BRYANEl sol del mediodía caía sobre el campus, pero apenas lo notaba. Mi mente seguía atrapada en la conversación con Elian y en el inexplicable final de mi relación.¿Cómo había cambiado todo tan rápido?Hace apenas dos días, Laura era la misma chica con la que compartía risas y secretos. Ahora, parecía otra persona. Distante. Fría. Irreconocible.¿Qué demonios había pasado?El miedo que alguna vez sentí por Martín se había esfumado. Incluso lo defendí. ¿Por qué?Con el ceño fruncido, atravesé el patio de la universidad, buscando a Ramiro. Si alguien tenía respuestas, era él.Lo encontré sentado en una banca, distraído con su celular.—Ramiro, ¿puedo hablar contigo un momento? —pregunté, intentando sonar despreocupado.Levantó la vista y me dedicó una pequeña sonrisa.—Claro, ¿qué pasa?Me senté a su lado, sintiendo el peso de mis pensamientos.—Ya me enteré de que Martín los acompañó a la hacienda… y que se quedó allá con Laura.Ramiro me miró con cierta incomodidad.—Amigo…—Eso y
BRYANHabía decidido que iba a enfrentar a Martín. No podía quedarme más tiempo con esta sensación de estar perdiéndolo todo. Laura, nuestra relación, todo se había vuelto un caos en cuestión de días. ¿Qué había pasado? No lo entendía, y más importante aún, no podía quedarme sin respuestas.La cafetería no era el sitio ideal para una conversación como la que quería tener, pero ya no importaba. Estaba demasiado cansado de esperar a que las cosas se resolvieran solas. Necesitaba saber qué estaba pasando con Laura. Necesitaba saber por qué todo había cambiado tan rápido, por qué ella había comenzado a alejarse de mí.Cuando llegué, Martín ya estaba allí, como si me estuviera esperando, con una calma que me irritaba, tomando café. Me miró de arriba a abajo, esa sonrisa de suficiencia en su rostro, como si todo estuviera bajo control. ¿Qué era lo que él pensaba, que yo iba a dejar que se llevara a Laura sin más?Me acerqué a su mesa y, sin pensar demasiado, solté lo primero que me vino a l
MARTINSin duda, estos golpes me sumarán más a mí que a él. No me importa el ardor en la mejilla ni el leve sabor a sangre en mi boca. Lo único que importa es la ventaja que acabo de ganar.Saco mi teléfono y marco el número de mi amigo. Responde al segundo timbre.—¿Qué pasó? —pregunta con su tono despreocupado de siempre.—Julián, necesito que consigas el video de seguridad de la cafetería donde estuve hace unos minutos.—¿Problemas con Bryan? —adivina al instante, divertido.Me paso la lengua por el labio partido, saboreando la sangre antes de responder.—Digamos que se dejó llevar por las emociones.Julián suelta una carcajada.—¿Y me estás diciendo que tú, el rey del autocontrol, no hiciste absolutamente nada para provocarlo?—Solo le dije la verdad —respondo con una sonrisa—. Pero eso no importa. Lo que importa es que necesito ese video ahora.—Dame unos minutos. Conozco a alguien que puede conseguirlo rápido.—Hazlo. Y envíamelo en cuanto lo tengas.—¿Qué ganas con esto? —pregu
MARTINLa observo, disfrutando cada segundo de su indecisión. Su mirada se pierde en la mía, como si intentara encontrar la respuesta correcta.Me inclino un poco más, lo suficiente para que sienta el calor de mi piel.—¿Qué haría sin ti, Laura? —susurro.Ella traga saliva, pero no se mueve.—No digas esas cosas… —murmura.—¿Por qué no? Son ciertas. Me estás cuidando, preocupándote por mí… incluso más de lo que te preocupabas por él.—Eso no es… —pero se calla.Aprovecho su confusión y deslizo una mano hasta su cintura, acercándola un poco más. Su aliento choca contra mis labios, y sé que está a punto de rendirse.—Laura… —murmuro de nuevo, esta vez en un tono más bajo, más íntimo.Ella cierra los ojos, y entonces, la beso.Suavemente al principio, como si le diera la oportunidad de alejarse. Pero no lo hace.El beso era todo lo que había esperado y más. La calidez de sus labios, la forma en que sus dedos se aferraban a mi camisa, como si no quisiera soltarme nunca… Sí, esto era exact
