Sorprendentemente, la mañana en la casa blanca estaba demasiado silenciosa. El señor presidente tenía una pequeña reunión en su habitación, pese a todo eso, había olvidado que era hora de que tomara su medicamento.Me detuve a las afueras de su habitación, no era propio que entrara sin tocar la puerta, me dispuse a hacer eso mientras sostenía la bandeja con mi otra mano.—Discúlpenme, señores, por interrumpirles— susurré con una diminuta y apenada sonrisa, entre tanto me acercaba al Sr. Johnson. —Pero, es hora de que el señor presidente tome su medicina.Me acerqué al mayor de los presentes, él permanecía en su cama, ocasionalmente lo llevaba a que tomara un poco de aire y recibiera luz solar; Por el contrario, hoy insistió en quedarse en casa para poder participar en aquella reunión.Había un mapa en su regazo, un mapa perfectamente reconocible para mí: el Mar de Chukotka, ubicado entre el extremo de mi amada Rusia y Alaska ¿Qué es lo que están planeando?—Que helicóptero más extraño
Dado a que Sharon no le había permitido a Taylor regresar a casa, él se encontraba aún en el departamento de la joven. Su costado aún dolía, por lo que debería tomar algunos calmantes para el dolor. Había que admitir que, entre los planes de Taylor, el haberse quedado para descansar y no tener que dar explicaciones en casa, no eran los únicos. Él había comenzado a experimentar una gran necesidad para conocer a Sharon, como una enfermera común, sabia demasiado de la familia mas poderosa del pais.El primer lugar en el que el joven había decidido escabullirse, era su habitación. La mayor cantidad de cosas personales se encuentran en la habitación. Como era de esperarse, todo estaba perfectamente ordenado, no había nada fuera de su sitio, por lo que debería prestar mucha más atención en la posición en que las pertenencias de Sharon se encontraban.Su closet estaba repleto de ropa pulcramente colgada, no había nada más en esa sección, salvo una caja que ocupaba cerca de la mitad de la pa
La mañana había aclarado, la cabeza de Taylor dolía como si hubiese saltado de dos metros de altura y hubiera caído en su propia cabeza. No había abierto los ojos, pero, estaba consciente de lo que sucedía a su alrededor. —¿Si escuchó lo que sucedió anoche? — preguntaba una de las señoras de limpieza a su compañera mientras sacudían el polvo de la mesita. —¡Pobrecita la señorita Sharon! Estaba muy molesta, pero no podía hacer nada. Al final de cuentas se trata del hijo de su jefe ¿No es así? — respondía su compañera, ella estaba limpiando al lado del joven —además mira su figura tan diminuta frente a los enormes brazos del Sr. Taylor. —Yo siempre pensé que el señor Taylor era un hombre bastante respetuoso, pero ¡Tomar así a la señorita que lo estaba ayudando! ¿El señor presidente lo sabe? La cabeza de Taylor había eliminado los sucesos de la noche anterior, por más que lo intentara, no comprendía de lo que estaban hablando. —No, ella estaba muy molesta, pero nos pidió que no le d
—Si me disculpan, los dejaré para que conversen de manera tranquila— dije apresurándome a salir de la habitación, posiblemente se tratara de un asunto ajeno a mí, un asunto familiar. —Señor, me avisa por favor cuando podamos hacer nuestra caminata matutina.El día anterior había logrado ver cómo algunos submarinos estaban entre mi amada Rusia y el extremo de Alaska, debía informarles a mis superiores lo que estaba sucediendo, así que esa misma noche me dediqué a hacer una copia exacta del mapa. «Sr. Johnson, ¡no me diga que se va a subir en uno de esos helicópteros defectuosos!»No tengo ni la más mínima idea de dónde surgió esa comparación; sin embargo, fue demasiado útil para que no me vean como una posible amenaza.Ahora, tendré que darle un par de monedas a uno de los mensajeros, toda la información está ahí dentro.Alguna otra cosa que podrían preguntarse es la razón por la que Taylor permaneció en el departamento de una espía asignada a solas. Sencillo, no hay nada en mi departa
