Cuando se lo dejó y se fue, Daniel dio vueltas por la habitación, de pronto estaba tenso y necesitaba algo para relajarse. Se quitó la chaqueta y la echó en la silla. Junto a la cama había una mesa con una botella de champán metido en un cubito de hielo. Se acercó a ella y descubrió que junto a ella también había un bol con fresas y un bote de chocolate caliente, ¿Qué se suponía que tenían que hacer con eso? Cogió un vaso y se sirvió champán.
Salió Sídney del cuarto de baño, pero llevaba una bata blanca atada a su cuerpo, se acercó a él cuando vio todo lo que había en la mesa.—¿Y todo esto? —dijo sentándose al borde de la cama y cogiendo el bote de chocolate. — ¡chocolate! —Daniel recordó que la gustaba. Bebió de él. —está rico.—También hay fresas. —mencionó él. Ella lo miró sorprendida. —¿qué? ¿Significa algo?—No tiene por qué significar nada. —cogió una fresa, lo bañó de chocolate y se lo llevó a la boca. —me encanta, tienes que probarlo, él se sentó junto aPróximamente publicaré la siguiente parte de la novela y tiene como título “Enamorada de un amnésico". Gracias por llegar al final de esta primera parte, espero que les haya gustado.Aquí les dejo la sinopsis de la proxima parte:HermanosHarris #2Solo tuvo que disfrutar de una noche apasionada en la que se hicieron promesas para acabar perdiéndolo antes de que se cumplieran dichas promesas.El destino estaba siendo muy cruel.Ahora le quedaba confiar en el amor que una vez se confesaron y luchar por recuperar aquello que pudo haber sido y no fue aunque fuera en la otra punta del mundo, porque cuando se ama de verdad no importan las distancias.
En realidad era especial, todos lo consideraban así, tanto su familia como todos los que habían tenido la oportunidad de conocerlo; no hacía falta formar parte de su vida para darse cuenta de lo diferente que era en comparación con los demás, todos lo creían excepto…él, el chico indiferente, incapaz de amar e incapaz de abrirle el corazón a alguien, el chico que evitaba tener algún tipo de contacto o conversación con alguna mujer, no es que no quisiera, era su naturaleza y se sabe que no es nada fácil alterar lo natural y a veces es incluso imposible.Hoy comenzaría de nuevo con su trabajo, era especialista en criminología y había conseguido otro puesto en la facultad de derecho. Después de haberse cambiado y recogido sus cosas, entró en su auto a esperar. Minutos más tarde llegó Nicolás a toda prisa y se sentó en el asie
Daniel regresó a la casa, pero de muy mal humor, a él no le dirigía la palabra ninguna mujer sin su consentimiento- algo que casi no sucedía porque no lo soportaba—le irritaba y en su primer día de clase esa estudiante se había acercado a él y había intentado coquetear frente a él, ¿es que no podía cada uno llevar el papel que le correspondía? Eran estudiantes y a eso deberían dedicarse, únicamente a estudiar o al menos no a conquistar a los profesores, esa simple idea le ponía enfermo, detestaba que alguna chica se le acercara y mucho menos que le dirigiera la palabra, no podía olvidarse de esos acontecimientos y en momentos que se prolongaban las escenas en las que tenía que halarle a una, se ponía enfermo durante ese día entero, era inevitable, pero por suerte, sus conocidos sabían cómo tratarle.Eran las cuatro de la tarde cuando había llegado, encontró a su hermano en el salón jugando a la consola.—¡Al fin llegas! ¿echamos una partida?—Lo siento, ahora no.
