulce.-Buenas noches, señorita Miranda- respondió el más alto de ellos, su voz gruesa y raspada- veo que hoy trae compañía.-Así es- sonrió.-Bien, si me permite.- dijo dando un paso hacia ella.-Por supuesto- Miranda, fue escaneada con un aparato, luego avanzó y otro aparato hizo lo mismo.-Ahora tú, muñeca- dijo el hombre y Lara, sintió un escalofrío recorrerla, aquel hombre era grande, muy musculoso e intimidante. Repitieron el proceso con ella y pronto estuvo junto a su hermana- Bien, adelante.-Gracias, chicos- dijo Miranda y tomó del braz
-¡Rafaelle!- Giovanni, se puso de pie y estrechó la mano del hombre- no te había visto hoy.-Hace muy poco que llegué- respondió en tono amistoso- estaba caminando por aquí y por allá, viendo los presentes, andando un poco, esperando tener algo de suerte- sonrió.-Qué bueno- se giró hacia la mesa- a Miranda, ya la conoces.-Por supuesto, es un placer saludarte, mi bella flor- dijo coqueto.-El placer es, todo mío- sonrió ella con picardía.-Y está hermosa mujer es Lara, quién nos visita hoy por primera vez.- dijo con una enorme sonrisa.-Qué gusto señorita Lara, espero que Piacere, esté resultando de su agrado.-Sin lugar a dudas, un lugar magnífico- sonrió- complacida de estar aquí está noche.-Qué alegría, espero nos visite más a menudo- se giró hacia Miranda- bella flor, me encantaría tomar una copa contigo. . . en otro lugar- su pausa deliberada le causó escalofríos a Lara, dejaba en evidencia. . . que aquel “otro lugar”, era solo para dos.-Por supuesto- le sonrió poniéndose en p
Lara, no podía terminar de creer lo que acababa de suceder, lo buscó con la mirada, y lo vió desaparecer entre las personas y el ambiente exótico y misterioso del lugar. Aún no podía creer lo que estaba pasando, en su bolso tenía mucho dinero, muchísimo, más de lo que imagino ver en toda su vida. Además, de una invitación para ir con él al día siguiente.Su hermana, había dicho que era necesario tener mucha suerte para poder tener la atención de Giovanni Di Luca, si era así, entonces aquella había sido una noche de mucha suerte. Sonrió internamente, él era un hombre hermoso, mucho mayor que ella, eso era seguro, quizás tendría treinta y dos, o treinta y tres años, aproximadamente. Tenía unos ojos preciosos, oscuros, profundos, unos labios carnosos que se curvaban en una seductora sonrisa, era alto, con muy buen cuerpo, vestía elegante y su caminar era pausado e imponente.La había impresionado.Se sorprendió cuándo un hombre llegó a su mesa.-Hola, buenas noches.-Hola- lo miró fijame
Un nuevo día despuntó, trayendo con él la ansiedad de no saber qué esperar con aquel hombre. Lara, no había logrado descansar. Al llegar a la casa aquella madrugada, se había deshecho del vestido, limpió su cara del maquillaje y luego la lavó, eliminando todo rastro de pintura en él. Después, se dedicó a distribuir el dinero que había obtenido aquella noche. En su vieja maleta, metió un fajo y medio, distribuido entre los bolsillos y dos pares de viejos zapatos que estaban dentro. Luego de aquello se había ido a la cama, pero por más que lo intentó sólo durmió quizás una hora, cuándo el Sol comenzaba a aparecer, ella abrió los ojos, recordándo que aquel día sería su cita con Giovanni.Estaba nerviosa, debía admitirlo, sólo pedía que todo saliera bien y quizás, al día siguiente, su prima y ella pudiesen estar lejos de esa casa.Se levantó y preparó el desayuno para todos, en cuánto sus padres aparecieron, con resaca, gruñendo a causa del hambre les dió los buenos días, a los pocos minu
Giovanni, esperaba pacientemente, se había retirado su camisa, quedándo con el dorso descubierto y unos pantalones cortos. Bebía de su copa de champagne, mientras ansiaba el regreso de las mujeres, moría por ver el cuerpo de Lara, aunque los vestidos insinuaba su hermosa silueta, él quería apreciar todo lo que se escondía debajo, la noche anterior no pudo quedarse con ella, había tenido asuntos que atender, a aquel soplón que le había hecho perder mucho dinero en aquella mercancía confiscada, sus órdenes fueron la de torturarlo toda la noche para matarlo la mañana siguiente, en ésta ocasión el ácido, había sido un buen aliado para desaparecer a aquel infeliz.Si, él no sólo debía pagar su dinero perdido, sino el hecho de no poder disfrutar más junto a Lara.Qué dulce mujercita, su inocencia era un premio para él, podía arrebatarsela y alimentar así su necesidad y su competitividad de ser el primero en todo. Era difícil ser el primer hombre para una mujer, sin embargo, él había encontr