Los ojos de Sharon se encontraron con los del militar. El joven se acercó a ellos con precaución y logró observar que tenían una barra metálica en sus manos.
Sharon mantenía sus ojos fijos en el hombre que estaba más cercano a ella. Por su parte, con una señal, Taylor le hizo saber que todo estaría bajo control, llegando por espaldas de los bandidos.
Con una sartén oxidada que habían arrojado a la basura, logró hacer que esos hombres se fueran. Cuando los hombres se marcharon, él se dio la vuelta para regresar a su vehículo, más los brazos que rodeaban su abdomen se lo impidieron.
Una extraña sensación recorrió su cuerpo al sentir el suave tacto de Sharon, a pesar de que ella, se mostraba completamente aterrorizada haciendo que sus brazos y piernas temblaran.
—Lo siento, no debería abusar de su amabilidad— dio unos pasos para atrás enjugando sus lágrimas.
Sus piernas no dejaban de estremecerse, su miedo no se había desvanecido. El hombre que era capaz de enfrentarse a grupos armados, era el mismo hombre que se encontraba en este momento inmovilizado a causa de una mujer. No sabía de qué manera podría marcharse, ni tampoco, estaba seguro de cómo podría hacer que el pánico que ella tenía se esfumara.
En un abrir y cerrar de ojos, Taylor se había dado la vuelta y había terminado estrechando a Sharon en un abrazo. No había pensado en los rumores que podrían recorrer todo el país si alguien los veía en esa situación.
Su mano estaba acariciando la espalda de Sharon, mientras ella ajustaba más su agarre, no había dejado a un lado su actuación, el demostrar el miedo que una chica podría sentir al encontrarse en una situación como esas. Era la primera vez en la que Taylor se veía intentando tranquilizar a una dama, no recordaba la última vez que lo hubiera hecho, a su exnovia nunca la había visto llorar y, a Irene, su relación con su prometida era mucho más complicada de lo que había llegado a imaginar.
—Respire— susurró Taylor indicándole cómo controlar el flujo de aire para que su cuerpo se relajara. —No va a pasar nada, ya está a salvo.
—Disculpe por hacerle perder el tiempo— masculló Sharon dando unos pasos en reversa, aclarando su garganta se disculpó muchas veces más, mientras continuaba jugando con sus manos de manera nerviosa. —Regresaré a casa, fue una gran suerte el que hubiera pasado en el momento justo, le estoy en deuda, señor Taylor.
R O K S A N A (Sharon)
¿Realmente pensó que no me enteraría de que me estaba siguiendo? Podría decir que, aunque puede moverse sigilosamente, el reflejo de mi celular logró hacerme notar su presencia. ¡Genial! No tendría que ensuciar mis manos y podría demostrar la inocencia de Sharon.
Había visto en una película americana, que así reaccionaban algunas muchachas al ser rescatadas. Me parecía extraño; pero, esas son las diferencias culturales ¿No? Lo aprendí rápidamente, así que ponerlo en práctica sería maravilloso. Cuando me aferré a él, dejé sobre un estante de basura una botella quebrada. Estaba preparada para defenderme; no obstante, ¿Quién le diría que no a este gangazo?
Me dirigí a mi departamento, vivía en un lugar que demostraría lo mucho que para Sharon significaba cuidar a su madre, ese, era un punto que compartíamos, la importancia de la familia es mayor que incluso nuestra propia vida. Si tuviera que morir por los que amo, lo haría sin pensarlo dos veces. Moriría con honor.
—Hemos llegado a casa, gracias por acompañarme, Sr. Taylor. Por su causa no me sentí tan asustada— dije actuando aún de manera nerviosa, por dentro, tenía la certeza de que él logró escucharme, a pesar de que se mantuviera en lo oculto.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—¿Estás lista para ir con nosotros, Señorita Shadow? — preguntó el Sr. presidente Johnson con una animada sonrisa. A pesar de su condición, era un hombre bastante valiente. Puede que digan: Roksana ¿Cuál es tu misión? ¿No vas a matarlo por atacar a tus hermanos paisanos?
No, sencillamente no lo es, solo hasta que decida dejar su bondad a un lado y atacar a civiles e inocentes. Sé que, la masacre de hace un par de años no estaba a su cargo, por esa misma razón, puede confiar su vida en mis manos.
—Señor, es mi deber acompañarlo; sin embargo, también debo entregar una documentación en el hospital a primera hora. Tendría que unirme a su viaje al instante de archivar mi reporte.
El resto de personas en la mesa, se observaban confundidas. —Querida, ¿No puedes simplemente entregarlo antes? — cuestionó la Señora con una comprensiva sonrisa.
