Cap:02 Me perteneces

ADELAIDA:

Mis ojos no dejan de mirar al hermoso hombre de piel morena y ojos grises.

Debe de medir un metro noventa o más… Sus fuertes brazos bajo la ropa se dejan notar al igual que su pecho.

Mis ojos escanean su rostro y lo primero que miro son sus labios… Mmm, carnosos y sabrosos.

—Es hora de partir señor.

Interrumpe mi escrutinio un albino que me mira con interés.

—Buenos días mi lady.

Me saluda con educación y lo devuelvo igual.

—Buenos días mi lord.

Digo haciendo una leve reverencia y este asiente para después ambos marcharse.

No despego la vista de la ancha espalda del moreno y este me mira por encima del hombro para luego sonreír de medio lado y desaparecer de mi vista.

—Me alegra de que no haya ido muy lejos mi lady, no encontré nada, tendré que volver en otro momento.

Dice sin dejar de mirarme con evidente lascivia en sus ojos.

Respiro profundamente y luego le muestro mi mejor sonrisa.

—No se preocupe alteza, será para otra ocasión.

—Si, será para otra ocasión.

Dice brindándome su codo y yo lo tomo sin muchas ganas.

Luego de haber dado una larga caminata y haber escuchado todo el parloteo del príncipe… Al fin decide llevarme a casa.

—Gracias por el paseo alteza… Estuvo maravilloso.

Digo sonriendo lo más que puedo y el príncipe asiente feliz.

—Me alegra que le haya gustado… Mi lady, si me permite me retiro.

Dice y yo asiento haciendo una exagerada reverencia.

—Espero que llegue con bien a su hogar su alteza.

Tal vez se vaya por un barranco.

Pienso con una sonrisa mental.

—Gracias mi lady… No vemos.

Dice y su mayordomo cierra la puerta de su carruaje y ambos juntos a un grupo de guardias se marchan.

Cuándo los pierdo de vista, dejo caer mis hombros y respiro con fastidio.

—Hijo de su…

—¿Qué piensabas decir?

Interrumpe mi madre y arrugo el ceño.

—Nada.

Hablo con fastidio para luego retirarme a mi habitación sin importarme sus horribles gritos que inundan la mansión.

En otro lado, un moreno de ojos grises avanza en un lujoso carruaje pensativo.

—Zacary.

Lo llama este con voz profunda al hombre a su lado.

—¿Que se le ofrece señor?

Pregunta el chico atento a cada palabra.

—Investiga a la chica, quiero saber todo de ella.

Dice él sin despegar los ojos del albino.

Zacary frunce el ceño y lo mira dudoso.

—Disculpe señor, pero ¿Qué chica?

Pregunta y el moreno le da una mala mirada mientras frunce el ceño.

—De acuerdo, de acuerdo… Hablas de esa chica, aquella rubia… ¿Cómo se llama?

Pregunta el albino y el moreno se encoge de hombros.

—No lo sé… Para eso te tengo a tí, para que investigues quien es, y me des su nombre.

Habla para luego cerrar los ojos.

El chico se queda confundido y mira a su señor con ojos abiertos y confundidos.

—Tengo una duda señor… ¿Por qué quieres saber de ella? ¿Lo ofendió?

Pregunta con curiosidad y duda.

—No Zacary… Esa bella dama me pertenece.

Dice con una sonrisa maliciosa que deja al pobre chico más confundido.

—¿Le pertenece? Pero señor… Si usted se va a casar con…

Una mala mirada hace que el chico se calle.

—No me cuestiones y sólo haz lo que te digo.

Habla con voz seca y Zacary asiente.

—Somos amigos… No entiendo por qué me trata peor que un perro.

Murmura balbuceando.

—Puedo escucharte.

—Lo sé.

Responde el chico cruzándose de brazos.

Mientras todo esto ocurre en el reino Diamond un hombre con apariencia desaliñada arrastra una espada llena de sangre.

—Mi señor.

Sale el mayordomo a recibirlo con rostro tranquilo mientras hace seña para que prepare un baño para su rey.

—Quiero todo en orden, y encárgate de buscarme una de las mejores putas que tengas.

Dice con voz seca y sube las escaleras lentamente mientras mira a todo a su alrededor con una sonrisa siniestra.

—Hijo… ¿Qué te pasó?

Pregunta su madre alarmada y este solo ríe acercándose a su madre y la toma por el mentón.

—No me pasó nada madre, solo maté a unos cuántos para desestresarme por todo el trabajo que tengo que hacer.

Dice como si estuviera hablando de algo no muy importante.

Su madre lo mira con ojos abiertos.

—Otra vez… No puede ser… ¿Qué te he dicho de asesinar personas? Estás arruinando este reino y nuestros planes James.

Le grita su madre y este la toma por el cuello ejerciendo un poco de fuerza.

—Te he dicho que no te metas en mis asuntos madre… La única razón por la cual continuas con vida, es por qué te necesito, o de lo contrario te habría matado al igual qué papá.

Dice para luego soltarla con brusquedad.

La mujer cae al suelo mientras respira con dificultad y aprieta los puños.

—No te enojes madre, no es personal.

Dice para sonreír de medio lado y pasar por su lado.

—Rodrigo.

Lo llama este y el mayordomo lo sigue de inmediato con dirección a su despacho.

—Mi señor.

Habla Rodrigo con la cabeza baja.

—Quiero infiltrados en el pueblo de los lobos, quiero saber todo lo que pasa allá.

Dice tomando asiento y cruza sus piernas.

—Señor, esas tierras están muy vigiladas, es imposible ser penetrada.

—Sé que las tierras de mi primo está vigilada Rodrigo, quiero vigilantes sea como sea, no puedo permitir que haya dos gobernantes en un solo reino… Las informaciones me dicen que más personas se están uniendo a esas bestias.

—Así es señor, todo el pueblo dice que las tierras de las bestias son más prósperas que estás.

Dice el mayordomo y James lo mira con ojos asesinos.

—Ya veo… Es hora de hacer nuevas alianzas con el reino Esmeralda… Conozco a alguien que es perfecto para mis planes.

—¿No sería muy arriesgado señor?

Pregunta el mayordomo.

—Para nada… Es el plan perfecto… Toma envía esta solicitud de matrimonio al duque Ivanov, es hora de hacer nuevas alianzas.

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