En tus latidos
En tus latidos
Por: Anna David Rey
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Estudiaba  literatura como segunda carrera. A los veintidós años, me recibí de enfermera. Actualmente, trabajo en el hospital Kennedy, en quirófanos y atendiendo a pacientes,  a veces tomó las guardias de 72 horas o 48 horas. Era jueves y estaba nevando en Seattle. La gente se accidentaba, un tropiezo, un resbalón, un choque, así íbamos atendiendo a todos. Esta noche me dejaron a cargo de recepción.

 Cuando eran las dos de la mañana, llegaron dos chicos y el moreno estaba gritando por ayuda, tenía a su compañero muy pálido y con los ojos desviados hacia atrás, me incorporé al mismo tiempo que se acercaban los camilleros y los médicos de guardia. El chico moreno estaba muy preocupado. Su mirada parecía desbordarse del miedo que sucediera algo muy malo con el otro joven. Ingresaron al chico a una habitación para tratarlo.  Me acerqué al muchacho de unos veinticuatro años, toqué su brazo y se asustó. Tenía los ojos brillosos.

—Cálmate, ¿tengo que preguntar por el vínculo de ambos?—dije ayudándolo a caminar hacia la sala de espera.

—Es mi hermano. Mi pequeño hermano—dijo con una voz quebrada. Sostuve su mano con firmeza, sentándome a su lado—. Es Tom. Nunca imaginé que estaba enfermo. Fuimos a jugar bolos y de repente de una jugada comenzó a marearse, tropezó y lo agarré a tiempo que se diera la cabeza contra el piso.

—De acuerdo. La doctora Valery se está ocupando de él, ¿cómo te llamas?

—Soy Darren Milles.

Su nombre sonaba hermoso, aunque veía una tormenta en su mirada. Estaba nervioso, su respiración era muy agitada. Me quedé un momento observándolo, sin embargo tenía que volver al mostrador. Me incorporé, pero Darren tomó mi mano haciéndome sentarme nuevamente a su lado.

—Mis padres están volviendo de Italia de sus vacaciones. Van a hacer muchas preguntas—dijo él. Asentí.

—No te preocupes. Tu hermano quedará internado, por lo que vi, está sufriendo un shock traumático, estará estable en un momento—le dije animándolo a que se tranquilicé—Estaré adelante si necesitas algo. Por cierto, soy Anne.

—Gracias.

—No es nada, Darren. Allí, tienes unas máquinas para tomar un café o pasando al final del pasillo está la cafetería.

Volví a mi puesto. Atendí a dos chicas ebrias, la primera estaba con un corte en la cabeza, se tropezó saliendo del bar y se golpeó contra el asfalto de la calle. Le pedí al residente Adams que atendiera a la joven, solo necesitaba  unos puntos de satura y ese estudiante estaba mejorando mucho en esa práctica. Pasaban muchas personas al correr de las horas, cuando escuché mi nombre. Giré mi cabeza y vi a Darren. Se acercó hacia mí, quedando frente a frente, me incorporé de la silla.

—Me dijeron que van a operarlo, no entiendo—dijo preocupado, estaba sudando de los nervios.

—El trauma puede afectar muchas cosas en el paciente, Darren. Él estará  bien. No es el primero con una afección en su sistema inmune, va a salir bien—le comenté, extendiendo mi mano y coger la suya pero la quitó.

—¿Tú eres secretaria o qué? Andas dándome consejos y comentarios en términos médicos—dijo con fastidio en sus ojos marrones. Era un chico atractivo y asustado por la situación—. No hay alguien que pueda responder bien lo qué está pasando.

—Soy enfermera quirúrgica. Entiendo cómo es el trauma, todo varía según donde se alojé el problema. —dije frunciendo el ceño. Estaba poniéndome de malas—. Ve a esperar como el resto de los familiares. La doctora Valery volverá para informar mejor acerca de tu hermano.

En ese momento, llegó Cath. Una enfermera de emergencias  y mi mejor amiga. Ella era alta, de busto grande y cabello rubio claro recogido en una coleta. Tocó mi hombro, y me giré hacia ella. Nos saludamos, Darren seguía allí viéndome con enfado. Giré mi cabeza, mientras mi amiga iba atendiendo a otras personas. Volví mi atención a él. No sabía cómo explicarle porque no tenía información segura de lo que pasaba con Tom, su hermano.

—¡Qué porquería! Esperar…—suspiró rendido y enojado.  Pegó media vuelta, retirándose hacia la sala, golpeo la pared y desapareció al doblar en la esquina.

—¿Estás bien?—me preguntó mi amiga. Asentí.

—Ese chico es irritable. Se enojó porque no tengo información de su hermano.

—¿Se lo llevaron con Valery?—preguntó Cath, asentí.—Entonces va a mejorar pronto, ¿qué crees que le suceda?

—¿A quién exactamente?

—Al paciente. El otro chico parece que es la primera vez que entra a una guardia clínica y más con una persona inconsciente—señaló mi amiga. Era verdad.

—Su hermano, Tom. Ingresó con un shock traumático. Posiblemente sea una ACV o un tumor, entre tantas cosas pueden ocurrir con esos principales síntomas—le contesté a Cath—. Mirada perdida, inconsciente, hasta pudo tener una convulsión en cuanto llegó y lo atendió Valery es una razón para llevarlo a cirugía.

—Tienes razón, es algo complicado definir cuál es el problema—dijo mi amiga, ella entendía muy poco sobre cirugía, solo atendía a personas con gripe, fiebre y ebrios que tenían que administrarle sueros—. Solo queda esperar. Ten paciencia con el otro hermano.

—Darren.

Lo que me sorprendió es que Darren haya traído a su hermano, en vez de pedir una ambulancia a causa que el problema de salud estuviese complicado dando a lugar la operación de último momento. Me daba curiosidad el tipo de procedimiento quirúrgico que estaba tratando, yo no estaba en ese equipo de cirujanos de traumas. Yo estaba con cardiología y dos cirujanos de cirugía general. Pasaron dos horas, Darren vino a preguntarme si sabía algo, en el momento donde lo llamaron por su apellido y se giró hacia la cirujana de traumas.

—Su hermano tenía una obstrucción pulmonar, una hemorragia interna. Hemos detenido la afección, está estable ahora mismo. Quedará internado esta noche, le dimos una habitación. Tiene un respirador—le informó Valery. Los ojos de Darren se llenaron de lágrimas—Puede subir, Tom todavía está en anestesia.—continuó, mientras él asentía con dolor—. Lo acompañó a la habitación. En tanto necesito que firmé unos papeles de permiso de cirugía bajo riesgo de vida y una internación de post operatorio.

Darren no se giró, sin más siguió a la cirujana por el pasillo hacia los ascensores, olvidándose de todo a su alrededor. Debía admirar y proteger mucho a Tom. Se notaba. Darren estaba muy preocupado.

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