LAURASubí rápidamente a mi habitación, furiosa. Tomé mi teléfono y marqué el número de Bryan. Apenas contestó, empecé a hablar sin dar tiempo a que dijera nada.—¿Por qué lo hiciste? —dije, con el tono más airado que pude reunir.—Amor... —respondió, tratando de suavizar la situación, pero no le di oportunidad a nada.—¡No me digas amor! Te comportaste como un salvaje. ¿Por qué le pegaste a Martín? ¿Qué te pasó? —exigí, mi voz temblando de enojo.—No fue tan duro… —se defendió, como si el problema fuera lo menos grave del mundo.—¿¡Bromeas!? Se supone que querías que la familia te aceptara, y lo primero que haces es golpear a Martín. ¿Por qué? —mi respiración se volvía cada vez más agitada. Estaba furiosa con él, con todo lo que había pasado.—Porque me hizo enojar… —respondió con una calma que solo aumentaba mi furia.—Entonces, si yo te hago enojar, ¿también vas a golpearme? —la ironía se filtraba en mis palabras, no podía creer lo que estaba escuchando.—Claro que no, Laura. Es di
LAURACelina se sentó a mi lado, sin apartar la mirada de mí, con una mezcla de confusión y preocupación en su expresión.—Nunca pensé que Bryan fuera tan intenso… Se nota que te ama y que se pone celoso, pero jamás imaginé que llegaría al punto de agredir a Martín. ¿Por qué lo haría? Sé que Martín lo odia, ¡Dios! Bryan ha de haber quedado irreconocible.Negué con la cabeza, sintiendo de nuevo esa punzada en el pecho.—No, no lo hizo…—¿No se defendió? —Celina frunció el ceño, incrédula—. Eso es raro en él. Con los brazotes que tiene, pensé que al menos le habría devuelto algunos golpes.Suspiré, sintiéndome agotada.—Quedó muy golpeado, Celina… No quise verlo así. Llamé a Bryan para reclamarle, y lo nuestro terminó aún peor.—¿Peor? —su tono pasó de la incredulidad a la preocupación.Bajé la mirada, sintiéndome abrumada.—Voy a dejar que pasen unos días antes de volver a hablar con él… En estos momentos estoy… —Suspiré sin saber cómo terminar la frase.Celina me observó con atención,
LAURALa mesa estaba servida con esmero, como todas las noches. Sin embargo, el ambiente era tenso, casi irrespirable. Mi padre, con su postura impecable y el gesto tranquilo, trataba de mantener la compostura, pero yo conocía demasiado bien sus silencios. Sabía que no quería profundizar en el tema de Bryan, no solo por la vergüenza de la situación, sino porque entendía lo que yo sentía por él. Además, Bryan era un practicante en el hospital y eso complicaba aún más las cosas.—Escuché lo que pasó hoy —dijo papá, rompiendo el incómodo silencio—. No puedo creer que Bryan haya reaccionado así. Nunca me pareció un chico violento.Apreté los cubiertos con fuerza, sintiendo la mirada de Martín sobre mí. Desde el beso en mi habitación, mi mente no había dejado de dar vueltas, pero ahora no era momento para pensar en eso.—Rodrigo ¿harás algo al respecto? —preguntó Celina con cautela.Él se tomó su tiempo antes de responder, cortando con precisión su carne.—Lo que pasó es inaceptable —su vo
LAURAPapá asintió con expresión seria.—Estoy de acuerdo contigo, pero no te apresures a tomar una decisión sin pensarlo bien. Quiero que seas feliz, no quiero ver tristeza en tu mirada ni confusión en tu corazón. ¿Mañana irás a la universidad?—Sí, ya perdí tres días.—Hablando de eso, ¿cómo estuvo el paseo?—Bien, me desestresé un poco, perdí la noción del tiempo y recordé el pasado. Me conecté con la naturaleza y me sentí bien.Papá me miró con curiosidad antes de preguntar:—¿Martín tuvo algo que ver en ese cambio?—Él estuvo en sus cosas… pero sí, creo que nos conectamos ayer y recordé cuánto lo aprecio y lo importante que es en mi vida.—Los había visto distanciados y hoy parece que eso cambió. Me gusta que pase.—¡Papá! Yo… bueno, quería preguntarte algo…—¡Sí! Dime, cariño.Pensé en decirle lo de Martín, pero no pude hacerlo.—Nada, es algo que no tiene importancia. Gracias por el té.Me retiré de la cocina con un torbellino de pensamientos en la cabeza.Me dejé caer sobre la