Inicio / Romántica / Enamorada del Mafioso. / Capítulo 4; No tengo nada que perder.
Capítulo 4; No tengo nada que perder.

-No, Lara. . .- la miro con desconsuelo- no puedo hacerlo, tu no, Lara, tu no.

-Me has dicho que son hombres. . . elegantes, limpios, exclusivos, así los llamaste, ayúdame Miranda.

-No puedo, no puedo porque conozco en carne propia todo el dolor que ésta vida te deja, es muy difícil salir luego que entras, es como entrar en las drogas, una vez que inicias. . . estás perdido.

-No tengo nada que perder, Miranda. Se que quieres lo mejor para mi, se que intentas protegerme, velar por mi, pero, es mi decisión, o me llevas, o averiguo un lugar y voy por mi cuenta, no tengo nada que perder, no tengo nada, más que el miedo a ser golpeada y el hambre que me atormenta.

-Lara. . . Te lo ruego, hermana, por favor, no.

-Tu puedes ayudarme- le dijo convencida- así será más fácil para poder reunir el dinero que necesitamos para irnos de aquí, Miranda, tu y yo saldremos adelante, pero ayudemonos.

-Lara. . . Lara. . .- Miranda caminaba de un lado a otra sintiendo la desesperacion y el desconsuelo de quien esta al borde del precipicio.

-Por favor, te lo ruego, no lo soporto más, al menos con el dinero él estará feliz, y podré guardar un poco, todo mejorará para ambas.

-Hasta dónde sé nunca has estado con un hombre.

-No- respondió sinceramente ruborizada- pero sólo necesito que me ayudes, explícame lo que debo hacer.

-¿Te das cuenta, Lara?, Hasta eso perderás, la oportunidad de estar con alguien por amor-  la miró preocupada.

-Una cosa, compensa otra, por ahora no necesito amor, sólo necesito alimentarme y sobrevivir, lo demás lo veré sobre la marcha- Miranda, la observó por largo tiempo.

-Me mataría la culpa, Lara.- dijo negando.

-No, no será tan difícil, al menos eso creo.

-Te engañas a ti misma- otros largos minutos en silencio- Bien, Lara, tu ganas, pero todo se hará como yo te diga, debes seguir mis instrucciones al pie de la letra.

-Se hará como tú digas- le aseguró repitiendo sus palabras.

-Ahora vé y toma una rápida ducha, debemos prepararte.

Media hora más tarde se observaba en el espejo, se buscaba en el reflejo y no se hallaba, aquella parecía una mujer más adulta, más madura, una mujer que no era ella. Aquel vestido rojo se pegaba a su esbelto cuerpo, realzaba sus pechos y estrechaba aún más su cintura, los zapatos de tacón alto la ayudaban a darle mas estatura. Su hermana, había tomado su cabello y lo había peinado todo hacia un lado, haciendo un moño que dejaba al descubierto su cuello, ella aseguraba que eso era lindo y resultaba llamativo. Su boca estaba pintada con labial rojo, sus ojos no llevaban sombra de color pero sus pestañas, ellas si tenían muchas capas y capas de pestañina, sus ojos dibujados con lápiz negro, su mirada resultaba felina y el verde de sus ojos parecían brillar más que nunca.

-Estás preciosa- le dijo Miranda.

-Es impresionante, ni siquiera parezco yo- dijo asombrada.

-Eso es bueno. Lara, pasaremos a un restaurante y comeremos algo primero, la mayoría de los clientes te piden que le acompañes a beber una copa y no es bueno hacerlo con el estómago vacío.

-Te agradezco mucho, tengo demasiada hambre.

-Lo segundo, es que no debes beber demasiado- le advirtió- acepta la primera copa que te ofrezcan, e intenta no llegar a la segunda, bebe de a sorbos pequeños y delicados.

-Bien, puedo hacerlo.- dijo segura.

-Por lo general a ellos les encanta presentar su oferta, que de seguro será bastante alta, al verte por primera vez en el lugar, explica de forma sutil que jamás has intímado con un hombre, y triplica su oferta.

-¿Triplicarla?- la miró con ojos enormes- ¿Estas segura, Miranda?, pero si tú misma acabas de decir que ofrecen mucho dinero.

-Triplicarla- corroboró- no importa cuánto ofrezcan, tú triplica el monto, esos hombres tienen muchísimo dinero, es mucho para nosotras, más de lo que podríamos ganar en mucho tiempo, pero para ellos es quitarle un pelo a un gato, así que, será tu primera vez, asegúrate de que paguen bien.

-De acuerdo- asintió.

-Lara, suelen ser hombres respetables y de mucho honor, pero deja en claro que el dinero es en efectivo y por adelantado.

-Parece que estuviésemos hablando de que van a comprar papas- dijo nerviosa.

-Esto es un negocio, cariño, y no queremos que nos vean la cara, toma apuntes metales de todo lo que estoy diciendo, con un poco de fortuna, ésta noche conseguiremos buenos calientes y volveremos con mucho dinero y con suerte, lograremos esconder algo de las manos de nuestro padre.

-Miranda. . . en cuánto a. . .ya sabes, ¿Qué debo hacer?- dijo angustiada y con la vergüenza brillando en su rostro.

-Aunque no me creas, será algo de instinto, sólo imita lo que él haga, intenta relajarte, sé que es difícil, pero eso ayudará mucho, imagínate en otro lugar, con algún hombre que te guste mucho. Mientras más relajada estés, mejor resultará todo- aconsejó.

-Bien, prometo que no olvidaré nada.

-Si recuerdas lo que he dicho y controlas tus nervios, todo estará bien- la miró con ternura.

-De acuerdo.

-Ahora vámonos, la noche está bastante avanzada ya- en cuánto llegaron a la sala, se encontraron con sus padres que frente al enorme televisor, bebiendo, y su padre tomándo otra dosis de su “medicina”- ya nos vamos- dijo Miranda, reclamando la atención de ambos.

-¡Mira nada más que belleza!- el padre se puso en pie y fue hasta ellas- veo que al fin te has animado a trabajar de verdad- la tomó de ambas mejillas y besó su frente, Lara quiso retirarse, pero se mantuvo inmovil ante aquel hipocrita muestra de afecto.

-Lara, ha decidido ir a trabajar conmigo.

-Una decisión magnífica, seguro le irá muy bien, pero si mira nada más lo preciosa que está- sonrió ámpliamente y Lara, se sintió asqueada de llevar su misma sangre- ahora terminen de marcharse, que les vaya muy bien, traigan mucho dinero a casa, mis niñas.

“Mis niñas”

Y así, sin escuchar nada más, salieron a la calle, en cuánto Miranda cerró la puerta tras ellas suspiró pesadamente.

-Es un cerdo- dijo de su propio padre.

-De los peores- aseguró su hermana- le tengo tanto miedo.

-No es para menos- volvió a suspirar- ahora, esperemos un taxi, vayamos a comer y luego al club, con suerte hoy tendremos clientes exclusivos.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo