El sol estaba calentando con fuerza, al parecer, i a llegar mucho más mojados de lo que pensé.
—¿Por qué llegan de esa manera? — preguntó la señora justo después de que llegáramos a casa. —¿El trabajo de la señorita Sharon los detuvo más de lo esperado? Se suponía que tendrían que estar aquí hace casi dos horas— cuestionó —además de que están, todos mojados, pueden enfermarse.
—Tuvimos un pequeño problema con el auto, y terminamos caminando hasta aquí. Además de que el sol se sentía agradable— respondió Taylor intentando excusarse.
—Se lo dije, el sol que hacía era para que lloviera— intervine tiritando del frío. —Si me disculpan, iré a darle la medicina al Sr. Johnson— dije en un tono bajo de voz alejándome de la sala.
—Deberías secarte primero— sugirió la señora Jonhson a manera de orden.
Asentía sin darme la vuelta, mis brazos estaban alrededor de mi cuerpo intentando dar un poco más de calor. No podía descuidar ni un solo detalle de mi actuación; sin importar que mi entrenamiento consistía en nadar en lagos cercanos al polo norte.
C O N T A Y L O R
—Tú también, querido hijo— susurró la señora.
—¡¿Qué es lo que hacías con esa mujerzuela?! ¿Por qué llegaron tan mojados? — Exclamó Irene bajando pro las escaleras con pasos agigantados. La vena de su cuello se estaba notando a causa de la cólera que cargaba dentro de sí.
—Esa «mujerzuela» tiene nombre, además, me salvó de morir ahogado ¿Qué parte de la historia no te queda clara? — respondió Taylor de manera brusca.
—¡Mientes! — gritó Irene sobresaltada entre tanto ,cubría sus oídos saliendo de la sala.
Taylor comprendía que la razón por la que sus padres estaban de acuerdo con ese «matrimonio» era por la conveniencia familiar.
Al joven le molestaba que Irene estuviera siempre a sus espaldas como si él fuese infiel.
—Hijo— susurró la señora Johnson. —Yo… ve a secarte, no quiero que te enfermes— un pesado suspiro salió de entre sus labios. En sus ojos se veía lo incómoda que se sentía de la relación, todos sabían que a Taylor no le agradaba tanto la idea de casarse. Llegaron a pensar que la causa era lo sucedido con Cloe, su exnovia; sin embargo, la causa era mucho más sencilla de lo que podrían pensar: No tenía ningún tipo de interés en la señorita Irene.
R O K S A N A (Sharon)
—Creo que se toma el título de «ser mi compañero» demasiado lejos— susurré intentando no elevar mi voz al hablar por celular. A esta hora, los señores ya estarían durmiendo y tampoco me gustaría molestar a la cabeza hueca.
Nathan insistía en conocer mi ubicación y, mucho más, afirmaba que había obtenido jugosa información de las instalaciones del Pentágono. Estaba claro que tanto él como yo deseábamos avanzar con nuestras investigaciones a la mayor velocidad posible; sin embargo, la paciencia es la virtud que todos nosotros necesitamos en este momento. Si me ven fuera y sucede algo ¿No sería enteramente sospechoso?
—Ten paciencia, espera hasta que regresemos o de lo contrario, correremos mucho más riesgo de ser el centro de atención.
—Sharon, también encontré la información de los militares que asistieron a la misión en Rusia hace cuatro años— soltó de repente.
Una sonrisa se escapó de mis labios, podré divertirme un poco con cada uno de ellos, por lo menos, no jugaría con sus vidas, no aún.
