-No, Lara. . .- la miro con desconsuelo- no puedo hacerlo, tu no, Lara, tu no.
-Me has dicho que son hombres. . . elegantes, limpios, exclusivos, así los llamaste, ayúdame Miranda.
-No puedo, no puedo porque conozco en carne propia todo el dolor que ésta vida te deja, es muy difícil salir luego que entras, es como entrar en las drogas, una vez que inicias. . . estás perdido.
-No tengo nada que perder, Miranda. Se que quieres lo mejor para mi, se que intentas protegerme, velar por mi, pero, es mi decisión, o me llevas, o averiguo un lugar y voy por mi cuenta, no tengo nada que perder, no tengo nada, más que el miedo a ser golpeada y el hambre que me atormenta.
-Lara. . . Te lo ruego, hermana, por favor, no.
-Tu puedes ayudarme- le dijo convencida- así será más fácil para poder reunir el dinero que necesitamos para irnos de aquí, Miranda, tu y yo saldremos adelante, pero ayudemonos.
-Lara. . . Lara. . .- Miranda caminaba de un lado a otra sintiendo la desesperacion y el desconsuelo de quien esta al borde del precipicio.
-Por favor, te lo ruego, no lo soporto más, al menos con el dinero él estará feliz, y podré guardar un poco, todo mejorará para ambas.
-Hasta dónde sé nunca has estado con un hombre.
-No- respondió sinceramente ruborizada- pero sólo necesito que me ayudes, explícame lo que debo hacer.
-¿Te das cuenta, Lara?, Hasta eso perderás, la oportunidad de estar con alguien por amor- la miró preocupada.
-Una cosa, compensa otra, por ahora no necesito amor, sólo necesito alimentarme y sobrevivir, lo demás lo veré sobre la marcha- Miranda, la observó por largo tiempo.
-Me mataría la culpa, Lara.- dijo negando.
-No, no será tan difícil, al menos eso creo.
-Te engañas a ti misma- otros largos minutos en silencio- Bien, Lara, tu ganas, pero todo se hará como yo te diga, debes seguir mis instrucciones al pie de la letra.
-Se hará como tú digas- le aseguró repitiendo sus palabras.
-Ahora vé y toma una rápida ducha, debemos prepararte.
Media hora más tarde se observaba en el espejo, se buscaba en el reflejo y no se hallaba, aquella parecía una mujer más adulta, más madura, una mujer que no era ella. Aquel vestido rojo se pegaba a su esbelto cuerpo, realzaba sus pechos y estrechaba aún más su cintura, los zapatos de tacón alto la ayudaban a darle mas estatura. Su hermana, había tomado su cabello y lo había peinado todo hacia un lado, haciendo un moño que dejaba al descubierto su cuello, ella aseguraba que eso era lindo y resultaba llamativo. Su boca estaba pintada con labial rojo, sus ojos no llevaban sombra de color pero sus pestañas, ellas si tenían muchas capas y capas de pestañina, sus ojos dibujados con lápiz negro, su mirada resultaba felina y el verde de sus ojos parecían brillar más que nunca.
-Estás preciosa- le dijo Miranda.
-Es impresionante, ni siquiera parezco yo- dijo asombrada.
-Eso es bueno. Lara, pasaremos a un restaurante y comeremos algo primero, la mayoría de los clientes te piden que le acompañes a beber una copa y no es bueno hacerlo con el estómago vacío.
-Te agradezco mucho, tengo demasiada hambre.
-Lo segundo, es que no debes beber demasiado- le advirtió- acepta la primera copa que te ofrezcan, e intenta no llegar a la segunda, bebe de a sorbos pequeños y delicados.
-Bien, puedo hacerlo.- dijo segura.
-Por lo general a ellos les encanta presentar su oferta, que de seguro será bastante alta, al verte por primera vez en el lugar, explica de forma sutil que jamás has intímado con un hombre, y triplica su oferta.