—Yo— alargué la última letra. —No he logrado terminar la última parte— cubrí mi rostro, aparentemente avergonzado. Roksana Ivanov no deja las cosas para lo último; Sharon Shadow, lo hace.
Las risas por parte de los presentes no faltaron, ¿Quién diría que la puntual Sharon sería una completa desaplicada? Cómo sea, hay una razón más para mi pequeña mentira piadosa: Irene irá. Definitivamente, no quiero ir con ella en el mismo auto, si me desplazo por otro medio, no tendré que ver su cara hasta llegar ahí.
—Yo la llevaré— intervino Taylor —es una zona muy lejana, además de que ha habido muchos casos de hurtos en la zona— añadió bebiendo de su copa con solemnidad. Si la molesta de Irene estuviera, montaría una escena de celos.
—¡No! — exclamé y cubrí mis labios —disculpen. Sr. Taylor, aprecio mucho su amabilidad, pero, no quiero retrasar su viaje, y mucho menos causarle incomodidad a la Señorita Irene— expuse con la esperanza de que los Señores se negaran al igual que yo.
—¿Abrochó su cinturón? — preguntó Taylor en el instante en el que ingresé a su auto. Incliné mi cabeza, ya había dejado los documentos para revisión. —¡Estacionen el auto! — exclamó alguien en la parte de atrás del vehículo. Rápidamente, él había sacado una navaja y estaba tomándome por el cuello. ¡Pensé que sería un viaje de descanso! No me movía, yo no debía moverme; Taylor al parecer estaba reflexionando cuál sería su siguiente movimiento. Si frenaba el auto, el hombre nos podría llevar a quién sabe dónde y si no lo detiene, podríamos fallecer en el vehículo. Observé a mi alrededor y encontré una opción. —Acelera el auto— ordené con firmeza. Me zafé del hombre al morder su brazo, habría de ser un secuestrador con nivel medio de experiencia. Bien, subamos su nivel de juego. —Hay una curva con un lago en un par de metros— me advertió un tanto nervioso. —Abre las ventanas— sentencié mientras forcejeando en contra de él, terminé acelerando el auto. —¡Lánzanos al lago! — excl
El sol estaba calentando con fuerza, al parecer, i a llegar mucho más mojados de lo que pensé.—¿Por qué llegan de esa manera? — preguntó la señora justo después de que llegáramos a casa. —¿El trabajo de la señorita Sharon los detuvo más de lo esperado? Se suponía que tendrían que estar aquí hace casi dos horas— cuestionó —además de que están, todos mojados, pueden enfermarse. —Tuvimos un pequeño problema con el auto, y terminamos caminando hasta aquí. Además de que el sol se sentía agradable— respondió Taylor intentando excusarse. —Se lo dije, el sol que hacía era para que lloviera— intervine tiritando del frío. —Si me disculpan, iré a darle la medicina al Sr. Johnson— dije en un tono bajo de voz alejándome de la sala. —Deberías secarte primero— sugirió la señora Jonhson a manera de orden. Asentía sin darme la vuelta, mis brazos estaban alrededor de mi cuerpo intentando dar un poco más de calor. No podía descuidar ni un solo detalle de mi actuación; sin importar que mi entrenamie
—Gracias, esperaré al momento en el que nos podamos volver a encontrar. Hablar en código, evitar dar explicaciones exactas era un requisito a la hora de usar el celular, cualquier persona con un conocimiento levemente avanzado podría interceptar algunas de nuestras llamadas sin ningún tipo de problema. Esa es la razón por la que nosotros recurrimos a métodos no tan convencionales para comunicarnos. Pero que eran igual de efectivos. —¿No le parece que es un bonito día? — le pregunté al Sr. Johnson. Estábamos dando un pequeño paseo en el parque cercano, era bueno que él recibiera un poco de luz natural o su salud podría afectarse más de lo que ya estaba. Al frente de nosotros había un hombre alto y bastante delgado, paseaba a su perro. Algunas monedas cayeron de su bolsillo y una señal con anillo apareció. Estaba claro, era uno de nuestros hombres y esa señal era para mí, debo tomar esas monedas. —Señor, ¿le gustaría que nos tomáramos un pequeño descanso bajo ese árbol? Considero qu
Sus abdominales estaban bien marcados; recorrí su torso con mi mirada para encontrar el lugar de la herida o si había alguna otra lesión que apremiara mayor cuidado. Tuve la certeza de que una bala lo había atravesado, precisamente por su costado. Por suerte el elemento, así como entró, salió sin hacer ningún otro daño; Debíamos esperar a que esta no se fuese a infectar. —Sr. Taylor, debo limpiar esto, así que le dolerá un poco— él asintió y comencé con mi labor. En los casos de lesiones por bala, lo más importante no es que haya una bala en sí; en cambio, examinar el daño que el proyectil tuvo en el cuerpo y cuidar de que no haya una infección. —Debo suministrarle una antitetánica— susurré con calma, entre tanto, buscaba en el botiquín aquello que necesitaba. Al verlo más detalladamente, su mirada no era de confusión, sino de miedo pero aparentemente se contuvo. Mis ojos se desviaron en dirección de mis manos, ellas sostenían una jeringa y una aguja de algunos centímetros más
