Cuando Sídney se despertó estaba sola en la cama, Daniel no estaba a su lado. Se habrá despertado temprano, pensó. Se levantó de la cama y salió de su habitación para ver si él había salido. Estaba en el salón de espaldas hablando por teléfono, entonces se acordó de la conversación que tuvieron en la noche ¡iban a casarse hoy! La idea la puso de nuevo nerviosa, estaba feliz, pero también nerviosa.
Daniel finalizó la llamada y notó su presencia, se volvió para verla.—Buenos días —. Saludó ella.—Muy buenos días. —se acercó a depositarla un beso en la mejilla que la estremeció. —¿has dormido mejor?—Sí. —contestó feliz, era agradable tener a Daniel de pareja cariñoso.—Estaba hablando con mi padre, estaba insistiendo en encargarse del arreglo de la ceremonia y no tuve más remedio que permitírselo.—Tal vez quiere sentirse mejor por lo que hizo. —Al fin y al cabo, es mi padre. Prepárate, saldremos a desayunar fuera y después iremos a buscar la ropa para la cSídney se puso el vestido, le quedaba perfecto y a un lado estaba abierto dejando ver parte de su pierna. Se maquilló moderadamente, recogió su pelo en un moño decente y se puso unos tacones negros al igual que su monedero. Le tomó tiempo terminar de arreglarse y era normal, no todos los días se casaba una.Salió de la habitación y se encontró a Daniel apoyado contra el muro que daba al salón con los brazos cruzados, parecía que llevaba tiempo esperando. Él estaba ya listo con su traje impecable, él alzó la mirada y la vio.—¿Te he hecho esperar mucho? —preguntó preocupada.—No importa, —se incorporó y se acercó a ella. —ha valido la pena. Estás preciosa. —ella se ruborizó y sonrió.—Gracias, tú también, solo…—¿Qué? —preguntó mirándose. Ella elevó la mano y le quitó el lazo.—No necesitas esto, estás perfecto así. —él sonrió.—Lo que quiera mi futura esposa. ¿Nos vamos? —ella mantuvo la mano en el cuello de su camisa e hizo lo mismo con la otra mano. Ahora podí
Acompañaron a Eduardo hasta el lugar reservado, no se encontraba muy lejos de allí. Olivia iba en el mismo auto que los recién casados. Eran ya las ocho de la noche.—¿Sabes? Una vez ella me llamó para decirme que te extrañaba cuando te fuiste de la universidad.—De eso hace mucho. — dijo sorprendido Daniel.—Olivia ¿puedes callarte de una vez? Por cierto, ¿Por qué apareciste acompañado de Nicolás?—Nos encontramos en las escaleras. —se acomodó y se cruzó de brazos.—No me digas. ¿Y decidisteis llegar corriendo y sudando juntos?—¿A qué viene tanto interrogativo?—¿Puedo pedir que se calmen por favor? —Sídney suspiró y se relajó.—Lo siento cariño. — Daniel le sonrió y aparcó donde lo hacían los demás.Entraron en el local reservado solo para ellos. Estaba todo bien ordenado, había bebidas y alimentos y gente uniformada encargada de servir. Habían dejado un gran espacio libre en el centro de la sala y los invitaron a abrir el baile. Eduardo hizo un
Cuando se lo dejó y se fue, Daniel dio vueltas por la habitación, de pronto estaba tenso y necesitaba algo para relajarse. Se quitó la chaqueta y la echó en la silla. Junto a la cama había una mesa con una botella de champán metido en un cubito de hielo. Se acercó a ella y descubrió que junto a ella también había un bol con fresas y un bote de chocolate caliente, ¿Qué se suponía que tenían que hacer con eso? Cogió un vaso y se sirvió champán.Salió Sídney del cuarto de baño, pero llevaba una bata blanca atada a su cuerpo, se acercó a él cuando vio todo lo que había en la mesa.—¿Y todo esto? —dijo sentándose al borde de la cama y cogiendo el bote de chocolate. — ¡chocolate! —Daniel recordó que la gustaba. Bebió de él. —está rico.—También hay fresas. —mencionó él. Ella lo miró sorprendida. —¿qué? ¿Significa algo?—No tiene por qué significar nada. —cogió una fresa, lo bañó de chocolate y se lo llevó a la boca. —me encanta, tienes que probarlo, él se sentó junto a
Próximamente publicaré la siguiente parte de la novela y tiene como título “Enamorada de un amnésico". Gracias por llegar al final de esta primera parte, espero que les haya gustado.Aquí les dejo la sinopsis de la proxima parte:HermanosHarris #2Solo tuvo que disfrutar de una noche apasionada en la que se hicieron promesas para acabar perdiéndolo antes de que se cumplieran dichas promesas.El destino estaba siendo muy cruel.Ahora le quedaba confiar en el amor que una vez se confesaron y luchar por recuperar aquello que pudo haber sido y no fue aunque fuera en la otra punta del mundo, porque cuando se ama de verdad no importan las distancias.