—Gracias, esperaré al momento en el que nos podamos volver a encontrar. Hablar en código, evitar dar explicaciones exactas era un requisito a la hora de usar el celular, cualquier persona con un conocimiento levemente avanzado podría interceptar algunas de nuestras llamadas sin ningún tipo de problema. Esa es la razón por la que nosotros recurrimos a métodos no tan convencionales para comunicarnos. Pero que eran igual de efectivos. —¿No le parece que es un bonito día? — le pregunté al Sr. Johnson. Estábamos dando un pequeño paseo en el parque cercano, era bueno que él recibiera un poco de luz natural o su salud podría afectarse más de lo que ya estaba. Al frente de nosotros había un hombre alto y bastante delgado, paseaba a su perro. Algunas monedas cayeron de su bolsillo y una señal con anillo apareció. Estaba claro, era uno de nuestros hombres y esa señal era para mí, debo tomar esas monedas. —Señor, ¿le gustaría que nos tomáramos un pequeño descanso bajo ese árbol? Considero qu
Sus abdominales estaban bien marcados; recorrí su torso con mi mirada para encontrar el lugar de la herida o si había alguna otra lesión que apremiara mayor cuidado. Tuve la certeza de que una bala lo había atravesado, precisamente por su costado. Por suerte el elemento, así como entró, salió sin hacer ningún otro daño; Debíamos esperar a que esta no se fuese a infectar. —Sr. Taylor, debo limpiar esto, así que le dolerá un poco— él asintió y comencé con mi labor. En los casos de lesiones por bala, lo más importante no es que haya una bala en sí; en cambio, examinar el daño que el proyectil tuvo en el cuerpo y cuidar de que no haya una infección. —Debo suministrarle una antitetánica— susurré con calma, entre tanto, buscaba en el botiquín aquello que necesitaba. Al verlo más detalladamente, su mirada no era de confusión, sino de miedo pero aparentemente se contuvo. Mis ojos se desviaron en dirección de mis manos, ellas sostenían una jeringa y una aguja de algunos centímetros más
—Usted no es el primer militar con el que he tenido que tratar, Sr. Taylor— sonreí de lado —puedo ser una simple enfermera, pero sé que evitar tener que hacer un reporte no es una justificación válida para esto— señalé observando su herida. Taylor estaba callado, tal vez pensaba acerca de la respuesta que me daría, o, buscaba la manera de escapar sin que pudiera detenerlo, posiblemente se lamentaba haber terminado aquí junto a mí, sabiendo que, por ley, tengo un proceso que llevar en casos como estos. —¿Y bien? — pregunté apoyando su mentón en la palma de mis manos —¿va a hablar o debo realizar la llamada? — un pequeño suspiro salió de entre mis labios. Extrañamente había notado a Taylor observándolos más tiempo de lo necesario ¿Qué estaba pasando por su cabeza? —El hombre que me disparó, es mi hermano mayor— soltó de repente. Esa confesión me había tomado por sorpresa. —¿Hermano mayor? — cuestioné acercándome más a su dirección. —Sé que no debería preguntar más, pero, en la hist
Sorprendentemente, la mañana en la casa blanca estaba demasiado silenciosa. El señor presidente tenía una pequeña reunión en su habitación, pese a todo eso, había olvidado que era hora de que tomara su medicamento.Me detuve a las afueras de su habitación, no era propio que entrara sin tocar la puerta, me dispuse a hacer eso mientras sostenía la bandeja con mi otra mano.—Discúlpenme, señores, por interrumpirles— susurré con una diminuta y apenada sonrisa, entre tanto me acercaba al Sr. Johnson. —Pero, es hora de que el señor presidente tome su medicina.Me acerqué al mayor de los presentes, él permanecía en su cama, ocasionalmente lo llevaba a que tomara un poco de aire y recibiera luz solar; Por el contrario, hoy insistió en quedarse en casa para poder participar en aquella reunión.Había un mapa en su regazo, un mapa perfectamente reconocible para mí: el Mar de Chukotka, ubicado entre el extremo de mi amada Rusia y Alaska ¿Qué es lo que están planeando?—Que helicóptero más extraño
