Durmió como un muerto, pero no mucho. Como un resucitado volvió a lavida haciendo guiños a la luz cruda de un rayo del sol del mediodía, quepor un resquicio de la ventana mal cerrada, se colaba hasta la punta desus narices, hiriéndole además entre ceja y ceja.Aquel rayo de luz le recordaba los rayos místicos de las estampas de loslibros piadosos; él había visto en pintura que a los santos reducidos aprisión, y aun en medio del campo, les solían caer sobre la cabeza rayosde sol por el estilo del que le estaba molestando. Si él fuese idólatra(que no lo era), vería en aquello la mano de la Providencia. No eraidólatra, pero creía en el Hacedor Supremo y en su justicia, que teníapor principal alguacil la conciencia. Indudablemente su situación, la deBonis, se había complicado desde la noche anterior. «Hueles a polvos dearroz», había dicho la engañada esposa, tres veces lo había dicho, y envez de irritarse... de envenenarle o ahorcarle... ¡cosa más rara!...Y al llegar aquí se
Una mañana, muy temprano, Eufemia entró en la alcoba de Reyes, y ledespertó diciendo:--La señorita llama, quiere que el señorito vaya a buscar a D. Basilio.--¿Al médico?--gritó Bonis, sentándose de un brinco en la cama yrestregándose los ojos hinchados por el sueño--. ¡Al médico, tantemprano! ¿Qué hay, qué ocurre?No se le pasó por las mientes que se pudiera necesitar al médico paracurar algún mal; la experiencia le había hecho escéptico en este punto;ya suponía él que su mujer no estaba enferma; pero Dios sabía quécapricho era aquel, para qué se quería al médico a tales horas y cuálsería el daño, casi seguro, que a él, a Reyes, le había de caer encima aconsecuencia de la nueva e improvisada y matutina diablura de su mujer.--¿Qué tiene? ¿Qué pide?--preguntaba con voz de angustia, como implorandoluces y auxilio y fortaleza en el preguntar; mientras, a tientas,buscaba debajo del colchón los calcetines.Eufemia se encogió de hombros, y, acordándose del pudor, salió de laalc
Carlos era admirador del arte en todas sus manifestaciones,según él se decía; y aunque la música era la manifestación predilecta,porque le llegaba más al alma, con una vaguedad que le encantaba y queno le exigía a él previo estudio de multitud de ideas concretas quedebían de andar por los libros de facultad mayor; y aunque la susodichamúsica era el arte que él mejor poseía, merced a sus estudios de solfeoy de flauta, no había dejado de ejercitarse en una u otra época de suvida, sin pretensiones, por supuesto, en cuanto mero aficionado, enotros medios humanos de expresar lo bello. La poesía le parecía muyrespetable, y sabía de memoria muchos versos; pero las dificultades delconsonante siempre le habían retraído del cultivo de las musas;despreciaba, porque su sinceridad de hombre de sentimiento y deconvicciones no le permitían otra cosa, despreciaba los ripios y hastalos consonantes fáciles; y así, las pocas veces que había ensayado lagaya ciencia, se había ido derecho al
Ardían en las arañas de cristal muchas docenas de bujías de esperma;allá, al extremo del salón, sobre una plataforma improvisada, larespetable orquesta de los músicos sedentarios, de los profesoresindígenas, inauguraba la fiesta con una sinfonía de su vetustorepertorio: allí estaba el trompa, refractario al italiano y a laafinación; allí el espiritual violinista Secades, que había soñado conser un segundo Paganini, que había pasado noches y noches, días y días,buscando en las cuerdas, acariciadas por el arco, ora lamentos de amorsublime, ora imitaciones exactas de los ruidos naturales; v. gr.: losrebuznos de un jumento. ¡Sarcasmo de la suerte! El rebuzno lo habíadominado; su arco había llegado a hablar como la burra de Balaam; perola inefable cantinela del amor, los ayes de la pasión sublime, losreservaban aquellas cuerdas para otro arco amante, no para el deSecades. El cual, ya maduro y desengañado, iba prefiriendo su otrooficio de zurupeto, y más atendía ya a la banca