-¿Triplicarla?- la miró con ojos enormes- ¿Estas segura, Miranda?, pero si tú misma acabas de decir que ofrecen mucho dinero.
-Triplicarla- corroboró- no importa cuánto ofrezcan, tú triplica el monto, esos hombres tienen muchísimo dinero, es mucho para nosotras, más de lo que podríamos ganar en mucho tiempo, pero para ellos es quitarle un pelo a un gato, así que, será tu primera vez, asegúrate de que paguen bien.
-De acuerdo- asintió.
-Lara, suelen ser hombres respetables y de mucho honor, pero deja en claro que el dinero es en efectivo y por adelantado.
-Parece que estuviésemos hablando de que van a comprar papas- dijo nerviosa.
-Esto es un negocio, cariño, y no queremos que nos vean la cara, toma apuntes metales de todo lo que estoy diciendo, con un poco de fortuna, ésta noche conseguiremos buenos calientes y volveremos con mucho dinero y con suerte, lograremos esconder algo de las manos de nuestro padre.
-Miranda. . . en cuánto a. . .ya sabes, ¿Qué debo hacer?- dijo angustiada y con la vergüenza brillando en su rostro.
-Aunque no me creas, será algo de instinto, sólo imita lo que él haga, intenta relajarte, sé que es difícil, pero eso ayudará mucho, imagínate en otro lugar, con algún hombre que te guste mucho. Mientras más relajada estés, mejor resultará todo- aconsejó.
-Bien, prometo que no olvidaré nada.
-Si recuerdas lo que he dicho y controlas tus nervios, todo estará bien- la miró con ternura.
-De acuerdo.
-Ahora vámonos, la noche está bastante avanzada ya- en cuánto llegaron a la sala, se encontraron con sus padres que frente al enorme televisor, bebiendo, y su padre tomándo otra dosis de su “medicina”- ya nos vamos- dijo Miranda, reclamando la atención de ambos.
-¡Mira nada más que belleza!- el padre se puso en pie y fue hasta ellas- veo que al fin te has animado a trabajar de verdad- la tomó de ambas mejillas y besó su frente, Lara quiso retirarse, pero se mantuvo inmovil ante aquel hipocrita muestra de afecto.
-Lara, ha decidido ir a trabajar conmigo.
-Una decisión magnífica, seguro le irá muy bien, pero si mira nada más lo preciosa que está- sonrió ámpliamente y Lara, se sintió asqueada de llevar su misma sangre- ahora terminen de marcharse, que les vaya muy bien, traigan mucho dinero a casa, mis niñas.
“Mis niñas”
Y así, sin escuchar nada más, salieron a la calle, en cuánto Miranda cerró la puerta tras ellas suspiró pesadamente.
-Es un cerdo- dijo de su propio padre.
-De los peores- aseguró su hermana- le tengo tanto miedo.
-No es para menos- volvió a suspirar- ahora, esperemos un taxi, vayamos a comer y luego al club, con suerte hoy tendremos clientes exclusivos.