Había transcurrido ya un mes desde que había comenzado a impartir clases en la universidad y no le iba nada mal salvo que tenía que enfrentarse a sus estudiantes que estaban locas por él, lo ponían mal, pero se estaban dando cuenta que era un caso perdido, él no las hacía caso, hacia únicamente su trabado y conseguía evitar estar estresado—aunque a veces—. Durante todo ese tiempo, estaba amueblando su nuevo hogar con la ayuda de su adorado hermano, el único que podía entenderlo y que le hacía hallar un sentido a su vida, se querían más que a nada y se apoyaban el uno al otro, pero luego viene el, pero…Su vida no era nada fácil y era demasiado rara, le sucedían cosas que no creía que le sucedieran a los demás; se sentía raro y tremendamente extraño, se sentía alguien sacado de otro planeta como si se hubieran equivocado de planeta. ¿Por qué era diferente a los demás? ¿Por qué no podía ser como otra gente? ¿Era eso acaso mucho pedir? Se sentía impotente, no podía cambiar lo
Daniel se dirigía a su departamento después de haber acompañado a su padre y su hermano a la casa, llovía, pero eso no le importaba, era su primer día en su nuevo departamento y debía estar allí. La lluvia caía en una buena cantidad sobre el cristal de su auto y aunque no podía ver con mucha claridad el camino a pesar del funcionamiento del parabrisas, sabía dónde se dirigía.Se encontraba ya a pocos kilómetros de su departamento cuando de pronto creó ver una figura en uno de los bancos que se encontraban junto a la gasolinera, estuvo a punto de pasar de largo, pero luego decidió regresar a ver de qué se trataba. Aparcó justo en frente de donde se encontraba la persona; al fin podía distinguirlo, pero estaba oscuro y no podía saber quién era. Rápidamente salió del coche y se acercó para saber que le pasaba, pero para su sorpresa de trataba de ¡una joven! Lo que faltaba, no quería estar en contacto con ninguna chica, pero tampoco podía dejarla allí, no se movía; pasó s
Sídney se despertó sobresaltada, se observó a sí misma y miró alrededor donde se encontraba entonces se acordó de todo lo que había sucedido la noche anterior y se sintió avergonzada; miró el reloj que se encontraba en la cabecera y eran las ¡nueve! De la mañana, debía regresar a su casa, su madre estaría muy preocupada por no decir nada de su falso padre. Salió de la cama y se avergonzó aún más cuando se dio cuenta de que solo llevaba puesto la toalla, fue al baño a por su ropa, pero no la encontró, se acordó que el profe le había traído ropa suya así que regreso a la habitación por ella, las encontró sobre el perchero y se las puso; un pantalón chándal y un jersey enorme para ella, pero no le quedaban nada mal, no, para nada, solo parecía a una ¡vaca gorda! Se miró al espejo y se rindió, no le quedaba otra opción. Se peinó el pelo con sus dedos e hizo una cola mal hecha con algunos mechones sueltos.Salió del cuarto y se dirigió al salón donde encontró a Daniel de espald
Al día siguiente como de costumbre, Daniel se duchó, se preparó y subió a su auto dirigiéndose a la universidad. Cuando entró en la sala colocó sobre la mesa su maletín y comenzó con la clase hablando sobre lo último que impartió. De repente sin siquiera esperárselo, sus ojos se dirigieron hasta donde estaba Sídney y de repente todos los recuerdo regresaron a su memoria y sin darse cuenta se detuvo y estuvo observándola, tenía la mirada sobre su cuaderno, posiblemente escribiendo algo hasta que de pronto ella levantó la mirada y sus miradas se cruzaron, ella se asustó, nunca antes se había fijado él en ella ni en nadie, la estaba dejando en evidencia. Por suerte Daniel volvió en sí y continúo con la clase. Sídney se había alterado un poco, pero se sintió aliviada cuando él dejó de mirarla hasta que acabaron las clases. Pero lo que le pareció raro es que desde ese día no volvió a repetirse lo mismo, o sea, volvía a ser el mismo profesor frio y distante quien ni se acercaba ni
No entendía cómo había podido suceder, pero se encontraba en frente del hospital; no tenía a nadie hospitalizado y no se encontraba enfermo, pero allí estaba dispuesto a entrar. Quería subir a su auto y regresar a su casa, pero no podía, había algo que lo atraía hacia ese lugar que era difícil de describir ¿Por qué últimamente le sucedían cosas raras? Después de pensárselo durante un buen rato, decidió atravesar la puerta principal de dicho hospital, no sabía qué era concretamente lo que buscaba, pero seguía caminando mientras buscaba con la mirada algo que lo llamara la atención. Atravesó algunos pasillos hasta dar con un cuarto y vio algo que lo llamaba mucho la atención; a través de la pared de cristal podía ve a un señor enfermo acompañado de su esposa que estaba muy preocupada, parecían muy necesitados. Se conmovió y quiso ayudarlos, no entendía el por qué, pero habían sido los únicos que lo habían llamado la atención.Despacio entró en la habitación y las miradas de e