En realidad era especial, todos lo consideraban así, tanto su familia como todos los que habían tenido la oportunidad de conocerlo; no hacía falta formar parte de su vida para darse cuenta de lo diferente que era en comparación con los demás, todos lo creían excepto…él, el chico indiferente, incapaz de amar e incapaz de abrirle el corazón a alguien, el chico que evitaba tener algún tipo de contacto o conversación con alguna mujer, no es que no quisiera, era su naturaleza y se sabe que no es nada fácil alterar lo natural y a veces es incluso imposible.Hoy comenzaría de nuevo con su trabajo, era especialista en criminología y había conseguido otro puesto en la facultad de derecho. Después de haberse cambiado y recogido sus cosas, entró en su auto a esperar. Minutos más tarde llegó Nicolás a toda prisa y se sentó en el asie
Daniel regresó a la casa, pero de muy mal humor, a él no le dirigía la palabra ninguna mujer sin su consentimiento- algo que casi no sucedía porque no lo soportaba—le irritaba y en su primer día de clase esa estudiante se había acercado a él y había intentado coquetear frente a él, ¿es que no podía cada uno llevar el papel que le correspondía? Eran estudiantes y a eso deberían dedicarse, únicamente a estudiar o al menos no a conquistar a los profesores, esa simple idea le ponía enfermo, detestaba que alguna chica se le acercara y mucho menos que le dirigiera la palabra, no podía olvidarse de esos acontecimientos y en momentos que se prolongaban las escenas en las que tenía que halarle a una, se ponía enfermo durante ese día entero, era inevitable, pero por suerte, sus conocidos sabían cómo tratarle.Eran las cuatro de la tarde cuando había llegado, encontró a su hermano en el salón jugando a la consola.—¡Al fin llegas! ¿echamos una partida?—Lo siento, ahora no.
Había transcurrido ya un mes desde que había comenzado a impartir clases en la universidad y no le iba nada mal salvo que tenía que enfrentarse a sus estudiantes que estaban locas por él, lo ponían mal, pero se estaban dando cuenta que era un caso perdido, él no las hacía caso, hacia únicamente su trabado y conseguía evitar estar estresado—aunque a veces—. Durante todo ese tiempo, estaba amueblando su nuevo hogar con la ayuda de su adorado hermano, el único que podía entenderlo y que le hacía hallar un sentido a su vida, se querían más que a nada y se apoyaban el uno al otro, pero luego viene el, pero…Su vida no era nada fácil y era demasiado rara, le sucedían cosas que no creía que le sucedieran a los demás; se sentía raro y tremendamente extraño, se sentía alguien sacado de otro planeta como si se hubieran equivocado de planeta. ¿Por qué era diferente a los demás? ¿Por qué no podía ser como otra gente? ¿Era eso acaso mucho pedir? Se sentía impotente, no podía cambiar lo
Daniel se dirigía a su departamento después de haber acompañado a su padre y su hermano a la casa, llovía, pero eso no le importaba, era su primer día en su nuevo departamento y debía estar allí. La lluvia caía en una buena cantidad sobre el cristal de su auto y aunque no podía ver con mucha claridad el camino a pesar del funcionamiento del parabrisas, sabía dónde se dirigía.Se encontraba ya a pocos kilómetros de su departamento cuando de pronto creó ver una figura en uno de los bancos que se encontraban junto a la gasolinera, estuvo a punto de pasar de largo, pero luego decidió regresar a ver de qué se trataba. Aparcó justo en frente de donde se encontraba la persona; al fin podía distinguirlo, pero estaba oscuro y no podía saber quién era. Rápidamente salió del coche y se acercó para saber que le pasaba, pero para su sorpresa de trataba de ¡una joven! Lo que faltaba, no quería estar en contacto con ninguna chica, pero tampoco podía dejarla allí, no se movía; pasó s