Roksana abandonó el lugar y se dirigió en busca del comandante, ella no podría hacer mucho por su cuenta y si deseaba que todo se acelerara, era necesario que ella fuera con alguien que tenía un poco más de autoridad. Luego de un par de minutos llegó a la oficina del hombre, pero sorprendentemente él no se encontraba ahí, lo esperó por un tiempo mientras curioseaba alrededor, pero no había señal alguna de él. —Hey, Larry, ¿Has visto al comandante Fisher? Debo entregarle algo urgente y no lo veo en su oficina — susurró ella justo después de interceptar a uno de los tenientes con los que había intercambiado un par de palabras antes. Él conocía que ella, a pesar de no tener un «título de militar» había servido en algunas de las misiones y que, también se había llegado a convertir en la mano derecha de Fisher. —Sí, está en el karaoke del edificio que está al frente de este ¿Lo conoces? — preguntó elevando una de sus cejas, con lentitud, Roksana negó llevando su cabeza de un lado a otro.
Roksana cruzó por la puerta con una amplia sonrisa, estaba haciendo todo lo posible para dejar atrás lo que su identidad falsa había tenido en contra de Irene; esta era una oportunidad para comenzar desde cero, además de eso, ella sentía lástima por lo que había pasado; eso sin contar que ella había oído abandonada por su prometido sin ningún tipo de cuidado.—Hablé con el encargado y se está desplegando una búsqueda en la zona, el primer lugar de rastreo serán las montañas y sus alrededores, de esa manera no habrá posibilidades de que él llegue a escapar a algún otro lugar. ¿Cómo te sientes, Irene? — interrogó la chica apoyándose en la puerta. —¿Y los chicos, dónde están? — preguntó frunciendo el ceño.—Fueron por comida — respondió Taylor, con una pequeña sonrisa que estaba intentando ocultar. En contra de todo lo que él quería reflejar, el hecho de que su rostro se iluminara en el momento mismo en el que escuchó la voz de Roksana, terminó delatándolo frente a los ojos de Irene; sin
Roksana y sus compañeros habían pasado una vez más, la noche acompañando a Irene, poco antes de que el sol iluminara el día con fuerza, ella había sido dada de alta, todos mostrando un poco su apoyo frente a lo que ella había vivido, la acompañaron a casa; ninguno de sus padres estaba en el sitio, lo que había hecho un poco más sencillo el regreso de Irene.—¿Qué piensas responder cuando ellos te pregunten en dónde estabas? — cuestionó Verónica dejando un poco de agua en frente de su nueva amiga. Ella se mantuvo en silencio por unos momentos sin que la excusa perfecta cruzara por su cabeza.—Podría simplemente decir que se quedó en casa de una amiga que se encontraba enferma. Si ellos llegan a preguntar más detalles, podría llamar a alguna de nosotras, tiene nuestros números. Oh, y cuando el criminal sea atrapado, nos encargaremos de que todo se solucione de la manera menos ruidosa posible… y si gustas, todo esto permanecerá oculto, incluso de tus padres — intervino Roksana.—Roksi, e
—¿Qué está pasando aquí? — cuestionó Roksana intentando no elevar demasiado el tono de su voz, sentía cómo el calor se apoderaba de ella al mismo tiempo de querer golpearlos a ambos; sin embargo, ella tenía una cosa demasiado clara: Taylor nunca había sentido algo por Irene. Y ahí fue dónde comenzó a fallar el plan, si tan solo, hubiera sido otra mujer la que se encontraba al lado de Taylor, lo habría llegado a creer y el fuego de los celos de Roksana se encendería sin ninguna señal de advertencia; pero estaba Irene. No había nada más, sino simplemente Irene.—Roksana… yo… ¿Qué haces aquí? — preguntó la joven con un gesto de confusión y sorpresa, se sentó y cubriendo su cuerpo con la sabana se dispuso a aclarar el malentendido con Roksana. —Es una pena que nos hayas encontrado así, sé que eres la amiga de Taylor y que probablemente conozcas nuestro pasado.Roksana suponía comprender a dónde se dirigía eso, así que se limitó a sacudir su cabeza de un lado a otro y se sentó en el lugar
