Un día como hoy hace 12 meses, 365 días, 48 semanas, 8760 horas, 525600 minutos y 31536000 segundos para ser exactos, la chica más hermosa de la Universidad, Mi Keyla por supuesto. Acepto ser mi novia, después de casi 10 meses de intentos fallidos. Sí, no me da pena decirlo. Estuve todo ese tiempo tratando de conquistarla. ¿Y qué? Como lo pueden notar he pasado de la frienzone —Sacudo las esquinas de mis hombros por el montón de envidiosos que me dirán perro faldero—. Y ahora tengo una preciosa miniatura de novia a la cual presumir.Como han de suponer, tengo que hacerme un lavado de cerebro para poder meterme el chip del novio perfecto por esta noche y hacerla sentir especial.Que, ¿Qué planeo?Ya lo verán…Nah, ni yo me lo creo, estoy despierto a las 4:00 am tratando de pensar cómo hacer feliz a mi novia sin morir en el intento. No se burlen de mí que la estoy pasando mal chicas… Solo los machos pecho peludos como yo lo entenderán.Bueno, creo que le enviare un mensaje. No es mi int
No sé si se preguntan, por qué trato de entender a mi novia. El hecho es que les comentare un poco del asunto. <
Dobles intenciones¿Los chicos sentirán las mismas mariposas cuando se enamoran?—Por supuesto que ¡Yes!¿Cerramos los ojos cuando besamos?—Algunas veces…¿Pensamos en ellas todo el tiempo?—Las 24/7¿Nos preocupamos por nuestra manera de vestir?—Yo si ¿Qué creían?¿Nos gusta que nos mimen?—La pregunta es ¿a quién no le gusta que lo mimen?¿Lloramos por cursilerías?—No Obvio. Bueno a veces. Está bien un poco. ¡Agh ya! Yo sí.¿Estoy diciendo mentiras?—Nou, ni una, bueno una. ¡Bien dos!—¿Amor que haces? —. Salte del sofá rápidamente escondiendo la libreta debajo de la mesa.—Nada pequeña ¿Y tú?Alzo una ceja. Lo que significa que ha activado el radar de mentiras.—Te aseguro que nada ven aquí—. La siento a mi lado mientras beso sus tiernos labios.—Supongamos que te creo—. Me dijo sonriendo. Ósea que no me creyó. Solo que trato de disimular lo que de seguro averiguaría después para echármelo en cara lo que me quedara de vida.—Y bien ¿Qué haremos hoy?—Esta semana hay una fiesta q
Dobles intenciones¿Los chicos sentirán las mismas mariposas cuando se enamoran?—Por supuesto que ¡Yes!¿Cerramos los ojos cuando besamos?—Algunas veces…¿Pensamos en ellas todo el tiempo?—Las 24/7¿Nos preocupamos por nuestra manera de vestir?—Yo si ¿Qué creían?¿Nos gusta que nos mimen?—La pregunta es ¿a quién no le gusta que lo mimen?¿Lloramos por cursilerías?—No Obvio. Bueno a veces. Está bien un poco. ¡Agh ya! Yo sí.¿Estoy diciendo mentiras?—Nou, ni una, bueno una. ¡Bien dos!—¿Amor que haces? —. Salte del sofá rápidamente escondiendo la libreta debajo de la mesa.—Nada pequeña ¿Y tú?Alzo una ceja. Lo que significa que ha activado el radar de mentiras.—Te aseguro que nada ven aquí—. La siento a mi lado mientras beso sus tiernos labios.—Supongamos que te creo—. Me dijo sonriendo. Ósea que no me creyó. Solo que trato de disimular lo que de seguro averiguaría después para echármelo en cara lo que me quedara de vida.—Y bien ¿Qué haremos hoy?—Esta semana hay una fiesta q
RupturaHace dos meses, Keyla tuvo uno de sus repentinos ataques de celos y rompió conmigo. No es lo que piensan, yo no metí la pata. Bueno, no mucho. La cuestión es que, desde entonces, me he sentido fatal al no estar con ella. Y a pesar de que le he pedido disculpas unas cien veces ella se niega a aceptarlas.Sé que piensan que algo tuve que haber hecho para que me dejara. Pero no fue así. Les resumiré la historia: En clase de Calculo, mi compañera de trabajos me ofreció ayuda en cuanto a unas clases privadas, porque me iba de lo peor. Y yo, por supuesto que acepte. —Las clases eran gratis—, así que obviamente que no deje pasar la oportunidad. Entonces mi querida novia; corrijo, ex novia —por ahora—, se enteró y comenzó a hacer cálculos y a sacar conclusiones que no eran para nada acertadas. Así que me obligo a que le dejara de hablar a mi compañera. Cosa que no iba a hacer, porque primero, no estaba haciendo nada malo, segundo, jamás la engañaría de alguna forma que la pueda lastim
Un día antesMi novia y yo habíamos terminado hacia dos meses y habíamos acordado en mantenernos lo más alejados posible uno del otro, hasta aquel día en el que la encontré sentada en mi cama con mi diario en sus manos. Estaba vestida informalmente con unos pantalones de mezclilla y una blusa de tirantes color rosa pálido, su largo cabello estaba recogido en una alta coleta que dejaba al descubierto sus finos y delicados rasgos faciales. Sus labios estaban más rosados que nunca y sus ojos estaban tan perfectamente delineados que su verde esmeralda me traspasaba el alma.—¿Qué estás haciendo? —. Le pregunte caminando hacia a ella, para quitarle mi diario.—¿Cuánto tiempo llevas estudiándome?—¿Estudiándote?—Si. Estudiándome. No te hagas el idiota—. Levanto el diario y lo señalo.—Mira, no tenías por qué leer mis cosas y además…—Así que crees que nuestra vida es muy difícil.>—Oye, Key, de verdad no sé si me siento cómodo
Después de pasar toda la noche pensando en lo que había pasado el día anterior me dormí. Y como no, soñé con miles de brujas con la cara de mi Key —Mi ex Key—, cabe destacar. El hecho fue que toda la noche no tuve oportunidad para despertar pues después de un sueño venia otro y otro convirtiendo el motivo de mis sueños en la peor de mis pesadillas.Finalmente, la vida se apiado de mí y desperté. No sabía exactamente por qué, pero sentía mi cuerpo liviano y diferente. Me estiré un poco para levantarme y abrí lentamente los ojos. Ja, todo había sido un mal sueño. Las brujas no existen ¡Que locura! Lleve mis manos a la cara para restregar mis ojos y entonces algo me rasguño el parpado. Abrí los ojos y mire mis manos y tuve que parpadear dos veces para que mi cerebro asimilara lo que estaba viendo.¿Uñas postizas color rosa?Espera un momento…Revise mi otra mano.—Esto no es mío.Sentí el pánico correr por mis venas.¡Esto no podía estar pasando!Theo, no te alteres. Estas en otro sueño.
En este instante mi corazón no sabe que hacer. Jamás pensé llegar al punto dónde no saber si aceptar que yo no estoy en sus zapatos o no.Me siento extraño . ¿Por qué el amor nos duele tanto? A veces es tan efimeromYo pase toda la vida poniéndome en los zapatos de mis hermanas. A veces me resultaba difícil pero viendo cómo estaba el mundo yo quería que se sintieran especiales.Y eso le quería hacer ver a Keyla. Que ella era por más defectos que tuviera la mujer más especial del planeta. No. No era tan difícil.Pero cuando alguien solo ve su propio beneficio, no hay vuelta atrás. Yo siempre me puse en sus zapatos, pero ahora bien ¿Alguien se ha puesto en los míos?