—¿Qué está pasando aquí? — cuestionó Roksana intentando no elevar demasiado el tono de su voz, sentía cómo el calor se apoderaba de ella al mismo tiempo de querer golpearlos a ambos; sin embargo, ella tenía una cosa demasiado clara: Taylor nunca había sentido algo por Irene. Y ahí fue dónde comenzó a fallar el plan, si tan solo, hubiera sido otra mujer la que se encontraba al lado de Taylor, lo habría llegado a creer y el fuego de los celos de Roksana se encendería sin ninguna señal de advertencia; pero estaba Irene. No había nada más, sino simplemente Irene.—Roksana… yo… ¿Qué haces aquí? — preguntó la joven con un gesto de confusión y sorpresa, se sentó y cubriendo su cuerpo con la sabana se dispuso a aclarar el malentendido con Roksana. —Es una pena que nos hayas encontrado así, sé que eres la amiga de Taylor y que probablemente conozcas nuestro pasado.Roksana suponía comprender a dónde se dirigía eso, así que se limitó a sacudir su cabeza de un lado a otro y se sentó en el lugar
Unos pasos se detuvieron frente a él, elevando su cabeza, se encontró con la cálida mirada de Roksana —¿Qué haces ahí tirado? Ya te había dicho la contraseña para que pasaras — Una pequeña risita se escapó de sus labios mientras extendía su mano en dirección al joven para que se pusiera de pie. —¿Cómo te fue en tu noche loca con Irene? — preguntó una vez que estaban en el interior del departamento. Las mejillas de Taylor se enrojecieron y evitó a toda costa que Roksana lo observara.—Ella me dijo que tú estabas herida en su casa, o que algo te había pasado, sentía tanto miedo por ti que corrí directo a su trampa, solo recuerdo que desperté con un dolor horrible de cabeza. Yo… No sé exactamente qué sucedió en el tiempo de mi inconsciencia ¡Pero te juro que no hice nada con ella! Los dos sabemos que la detesto, aunque… estoy dispuesto a sufrir cualquier consecuencia que esto me traiga, o si no me quieres volver a ver jamás. Haré lo que sea que tú me pidas.El rostro de Roksana permanecí
—Señor, sus sospechas se han confirmado— expuso el detective Myers con un tono de voz intranquilo.—¿Qué es? — preguntó Taylor con cautela, estaba claro que las noticias que traía no eran buenas.—La enfermera, ella es una espía rusa— confesó.El sonido de las pesadas carpetas, al impactar con el suelo, inundaron el lugar. Taylor, con expresión airada y jadeante, sentenció con seguridad: —Mujer, ¡¿Cómo te atreves a mentirme?!En medio de sus palabras, se percibía el dolor en su voz, la cual, se tornó oscura y añadió: —Voy a enseñarte l oque es una verdadera traición, te doy mi palabra.
T A Y L O R —Me disculpará, madre. pero ella no puede ir con nosotros— objeté posando la mirada sobre Irene. Asistir a la entrevista para hallar a la mejor enfermera personal para mi padre, no era una decisión que a ella le competiera. —Ella, es tu futura esposa, deja de actuar de manera tan infantil. Todo esto se habló con tu padre, y dada su condición, no podrá salir aún de su cama. — expuso mi madre. —Pero.. —Es una decisión que está tomada, ahora, dale a Irene el valor que se merece. —no me dio oportunidad de hablar. Irene, la conozco desde que entramos en el jardín de infantes; su padre es el ministro de interior, no había que explicarles más acerca de cómo a mi padre, el actual presidente de los Estados Unidos, se ve beneficiado por nuestro matrimonio. No me interesó aceptar. R O K S A N A (SHARON)—¡Se siente genial salir del campo de entrenamiento! — exclamé en mi idioma natal. Hacía un leve estiramiento de mis brazos y piernas mientras esperaba a recibir mi equipaje.
