XL. Libertad carmesí.
Salió de la casa de Nilah con fluidez, como si fuese suya. Él había dicho que era su hogar, el de ambos, y ahora una sensación de urgencia le decía que tenía que volver con bien a ese lugar, donde él estaría esperándole. Claro que donde Nilah se hallara ella se sentiría bien, así como aprendió a sentirse a lo largo de esos meses, apreciando su presencia y espíritu acogedor. Esa noche había experimentado algo que nunca antes supo que existiera, fue su primera vez haciendo muchas cosas; besando, tocando y amando también, pues él se dedicó a enseñarle pacientemente, incluso el significado de la palabra "amor". Ahora que dejaba la cabaña y se encaminaba a los bosques y yacimientos para obtener lo necesario para su propósito, repasaba lo que había sucedido y anhelaba desde el fondo de su corazón que s
XLI. Libres menos uno.Níniel sabía que su madre esperaba su aparición. Alanna sabía que su hija vendría. Ambas predecían cómo sería el proceder de la otra y formularon un plan perfecto para cada lado, sin considerar el ajeno desenlace esperado. Hasta cierto punto, sabían cómo actuar para lograr sus objetivos, pero el final era sólo un anhelo propio de ambas partes de resultar victoriosas. Y en el deseo no había ningún fundamento para resultar vencedor. Curiosamente, compartían formas de pensar.Níniel sabía que su madre querría tomar la vida de alguien más para realizar su "liberación" y deseaba impedirlo. Que nadie inocente fuese dañado por las luchas de otros, menos las suyas. Dentro de la ecuación, era claro que la chamán del Norte contaba con la naturaleza piadosa de su sucesora para l
Lazo."El hombre es un lobo para el hombre."Thomas Hobbes. El leviatán (1651).La niebla aquel día se apoderó del bosque e hizo una alianza con los monstruos, aunque depende de a qué se considere como uno. Quizá, más que ser oportuna para llevar a cabo un encuentro fatal, la niebla fue hilo conductor de un irrefrenable y caprichoso destino, que superaba a los cuentos y leyendas, con una historia que se quiso contar.Los sonidos y aromas del bosque ocultaban a dos humanas. La menor, una niña de cuatro años, poseedora de unos ojos que al permanecer siempre tan abiertos, parecían estar por descubrir los más grandes secretos. Era una chiquilla peculiar, pues su piel pálida, víctima del ajeno sol que no conocía esas tierras, lucía como si estuviera cubierta de polvo, una capa gris violeta que la volvía parte de las tinieblas. Ni
I. Reencuentro."Apenas nazco, me encamino hacia la muerte."Corrió de la manera más discreta que pudo, como un animalito indefenso. Se aseguró de sentir los pasos detrás de ella y cuando los oyó, continuó con su trote hacia el refugio, que constaba de un claro escondido entre enredaderas y arbustos de fuerte aroma, sellados desde adentro con cascarones de árboles muertos. Procuró entrar sin develar el interior de aquel lugar, pues si alguien se percataba del gran escondite que ahí había, perderían su espacio y la poca seguridad que poseían. Se quitó los polvorientos harapos de encima cuando ya estuvo adentro y segundos después percibió el mismo ruido de la ropa cayendo, pero con mucha más rudeza. Su camarada había llegado.—¡Todo ese esfuerzo por unas míseras bayas!Niel observó con pasividad a quién profería tales quejas; su única amiga y persona con la cual tenía contacto desde que era niña; Brinda. La muchacha en cuestión