Miranda y Lara, bajaron del taxi frente a aquel imponente lugar. La segunda, se quedó bastante sorprendida por la elegancia que despedía la sola fachada, si había pensado que sería un lugar bonito, pero no tanto.-Es un lugar increíble- le susurró a su hermana.-Lo es- se encaminaron juntas a la entrada, cuatro hombres en la puerta, elegantemente vestidos de negro y camisa blanca, con trajes de tres piezas.-Buenas noches- dijo Miranda con voz dulce.-Buenas noches, señorita Miranda- respondió el más alto de ellos, su voz gruesa y raspada- veo que hoy trae compañía.-Así es- sonrió.-Bien, si me permite.- dijo dando un paso hacia ella.-Por supuesto- Miranda, fue escaneada con un aparato, luego avanzó y otro aparato hizo lo mismo.-Ahora tú, muñeca- dijo el hombre y Lara, sintió un escalofrío recorrerla, aquel hombre era grande, muy musculoso e intimidante. Repitieron el proceso con ella y pronto estuvo junto a su hermana- Bien, adelante.-Gracias, chicos- dijo Miranda y tomó del braz
-¡Rafaelle!- Giovanni, se puso de pie y estrechó la mano del hombre- no te había visto hoy.-Hace muy poco que llegué- respondió en tono amistoso- estaba caminando por aquí y por allá, viendo los presentes, andando un poco, esperando tener algo de suerte- sonrió.-Qué bueno- se giró hacia la mesa- a Miranda, ya la conoces.-Por supuesto, es un placer saludarte, mi bella flor- dijo coqueto.-El placer es, todo mío- sonrió ella con picardía.-Y está hermosa mujer es Lara, quién nos visita hoy por primera vez.- dijo con una enorme sonrisa.-Qué gusto señorita Lara, espero que Piacere, esté resultando de su agrado.-Sin lugar a dudas, un lugar magnífico- sonrió- complacida de estar aquí está noche.-Qué alegría, espero nos visite más a menudo- se giró hacia Miranda- bella flor, me encantaría tomar una copa contigo. . . en otro lugar- su pausa deliberada le causó escalofríos a Lara, dejaba en evidencia. . . que aquel “otro lugar”, era solo para dos.-Por supuesto- le sonrió poniéndose en p
Lara, no podía terminar de creer lo que acababa de suceder, lo buscó con la mirada, y lo vió desaparecer entre las personas y el ambiente exótico y misterioso del lugar. Aún no podía creer lo que estaba pasando, en su bolso tenía mucho dinero, muchísimo, más de lo que imagino ver en toda su vida. Además, de una invitación para ir con él al día siguiente.Su hermana, había dicho que era necesario tener mucha suerte para poder tener la atención de Giovanni Di Luca, si era así, entonces aquella había sido una noche de mucha suerte. Sonrió internamente, él era un hombre hermoso, mucho mayor que ella, eso era seguro, quizás tendría treinta y dos, o treinta y tres años, aproximadamente. Tenía unos ojos preciosos, oscuros, profundos, unos labios carnosos que se curvaban en una seductora sonrisa, era alto, con muy buen cuerpo, vestía elegante y su caminar era pausado e imponente.La había impresionado.Se sorprendió cuándo un hombre llegó a su mesa.-Hola, buenas noches.-Hola- lo miró fijame
Un nuevo día despuntó, trayendo con él la ansiedad de no saber qué esperar con aquel hombre. Lara, no había logrado descansar. Al llegar a la casa aquella madrugada, se había deshecho del vestido, limpió su cara del maquillaje y luego la lavó, eliminando todo rastro de pintura en él. Después, se dedicó a distribuir el dinero que había obtenido aquella noche. En su vieja maleta, metió un fajo y medio, distribuido entre los bolsillos y dos pares de viejos zapatos que estaban dentro. Luego de aquello se había ido a la cama, pero por más que lo intentó sólo durmió quizás una hora, cuándo el Sol comenzaba a aparecer, ella abrió los ojos, recordándo que aquel día sería su cita con Giovanni.Estaba nerviosa, debía admitirlo, sólo pedía que todo saliera bien y quizás, al día siguiente, su prima y ella pudiesen estar lejos de esa casa.Se levantó y preparó el desayuno para todos, en cuánto sus padres aparecieron, con resaca, gruñendo a causa del hambre les dió los buenos días, a los pocos minu