Dado a que Sharon no le había permitido a Taylor regresar a casa, él se encontraba aún en el departamento de la joven. Su costado aún dolía, por lo que debería tomar algunos calmantes para el dolor. Había que admitir que, entre los planes de Taylor, el haberse quedado para descansar y no tener que dar explicaciones en casa, no eran los únicos. Él había comenzado a experimentar una gran necesidad para conocer a Sharon, como una enfermera común, sabia demasiado de la familia mas poderosa del pais.El primer lugar en el que el joven había decidido escabullirse, era su habitación. La mayor cantidad de cosas personales se encuentran en la habitación. Como era de esperarse, todo estaba perfectamente ordenado, no había nada fuera de su sitio, por lo que debería prestar mucha más atención en la posición en que las pertenencias de Sharon se encontraban.Su closet estaba repleto de ropa pulcramente colgada, no había nada más en esa sección, salvo una caja que ocupaba cerca de la mitad de la pa
La mañana había aclarado, la cabeza de Taylor dolía como si hubiese saltado de dos metros de altura y hubiera caído en su propia cabeza. No había abierto los ojos, pero, estaba consciente de lo que sucedía a su alrededor. —¿Si escuchó lo que sucedió anoche? — preguntaba una de las señoras de limpieza a su compañera mientras sacudían el polvo de la mesita. —¡Pobrecita la señorita Sharon! Estaba muy molesta, pero no podía hacer nada. Al final de cuentas se trata del hijo de su jefe ¿No es así? — respondía su compañera, ella estaba limpiando al lado del joven —además mira su figura tan diminuta frente a los enormes brazos del Sr. Taylor. —Yo siempre pensé que el señor Taylor era un hombre bastante respetuoso, pero ¡Tomar así a la señorita que lo estaba ayudando! ¿El señor presidente lo sabe? La cabeza de Taylor había eliminado los sucesos de la noche anterior, por más que lo intentara, no comprendía de lo que estaban hablando. —No, ella estaba muy molesta, pero nos pidió que no le d
—Si me disculpan, los dejaré para que conversen de manera tranquila— dije apresurándome a salir de la habitación, posiblemente se tratara de un asunto ajeno a mí, un asunto familiar. —Señor, me avisa por favor cuando podamos hacer nuestra caminata matutina.El día anterior había logrado ver cómo algunos submarinos estaban entre mi amada Rusia y el extremo de Alaska, debía informarles a mis superiores lo que estaba sucediendo, así que esa misma noche me dediqué a hacer una copia exacta del mapa. «Sr. Johnson, ¡no me diga que se va a subir en uno de esos helicópteros defectuosos!»No tengo ni la más mínima idea de dónde surgió esa comparación; sin embargo, fue demasiado útil para que no me vean como una posible amenaza.Ahora, tendré que darle un par de monedas a uno de los mensajeros, toda la información está ahí dentro.Alguna otra cosa que podrían preguntarse es la razón por la que Taylor permaneció en el departamento de una espía asignada a solas. Sencillo, no hay nada en mi departa
Frente a mí estaba la afortunada pareja, todos estábamos en la sala de la casa, incluso los empleados estaban presentes. Taylor e Irene veían alrededor sin saber qué era lo que estaba ocurriendo. Por lo que había visto unos minutos atrás, Taylor estaba dispuesto a disculparse, pero, Irene, ella sería un hueso duro de roer.—¿Qué están esperando? — intervino el presidente en un tono de impaciencia —ambos trataron de una pésima manera a la señorita Sharon, ella simplemente estaba realizando su trabajo. Tú— señaló a Taylor —la tomaste a la fuerza para besarla, serás el primero en disculparte.—Padre, pero, todos están aquí— murmuró avergonzado, mirando alrededor.—Sí, y lo que hiciste anoche lo hiciste delante de muchas personas— objetó la primera dama. ¿Era normal sentir este tipo de satisfacción por lo que se estaba desarrollando frente a mis ojos?Yo callaba a la vez en que mis ojos se mostraban un poco avergonzados, mis mejillas se estaban tornando rosáceas, sí, esto se sentía perfec