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Capítulo 3 - ¿irás con nosotros?

Los ojos de Sharon se encontraron con los del militar. El joven se acercó a ellos con precaución y logró observar que tenían una barra metálica en sus manos.

Sharon mantenía sus ojos fijos en el hombre que estaba más cercano a ella. Por su parte, con una señal, Taylor le hizo saber que todo estaría bajo control, llegando por espaldas de los bandidos.

Con una sartén oxidada que habían arrojado a la basura, logró hacer que esos hombres se fueran. Cuando los hombres se marcharon, él se dio la vuelta para regresar a su vehículo, más los brazos que rodeaban su abdomen se lo impidieron.

Una extraña sensación recorrió su cuerpo al sentir el suave tacto de Sharon, a pesar de que ella, se mostraba completamente aterrorizada haciendo que sus brazos y piernas temblaran.

—Lo siento, no debería abusar de su amabilidad— dio unos pasos para atrás enjugando sus lágrimas.

Sus piernas no dejaban de estremecerse, su miedo no se había desvanecido. El hombre que era capaz de enfrentarse a grupos armados, era el mismo hombre que se encontraba en este momento inmovilizado a causa de una mujer. No sabía de qué manera podría marcharse, ni tampoco, estaba seguro de cómo podría hacer que el pánico que ella tenía se esfumara.

En un abrir y cerrar de ojos, Taylor se había dado la vuelta y había terminado estrechando a Sharon en un abrazo. No había pensado en los rumores que podrían recorrer todo el país si alguien los veía en esa situación.

Su mano estaba acariciando la espalda de Sharon, mientras ella ajustaba más su agarre, no había dejado a un lado su actuación, el demostrar el miedo que una chica podría sentir al encontrarse en una situación como esas.  Era la primera vez en la que Taylor se veía intentando tranquilizar a una dama, no recordaba la última vez que lo hubiera hecho, a su exnovia nunca la había visto llorar y, a Irene, su relación con su prometida era mucho más complicada de lo que había llegado a imaginar.

—Respire— susurró Taylor indicándole cómo controlar el flujo de aire para que su cuerpo se relajara. —No va a pasar nada, ya está a salvo.

—Disculpe por hacerle perder el tiempo— masculló Sharon dando unos pasos en reversa, aclarando su garganta se disculpó muchas veces más, mientras continuaba jugando con sus manos de manera nerviosa. —Regresaré a casa, fue una gran suerte el que hubiera pasado en el momento justo, le estoy en deuda, señor Taylor.

R O K S A N A (Sharon)

¿Realmente pensó que no me enteraría de que me estaba siguiendo? Podría decir que, aunque puede moverse sigilosamente, el reflejo de mi celular logró hacerme notar su presencia. ¡Genial! No tendría que ensuciar mis manos y podría demostrar la inocencia de Sharon.

Había visto en una película americana, que así reaccionaban algunas muchachas al ser rescatadas. Me parecía extraño; pero, esas son las diferencias culturales ¿No? Lo aprendí rápidamente, así que ponerlo en práctica sería maravilloso. Cuando me aferré a él, dejé sobre un estante de basura una botella quebrada. Estaba preparada para defenderme; no obstante, ¿Quién le diría que no a este gangazo?

Me dirigí a mi departamento, vivía en un lugar que demostraría lo mucho que para Sharon significaba cuidar a su madre, ese, era un punto que compartíamos, la importancia de la familia es mayor que incluso nuestra propia vida. Si tuviera que morir por los que amo, lo haría sin pensarlo dos veces. Moriría con honor.

—Hemos llegado a casa, gracias por acompañarme, Sr. Taylor. Por su causa no me sentí tan asustada— dije actuando aún de manera nerviosa, por dentro, tenía la certeza de que él logró escucharme, a pesar de que se mantuviera en lo oculto.

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—¿Estás lista para ir con nosotros, Señorita Shadow? — preguntó el Sr. presidente Johnson con una animada sonrisa. A pesar de su condición, era un hombre bastante valiente. Puede que digan: Roksana ¿Cuál es tu misión? ¿No vas a matarlo por atacar a tus hermanos paisanos?

No, sencillamente no lo es, solo hasta que decida dejar su bondad a un lado y atacar a civiles e inocentes. Sé que, la masacre de hace un par de años no estaba a su cargo, por esa misma razón, puede confiar su vida en mis manos.

—Señor, es mi deber acompañarlo; sin embargo, también debo entregar una documentación en el hospital a primera hora. Tendría que unirme a su viaje al instante de archivar mi reporte.

El resto de personas en la mesa, se observaban confundidas. —Querida, ¿No puedes simplemente entregarlo antes? — cuestionó la Señora con una comprensiva sonrisa.

—Yo— alargué la última letra. —No he logrado terminar la última parte— cubrí mi rostro, aparentemente avergonzado. Roksana Ivanov no deja las cosas para lo último; Sharon Shadow, lo hace.

Las risas por parte de los presentes no faltaron, ¿Quién diría que la puntual Sharon sería una completa desaplicada? Cómo sea, hay una razón más para mi pequeña mentira piadosa: Irene irá. Definitivamente, no quiero ir con ella en el mismo auto, si me desplazo por otro medio, no tendré que ver su cara hasta llegar ahí.

—Yo la llevaré— intervino Taylor —es una zona muy lejana, además de que ha habido muchos casos de hurtos en la zona— añadió bebiendo de su copa con solemnidad. Si la molesta de Irene estuviera, montaría una escena de celos.

—¡No! — exclamé y cubrí mis labios —disculpen. Sr. Taylor, aprecio mucho su amabilidad, pero, no quiero retrasar su viaje, y mucho menos causarle incomodidad a la Señorita Irene— expuse con la esperanza de que los Señores se negaran al igual que yo.

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