II. Del otro lado.Me quise fundir con el invierno,me quemé a mí mismocon mi propio hielo,me convertí en nieve silenciosaque cae sobre los cristales rotos.El dolor, la sangre invisible,¿acaso no habrá renacer?Un hecho puede marcarlo todo,pero no respiraré esperando más.El aguante ya no soportay el frío me sofoca.Si pudiese elegir una de sus memorias más preciosas, sería el Norte y su blancura eternal. Al pensar en su niñez, lo primero que acudía a su mente eran los picos de las montañas, espolvoreados de nieve y luz. Recordaba todo como nítidas fotografías porque sus ojos tenían una memoria sin igual, lograban calcar cada imagen con precisión y era así como él lograba transportarse a aquellas épocas preciosas.Sin embargo, su memoria más preciada y que guardaba con mayor recelo, no estaba grabada en la totalidad por
III. Valor.Sintieron como si el tiempo se hubiera detenido. La mujer aún le daba la espalda al lobo mientras éste le observaba en agitado silencio. Mas de improvisto, como un golpe letal a su corazón necesitado, ella se volteó, conectando sus miradas en ese, su segundo encuentro. Carbón y plata se mezclaron, el mundo echó a andar con ellos, el destino retomó su curso negado de hace tiempo. El lobo no podía creerlo, tantos años de búsqueda, de frío, sin poder dormir, viviendo atribulado porque le habían mostrado lo que le correspondía sin dejarle obtenerlo. Y ahí estaba ahora, su luna, su contraparte, Níniel; la doncella de las lágrimas. Las lágrimas que lloró por ella y las que le permitían verla claramente.Su compañera.A pesar del profundo terror del que era víctima en ese momento, Niel
IV. Actuando.Después de una exhaustiva búsqueda en aquel lugar, que estaba infestado de trampas, uno de los muchachos, con olfato admirable, logró reconocer el aroma a lodo entremezclado con sangre. Debían ser ellas. Les costó el resto del día encontrarlas, pues algunas trampas aún conservan decentes camuflajes y debían andar con pie de pluma para no caer en ellas.Nilah casi soltó un sollozo de alivio cuando reconoció el hilo de su perfume flotando en el aire, aunque estuviese opacado por aquel preocupante hedor a miedo y sangre. Sin perder más tiempo optaron por presentarse con su aspecto humano, ya que la primera impresión que causaron con sus lobos no fue la mejor. Se acercaron con cautela a un agujero que había en el suelo, otra posible trampa para animales que lucía lúgubre y honda. Oyeron una respiración errática y se detuvieron, esperando con paciencia a que las mujeres hicieran su aparición. Y lo hicieron, pero no de una forma que podrían esperar.
V. Fuerza.Mi papá siempre dijo que sólo el más fuerte sobreviviría. Al verlo vencedor sobre las bestias, nuestra mayor competencia en el mundo y nuestros iguales en cuestiones de jerarquía, lo creí el más fuerte y por lo tanto, quien sobreviviría. Yo también lo haría, sería la más fuerte así como él, y lo demostré cuando maté mi primer cerdo. Me había lanzado sobre él y clavado una filosa piedra en su cogote, ganando, siendo más fuerte. La mirada que me dedicó mi papá fue el paraíso. Estaba orgulloso de mí.—¡Brindemos por mi hija y por la sangre cazadora que corre por sus venas! Muy pronto, nos volveremos invencibles y con nuestro poder derrotaremos a esos malditos monstruos. ¡La gloria será nuestra!Todos alzaron sus cuencos y bebieron, borrachos po
VI. Bestias.Hace mucho tiempo nadie llamaba a Niel por su nombre, el apodo había pasado a convertirse en su nueva identidad. Pero el lobo negro la había llamado por su nombre sin siquiera habérselo dicho y con tal intensidad que siempre le provocaba un vuelco en el estómago.Sus nervios durante esos días conviviendo con los monstruos estaban destrozados, a pesar de que no se cruzaban mucho ya que ellos tenían la costumbre de dormir de noche. Aun así ella estaba al borde de un colapso nervioso, víctima del miedo e insomnio, por lo que no cabía posibilidad de resistir una conversación entera con el verdugo de su vida, la más terrible de sus pesadillas. Y lo peor no era eso, sino que él en sí era un enigma, pues Niel nunca tenía idea de qué estaba pensando, cuáles eran sus intenciones o cuándo iba a saltar a hinc