Giovanni, esperaba pacientemente, se había retirado su camisa, quedándo con el dorso descubierto y unos pantalones cortos. Bebía de su copa de champagne, mientras ansiaba el regreso de las mujeres, moría por ver el cuerpo de Lara, aunque los vestidos insinuaba su hermosa silueta, él quería apreciar todo lo que se escondía debajo, la noche anterior no pudo quedarse con ella, había tenido asuntos que atender, a aquel soplón que le había hecho perder mucho dinero en aquella mercancía confiscada, sus órdenes fueron la de torturarlo toda la noche para matarlo la mañana siguiente, en ésta ocasión el ácido, había sido un buen aliado para desaparecer a aquel infeliz.Si, él no sólo debía pagar su dinero perdido, sino el hecho de no poder disfrutar más junto a Lara.Qué dulce mujercita, su inocencia era un premio para él, podía arrebatarsela y alimentar así su necesidad y su competitividad de ser el primero en todo. Era difícil ser el primer hombre para una mujer, sin embargo, él había encontr
Lara, sintió el primer contacto de aquella boca sobre la suya, sus labios suaves, llenos, carnosos, le dieron un ligero beso, luego otro, y otro. . . Sintió cómo su cuerpo en pleno era sacudido por oleadas de profundo placer, su pecho se agitaba, mientras la temperatura comenzaba a ascender en su cuerpo, hacía calor, sí, mucho calor, y no era precisamente el calor del sol. Giovanni, tiró con más fuerza de su cabello, y ella llevó la cabeza atrás para evitar el dolor, logró con esto, arquear su cuerpo, momento que él aprovecho para descender y acariciar con la nariz el valle entre sus pechos, con movimientos suaves y delicados. La masculina y húmeda lengua, lamió el valle existente entre aquellos dos montículos y ella gimió de satisfacción.-Ssshhh, preciosa- la silenció- no querrás que nos escuchen- ella negó con su cabeza, la mano en su abdomen ascendió y liberó uno de sus pechos de su prisión de tela, la piel estaba sumamente sensibles al tacto, y cada poro visible. Debía aceptar qu
Lara, sintió como poco a poco fue recuperando la respiración hasta que se normalizara, Giovanni acariciaba sus cabellos y le susurraba al oído lo hermosa que era y todo lo que causaba en él.Le decía palabras muy reconfortante.-Eres muy hermosa, Lara, la mujer más hermosa que he conocido. . . Me encantas. . . voy a cuidarte y protegerte, no tienes que preocuoarte de nada, confía en mi, dulce Lara. . . todo está bien, ahora estás conmigo. . . Yo me haré cargo de ti, no debes preocuparte por nada. . . Tú serás mía, yo seré tuyo.-Me gustó mucho- dijo un poco apenada, si quería que aquello resultara, ella debía poner también de su parte. Giovanni se estaba comportando muy bien con ella, no paraba de hablar y halagarla, mientras que ella se había quedado laxa, y muda, ante la exploción de satisfacción que la recorría.-Yo también lo disfruté, por ahora no debemos llegar a más, pero te prometo que pronto, pronto te enseñaré mucho placer, Lara, será increíble, te prometo que será una exper
Un nuevo día llegó y Lara, despertó motivada, iría en busca de un departamento para ella y para su hermana, dónde pudiesen vivir lejos del yugo de sus padres, dónde pudiesen iniciar una nueva vida juntas.Preparó el desayuno, afortunadamente su padre salió de casa muy temprano, iba encaminado al club a pasar el día con sus amigos. Lara, se alegró, eso le daría todo el día libre para encontrar el departamento, volver por sus cosas y por Miranda, cuando Leonardo regresará a casa, ellas ya no estarían.-¿Ya te vas?- le preguntó su Miranda.-Si, intentaré volver pronto, ya empaqué mis cosas. ¿Y tú?-También, tengo todo listo Lara, aunque me quedo un poco preocupada, madre ha amanecido sintiéndose mal y con un poco de fiebre.-Dale medicamento, nada puede detenernos, no ahora, Miranda.-Si, eso haré.Salió de casa, tomó un taxi y le pidió al hombre que la llevara a algún conjunto residencial que estuviese retirado. El hombre la llevó a un lugar bonito, lleno de muchos edificios, no era un