R O K S A N A (SHARON)Esperaba en la cafetería a que mis entrevistadores llegaran. Habían pasado cerca de treinta segundos y no había señal alguna de ellos ¿Acaso no conocen lo que la palabra «puntualidad» significa? Tendrían que dar cincuenta vueltas al campo con ochenta kilos de peso en su espalda. Es inaceptable.Los minutos pasaron y por fin era mi turno de ser entrevistada. Delante de mí estaba Taylor, la información que había recolectado de él llegó a mi cabeza: Taylor Johnson tiene veintiséis años de edad, único hijo entre el matrimonio de la actual familia presidencial. Altura de uno setenta y ocho, habla inglés, español y un poco de alemán; sus estudios fueron enfocados en relaciones internacionales, un poco de política; a pesar de haberse centrado en sus estudios, es un militar al servicio del estado norteamericano, ocupando la posición de Teniente, al igual que Nathan. Ojos de color marrón, cabello castaño, rostro amplio. Algunos de sus allegados lo describen como una pers
La noche estaba cayendo, y no habían logrado hacerme aquella «prueba de identidad». Por cada intento, había dos errores, y la torpe de Irene insistía en que yo era una farsante y me había escapado de la prisión.—¡Ya está! — exclamó el guardaespaldas bastante satisfecho. ¿Qué tipo de tecnología arcaica era esa? ¿No podrían tener algún repuesto?En mi país esto se habría arreglado en cuestión de minutos; sin embargo, en mi amada Rusia, la identificación se hace con el reconocimiento de pupila. Realmente no sé por qué un país tan avanzado puede usar una tecnología tan atrasada.La pantalla comenzó a desplegar toda la información que había sobre mí, quiero decir, sobre Sharon. Edad, aficiones, familia, allegados, historial médico. Kyra, mi superior, se había encargado de crear toda una historia de vida para mí, algo de admirar. Su compromiso y dedicación en el trabajo, mi ejemplo a seguir.La firma del contrato se agilizó luego de eso, además de que el Sr. presidente no podía estar en el
Los ojos de Sharon se encontraron con los del militar. El joven se acercó a ellos con precaución y logró observar que tenían una barra metálica en sus manos.Sharon mantenía sus ojos fijos en el hombre que estaba más cercano a ella. Por su parte, con una señal, Taylor le hizo saber que todo estaría bajo control, llegando por espaldas de los bandidos. Con una sartén oxidada que habían arrojado a la basura, logró hacer que esos hombres se fueran. Cuando los hombres se marcharon, él se dio la vuelta para regresar a su vehículo, más los brazos que rodeaban su abdomen se lo impidieron. Una extraña sensación recorrió su cuerpo al sentir el suave tacto de Sharon, a pesar de que ella, se mostraba completamente aterrorizada haciendo que sus brazos y piernas temblaran. —Lo siento, no debería abusar de su amabilidad— dio unos pasos para atrás enjugando sus lágrimas. Sus piernas no dejaban de estremecerse, su miedo no se había desvanecido. El hombre que era capaz de enfrentarse a grupos armad
—¿Abrochó su cinturón? — preguntó Taylor en el instante en el que ingresé a su auto. Incliné mi cabeza, ya había dejado los documentos para revisión. —¡Estacionen el auto! — exclamó alguien en la parte de atrás del vehículo. Rápidamente, él había sacado una navaja y estaba tomándome por el cuello. ¡Pensé que sería un viaje de descanso! No me movía, yo no debía moverme; Taylor al parecer estaba reflexionando cuál sería su siguiente movimiento. Si frenaba el auto, el hombre nos podría llevar a quién sabe dónde y si no lo detiene, podríamos fallecer en el vehículo. Observé a mi alrededor y encontré una opción. —Acelera el auto— ordené con firmeza. Me zafé del hombre al morder su brazo, habría de ser un secuestrador con nivel medio de experiencia. Bien, subamos su nivel de juego. —Hay una curva con un lago en un par de metros— me advertió un tanto nervioso. —Abre las ventanas— sentencié mientras forcejeando en contra de él, terminé acelerando el auto. —¡Lánzanos al lago! — excl