—Usted no es el primer militar con el que he tenido que tratar, Sr. Taylor— sonreí de lado —puedo ser una simple enfermera, pero sé que evitar tener que hacer un reporte no es una justificación válida para esto— señalé observando su herida. Taylor estaba callado, tal vez pensaba acerca de la respuesta que me daría, o, buscaba la manera de escapar sin que pudiera detenerlo, posiblemente se lamentaba haber terminado aquí junto a mí, sabiendo que, por ley, tengo un proceso que llevar en casos como estos. —¿Y bien? — pregunté apoyando su mentón en la palma de mis manos —¿va a hablar o debo realizar la llamada? — un pequeño suspiro salió de entre mis labios. Extrañamente había notado a Taylor observándolos más tiempo de lo necesario ¿Qué estaba pasando por su cabeza? —El hombre que me disparó, es mi hermano mayor— soltó de repente. Esa confesión me había tomado por sorpresa. —¿Hermano mayor? — cuestioné acercándome más a su dirección. —Sé que no debería preguntar más, pero, en la hist
Sorprendentemente, la mañana en la casa blanca estaba demasiado silenciosa. El señor presidente tenía una pequeña reunión en su habitación, pese a todo eso, había olvidado que era hora de que tomara su medicamento.Me detuve a las afueras de su habitación, no era propio que entrara sin tocar la puerta, me dispuse a hacer eso mientras sostenía la bandeja con mi otra mano.—Discúlpenme, señores, por interrumpirles— susurré con una diminuta y apenada sonrisa, entre tanto me acercaba al Sr. Johnson. —Pero, es hora de que el señor presidente tome su medicina.Me acerqué al mayor de los presentes, él permanecía en su cama, ocasionalmente lo llevaba a que tomara un poco de aire y recibiera luz solar; Por el contrario, hoy insistió en quedarse en casa para poder participar en aquella reunión.Había un mapa en su regazo, un mapa perfectamente reconocible para mí: el Mar de Chukotka, ubicado entre el extremo de mi amada Rusia y Alaska ¿Qué es lo que están planeando?—Que helicóptero más extraño
Dado a que Sharon no le había permitido a Taylor regresar a casa, él se encontraba aún en el departamento de la joven. Su costado aún dolía, por lo que debería tomar algunos calmantes para el dolor. Había que admitir que, entre los planes de Taylor, el haberse quedado para descansar y no tener que dar explicaciones en casa, no eran los únicos. Él había comenzado a experimentar una gran necesidad para conocer a Sharon, como una enfermera común, sabia demasiado de la familia mas poderosa del pais.El primer lugar en el que el joven había decidido escabullirse, era su habitación. La mayor cantidad de cosas personales se encuentran en la habitación. Como era de esperarse, todo estaba perfectamente ordenado, no había nada fuera de su sitio, por lo que debería prestar mucha más atención en la posición en que las pertenencias de Sharon se encontraban.Su closet estaba repleto de ropa pulcramente colgada, no había nada más en esa sección, salvo una caja que ocupaba cerca de la mitad de la pa
La mañana había aclarado, la cabeza de Taylor dolía como si hubiese saltado de dos metros de altura y hubiera caído en su propia cabeza. No había abierto los ojos, pero, estaba consciente de lo que sucedía a su alrededor. —¿Si escuchó lo que sucedió anoche? — preguntaba una de las señoras de limpieza a su compañera mientras sacudían el polvo de la mesita. —¡Pobrecita la señorita Sharon! Estaba muy molesta, pero no podía hacer nada. Al final de cuentas se trata del hijo de su jefe ¿No es así? — respondía su compañera, ella estaba limpiando al lado del joven —además mira su figura tan diminuta frente a los enormes brazos del Sr. Taylor. —Yo siempre pensé que el señor Taylor era un hombre bastante respetuoso, pero ¡Tomar así a la señorita que lo estaba ayudando! ¿El señor presidente lo sabe? La cabeza de Taylor había eliminado los sucesos de la noche anterior, por más que lo intentara, no comprendía de lo que estaban hablando. —No, ella estaba muy molesta, pero nos pidió que no le d