Treinta y seis

XXXVI. Quién soy.

El Norte se luce limpio,

con parecido a hogar invernal.

¿Por qué si nieva

no tengo frío?

Entre los árboles duermo

junto al fuego,

y las estrellas lloran tibio.

Al borde del abismo

fluye apacible el río,

y en él se refleja cuando miro

una majestuosa bestia

del más puro blanco.

¿De quién son estos recuerdos?

Despertó con un exabrupto, pues en su ligero sueño advirtió la sensación de ser observada. Desde el catre penetró con sus ojos de piedra a Kainan, el anciano que parado desde la puerta no hacía sino mirarla. Níniel se echó para atrás de manera instintiva, aunque no se encogió como usualmente haría, sino que su postura fue más bien defensiva.

A su lado, la pequeña loba dormía acurrucada sobre sus piernas. Ahora que lo pensaba, jamás hab

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