Frente a mí estaba la afortunada pareja, todos estábamos en la sala de la casa, incluso los empleados estaban presentes. Taylor e Irene veían alrededor sin saber qué era lo que estaba ocurriendo. Por lo que había visto unos minutos atrás, Taylor estaba dispuesto a disculparse, pero, Irene, ella sería un hueso duro de roer.—¿Qué están esperando? — intervino el presidente en un tono de impaciencia —ambos trataron de una pésima manera a la señorita Sharon, ella simplemente estaba realizando su trabajo. Tú— señaló a Taylor —la tomaste a la fuerza para besarla, serás el primero en disculparte.—Padre, pero, todos están aquí— murmuró avergonzado, mirando alrededor.—Sí, y lo que hiciste anoche lo hiciste delante de muchas personas— objetó la primera dama. ¿Era normal sentir este tipo de satisfacción por lo que se estaba desarrollando frente a mis ojos?Yo callaba a la vez en que mis ojos se mostraban un poco avergonzados, mis mejillas se estaban tornando rosáceas, sí, esto se sentía perfec
Estaba de noche, nuevamente debía cruzar por ese callejón. Me aseguré de que nadie me siguiera y, con lo sucedido el día de hoy, en efecto, ese tipo no fingiría ser el héroe de esta historia.—Estaba esperando por ti— susurró un hombre a mis espaldas, era uno de los que se habían estado aquella noche, quizá, el jefe de la pandilla —mis hombres están rodeando el lugar, se asegurarán de que nada ni nadie interrumpan nuestra noche romántica.—Se equivoca— susurré dando unos pasos en su dirección —quien esperaba encontrarse con usted, era yo— murmuré en su oído, su mano se posó en mi cintura y la mía, muy cerca de su cuello.El aspecto de ese hombre era extremadamente repulsivo, sus ojos, tenían una oscuridad completamente perversa. Su voz estaba un poco enronquecida y olía a cigarro mezclado con alcohol, en pocas palabras, era un desperdicio humano.Antes de que él lograra saber lo que sucedía, tomé su cabello y lo llevé para atrás, deseaba que él viera mi rostro, por última vez.C O N
R O K S A N A (Sharon)Extrañamente, hoy todos se estaban mostrando bastante amables en la casa blanca ¿Qué es lo que está sucediendo? Bueno, tal vez podría ser que sienten lástima por mi querida Sharon. —Señores— saludé con una sonrisa, ellos estaban en el comedor. Ambos no solo parecían una pareja feliz, realmente lo eran. Ellos me recordaban a mis padres, todo era tan feliz hasta que ella fue secuestrada ¿Por quién es? No lo sabemos, pero dio todo de sí para salir con vida, no lo logró; mi padre terminó obsesionándose con su trabajo, tanto hasta el punto de olvidar que mi hermano y yo éramos sus hijos. No sentía celos al contemplarlos, me sentía en calma, era como si al estar cerca lentamente me recargaran de energía, no los veía como la familia presidencial, no los veía como mis enemigos; sin embargo, no lograba descifrar de qué maneras los percibía.—Hoy te ves diferente, más tranquila a comparación de lo sucedido ayer— intervino la primera dama con su característica sonrisa,
—¿Me estás diciendo que el presidente está intentando hacer que salgamos? — preguntó Nathan algo sorprendido, estaba conduciendo.—con todo el respeto que merece mi compañera…yo, eh. —No soy tu tipo— sonreí —descuida, tú no eres el mío tampoco, así que no hay problema con el que aparentemos tener algo ¿No es así? —Cuando llegué a casa, me encontré con el señor Myers— dijo de la nada, —¿Myers? —es un detective privado— susurró al ver mi gesto de confusión. Ambos estábamos yendo de camino a un restaurante, el Sr. Johnson se había tomado en serio su papel de casamentero al igual que la señora. Esto sería un punto favorable para la misión, o, un completo desastre, todo depende de cómo nuestra actuación se desenvuelva. —¿Qué haría un detective privado en la casa, casa blanca? — lancé un suspiro mientras llevaba mi mano a la frente. —¿De casualidad fue a ver a la fuente de problemas? —Si por «fuente de problemas» te refieres a Taylor, sí, en efecto. ¿Qué crees que deberíamos hacer?