Unos pasos se detuvieron frente a él, elevando su cabeza, se encontró con la cálida mirada de Roksana —¿Qué haces ahí tirado? Ya te había dicho la contraseña para que pasaras — Una pequeña risita se escapó de sus labios mientras extendía su mano en dirección al joven para que se pusiera de pie. —¿Cómo te fue en tu noche loca con Irene? — preguntó una vez que estaban en el interior del departamento. Las mejillas de Taylor se enrojecieron y evitó a toda costa que Roksana lo observara.—Ella me dijo que tú estabas herida en su casa, o que algo te había pasado, sentía tanto miedo por ti que corrí directo a su trampa, solo recuerdo que desperté con un dolor horrible de cabeza. Yo… No sé exactamente qué sucedió en el tiempo de mi inconsciencia ¡Pero te juro que no hice nada con ella! Los dos sabemos que la detesto, aunque… estoy dispuesto a sufrir cualquier consecuencia que esto me traiga, o si no me quieres volver a ver jamás. Haré lo que sea que tú me pidas.El rostro de Roksana permanecí
—Señor, sus sospechas se han confirmado— expuso el detective Myers con un tono de voz intranquilo.—¿Qué es? — preguntó Taylor con cautela, estaba claro que las noticias que traía no eran buenas.—La enfermera, ella es una espía rusa— confesó.El sonido de las pesadas carpetas, al impactar con el suelo, inundaron el lugar. Taylor, con expresión airada y jadeante, sentenció con seguridad: —Mujer, ¡¿Cómo te atreves a mentirme?!En medio de sus palabras, se percibía el dolor en su voz, la cual, se tornó oscura y añadió: —Voy a enseñarte l oque es una verdadera traición, te doy mi palabra.
T A Y L O R —Me disculpará, madre. pero ella no puede ir con nosotros— objeté posando la mirada sobre Irene. Asistir a la entrevista para hallar a la mejor enfermera personal para mi padre, no era una decisión que a ella le competiera. —Ella, es tu futura esposa, deja de actuar de manera tan infantil. Todo esto se habló con tu padre, y dada su condición, no podrá salir aún de su cama. — expuso mi madre. —Pero.. —Es una decisión que está tomada, ahora, dale a Irene el valor que se merece. —no me dio oportunidad de hablar. Irene, la conozco desde que entramos en el jardín de infantes; su padre es el ministro de interior, no había que explicarles más acerca de cómo a mi padre, el actual presidente de los Estados Unidos, se ve beneficiado por nuestro matrimonio. No me interesó aceptar. R O K S A N A (SHARON)—¡Se siente genial salir del campo de entrenamiento! — exclamé en mi idioma natal. Hacía un leve estiramiento de mis brazos y piernas mientras esperaba a recibir mi equipaje.
R O K S A N A (SHARON)Esperaba en la cafetería a que mis entrevistadores llegaran. Habían pasado cerca de treinta segundos y no había señal alguna de ellos ¿Acaso no conocen lo que la palabra «puntualidad» significa? Tendrían que dar cincuenta vueltas al campo con ochenta kilos de peso en su espalda. Es inaceptable.Los minutos pasaron y por fin era mi turno de ser entrevistada. Delante de mí estaba Taylor, la información que había recolectado de él llegó a mi cabeza: Taylor Johnson tiene veintiséis años de edad, único hijo entre el matrimonio de la actual familia presidencial. Altura de uno setenta y ocho, habla inglés, español y un poco de alemán; sus estudios fueron enfocados en relaciones internacionales, un poco de política; a pesar de haberse centrado en sus estudios, es un militar al servicio del estado norteamericano, ocupando la posición de Teniente, al igual que Nathan. Ojos de color marrón, cabello castaño, rostro amplio. Algunos de sus allegados lo describen como una pers