Terminó el concierto a la una de la madrugada, y como era costumbre enel pueblo, en vez de disolverse la reunión, se pusieron a bailar losjóvenes con el mayor ahínco, muy a placer de las señoritas, que sólotoleraban dos o tres horas de música con la esperanza de estar bailandootras dos o tres horas. Emma no pensó en retirarse mientras quedase allíalma viviente. En cuanto a Marta Körner, estaba demasiado ocupada parapensar en el tiempo. ¡Íbale tanto en perseguir las fieras, es decir, enla caza mayor a que se había entregado en cuerpo y alma, que ya ni veíani oía lo que estaba delante; para ella no había en el mundo más que suJuan Nepomuceno, con sus grandes patillas! Desde antes de terminar elconcierto habían hecho rancho aparte, en un rincón de la sala; y allíestaba la alemana enseñándole el alma, y un poco, bastante, de lablanquísima pechuga, al acaramelado mayordomo, futuro administrador dela fábrica de productos químicos. Körner, aunque muy metido enconversación con M
Aquella separación había sido unaamenaza continua, la gota amarga de la felicidad en los días y meses deciega pasión; después un dolor necesario, y hasta merecido y saludable,según pensaba el amante, lleno de remordimientos y de planes morales.Pero al llegar el momento, Bonis sintió que se trataba de toda unaseñora operación practicada en carne viva. Con toda franqueza, yexplicándolo todo satisfactoriamente por medio de una intrincada madejade sofismas, Reyes reconoció que los afectos naturales, puramente_humanos_, eran los más fuertes, los verdaderos, y que él era un místicode pega, y un romántico y un _apasionado_ de verdad. ¡Ay!, separarse deSerafina, a pesar de aquella tibieza con que su espíritu la trataba dealgún tiempo a aquella parte, era un dolor verdadero, de aquellos que aél le horrorizaban, de los que le _daban la pereza_ de _padecer_. ¡Era tanmolesto tener el ánimo en tensión, necesitar sacar fuerzas de flaquezapara aguantar los dolores, los reales! Y no hab
Muchos han escuchado la famosa frase de "Ponerse en los zapatos del otro en los del amor", y piensan que las mujeres son problemáticas en todos los sentidos. Que se viven quejando de todo y por todo. Eso es cierto...Sin embargo, estos dolores de cabeza como a veces le llamamos, se pueden solucionar.¿Que como? ¡Eso es imposible Theo!Pues no lo es. La solución es muy sencilla.¿Que Cual es?Colocarse en sus zapatos por lo menos una vez al mes.No será fácil. Pero tampoco es imposible.Puede que te vuelvas loco. Y más si tienes una novia como la mía. De esas chiquitas pelo largo, que te dan pelea por todo.Uff solo recordarla, me dan ganas de salir corriendo, pero luego me pasa como la Rana Rene:Recuerdo que no puedo vivir sin ella y se me pasa.
Mi novia Keyla es un Robot con memoria ultra infinita para las fechas. Sobre todo, para aquellas que por alguna u otra razón —Porque son innecesarias —, suelo olvidar. Ejemplo: “La primera vez que me tomaste de la mano” ¿Cómo piensa que me voy a acordar de eso? —Bueno si, ustedes dirán que eso nunca se olvida si fue con sinceridad Bla bla bla —. En fin, el punto es que las chicas tienen memorizadas miles de fechas “Especiales” que suponen que el hombre debe recordar. Y cuando esto no sucede, se arma la de Troya. Creen que exagero. Bueno ahí les va una prueba:—Hola mi amor ¿Cómo estás? —, le envió un mensaje por Whatsapp.Está en Línea… 2 segundos de haberlo enviado. Escribiendo…—Hola mi osito bonito. Muy bien. ¿Cómo has estado bebe?Me respondió con dos adulaciones, eso significa que no le ha agradado mi forma de saludarla. Por lo general, todas esperan un “Buenos Días princesa ¿Cómo ha estado la Chica más bella del Universo” Y no digan que no.—Bien princesa —. Le escribo y al punt